Después de pasar casi todo el día en
Yokohama con la banda, nuestras protagonistas regresan al edificio comentando
detalles del color local, sobre lo que vieron o saborearon. Megg y Charlotte aprovecharon
para preguntar a Selenia porque no iba con los muchachos por el trabajo, pero
ella se limitó a responder que su jefe no quería que fuese ella también.
Cuando las tres llegaron al edificio y
saludaron a las demás chicas, subieron a su habitación para cambiarse antes de
que sirvan la cena.
Charlotte: (golpeado la almohada repetidas
veces, en actitud de berrinche) Sobrina las pelotas... ¡Estúpido! ¿Cómo me va a decir eso? ¡Idiota!
¡Idiota! ¿Por qué no te golpee?
Megg: (a Selenia, pues tiene miedo de
acercarse a Charlotte) ¡Qué le pasa?
Selenia: (con mucha tranquilidad) Akihide
se mandó la gran tío y adopto a nuestra dulce amiga como sobrinita.
Megg: (sorprendida) ¿En serio? Que
sonsin... Es más bobo de lo que imaginaba.
Selenia: (rodeando los hombros de la rubia)
Sos tan dulce, Megg. Yo mentalmente me acorde hasta de su tatarabuela...
Charlotte: (enojada) ¡Ni lo mencionen!
Tengo tanta bronca que no me cabe en el pecho. (Ahorca a la almohada como si se
tratara d Akihide). ¡Idiota!
Sus amigas la miran pasmadas, pues no saben
cómo disminuir su rabia ni que palabras decirle para mejorar su ánimo. Calmar a
Charlotte en situaciones similares era para ellas como un conocimiento que
escapaba de sus posibilidades, no querían decir alguna frase que fuese luego comprendida
de mala manera y que profundizara el mal humor de la pelirroja... ¿Qué hacer,
que decir?
Selenia: (simulando mucha seguridad) Calma,
calma. Estoy segura de que Aki-san debe estar agarrándose la cabeza en este
momento mientras se pregunta cómo hará para arreglar semejante macana.
Charlotte: No sirve que lo sienta ahora si
ya se mandó con semejante estupidez. (Se sienta sobre la cama) Pero mi
paciencia tiene un límite. Yo me aguanto que sea lerdo y no entienda mis
indirectas, pero esto ya no. Solo quisiera saber qué le dijo Ximena, qué tan
grave habrá sido para que diga semejante tontería.
Megg: (invadida por el mismo deseo de
ahorcar que sentía Selenia) ¿Ximena? ¿Qué hacia esa tipa en Yokomaha?
Selenia: Yokohama, Megg. Yokohama.
Megg: Aish... Sorry. Yokomaha.
Charlotte: (entre risas) Ay, Megg sos un
amor. Es Yokohama. (Seria nuevamente) Si. la turra esa estaba por ahí,
apretando a Akihide como a un pomo y diciéndole quien sabe que barbaridades.
Antes de que Megg y Selenia puedan expresar
libremente su desprecio hacia la mujer morena que arruino el paseo de
Charlotte, entraron Maya, Tsugumi y Atsuko como caídas del cielo para sumarse
al tema de conversación: Hablar mal de Ximena.
Atsuko, Maya y Tsugumi: (al unísono) Yaa
[1] O genki desuka?
Charlotte: Maamaa desu... [2]
Megg: Okage de genki desu [2].
Selenia: Totemo genki desu [2]. Anata tachi
wa? [3]
Charlotte: (con toda intencion) ¿Así que
estas muy bien, eh? Quién lo diría...
Megg: (sigue la broma) ¿La pasaste bien con
Daigo san?
Selenia: Con tal de comer bien y gratis soy
capaz de aguantar hasta al Hitler. Además, gracias por recordarme que ustedes
me abandonaron por irse atrás de sus chomas... y miren nada más como les fue.
Atsuko: (antes de que Charlotte y Megg
salten a protestar por las irritantes palabras de Selenia, como ve que la
charla no va por buen camino decide intervenir) A nosotras también nos fue
bien. Yo vengo con excelentes noticias.
Las cinco muchachas olvidaron la incipiente
discusión para sentarse alrededor de Atsuko, esperando enterarse de todos los
pormenores acerca del pago de la deuda. Después de haber trabajado todo el
sábado para juntar el dinero suficiente, participando en un feria por el día de
las niñas, en la cual vendieron comida (Okonomiyakis al estilo argento, según la
morocha protagonista, que causaron mucha curiosidad y fueron un éxito) y
ayudaron a capturar a los pervertidos... usando a Charlotte y Megg de carnada,
y a Selenia como reparte golpes (su especialidad), el día termino muy tarde
para ellas pero lograron su objetivo: juntar los dos millones de yenes (aunque consiguieron quinientos mil más), y
durante el domingo, sus amigas japonesas partieron a reunirse con sus familias
como cada semana. Al igual que nuestras protagonistas, regresaron por la noche.
La buena noticia que llego junto con Atsuko es que no solo ya no había deuda,
sino que además su padre recupero el trabajo. Resulto que la empresa cometió un
error, así que decidieron recontratarlo para evitar la demanda, y le aumentaron
el sueldo, así que su familia ya no ve necesario que ella siga trabajando como
mesera.
Atsuko: (como conclusión) Dije que lo
pensaría camino al edificio, pero... No puedo imaginar mi vida sin AoRingo, o
sin practicar canciones. Creo que me moriría del aburrimiento con ese tiempo
libre.
Haruko [compañera de edificio]: (abriendo
levemente la puerta) Chicas, ya van a servir la cena.
Selenia: (se pone de pie de un salto y
corre hasta la puerta) ¡Comida!
Las demás muchachas las siguen, y una vez
que llegan al comedor, toman asiento, juntan las manos para decir Ittadakimasu,
y comienzan a comer oyakondori [4], yakitori y tsukemono, conversando sobre
Yokohama, escuchando las recomendaciones para futuras visitas a la cuidad, todo
eso mientras tienen el sonido de la televisión de fondo. La portera pasa de un
canal a otro, hasta que algo llama su atención: la noticia de que capturaron a
un pervertido que se metió al baño de mujeres justo en el museo del curry en
Yokohama. Una de las chicas que estaba en el lugar en el momento en que el sujeto
apareció pudo detenerlo y reducirlo rápidamente. Cuando el reportero se acercó
a pedir su testimonio, remarcaron la figura de alguien tras ella: Daigo Naito.
Las muchachas nada de esto veían, solo escuchaban al presentador de la noticia,
pero aquel dato les resulto curioso, y decidieron prestar atención sonora y
visual, todas excepto Selenia, muy entretenida con la comida de su plato y
robando bocadillos a sus vecinas (el que se fue a Sevilla perdió su silla,
¿no?).
Reportero: Señorita, por favor, cuéntenos
que fue lo que paso y como pudo reducir al delincuente.
Selenia: Bueno... Yo estaba en el baño...
estaba en el baño. Y de repente escuche un montón de gritos, abrí la puerta y
vi al tipo ese amenazando a las demás con un cuchillo. Su cara de baboso me dio
asco, así que...
Reportero: ¿Cara de baboso?
Selenia: Así es. Como te decía, me acerque
disimuladamente y le patee la navaja. Cuando el tipo la soltó, lo patee
nuevamente, pero en el trasero y salió corriendo. Fue muy gracioso perseguirlo
(risas). Yo gritaba: Alto ahí, pervertido; y el resto de la gente también
corría. Casi lo pierdo de vista, pero al final lo encontré.
Reportero: ¿Qué siente usted al saber que
ha ayudado a atrapar a un delincuente que ya tenía aterrorizado al barrio?
Selenia: Wow, ¿en verdad hice eso? ¿Puedo
enviar un saludo? Me prestas el micrófono (como ve que el reportero se lo cede,
lo toma entre ambas manos y por primera vez mira directamente hacia la cámara)
Quisiera mandar un saludo a mis amigas y... a Arashi! Soy su fan! Especialmente
de Ninomiya Kazunari. Mantente saludable, Kazunari. Gambatte kudasai.
Ahora aparece en pantalla el presentador
del programa y mira atentamente a los miembros de Arashi que se encuentran en
el estudio en ese momento, quienes se muestran desconcertados. Mientras el
carismático Matsumoto Jun responde que él quiere tener una fan heroína, y los
otros tres miembros asienten entre risas, Kazunari observa la repetición sin
sonido, murmurando un "Moe" que no se escucha pero es evidente, hasta
que es presionado a punta de amistosos codazos a responder a la muchacha que
salía en la nota.
Kazunari: (mirando a la cámara, con una
breve reverencia) Arigatoo gozaimasu. (Esto despierta las risas de los
presentes) Yo como sano y hago ejerci... Soy muy tímido (concluye cubriéndose
la cara)
Saori Tomoe (conductora invitada): Decile
algunas palabras más a Se-chan (ante el desconcierto de los demás) Hable un par
de veces con ella y es una persona muy agradable.
Kazunari: (haciendo caso) Se-chan mo!
Gambatte kudasai!
El resto de los presentes en el programa
comenzó a reír mientras Kazunari parecía incomodo o avergonzado, algo similar
paso en el comedor del edificio de chicas. Luego decidieron molestar a Saori
preguntando por los rumores que la habían vinculado a Daigo, rumores que ella
negó sin muchas dificultades, ya que, al igual que Selenia en su momento,
entendían todo como un romance. Posteriormente hablaron un poco sobre el Spring
Fest en el cual se presentaría Arashi. Entre tanto, las muchachas en el comedor
felicitaron a la heroína de Yokohama por su valor y por recibir saludos de
Ninomiya. También preguntaron si en verdad existió un amorío entre Saori y
Daigo, pero nuestra protagonista respondió que no (porque era la verdad) y dio
fin al asunto.
Después de la cena, cuando fueron a sus
habitaciones y las seis chicas, nuestras protagonistas y sus amigas entraron al
cuarto de las extranjeras para continuar la charla. La primera que comenzó a
contar sus aventuras en Yokohama fue Selenia, desde el terrible momento en el que
fue abandonada por sus amigas con Daigo Naito, hasta que se separó de este y
encontró a Charlotte y Akihide. Resultó que los dos decidieron pasar por
Landmark Tower y vieron el Monte Fuji (eso sí, de lo que allí paso, ni media
palabra) pero como no los encontraron salieron hasta el Chinatown y el museo
del curry, lugar donde enfrento al pervertido.
Cuando observaron el ocaso... El vocalista quiso ir al puerto y ella al
museo, regañándose a sí misma por no pensarlo antes, así que tomaron distintos
caminos.
Tsugumi: ¿Eso es todo? ¿Acaso no hablaron
de algo en el camino?
Selenia: Estábamos muy concentrados en la
búsqueda.
Atsuko: Charotte, Meggara, me parece un
poco mal que hayan abandonado a Serenia con Daigo-san, sabiendo que no se
llevan bien.
Charlotte: No lo digas como si lo
hubiésemos planeado, solo salió así. (a Selenia) ¿Y Daigo te pregunto en algún
momento por lo del viernes?
Selenia, apenas escucho esa pregunta,
recordó lo que ocurrió en el ascensor y se llevó inconscientemente una mano
hasta la oreja izquierda, tratando de largar el No que se le atascaba dentro de
la boca. Las demás, intrigadas a mas no poder, insistían con mil preguntas que
ella no pensaba contestar y casi se le abalanzan encima, hasta que por fin
rompe el silencio exclamando "Como me abandonaron a mi suerte ahora no les
cuento nada" y se disculpó con las que no fueron al paseo por no poder
despejar sus dudas. No contentas con esto, obligaron dificultosamente a Selenia
a que saque la mano de su oreja, pero allí no había rastro alguno. Desesperadas
por completar la historia, comenzaron a lanzar un montón de posibilidades
alocadas y pervertidas para enfurecer a la morocha y hacer que confiese, aunque
ella, experta en ese truco, no les dio importancia, incluso comenzó a retrucar
con propuestas mucho peores, que llegaron hasta lo sádico y provocaron algún
que otro grito de miedo. Para compensarlas, Selenia les regalo unos dulces
chinos que compro durante el recorrido.
Ya más tranquilas, las muchachas escucharon
el tierno y dulce relato de Megg sobre los museos, el puerto, y de cómo Shinpei
la dejo al cuidado de Daigo mientras él iba a visitar a su novia muerta.
Durante el paseo en bote, el vocalista, ante la insistencia de su compañera,
relato un brevemente lo que sabía sobre la tal Kari, deteniéndose en el momento
en el que la rubia se conmueve hasta las lágrimas, pero se contiene cuando el
líder de Breakerz la amenaza con tirarla del bote si no se calmaba. En esta
parte las chicas se indignan, excepto Selenia, que solo ríe mientras dice:
"Quiero verlo intentando eso. Sus brazos se quebraran por tu peso".
Con esta divertida frase, calma los ánimos de las demás y Megg continua su
aventura contando que al terminar el paseo, en un ataque de gentileza, Daigo
decide regalarle las plumas que antes había reclamado y marchan hasta el Kyodo
no mori cuando ven llegar a Shinpei.
Llega luego el turno de Charlotte y su
indignado relato. Pero antes, entrega los regalos a sus amigas: una kazaka con
abertura frontal para Selenia, otra con abertura lateral para Megg, una hebilla
para el largo cabello de Tsugumi, una estatuilla de buena fortuna en el
matrimonio para Maya y un adorno para Atsuko, que según el Feng Shui atrae la
concentración (o algo así). Recibidos los obsequios y los agradecimientos, la
pelirroja comienza a hablar directamente desde el momento en el cual llegan a
Landmark Tower y ella va al baño, mareada por el ascensor. No sabe en qué
momento apareció la víbora de Ximena (según sus palabras) ni de que hablo con
Akihide, ya que cuando ella los vio, aquella descarada se le abalanzo encima y,
aparentemente, intentaba besarlo, así que los aparto como pudo antes de pedir
explicaciones. El guitarrista, muerto de vergüenza, no supo que decir, por lo
cual lo hizo la otra mujer. Se inventó que trataba de convencerlo de ir a una
fiesta o algo así. Charlotte la despacho rápidamente y pregunta al pelilargo
protagonista si se sentía bien. Él se disculpó con ella, innecesariamente y
prefirió abandonar el lugar sin ver el monte Fuji.
El resto del tiempo lo pasaron en el museo,
distrayéndose con las pinturas y esculturas, el diseño audaz y llamativo.
Finalmente pasaron por la cafetería... y a Charlotte no le quedó más remedio
que contarles exactamente lo que sucedió, en especial el momento en el cual él
le pide que lo trate como a un tío, algo que produce más indignación que el
egoísmo de Daigo.
Atsuko: (a modo de conclusión) Es un
imbécil... ¿Qué es lo que admiras de él, Tsugumi?
Tsugumi: (pasmada) Solo su talento...
Extiendo que tenga edad para ser tu tío, pero...
Maya: Es que ni la edad ni nada. ¿Cómo
puede decirle eso a estas alturas?
Selenia: (en tono divertido) Justo por él
lo decís. (Seriamente) Ahora bien, no es tan tirado de los pelos si uno lo
piensa. Aki-san tiene treinta y tres años, Charlotte veintidós... él no está
para jodas, ella sí.
Charlotte: (desconcertada) ¿¿Cuánto
dijiste?? ¿Veintitres?
Megg: Yo escuche sanjuusansai [5]...
Charlotte: (más desconcertada) ¿Sanjuu?
¿Segura?
Selenia: Que si... No sé si será vampiro,
pero tiene esa edad. San-juu-san-sai desu.
Tsugumi: Seguramente siente miedo de estar
tan cerca de una jovencita.
Selenia: No sería raro que se sienta un
viejo verde (risas) Pero que bueno que no se mandó un "Trátame como a un
padre" (a excepción de Charlotte, las demás ríen) ¿Lo imaginan?
Charlotte: No se rían... Esto no es
gracioso... Me siento como una lolita... (Se tira sobre su cama) Es todo, ya me
deprimí.
Las muchachas intentan animar a Charlotte,
pero esta hace oídos sordos a todo lo que dicen, mientras intenta pensar. Si Akihide
tenía esa edad... ¿Por qué actuaba con tanta inseguridad frente ante las otras
personas? No, eso solo sucedía con ella, pues podía jugar tranquilamente con
Selenia, y en el rodaje del videoclip se comportó con mucha soltura (hasta
resulto seductor). Frente a las fans no parecía nervioso. Lo mismo pasaba con
Ximena... ¿Porque con ella? De repente, fue expulsada de sus pensamientos por
las palabras de Tsugumi.
Tsugumi: Aki-san quiere ser padre antes de
los cuarenta. O sea, está buscando a la madre de sus hijos.
Selenia: Si los tiene con Charlotte, va a
mejorar la raza, eh?
Tsugumi: En un reportaje dijo que quiere
tener unos tres o cuatro hijos.
Atsuko: (mientras cuenta con los dedos)
vocalista, guitarrista, bajista y baterista... Va a tener una banda completa.
Megg: Breakerz-chan.
Charlotte: (rozando el mal humor) Tengo
sueno. Vayan a dormir. (Se levanta y corre hasta el baño)
Selenia: (a las demás) Les dije que eso la
volvería en sí.
Para cuando Charlotte regreso al cuarto,
Maya, Tsugumi y Atsuko ya se habían ido y Selenia y Megg estaban cambiadas y
listas para, después de ir al baño, acostarse a dormir. Una vez que todas están
listas, apagan la luz y duermen hasta el día siguiente, un lunes, en el cual ya
no encontrarían a los muchachos. Esto les resulto un poco pesado, sobre todo a
Selenia, quien se sentía como alma en pena andando por ZR sin molestar o ser
molestada, o sin Obatta dando órdenes de aquí para allá. Solo se limitaba a
entregar fundas de ropa y seguir las instrucciones que el jefe de vestuario
dejo para ella.
En cuanto a Megg, se le hizo raro no ver a
Shinpei entrando en la cafetería como todos los días, buscándola con la mirada
mientras sonreía confiadamente. La jornada exenta de aquella cotidianeidad se
volvía muy pesada, sobre todo porque sentía que unos sujetos extraños
observaban todos y cada uno de sus movimientos. Estaban sentados en la misma
mesa que ocupaba el guitarrista de lentes, pero el aspecto sospechoso que
tenían no le inspiraba ni la menor confianza. Si iba a un lado, ellos dirigían
los ojos hacia ese sitio, si se acercaba a la barra, no iba sola ya que las
miradas de esos hombres la acompañaban. Lo peor de todo es que jamás se
marchaban. Desde que llegaron, además de vigilarla, permanecieron allí toda la
tarde hasta que terminó su turno y debía regresar al edificio.
Una vez que la rubia abandono el salón para
cambiarse en la oficina y regreso para retirarse, los sujetos desaparecieron…
Al fin podía respirar tranquila aunque fuese por un breve momento. Y digo breve
porque lo fue: apenas salió de la cafetería y piso la vereda, reconoció a los
hombres parados en la cuadra de en frente y ya resultaba muy evidente que
estaban observándola con sumo descaro… “Selenia… Es mejor ir a ZR para
esperarla y que me acompañe”. No lo pensó dos veces y se puso en marcha, giró
hacia un costado para comenzar su camino, pero tropezó con alguien que iba en
la dirección contraria.
Megg: (apenada, levanta la cabeza para
disculparse) Gomen nasai… ¿Eh? (reconoce a la persona con la cual tropezó) ¿KyunHo
san? ¿Estás bien?
KyunHo: (acompañándose de una pronunciada
reverencia) Meggara san, Gomennasai. Yo soy quien se disculpa. Estaba
distraído.
Megg: (vislumbrando una posibilidad: tal
vez él podría acompañarla hasta su destino) ¿Vas al edificio para visitar a
Maya?
KyunHo: Chigaimasu [6]. Selenia san [7] me
pidió que pase por aquí para acompañarte al edificio.
Megg: ¿Selenia? ¿Es que ustedes se conocen?
KyunHo: Si ella no te lo dijo, creo no ser
el más apropiado para contarte por qué. Solo quiero pedirte que me permitas
acompañarte, si no existe algún problema.
Megg: (un poco inhibida por tanta
formalidad) Claro, no tengo problema.
Sin tiempo que perder, Megg inició su
regreso al edificio, acompañada de cerca por KyunHo, quien, por algún extraño
aspaviento, no caminaba a su lado sino un poco atrás, casi como un
guardaespaldas. Nuestra rubia protagonista no sabía bien cómo reaccionar, pues
le incomodaba tener a alguien detrás de ella, pero… no sabía cómo pedirle que
caminara a su lado. Si marchaba con lentitud, él hacía lo mismo, pero si
avanzaba rápido y luego se detenía por un segundo para dejarse alcanzar, aquel
joven mantenía la prudente distancia. Este KyunHo era más tímido de lo que
parecía… o de lo que Maya había dicho. En cuanto a la charla, ni hablar… A
cualquier pregunta contestaba con puros monosílabos o frases cortas. Le
pregunto sobre Corea del Sur, y solo dijo que era un país bonito, sobre Seúl
respondió algo similar… Ni de cultura o comida obtuvo algo significativo, solo
que algún día les invitaría Kimchi, prepararía una buena cantidad y la llevaría
al edificio, y que los japoneses lo miraban raro por abrir las puertas para que
pasen las mujeres. Su última alternativa era intentar con la música. ¿Diferente
resultado? No, para nada. Megg mencionó a sus bandas favoritas, Miss A y
Sistar, pero no compartían los gustos. KyunHo gustaba del Rock fuerte y
brillante más que del Kpop, por eso prefería la música japonesa y acudía con
frecuencia a los recitales. ¿Le gustaba el rock? Por fin una buena señal.
Megg: ¿Conoces a una banda llamada
Breakerz?
KyunHo: Si. Pero no es de mis bandas
favoritas. Sus canciones son muy… como decirlo… muy sucias. ¿Te gusta esa
banda, Meggara-san?
Megg: (recordando que ella no conocía muy
bien los temas de Breakerz, solo escucho algunos que Selenia le había mostrado
y nunca se concentró demasiado por entender lo que decían) Yo... No soy de
escuchar Rock, pero ellos no me caen mal.
KyunHo: (apenado) Una parte de sus
canciones es… así. Pero también tienen canciones sensibles e interesantes, como
Nanzenkai Nanzenkai [algo así como rezaré]. Espero no haberte ofendido diciendo
que no me gusta el Kpop, pero realmente es así. Me aterra un poco tener que
acompañar a Maya al recital de Big Bang del mes próximo.
Megg: (muy atenta) ¿Big Bang viene a Tokyo?
No lo sabía.
KyunHo: ¿También te gusta esa banda?
Megg: Si. Entre las Boybands son una de mis
favoritas, aunque no conozco muchos grupos masculinos. ¿Habría algún problema
en que vayamos con ustedes?
KyunHo: ¿Por qué estas usando plural?
Megg: Porque seguramente Charlotte querrá
venir conmigo, y Selenia también. Aunque no es muy fan, simpatiza con el Kpop.
Kyunho: (reflexivo) Supongo que si va
Selenia-san no me sentiré tan extraño entre las fans… Sera Bueno que nos
acompañen.
Megg: (pensando) “¿Por qué habla de Selenia
de esa forma? ¿De dónde se conocen estos dos?” (A KyunHo) Yo le preguntare a
Maya…Por cierto… Omedetoo gozaimasu (ante la mirada extrañada del joven, siente
que tiene que ser más clara) Maya nos contó de los planes de boda, así que…
Omedetoo. Ella es realmente divina y muy linda, así que creo que será una buena
esposa.
KyunHo: (Sonríe con timidez y se cubre la
boca con la mano mientras tiene los dedos flexionados hacia adentro) Hontoo ni…
arigatoo gozaimasu [8]. Lo lamento mucho por los hombres japoneses, pero desde
que vi a Maya supe que quería que sea mi esposa… supongo que fue porque la
conocí en un recital de una banda de Heavy metal.
Megg: Que lugar para conocer a la esposa…
KyunHo: No creo que sea malo… Los esposos
deben ser compatibles y tener gustos similares.
Mientras sucedía esta charla, ya habían
llegado hasta el edificio, en cuya entrada estaban esperando tres hombres…
¡Tres hombres! ¿Eran los extraños sujetos del café? No. Casi al instante pudo
reconocer Megg la sonrisa de piano que siempre lucia Hernán, así que los otros
dos seguramente eran sus amigos, entre ellos el tal Jonathan. El muchacho de
amplia sonrisa, al ver a nuestra protagonista, corrió a saludarla con mucha
simpatía, y ella lo recibió de igual forma, pero él se puso tenso al ver que
KyunHo la acompañaba.
Hernán: (de forma intrigante) ¿Qué haces
con este coreano?
Megg: ¿Cómo sabes que es coreano?
Hernán: (a KyunHo) ¿Podes decir lalala?
KyunHo: (repite extrañado) ¿Lalala?
Hernán: (nuevamente habla a Megg) ¿Ves? Un
japonés no puede hacer eso.
Megg: ¿Por qué están ustedes tres acá?
Hernán: Diego sabe la dirección porque la
tal Selenia se la dio, Jonathan necesita hablar con le pelirroja amiga tuya… y
yo vine de metido, nomas.
Megg: Tenés esperanza de que salga Atsuko,
¿no?
Hernán: ¿Ella vive con ustedes?
Como llamada por el destino, justo salen
Atsuko y Tsugumi del edificio, murmurando con voz clara que tenían que hacer
compras (es decir, que la primera tenía que acompañar a la segunda), y al dar
media vuelta, se encuentran sorpresivamente con ese recargado panorama. Apenas
saludan a Megg y KyunHo con la vista cuando ya se tropiezan con los otros
muchachos. Está de más decir que cuando la seria joven japonesa distingue al
pesado que ronda AoRingo, retrocede un paso y quiere regresar al interior del
edificio, pero es frenada por su compañera, quien insiste en ser acompañada ya
que no está Selenia.
Por su parte, Hernán se les aparece
enfrente con suma rapidez y se ofrece a acompañar a ambas, pero Atsuko se niega
y empuja levemente a Tsugumi para que vaya con él, diciendo que ahí tenía
compañía. El muchacho, mientras insiste en que no tiene problema en ir con las
dos, y esta vez la chica más alta fue la que rechazó la idea, pues Hernán no le
resultaba confiable. Tanto “que sí” y “que no” despiertan las risas de sus
espectadores, hasta ese momento mudos, que no pudieron contenerse, sobre todo
los amigos del joven sonriente, que no mezquinaron burlas y bromas en
castellano, uno claramente argentino, y el otro más bien centroamericano, pero
de tono argento.
Este suspense se terminó cuando iba
llegando Selenia, moviendo los brazos como niño alegre y al parecer murmuraba
una canción. Por primera vez Megg veía la curiosa forma de caminar de su amiga,
pero poco a poco distinguió que no era lo que creía… La simpática extranjera
estaba en lo que ella llamaba estado “zombi”, en el cual hacia tonterías para
no aparentar lo cansada que estaba en realidad… Debió ser un día muy duro.
Ganas no le faltaban de correr hacia ella y darle ánimos, pero… se detuvo a
mirar tras un poste de luz, del cual salió un brazo… ¡Un brazo en un poste de
luz! ¿Qué era eso? ¡¡Recorcholis!! Selenia seguía parada tras el poste mutante,
hablando con él, hasta que finalmente se apartó un poco para dar lugar al dueño
del brazo: Nadie más y nadie menos que Charlotte, quien se había escondido de
Jonathan. ¿Por qué la presencia de ese muchacho le resultaba tan fastidiosa?
¿Por qué mientras se acercaba a ellos tenía esa expresión de desagrado?
Charlotte: (a todos) Konbanwa.
(Evidentemente a Jonathan) ¿Qué haces acá?
Selenia: (a todos) Konbanwa. Ya va a ser
hora del dorama.
Jonathan: ¿Por qué siempre tenés esa cara
cuando hablas conmigo? Hasta parece que te molesto…
Charlotte: No parece… ¡Me molestas!
Jonathan: Necesito hablar con vos sobre
algo importante.
Charlotte: (con intenciones de entrar, le
da la espalda) No me interesa hablar con vos.
Jonathan: Es sobre lo que paso en Yokohama.
Charlotte: (se detiene y vuelve a mirarlo,
al principio de forma reflexiva, rozando la incredulidad, pero luego se relaja)
Te voy a pedir que seas breve.
Jonathan: Pero no puedo hablar frente a
todos…
Charlotte: (con autosuficiencia) Está bien.
Vamos a caminar. (A Selenia, antes de que proteste) No pasara nada. Sé lo que
hago.
La pelirroja comienza a caminar sin esperar
que Jonathan se ponga en marcha, por lo cual él se ve obligado a seguirla a
paso acelerado. Mientras, Maya sale a recibir a KyunHo, que conversaba con
Diego, el muchacho alto de acento centroamericano, muy afectuosamente, Selenia
y Tsugumi van de compras, y Hernán invita a Megg al cine para ver una película
cuyos boletos ganó en un concurso. Se trataba de un film de animación (anime)
sobre robots con una onda muy freak que no le resulto agradable, así que tuvo
que rechazarlo. Le apenaba no poder acompañar a su amigo, pero… De pronto
alguien se metió en la conversación por interés en la película… ¡Atsuko! A ella
le encantaban los animes sobre robots, y estaba muy interesada por esa
proyección, sin embargo… ¿soportaría ir con Hernán? Después de pagar la deuda,
quedaron un poco cortos de efectivo y faltaba una semana para que reciba su
salario de la cafetería (el cual estaría recortado por un adelanto que
anteriormente había pedido)… ¿Valía la pena ver esa película, teniendo que
aguantar a ese fastidioso joven? Aunque se trataba de los Hajikengers [9]… Los
Hajikengers… ¡Los Hajikengers merecían ese sacrificio!
Cómo ya les dije, todo eso ocurría mientras
Charlotte fue de caminata con Jonathan. Esperaba no hacer algo en vano, o que
él se valiera de cualquier excusa para atraer su atención (o algún acto
infantil del cual era muy capaz) pero no fue así. Ciertamente se agradeció a si
misma por haber decidido acompañarlo y escuchar sus palabras, cuyo propósito
era advertirle sobre Ximena de manera más clara en comparación con la de
Akihide. Le revelo que ellos eran amigos de esta mujer, especialmente Hernán y
Diego (al parecer, este último estaba interesado en ella), casi desde que
llegaron a Japón porque vivían en Minato, cerca de Roppongi y los cuatro eran
latinos. Al principio, la mujer morena le pareció buena persona y simpatizó
mucho con ella, pero… Todo cambio desde la tarde en la que se encontró con
Akihide. De ninguna forma era la misma… Parecía estar obsesionada con ese tipo.
Si bien antes le comento que una vez se había arrepentido de dejar a alguien a
quien todavía amaba, no creyeron que llegaría a esos extremos, y últimamente
culpaba a nuestra pelirroja protagonista por no poder recuperar el corazón del
pelilargo guitarrista. Les comento que lo había convencido de ser muy viejo
para estar con una joven de veintidós como si fuese una gran hazaña, y no lo
era. Los invitaba a cenas y viajes con el único propósito de perseguirlo y
atormentarlo. Jonathan temía que Ximena intente algo en contra de Charlotte.
Jonathan: (concluyendo su extensa
explicación) No sé qué es lo que pueda hacerte, pero... Ella es muy astuta y
tiene bastantes recursos. Yo necesito saber que vas a estar bien.
Charlotte: (aunque estaba preocupada, intentaba
disimularlo con mucha seriedad) Si algo llega a sucederme, cuento con el apoyo
de Megg, y sobre todo con el de Selenia. Te agradezco la preocupación, pero no
necesito que estés al pendiente de todo lo que me pase.
Jonathan: Charly… Ya no seas tan dura
conmigo. Si te digo todo esto es porque te quiero bien. Podría estar ayudando a
la loca de Ximena como ella lo propuso, pero en vez de hacer eso decidí venir a
verte.
Charlotte: Si podes llevarle un mensaje a
esa de mi parte, decile que la telenovelas son solo ficción, que no se las crea
y que no actúe como la villana… Y vos… Ya que tanto decís que me queres, ¿qué
es lo que te gusta de mí?
Jonathan: ¿A quién podrías no gústale…? Sos
hermosa y…
Apenas escucha eso, Charlotte decide
marcharse, sumamente decepcionada. ¿Cuántas veces escuchó la misma respuesta?
“Me gustas porque sos linda” “Lo que más me gusta de vos es esa preciosa cara”…
¿Acaso estaba maldita? ¿Acaso nadie podía verla más allá de una cara bonita?
No… Alguien lo había hecho. “Una personalidad profunda y fuerte, pero cálida a
la vez, misteriosa y también magnética.” Repentinamente se vuelve hacia
Jonathan.
Charlotte: Ojala no fuese bella. Ojala solo
fuese una chica común, y seguramente dejaría de gustarle a muchos hombres,
excepto a uno, al más imbécil de todos.
Ni siquiera estaba terminando aquella
última frase cuando le volvió la espalda y regresó al edificio caminado a toda
velocidad. No tenía la mente clara ni quería pensar, resultaría mejor hacer
otra cosa para distraerse, para abandonar ese estado de turbación. Tal vez se
sentaría con Selenia y Tsugumi mientras veían el dorama, e intentaría
entenderlo con ellas. Si era tan interesante como ellas dos lo hacían parecer,
dejaría de lado las ideas confusas que pretendían apoderarse de su cabeza y que
ya estaban causando una rebelión. Akihide, Ximena… ¿Cómo es que terminó metida
en todo eso? No, no… Pensamientos atrás, pensamientos atrás. ¿Por qué Jonathan
fue a advertirle todo eso? ¡Ahora se sentía insegura! ¡Pensamientos atrás,
pensamientos atrás! Si seguía así, se volvería loca, Ni siquiera estaba
prestando atención al camino. Apenas se dio cuenta de que había caminado
alrededor de la manzana dando dos vueltas completas y que estaba pasando de la
entrada del edificio, algo que por suerte no paso, ya que encontró a Tsugumi y
Selenia, o más bien ellas la encontraron y detuvieron para recordarle a donde
debía entrar.
En los dos días siguientes Charlotte
pensaba involuntariamente en lo mismo, y esta vez no había posibilidad de
sentarse en el mismo banco de la plaza y encontrarse con Akihide. Esta vez él
no estaba ahí para ella. Momentáneamente la literatura la distraía, pero las
ideas a escribir escapaban de su cabeza, incluso intentando anotarlas se
perdía. Apenas lució entusiasmada cuando KyunHo llevó kimchi, una comida
oriunda de Corea del Sur que siempre le llamó la atención. Y ya que mencioné al
muchacho coreano, déjenme contarles que como a Maya le dio tanto gusto verlo
(si, enserio), le pidió que acompañar nuevamente a Megg, debido al episodio con
los pandilleros que él presenció, así tenía la excusa perfecta para visitarla.
Y en esas dos ocasiones conversaron un poco más cada vez. De a poco KyunHo
dejaba de mostrarse tan distante, incluso le confesó que si había un par de
grupos Kpop que, si bien no le gustaban, le resultaban llamativos, y entre
ellos estaba Miss A, el grupo favorito de nuestra dorada protagonista. Esto
provocó que ella le recomendara sus canciones favoritas, y a cambio el muchacho
anoto un par de nombre de bandas japonesas que no podía dejar de escuchar,
sobre todo pop (el género favorito de Megg), en especial Arashi, Kat tun, News
y Home Made Kazoku. Sobre bandas
femeninas se disculpó por no poder recomendar alguna, pero casi no las escuchaba.
La tarde del jueves, cuando salía del
trabajo, Megg se encontró a KyunHo parado cerca de la puerta, acompañado de
Maya… y por un momento, le pareció raro, incluso le dio un escalofrío desde la
base del cuello hasta el coxis. Temió que la muchacha japonesa se sintiera
disgustada con ella porque la última vez su novio y la rubia protagonista
llegaron al edificio muertos de risa por una broma muy graciosa que surgió.
Quizás ver que él comenzaba a sentirse cómodo al lado de Megg, y que lo mismo
ocurría a la inversa, despertaba su desconfianza. Afortunadamente, sus temores
eran infundados. Maya acompañaba a KyunHo con otro propósito: como los últimos
días Charlotte estuvo un poco deprimida, propuso llevar a las tres extranjeras
a conocer la Torre de Tokyo. Los dos estaban ahí para conducirla hasta el
gimnasio y de allí ir a ZR en busca de Selenia. ¡Brillante idea! ¡Manos a la
obra! Lo único malo del asunto es que Atsuko no podía acompañarlos, pues desde
el lunes arregló ir al cine con Hernán, muy a su pesar, para ver la película de
los Hajikengers. Solo esperaba que lo disfrutara… y que su amigo no lo arruine
(porque, ya podía decir que era su amigo).
Siguieron este recorrido hasta el trabajo
de Charlotte, del cual la vieron salir con los mismos ánimos de los últimos
días. Aunque le sorprendió verlos ahí, su rostro lo expresó levemente, y ni
siquiera se dibujó en él una sonrisa. Cuando ya estaban los cuatro juntos,
decididos a partir a ZR, recibieron un mensaje de Tsugumi, en el cual les pedía
que se acerquen nuevamente al café, ya que Selenia estaba regresando al
edificio en el momento en que fue contactada por su amiga japonesa y prometió
esperarlos ahí. En cuando a ella, se encontraba también camino a AoRingo. Sin
más que hacer, regresaron a la cafetería, en cuya vereda Charlotte resbalo por
pisar una baldosa floja. Afortunadamente no termino en el piso y apenas se
llevó un susto, casi nada comparado a aquella vez en que su taco se rompió
dentro de la cafetería. En esa ocasión de verdad sintió miedo de lastimarse,
pero estuvo a salvo... gracias a que Akihide la sostuvo a tiempo. Parecía que
paso tanto tiempo desde ese incidente.... ¡Pensamientos, atrás!
Por fin se reunieron con Tsugumi, quien
llego a las corridas, y continuaron el camino hacia la estación del tren
subterráneo que estaba en la cuadra posterior. A la vuelta de la esquina, Megg
detiene al grupo para sentarse sobre unos escalones y atar los cordones de sus
zapatillas y no volver a tropezar con ellos. Mientras tanto, la pelirroja echa
un vistazo a los alrededores, pues el lugar le resulta familiar. Y como no, si
estaban frente al centro recreativo... ósea, los escalones sobre los cuales
estaba sentada Megg eran los mismos a los que ella acudió cuando, presa de la
angustia e impotencia, se sentó a llorar amargamente... y de nuevo sus pensamientos
y recuerdos la llevaban a Akihide, quien aquella vez la cubrio con su paraguas,
abrigo con su bufanda, le ofreció un abrazo cálido y un hombro sobre el cual
desahogarse... en verdad parecía que paso mucho tiempo a todo eso, ¿por qué se
atormentaba de nuevo.
Listo aquel asunto con los cordones, se
acercaron a la estación... que estaba frente a las oficinas donde ella trabajo
como promotora para san Valentín, y justamente de ese lugar salía un policía
uniformado... el universo complotaba en su contra, pues otro recuerdo llegaba
sin ser llamado: el momento en que Akihide, disfrazado, la rescató de los
insoportables pandilleros. Ella estaba tan asustada, pensaba que no tenía forma
de escapar, cuando apareció él, intimidando a esos rufianes con un arma falsa y
tono autoritario. Había pasado solo un mes de eso, ¿por qué le parecía tan
lejano? Su mente vagaba sin sentido y sin hacer caso a sus órdenes. ¡Está bien,
pensamientos, hagan lo que les plazca!
Ya estaban en la estación del tren subterráneo,
caminando en una fila de hormigas, guiados por Selenia, que ya parecía cocinera de tanto cortar el paso [para más aclaraciones, Clic]. Gracias a sus prisas tomaron un
tren rápidamente hacia Minato,
el cual tardo casi diez minutos. Como odiaba el transporte público, que a esa hora estaba muy
lleno, la pelirroja conectó sus auriculares y se separó del mundo al ritmo de T-ara, Big Bang y algún que
otro tema de Lar'c en Ciel. Si Breakerz invadía
su reproducción (de música, ojito malpensados), lo
cambiaba sin pensarlo. Megg tuvo que tirar de su brazo para avisarle que iban a
bajar en esa estación.
Ya dentro del distrito de Minato, tenían la opción de ir en bus hasta la torre o caminar unas... varias
cuadras. Sin mayor problema, optaron por la segunda, aunque hubiese sido mejor
para Charlotte no hacerlo: apenas avanzaron un poco y reconoció el museo al cual la llevó Akihide en su primera cita... ¡Qué recuerdos! Ella y el comentando
obras de arte, descubriendo interpretaciones, con los brazos entrelazados y una
sonrisa a cada instante, compartiendo un café y atrapando a tres espías
(risas mentales) Ay, Daigo Naito, algún
día voy a cobrarme esa. Todavía podía sentir cercana la voz cálida del guitarrista hablándole
serenamente, pero con mucha autoridad, ya que sabía perfectamente lo que decía.
Regreso los auriculares a su oído para alejar a los pensamientos
posesivos y... ¿qué fue lo
primero que escucho? Tell me goodbye de Big bang, una de esas melodías inspiradoras de suicidios,
como las llamaba Selenia, de tan melancólicas
que suenan. Cambio varias veces, pero solo encontraba melodías similares. Hasta el reproductor esta en mi contra,
pensaba. Bien, ahora no solo estoy deprimida, sino también de mal humor.
¿Que faltaba para
cerrar la noche con broche de oro? ¿Qué
transmitieran el videoclip en una pantalla gigante? No, las energías del universo no odian tanto a
Charlotte (¡¿?!), pero, a pocas cuadras de llegar a la torre... distinguió el restaurante de sushi, el
mismo al que la llevo Akihide... rollos japoneses, sake, la molesta presencia
de Ximena y Jonathan... esa noche perdió
todo su encanto gracias a aquellos molestos, sobre todo por aquella víbora que interfería con su romance. ¡Desde que ella apareció, todo se fue al demonio! ¿Qué clase de palabras uso para convencer a Akihide de que era una
especia de viejo verde? ¿Qué
clase de ideas tormentosas metió
en su cabeza? Pero no toda la culpa era de ella. Akihide no debió prestarle atención... pero si el tenía una imagen que cuidar... por ese lado Ximena se aprovechó de él. Es decir, él no es
del todo ingenuo, sino que ella sabe cómo
manipularlo...
Este paseo ya no le hacía gracia alguna, sino que despertaba sus recuerdos: el momento
en que se conocieron, a las corridas y cayendo accidentalmente, y los
posteriores encuentros, el cumpleaños de Selenia, su salida indignante, llorosa
y fría del centro recreativo, el
trabajo en el videoclip, san Valentín,
la cita en el museo, la cena en el restaurante... recuerdos bonitos que ahora
le generaban un vacío en el
pecho. ¿Por qué los recuerdos
bonitos se convierten en los más
tristes? Es recorrido... en todas partes tenia escrito aquel nombre... Akihide.
Con cada kanji, cada kana, cada letra en carteles luminosos. Allí estaban todas las letras y todos
los símbolos, en una sola línea, como si estuviese armando un
crucigrama. ¿Era el mundo complotado en su contra o el destino lanzando un
alarido, como si preguntara: ahora si merece el privilegio de ser perseguido?
Una gota cayó sobre el dedo pulgar de su mano izquierda... ¿Acaso caída del cielo? No, estaba llegando
de los ojos de la pelirroja. Esto la obligo a detenerse un momento, sorprendida de sí misma... ¿Estaba a punto de llorar? ¿Por qué? ¿Solo porque quería aclarar las cosas y no podía hacerlo? ¿Solo porque si dejaba el orgullo de lado
aquella vez en Yokohama y le hablaba con sinceridad sobre sus sentimientos,
hubiese logrado que Akihide desista de aquella absurda idea y ella ahora no estaría en este estado? ¿Solo porque
Ximena disfrutaba de su infelicidad? ¡Alguien disfrutaba su desdicha! ¡Solo la
gente miserable hace esas cosas! ¡Estúpido
Akihide! ¿Por qué le haces caso
a esa despechada que solo quiere vernos tristes? ¿Por qué te fuiste y no estas aquí ahora, para tranquilizarme, como aquella vez, en la plaza...?
Esa noche... con tu voz atraída
por el viento y el sonido de la guitarra... fue tan reconfortante... que
quisiera escucharla nuevamente... una
vez más, o voy a enloquecer
ahora mismo.
Megg: (llamando a su amiga con mucha
delicadeza) Charlotte... (Cuando
la pelirroja levanta la vista, vuelve a hablarla, impresionase al ver sus ojos enrojecidos y empañados de lágrimas que ella intentaba contener)
¿Charly, estás bien?
Como caída del cielo, o elevada del infierno llego esa pregunta, pues
apenas la escuchó, los brazos de Charlotte se apoderaron de Megg, y sobre su
hombro rompió en llanto tan súbitamente que la muchacha de cabello
dorado no estaba preparada para ello y no sabía que palabras podían
consolarla. El resto del grupo se aproximó
hacia ellas, a excepción de
KyunHo, quien no se sentía con
derecho para alentar a Charlotte, y Selenia, porque... simplemente no se creía ayuda en ese momento. Lo único que atinaba a decir era: ¿A quién tengo que golpear? Con expresión ruda y algún que otro ademan intimidante. Jamás funcionó esa frase, salvo que sea cuestión
de rabia y no de melancolía,
como en esta ocasión. ¿Qué
decir, o que hacer? La vida no le había
enseñado a consolar a la gente, sino a defenderse de esta... Eso era... ¡Eso!
Aparto a las chicas de la manera más educada que pudo hasta llegar a
Charlotte. La arrebato de los brazos de Megg usando toda la delicadeza que tenía disponible y, convocando la
mirada de su amiga, se lanzó a
correr sujetándola por un brazo.
Aunque no entendía nada, la
pelirroja corría tras ella por
alguna razón que no podía explicar, hasta que las
explicaciones comenzaban a asomarse frente a ella. A la simpática extranjera no importaba a cuanta gente estaba empujando
mientras murmuraba Doozo, tal vez arrojo a alguien al suelo (no se extrañen), y
no se detuvo hasta llegar a su objetivo: ¡ya estaban frente a la torre, a sus
luces mágicas y el encanto japonés que también
embargaba al monte Fuji! Ese lugar maravilloso las hipnotizo por un momento, incluso la fascinación seco los ojos de Charlotte.
Selenia: (decide por fin romper el silencio
y rodea los hombros de su amiga con el brazo) ¿Que hace mi Charlotte llorando
acá, en el lugar al que llegamos después
de tanto esfuerzo? Estuvimos años estudiando duro, privándonos de salidas y diversiones... No puedo pedirte que sonrías siempre, aunque eso me encantaría, pero... hagamos que valga
la pena.
Después de decir esas
palabras casi mágicas, dirigió una mirada enfática y encendida a su amiga. Esta
se sintió contagiada por aquella
especie de pacto silencioso y, con la misma expresión, asintió
levemente. Se les acerco Megg, como pidiendo que no la dejen a un lado, así que Selenia la llamó y le rodeó los hombros con su brazo libre, repitiendo para las dos: Hagamos
que valga la pena. Acompañando todo esto, libero los hombros de las muchachas y
adelanto un brazo, sosteniendo
en su mano una copa imaginaria, con la cual dedico una suerte de brindis a sus
amigas. Las tres levantaron la vista, contemplando la Torre de Tokyo (Megg con cámara en mano), y respiraron el aire
de la ciudad frente a uno de sus símbolos
más representativos...
“Hagamos
que valga la pena...”
Apenas se dieron cuenta de que habían perdido a los demás, solo los notaron cuando ellos
las alcanzaron y se quedaron los seis contemplando la torre. Nuestras protagonistas murmuraban frases como:
esto es Tokyo, estamos en Tokyo con mucho entusiasmo solo por ver una enorme
antena. ¿Cómo se sentirían al ver toda
la ciudad? Tsugumi y Maya lo pensaron casi al mismo tiempo, así que propusieron
ir al mirador de Roppongi lo más rápido posible, para regresar temprano al
edificio a cenar y no tener que subir al último tren, abarrotado de gente.
Selenia y Charlotte (ya de mejor humor) aceptaron de inmediato cuando Megg apoyó
la idea, pues no quería que sus amigas perdieran esa maravillosa vista nocturna.
Nuevamente a la
prisas llegaron hasta el mirador. No importaba que el frio viento les golpeara
la cara mientras recorrían la cuidad, ni que cuando llegaron y sentían el
rostro duro como piedras heladas. Ver la cuidad desde lo alto, con sus luces
brillantes e hipnóticas, rascacielos, la mezcla de la modernidad y el estilo
tradicional, los enormes edificios que ahora parecían casitas de juguetes…
Estaban fascinadas como niñas como un parque de diversiones. Selenia subió unos
escalones e imitó la pose y el grito de Leonardo DiCaprio en Titanic,
exclamando a sin pudor “Soy el rey del mundo”, el grupo rompió en carcajadas
hasta que llegó el vigilante a pedirles que hagan silencio.
Se acomodaron
nuevamente, uno al lado del otro: de izquierda a derecha se ubicaron Selenia,
Tsugumi, Charlotte, Maya, KyunHo (cerca de su novia) y Megg. Esta última no se
dio cuenta de que había quedado un poco lejos de sus amigas, ya que se
concentró en tratar de encontrar el Roppongi Hills, lugar en el cual tuvo su
primera cita con Shinpei… ¿Qué estaría haciendo él en esos momentos? ¿Estaría
en un recital, tocando sobre el escenario? Faltaba poco para que la banda
regresara a la cuidad para prepararse para el Spring Fest, y esa idea mejoraba
su humor. Ya pasaron cuatro jornadas de trabajo sin que él entre a la cafetería
como siempre, y, aunque estaba agradecida por la compañía de KyunHo hasta el
edificio, faltaban las divertidas conversaciones sobre cualquier tonterías y
los comentarios humorísticos del guitarrista de lentes. Si su amiga pelirroja
ya extrañaba a Akihide (según lo que ella creía), y en la cuidad lo veía muy de
vez en cuando, ella, aunque se mantenía optimista, ya tenía una ganas terribles
de encontrarse con él y conversar nuevamente. Incluso podían tener otra cita…
Oh, no… De repente recordó el puerto, el ocaso, ese intento de beso y… ¿En qué
estaba pensando? ¿Shinpei podría aprovechar esa cita para besarla? Tal vez… ¿y
qué con eso?
Megg, aturdida
por las ideas que se le venían a la mente, desvió la vista hacia otro lado,
hacia la izquierda… y sus ojos tropezaron con KyunHo, quien miraba la ciudad
maravillado, lleno de entusiasmo, sonriendo levemente y con cierta inocencia,
por sobre todo con sinceridad. Era una sonrisa vacía de confianza o egocentrismo,
que le hacía lucir aún más apuesto de lo que ya era. Ella se quedó observándolo
un momento sin darse cuenta, pero no tardó mucho en sentir desagrado por
aquella acción inconsciente. ¿Por qué estaba mirando al novio de su amiga? De
acuerdo, era guapo y siempre tenía esos aires de príncipe azul o gentleman,
pero… Era el prometido de Maya, y ella (Megg) estaba interesada en Shinpei.
Nada se le había perdido en la cara de KyunHo, así que apartó la vista
velozmente cuando creyó que los ojos de él se dirigían hacia su dirección.
Pero, por el movimiento brusco, resbaló del escalón, cómo ya le había sucedido
en ese lugar, y por poco termina en el suelo. Gracias a que el muchacho
surcoreano se percató de ello y la sujetó a tiempo, Megg no cayó ni sufrió de algún
rasguño… sin embargo… ese momento… ¿por qué era tan parecido a lo que pasó con
Shinpei? Por suerte él la soltó rápidamente y no la levantó en brazos como la
había sucedido antes.
Antes de que
ocurra otro incidente, decidieron regresar a casa. Camino al edificio,
encontraron a Hernán yendo en sentido contrario, cubriéndose una mejilla con la
mano. No quiso explicar por qué y se les escabullo como su fuese agua. Las
muchachas no perdieron el tiempo con él, sino que preguntaron a Atsuko
directamente, después de despedir a KyunHo y agradecerle por su compañía. De
ella, sin embargo, no pudieron sacar información, pues estaba toda ofuscada y
con los nervios de punta, reaccionaba mal a cualquier mirada curiosa. Apenas
termino su cena en el comedor, corrió a encerrarse en su habitación para evitar
las preguntas. Por más que las chicas no soportaran ir a dormir con la duda, no
tenían más remedio que esperar a que Atsuko se calmara y les contara
tranquilamente si Hernán hizo algo malo, o si la ofendió (algo que de seguro
había ocurrido).
Pero aguarden,
que Atsuko no era la única ofuscada. Maya, desde que llegaron, no lucia tan
alegre como al principio, sino que estaba muy seria. Se les hizo raro que
despida a Kyunho con rapidez y que cene en silencio. Más extraño fue cuando, se marchó a su
habitación sin ir a conversar con sus amigas un rato más, como siempre. Así
que, mientras Selenia y Megg conversaban con Tsugumi sobre algo que les contare
al final (sepan disculpar), Charlotte se acercó a la habitación de Maya para
conversar con ella.
Maya: (después de
permitir que la pelirroja entre a su habitación) ¿Pasa algo?
Charlotte: (curioseando
con la vista) Nunca había entrado a tu habitación… es muy bonita, y muy
femenina.
Maya: (extrañada)
¿Entraste para curiosear?
Charlotte. No.
Solo… quería preguntarte si estás bien.
Maya: Estoy
cansada y solo quiero dormir.
Charlotte: Maya…
(Se acerca a ella y la mira afectuosamente) Yo sé que algo te pasa. Y no me
gusta verte así. Si no confiás en mi lo entiendo, pero… no me mientas diciendo
que está todo bien.
Maya: No es que
no te tenga confianza es que… Algo me molesto en el paseo (toma asiento sobre
la orilla de la cama y Charlotte hace lo mismo).
Charlotte: No me
digas que te sentiste celosa porque KyunHo atajo a Megg, porque eso…
Maya: No. No es
por eso. Me parece bien que lo haya hecho y yo confío en él. Pero… si tengo que
decir que estoy enojada con alguien, sería con vos.
Charlotte: ¿Por
qué conmigo?
Maya: Porque… No
te entiendo. No creí que fueses capaz de llorar por Aki-san, si él no lo
merece. No tuvo ninguna consideración con vos cuando te pidió que lo trates
como a un tío. No entiendo porque él te importa tanto… más que yo.
Charlotte:
(desconcertada) ¿Qué?
Maya: (en actitud
de puchero) Si, a veces soy caprichosa. No quiero que te vayas con él y me
dejes sola.
Charlotte: (con
una risa relajada) Ay, Maya. Eso no va a pasar. Akihide es… mi Ojisan, pero vos
sos mi amiga, y aunque no nos conozcamos muy bien, yo te tengo mucho aprecio.
Maya: ¿De verdad?
Porque yo ya te quiero mucho.
Charlotte: (le
estampa un beso amistoso en la mejilla) Yo también te quiero mucho.
Maya: (abraza a
Charlotte) Eso me hace sentir mejor… Arigatoo.
Charlotte:
(correspondiendo a su amiga) Lo digo porque es verdad.
Maya se aparta
levemente de Charlotte y la mira con mucha alegría y entusiasmo, como una niña
a la que le dicen que ira a Disney. Esa sonrisa se contagia a la pelirroja y no
le extraña que ella acerque su rostro para besarla en la mejilla también, pero…
Maya no lo hace. Mueve levemente la cabeza, buscando la boca de la pelirroja y
la junta con la suya de repente. Nuestra protagonista no tiene tiempo de
reaccionar, no prevé que algo así sucedería. Creyó que Maya hablaba de sus
sentimientos de una forma amistosa, no que había llegado a verla de esa forma. Tampoco
imagino que… la joven japonesa besaba tan bien, de una forma dulce y suave,
pero también cautivadora, tanto que, si a ella le gustaran las mujeres,
seguramente correspondería a su beso.
Tsugumi: (en la
habitación de las extranjeras) Entonces todo arreglado. Cuando Charotte
regrese, díganle lo que acordamos. Yo tengo un poco de sueño y me voy a dormir.
Selenia: Oyasumi!
Tsugumi: Oyasumi nasai.
(Abandona la habitación cubriendo un bostezo con la mano)
Mientras ella se
iba, Megg regresaba a la habitación ya vestida con el pijama y aseada. Apartó
las cobijas para acostarse, entre tanto Selenia agarraba su ropa de dormir y el
cepillo de dientes para ir al baño (y pasar por el cuarto de Maya, porque Charlotte
ya se estaba tardando mucho, ¿no?).
Megg: (antes de
que Selenia abandone la habitación) Selenia… ¿cómo te sentirías si de pronto…
no sé… te gustara Orochi-san?
Selenia: (la mira
con expresión de sospecha) ¿Estas insinuando que te gusta KyunHo? (cambia el
semblante y ríe copiosamente) Nah, es chiste. Orochi no podría gustarme porque
es menor que yo. Dormí y no pensés en tonterías.
Aunque Megg
también rio, aquel chiste no le causó gracia. Cuando miro a KyunHo en Roppongi,
cuando él la sujeto para que no caiga… ¿Por qué su corazón latió tan rápido que
parecía que saldría corriendo de su pecho? Esos latidos comenzaban a
inquietarla de mala manera. Tsugumi las invitó a ir a Gunma para ver el
concierto de Breakerz. Tenía que reencontrarse con Shinpei lo más pronto
posible, lo necesitaba realmente. Aquel miedo que sintió cuando concluyó la
cita con él, ahora era mucho más fuerte.
Fragmento de una
conversación telefónica:
Obatta:
(respondiendo a su teléfono celular) Moshi moshi.
Voz: (voz de
mujer) Obatta-san desuka?
Obatta: Hai. ¿Quién
habla?
Voz: Ojisan…
Watashi desu [10]. Ya salí del hospital y no tengo adonde ir, por eso estoy en
tu casa. La encargada me dejó pasar cuando le dije que soy tu sobrina.
Obatta:
(alterado) ¿Anna?
Anna: Por favor,
Ojisan. No le digas a Daigo-sama que estoy fuera del hospital, por favor.
Aclaraciones:
1 Yaa es Hola.
2 Maamaa desu: regular. Okage genki desu:
Bien, gracias. Totemo genki desu: muy bien.
3 Anata tachi wa: ¿y ustedes? Todavía dudo
entre este uso y Anata gata.
4 Oyakodonburi es una comida que consiste
en un tazón de arroz con pollo y huevo.
5 Sanjuusansai es treinta y tres. San:
tres, Juu: diez; sai: sufijo que indica la edad.
6 Chigaimasu significa equivocarse (te
equivocaste).
7 Los coreanos si tienen la letra L en su
sistema.
8 Hontoo ni arigatoo gozaimasu es Te/se lo
agradezco mucho (ree formal).
9 Esto es cualquier cosa (se me ocurrió
nomas ^_^).
10 Watashi desu: Soy yo.
Creo que me equivoque con algunos nombres... Si hay errores de tipeo, lueguito los corrijo
ResponderBorrarWaaaaaa me encanto este capitulo...la verdad es que no hay mejor palabra para describirlo que: I M P R E D E C I B L E Pasan muchas cosas interesantes: Lo de KyunHo y Megg, el incidente del pervertido, los raros chicos esos en Ao ringo....y....EL BESO DE CHARLOTTE Y MAYA!!! (Perdon por escandalizarme pero eso si no me esperaba) Y NADA, muy bueno todo. Ademas lo que más me gusto fue la pequeña aparicion estelar del grupo Arashi ^^ Wiiii Le diste diálogo a MatsuJun y a Kazunari. Me emocione todo!!!! Hermosa la razón de por qué el titulo y el momento de amistad mientras contemplaban la Torre de Tokyo...me hizo pensar mucho en vos y en Ara ^^ Saludos!! Te quiero mucho Amiga
ResponderBorrarNo temas por los tipos raros, no son malos, aunque armaran quilombo...
BorrarPreparate, porque en el proximo episodio aparce Hyde (yeah)
Como siempre, gracias por tu comentario amiga!! Yo tambien te quiero!!! (no como Maya a Charly, pero te quiero) Y espero que la historia te siga gustando! Prometo esforzarme!!!
Y el beso... mnnn, se viene la tormenta!
Saludos!!!
Este capitulo ha sido de lo mas fantastico! Ya quiero saber si akihid o shinpei se enteran de lo que paso con las muchahcas.
ResponderBorrarEsa reaccion de sechan... muy sospechosa.
Hagamos que valga la pena, que buena frase uno deberia vivir con ese concepto. La ultmia parte me da miedo...
Espero con ansias el proximo! No te tardes, si?
Charlotte hizo la pregunta que todos nos estábamos haciendo "¿Y Daigo te pregunto en algún momento por lo del viernes?" Lastima que Selenia siempre se hace la interesante.
ResponderBorrarY por el tema de las plumas: de verdad Daigo, metételas en el oooorrtooo!!!!
KyunHo conoció a Maya en unn recital de Heavy Metal wow si es un buen lugar para conocer el amor ;) jaja. Me hizo acordar a Otto.
Por Charlotte :¡Está bien, pensamientos, hagan lo que les plazca! jajaja muy gracioso y capaz que el árbol de la esquina y los dolares tirados en la callee :P jaja dólares? que Akihide ni ocho cuartos.Faltaba la canción melancolica la hubieses puesto :Pjajajaj apareció la música "Tell me good bye" de Big Bang me encanta ese tema ;)
Weee el beso que le estampo Maya a Charlotte mmmm lesbico pero sabía q ocurriría (vos me contas todo ¬¬)
Wee no sé porque pero si Yo me pongo en lugar de Megg creo que me pasaría lo mismo Shinpei parace rápido :S.
Por último por fiiiin aparece la tal Anna ¿Que pasará? Espero ansiosa el proximo capítulo.