sábado, 29 de junio de 2013

lunes, 24 de junio de 2013

Capítulo 13: Día en Yokohama.

(vista nocturna de la preciosa cuidad de Yokohama)


Aproximadamente a las siete de la mañana, cuando los transeúntes salían de casa para llegar a su trabajo puntualmente (aunque no en esa jornada, porque era domingo), Shinpei terminaba de darle color al desayuno... solo para dos. Perfectamente sabía que Daigo despertaría bastante después, así que solo comerían a esa hora él y Akihide, quien ya se había levantado y estaba ocupado con su ducha matutina. Al terminar, se acercaría a la cocina.
Diez en punto. A esa hora debían estar en la estación de trenes. Faltaban tres horas, pero la ansiedad le resultaba insoportable. Ya deseaba estar allí y encontrarse con Megg, como habían acordado. Aunque no iría ella sola, sino también Charlotte y Selenia, y, para entretenerlas, contaba con sus amigos. Así él podría concentrarse en salir con la rubia muchacha mientras los otros iban de paseo por ahí. De alguna forma intentaría convencerla, con alguna propuesta divertida, para que se aparten del grupo. Había mucho de Yokohama para ver y conocer.
Mientras pensaba si debía llevar algún almuerzo o comer en la cuidad y no ensuciar trastos, sartenes y ollas que luego tendría que lavar, aunque la idea de deleitar a Megg (tal vez) con algún platillo resultaba tentadora... Y entre tanto él pensaba, Akihide se acercó a la mesa y tomo asiento. Llevar curry sería muy monótono... Tendría que revisar la heladera. Recordaba haber comprado unas anguilas... Kabayaki [1]
Akihide: ¿En qué estás pensando?
Shinpei: En anguilas.
Ak: ¿Eh?
Sh: Quiero llevar un almuerzo hecho. Algo sabroso.
Ak: Por un momento creí que querías agregarlas al curry.
Sh: Todavía no quiero experimentar tanto, solo un poquito. Mira (mientras muestra su tazón), le puse avena al miso. Y condimente el Chahan con caldo de carne y soja.
Ak: Creo que ya lo habías hecho.
Sh: ¿Estás insinuando que no soy creativo?
Ak No... (Ve que Shinpei se relaja) No lo insinuó. Lo aseguro. Últimamente estas estancado... o demasiado entusiasmado con otra cosa.
Sh: No es cosa, es persona. Y tengo que esforzarme más si no quiero entrar en la furiendo son [2].
Ak: ¿La qué?
Sh: La zona de los amigos. Ya sabés. Si en la cuarta cita no la beso solo me verá como un amigo. Después de esta solo tengo dos oportunidades.
Ak: ¿De dónde sacaste esa idea? Además, con todo lo que hiciste por ella no creo que te vea como amigo ni por bromear. Sería mejor que te relajes.
Sh: (con intensión de molestarlo) Así, como vos, que ya estas llegando a la tercera cita... con muchos más riesgos. Entre esta y la próxima vas a cruzar la línea de la furiendo son si no te apuras...
Ak: (asustado, deja la comida a un lado) Es verdad. Pero... Para. Yo... No creo que ella esté interesada en mí. Solo me ve como...
Sh: ¿Cómo qué?
Ak: (piensa, mientras retoma la comida) Como... Bueno, no sé cómo. Pero no está interesada en mí.
Sh: De todas formas deberías besarla. O sea... Si lo pensamos objetivamente...
Ak: (pensando) “¿Él... él me dice que piense?”
Sh: (continua) ¿Cuándo volverás a estar cerca de una chica como Charotte? Siendo objetivo, es muy atractiva, además de guapa. Y le gustan esas cosas raras que te gustan a vos.
Ak: ¡El arte no es una cosa rara! Y yo... sé todo eso, pero... Justamente creo que ella no debería perder el tiempo conmigo...
Sh: Dejate de tanta modestia. Por algo acepta tus invitaciones. (Deja la comida a un lado, pues la charla lo entusiasmó) Imagina que llegas a la furiendo son... Ella te tratara como amigo y... poco a poco le gustará la idea. Imaginate que luego llegará y te contará que está saliendo con otro...  o qué hace con él.
Ak: (semi horrorizado) ¡No! Haga lo que haga, no quiero saberlo... Y no me gusta la idea de que salga con otro.
Sh: Por eso tenés que evitar la furiendo son. Esta sería la tercera cita, así que...
Ak: (inquieto) ¿Debería hacerlo ya?
Sh: Por supuesto. Lo primero que tenés que hacer es rodearle el hombro con un brazo (realiza esta acción en el respaldo de la silla que tiene al lado) y la atraés hacia vos sutilmente (acerca la silla).
Ak: ¿No sería mejor ser más directo... no se... como agarrarle la cara?
Sh: (como censura) No. En materia de mujeres hay que ser sutiles.
Ak: Pero... a mí siempre me dijeron que les gusta lo directo... (Piensa) ¿Será por eso que Daigo es tan popular?
Sh: Concentrémonos en vos y no en él. (Piensa) ¿Aunque, por que llego tan nervioso el viernes? (cambia de tema) Pero, como te decía, a veces hay que hacer lo contrario a lo que ellas creen, porque si no todo sería muy fácil y aburrido. Tenés que sorprenderla, no asustarla.
Ak: A-no... Wakaru... [3] Entonces... Hago todo eso... ¿y qué más?
Mientras Shinpei continua con sus disparatadas indicaciones y comentarios, que Akihide tiene en cuenta solo como última opción, aunque eso no significa que pasen desapercibidas, varias intervenciones les provocan risas muy fuertes. El vecino de al lado se les presenta para quejarse, bastante molesto, por lo que ellos se disculpan y deciden posponer la charla. Sin embargo, les sorprende que Daigo pueda dormir aun con tanto alboroto. Entran al cuarto de este para verificar, y, en efecto, continuaba en el mundo de los sueños, hecho una bola con las cobijas, sin señales de retorno próximo. Las ocho de la mañana se acercaban, así que convenía despertar al dormilón para comenzar los preparativos. Pero, ante el peligro de que el baño sea acaparado por el vocalista, prefieren dejarlo un rato más y adelantarse con algunas cosas, como la comida y el orden.
Shinpei tomó una ducha relajante mientras se terminaba de cocinar lo que dejó sobre el fuego, vigilado de cerca por Akihide, quien iba y venía preparando sus cosas. Entre esto y aquello, se acercaban las nueve de la mañana y no habían despertado a Daigo. Lo recordaron de golpe y corrieron hasta su habitación, preparándose mentalmente para, como siempre que querían despertarlo más temprano, jalar de las mantas y sacudirlo... cuando lo vieron ingresar al departamento, cubriendo un bostezo con una mano, la cual sujetaba sus lentes de sol, y con la otra acomodaba algunos mechones de su cabellera que no se dejaron peinar.
Ak: (alterado y extrañado) ¿Qué haces? ¿Por qué llegas de afuera?
D: (Los mira, extrañado) Ayer era sábado. ¿Cuándo paso yo un sábado a la noche en casa, con ustedes?
Sh: (irritado) Pero... te dijimos que te levantes temprano... ¿Por qué te fuiste a trasnochar por ahí?
D: Si dormí... solo que en otra cama (lanza una breve carcajada).
Akihide y Shinpei compartieron una mirada de soledad mesclada con cierto hartazgo. Ellos permanecieron allí todo el día mientras Daigo se fue de parranda y amaneció en casa de alguna de sus "amigas" o en un hotel... ¿Por qué él siempre estaba rodeado de mujeres? Saber eso los hacía sentir un poco solos.
Ak: Nosotros pensamos que habías dormido temprano.
Sh: Que desconsiderados sos. ¿Cómo podes dejar plantada a la chica que vamos a presentarte?
D: Por favor, Shinpei. (Le rodea los hombros con un brazo, para calmarlo) Hay Daigo para todas. Que yo haya ido a visitar a una vieja amiga anoche, no me impide conocer a una nueva amiga hoy.
Ak: (extrañamente aliviado) Bueno... Dúchate y vamos.
D: Para eso vengo. (Va hasta su cuarto, pero se detiene para hablar con los muchachos) Por cierto, me alegra que por fin hayan comprendido que mientras coquetean con unas chicas, no está mal conocer a otras. Tokyo es grande y ellas no se darán cuenta. (Entra a la habitación)
Shinpei intenta desquitar la rabia que produjeron en el aquellas palabras altaneras y Akihide, costosamente, pudo detenerlo, murmurando que el líder de la banda se llevaría una "agradable" sorpresa al ver con que chicas se reunirían... Después de oír esto, ambos comenzaron a reír maliciosamente, imaginando el rostro del soberbio vocalista una vez que se encontrara con Selenia, luego del disgusto y estado de nerviosismo con el que llegó el viernes, y del cual no quiso hablar, pero dio a entender que su plan fue un fracaso... Algo que les causó mucha gracia y no temieron manifestarlo "a viva carcajada", conteniéndose lo más que podían.
Después de que Daigo tomó su ducha matutina y terminara de acicalarse, pues, como iba a conocer a una chica, quería verse atractivo, partieron hasta a estación de trenes. Los guitarristas reían secretamente por la “ingenuidad” del vocalista, quien confiaba en ellos y no creía que eran capaces de engañarlo como lo estaban haciendo, sin sentir algún tipo de culpa o remordimiento. Cuando llegaron a la Eki [4], Shinpei fue por un lado a encontrarse con las muchachas mientras los demás esperaban. Aprovechando la ocasión, nuestro soberbio protagonista comenzó a preguntar a Akihide por la chica que iban a presentarle, aún sin sospechar lo que estaba sucediendo en realidad. El pelilargo no podía responder más que con un “pronto lo sabrás, no seas ansioso”.
Intentando ubicar a Shinpei por todos lados, Daigo lo divisó… junto a nuestras protagonistas. Inmediatamente reconoce el rostro de Selenia (no era muy difícil reconocerlo, por el gorro que llevaba puesto), comienza a sentir una terrible y catastrófica puntada en el estómago. Después de lo que había sucedido el viernes, esperaba no tener que volver a encontrarla… pero sucedió más pronto de lo que él estaba dispuesto a tolerar. Todavía no había superado el estado de shock de la última vez que la vio, y sobre todo, por el beso que amenazaba con volverlo loco. ¡Imposible! Ya sentía el nudo en la garganta, el calor enrojeciendo sus mejillas, la aceleración cardiaca y… ¡estaba muerto de los nervios!
D: (Visiblemente alterado) Me mintieron… ¿Cómo pudieron engañarme?
Ak: Gomene [5] Pero… no podíamos decirte la verdad, después de ver lo molesto y nervioso que llegaste el viernes. Esto podría servirles para dejar de lado su pelea y… volver a llevarse tan bien como siempre [6].
D: (se lleva las manos al abdomen, tratando de contener la molestia) No puedo ver a la ushi… No estoy en condiciones de verla. Nunca les perdonare que me hayan mentido.
Ak: Pero… ¿Qué fue lo que paso el viernes para que te pongas así?
D: (no tiene más solución a mano que decir la verdad) Esa desgraciada… Se atrevió  besarme.
Ak: (comprendiendo todo) ¿Se-chan te besó? ¿Y?
D: (molesto) ¿Cómo qué y?
Ak: Te besó… ¿Y? ¿Qué tiene eso de especial o de grave para alguien como vos, una persona capaz de venir a conocer a una chica después de pasar la noche con otra? Da igual, ¿no?
Todas esas palabras resultaron perfectamente razonables, pero no cambiaban su estado de nerviosismo… Cualquier tipo de trato o conversación con mujeres le resultaba completamente natural, excepto lo que ocurrió el viernes. ¿Por qué? ¿Por qué él no tenía el control? ¿Por qué se sentía desconcertado y algo desprotegido ante la muchacha que repentinamente invadió su espacio y logro doblegarlo de alguna forma? ¿Por qué respondió al beso de Selenia  y ahora estaba confundido? ¿Por qué?
Selenia: (en voz alta, una vez que se reunieron los seis) Ohayoo gozaimasu.
Charlotte y Megg: (inclinando un poco la cabeza) Ohayoo… (A Selenia) ¿Segura? (una vez que la ven asentir) Ohayoo gozaimasu.
Ak: (con una breve reverencia) Ohayoo.
Ch: (con toda intención) ¿Por qué Daigo… san está tan pálido?
Sh: (luego de escrutar a Daigo) ¿Será por qué no desayunaste bien?
S: (mira hacia todos lado) Allá hay una máquina de café. (Va corriendo rápidamente y regresa con un vaso término lleno de humeante café. Se la extiende a Daigo) Tomá.
El vocalista duda por un momento si debe aceptar el vaso, pues le resulta extraña la actitud de Selenia. ¿Por qué estaba tan despreocupada, como si nada hubiese pasado? ¿Acaso ella iba por la vida besando tipos? La idea de ser uno del montón siempre le generó nauseas. ¿Qué debía hacer? ¿Lo mismo que la ushi, estar tranquilo y relajado…? No… No tenía ni que pensarlo. El viernes nada ocurrió. Cundir el pánico, jamás.
S: (una vez que Daigo aceptó el vaso de café y comenzó a beber. A los gritos) ¡Ohayoo gozaimasu!
D: (traga rápidamente y se quema con el café caliente) U… ¡Ushi! ¿Por qué gritas así, si ya te escuche?
S: Porque no me saludaste. Que maleducado. Ohayoo. Ohayoo.
D: (con desagrado) Ohayoo. (Para sí) No volveré a confiar en ese par de mentirosos.
Sh: (apuntando hacia las vías) Ahí viene el tren.
Llegaron hasta el andén y entraron en el vagón que les tocaba inmediatamente la puerta se abrió. Megg y Charlotte se impresionaron al ver el tren  y sus asientos cómodos y confortables, muy diferentes a los de Argentina. Cuando tocó dividirse en tres grupos, Akihide y Shinpei quisieron sentarse por un lado, la rubia y la pelirroja por otro, pero los que quedaban, Daigo y Selenia, se negaron a ir juntos, así que el vocalista se sentó junto a la guitarrista de lentes mientras nuestro tímido protagonista aceptó sentarse junto a la simpática extranjera, con quien rápidamente comenzó a jugar a la pulseada china.
Durante el viaje, Daigo y Shinpei, somnolientos por diferentes razones, apenas cierran los ojos, se quedan profundamente dormidos, uno con la cabeza apoyada en la ventana y el otro recostado sobre su compañero. Cuando escucharon que el tren estaba llegando a destino, el vocalista despertó y, al ver hacia un costado, noto dos cosas: que Shinpei aun dormía, y que le habían quitado los lentes. Esas argentinas... se dedicaron a hacer calamidades sin respetar el sueño ajeno. De inmediato buscó algún espejo, tratando de no despertar al guitarrista, para revisar su rostro, no sea que aquellas desvergonzadas le hayan hecho algo en la cara, pero no. ¿Y dónde estaban los lentes de su amigo? En fin, mientras preguntaba a las muchachas decidió cubrirle los ojos con el gorro que tenía puesto.
D: (a Selenia, desde su lugar) Ushi, dame los lentes de Shinpei.
S: (cruzando los brazos) Yo no tengo sus lentes.
Sh: (gritando y moviéndose bruscamente) ¡¡¡Ah!!! Estoy ciego. Auxilio.
D: No estás ciego. Te cubrí los ojos porque Meggara te robó los lentes...
M: (nerviosa) Fue idea de Selenia y Charlotte.
Ch: (en español) No te hagas la inocente que vos se los sacaste.
M: Pero... ustedes me presionaron.
S: No, no, no. Te dijimos "Y si le sacas los lentes...". Vos hiciste el resto solita, admitilo. Tu mano se movió sola.
Mientras ellas discutían en español, Akihide se escabulló y recuperó los lentes, así que se los entregó a Shinpei, quien por unos segundos dejó sus ojos a la vista, pero las muchachas no se percataron de ello porque continuaban con su polémica (que se convirtió en un montón de bromas), hasta que Charlotte apunto al guitarrista y lanzo un Ah, como forma de queja porque se perdieron el "espectáculo", y las tres lamentaron con un llantito simulado.
Apenas bajaron del tren y salieron de la estación, se encontraron con Yokohama: rascacielos, parques públicos y jardines, una de las entradas del Chinatown, calles pobladas de gente y niños correteando por ahí. Las chicas ya elaboraban una lista de los lugares que querían conocer, bastante diferente a la que ellos idearon para ese día, así que tenían que distraerlas como fuese. Daigo, por su parte, se reía en secreto de nuestras protagonistas, que parecían perritos cachorros con correa queriendo saltar hacia todas partes, sobre todo por como tironeaban de las mangas de sus amigos.
Lo primero que sintieron, luego de la fascinación, fue hambre, así que Shinpei rápidamente saco el almuerzo que había preparado y se dio cuenta de que Selenia había hecho lo mismo... Por un lado, resulto un alivio ya que él no estaba seguro sobre la cantidad de comida que preparo, podría resultar poco o escaso, pero, por otro lado... Tal vez Megg ignoraría su almuerzo para dedicarle atención al de su amiga, prefiriendo lo conocido.
Los seis se sentaron en un círculo, por un lado las chichas, por otro la banda, y comenzaron a degustar lo que habían llevado. Akihide fue el primero en atreverse a comer lo que preparo Selenia, ya que el pan con carne [7] le produjo mucha curiosidad. Para sorpresa suya, y luego de los otros dos, ella cocinaba mucho mejor de lo que habían creído. En cuanto a nuestras protagonistas, ninguna dudo de la habilidad culinaria de Shinpei, excepto por el kabayaki, ya que nunca habían comido carne de anguila. Aprovechando las distracciones, Selenia introdujo porciones en la comida de sus amigas, antes de animarse a probarlas ella. Como resultado, Charlotte se mostró conforme pero no encantada, a diferencia de Megg, quien no dudo en devorar una tras otra. Los muchachos se sorprendieron de lo mucho que esta se llevó a la boca, y lo mismo sintieron ellas respecto a Daigo (tanto así que Selenia reitero su pregunta: “¿En qué parte de ese físico de alambre gurda lo que come?”, a lo que sus amigas asintieron antes de reír).
Después de la comida, pan de carne, Chow mein y siu mei [7] preparados por Selenia, y Kabayaki, Natto y kamameshi [8] que hizo Shinpei; y durante el postre, que consistió en Uiro, algo que el guitarrista olvido pero ella recordó en buena hora, intentaron entablar una conversación sobre otra cosa que no sea la comida.
Sh: (sintiéndose como un entrevistador) ¿Cómo es la gente en Argentina?
S: Holgazana.
M: (en desacuerdo) Hay personas que trabajan duro, como en todos lados.
S: En comparación con los japoneses, los argentinos somos muy flojos... Yo vivo en el barrio asiático.
Ch: Si nos comparas con los japoneses, por supuesto. Yo me pregunto cómo hacen para trabajar tanto. El solo pensarlo me da flojera. Prefiero tener una vida tranquila y divertida.
M: Apoyo la moción. Trabajar tanto debe ser muy estresante...
Ak: (a Daigo y Shinpei) ¿Por qué dejaron de hablar con nosotros?
Sh: Encima están usando español...
D: Aprovechemos eso para criticarlas. Es muy raro que Charotte se vista tan decentemente.
Sh: ¿Que animal será el que tiene Se-chan en la cabeza? No sé un oso... o alguna otra cosa.
D: ¿Un monstruo? (él y Shinpei miran hacia donde esta Akihide, esperando que se una a la conversación)
Ak: (piensa) A-no... Me sorprende lo mucho que come Meggara... Digo, a pesar de ser tan delgada.
Sh: (en tono de queja) No puede decir eso alguien que vive con Daigo.
Ak: Sera Meggara la versión femenina de Daigo?

D: Claro que no. Yo tengo sentido común (Como ve que Shinpei, al parecer, le dirige una mirada asesina, siente que tiene que explicarse). Entendería mi lugar y no rechazaría la posibilidad de salir con Shinpei.
Ch: (molesta) Yo soy muy decente, ¿sabes? Y cual se supone que es el lugar de Megg?
S: ¡Es un osito koala! ¿Están ciegos o qué? Y si, cuál sería el lugar de mi Megg?
M: Soy delgada porque hago ejercicio... (No dijo más e introdujo la porción de uiro más grande que había en su boca)
D: Eso pasa cuando se atreven a ignorarnos y nos excluyen de la conversación.
Sh: (para sí) También le gusta hacer ejercicio... Somos como almas gemelas.
D: (en un ataque de sinceridad. A las chicas) Por más que uno las mire, no podría creer que sean argentinas. Si a mí me hubiesen dicho que venían tres chicas de ese país para un intercambio, me hubiese imaginado mujeres como la Koka Sari [Coca Sarli-9], no estas tres decepciones...
Mientras nuestras protagonistas se indignan mentalmente por lo que escucharon, se dan cuenta de que no pueden defenderse después de haber sido comparadas con semejante belleza. Dos de ellas no sabían que esa actriz era tan famosa hasta allá, pero así es, y su fama es inmensa. De eso se aprovecha Selenia en el momento de retrucar la ofensa.
S: Menos mal que no somos como ella. Yo sé perfectamente que más de una vez ustedes habrán invocado a Midori pensando en la Coca [10].
Los tres muchachos comparten una mirada de desconcierto por las palabras de Selenia, suyo sentido se resulta completamente extraño. ¿Invocar a Midori? Uno a uno va cayendo en cuenta de las intenciones de la extranjera. El primero fue Shinpei, quien solo comenzó a reírse de la ingeniosa frase. El segundo fue Daigo, indignado hasta la medula, no sabía que decir para negar eso, y el último fue Akihide, en cuya reacción solo cubrió su rostro con ambas mano, ruborizado, pues nunca escucho algo semejante. ¿Nuestra simpática y a veces ingeniosa protagonista dio en el blanco?
Para cambiar el humor, las chicas decidieron ir al baño antes de comenzar en recorrido. Shinpei y Akihide propusieron hacer lo mismo, pero Daigo prefirió quedarse sentado, pues todavía no sentía deseos de usar los sanitarios. Mientras los esperaba, reflexiono solo sobre su actitud hasta el momento, si bien los nervios habían desaparecido y ya no le resultaba incomoda la reunión, a veces e le iban los ojos hacia donde estaba Selenia, pues la extrema tranquilidad de ella le parecía inquietante, como la clama antes de la tormenta.
En tanto él pensaba, la simpática extranjera ya estaba de regreso, buscando con la vista a sus amigas o alguien aparte del cantante que le ayudara a sobrellevar la incomodidad que este le producía. Pero no. Además de ellos, nadie más estaba allí. Tampoco los vio a la salida del sanitario. Cuando los dos planeaban buscar a los otros, aterrados ante la idea de quedarse solos, reciben en sus celulares mensajes de texto. Uno de Charlotte para Selenia: “Voy con Akihide a ver uno lugares que no te interesan. Cuídate. Besos”. Y otro de Shinpei: “Aproveché para irme con MC [Meggu-chan]. Cuida a SC. Nos encontraremos más tarde en el Kyodo no mori”
S:(Para sí) Desgraciados... como me van a dejar sola con Daigo-sama?
D: Malditos... Este parece un complot en mi contra... (A Selenia) Ushi...
S: (rezongando) ¿Qué?
D: Vamos a buscarlos. Esos cuatro no se van a salir con la suya a costa de nosotros. El día está muy despejado, así que seguramente fueron a ver el Monte Fuji desde el Sky Garden [11].
S: (entusiasmada, extrae de su mochila una guía de Yokohama para corroborar lo que Daigo dijo, y luego observo el cielo) Seguramente. (Mira nuevamente la guía) ¿Cuál será el tren o bus que nos lleva a Landmark...? [11]
Entre tanto ella hablaba y buscaba, Daigo hizo seña a un taxi libre, que casi freno en el acto, e indicó a Selenia que se acerque y suba. Apenas cinco minutos ya estaban frente a Landmark Tower y tomaron el primer ascensor vacío que vieron, demasiado vacío para su gusto. Como esta torre tiene el segundo elevador más rápido del mundo, capaz de recorrer sus setenta pisos en cuarenta y cinco segundos, llegaron al observatorio en un santiamén. Pero, entre toda la gente que contemplaba el Monte Fuji no encontraron a sus amigos y permanecieron un momento allí esperando, y, de paso, aprovecharon la oportunidad de observar toda la ciudad y el volcán.
Por más que aguardaron un buen rato los demás no daban señales ni de aparecer por allí, ni  de alguna otra cosa, así que decidieron, muy resignadamente, regresar a la planta baja y buscar por otro lado. Mientras encaminaban hasta el ascensor, Daigo decidió despejar sus dudas respecto al tema que lo inquietaba.
D: (a Selenia, de repente) ¿Por qué lo hiciste?
S: ¿Qué cosa?
D: Sabés a que me refiero. ¿Cómo te atreviste a besarme el viernes?
S: Eh… Vos empezaste. Fue autodefensa, lo juro.
D: (Entrando al ascensor vacío) Eso no es excusa.
S: (también entre al ascensor y oprime el botón planta baja) ¿Qué queres que te diga? ¿Qué te bese porque me gustas? Que iluso. La vida no es tan “romántica”, ¿sabías?
D: (prieta todos los botones a la vez) No pregunte por qué no lo hiciste, sino por qué lo hiciste. Y quiero la verdad (El ascensor se detiene y la pantalla led les comunica que ha habido un problema y que esperen unos minutos).
S: ¿Qué hiciste? (se acerca a la puerta del ascensor como si quisiera abrirla con sus manos)
D: (empuja a Selenia hacia un lado y la arrincona) ¡No! Primero quiero la verdad (para asegurarse que no intente algo, la sujeta por los hombros) Ushi, no saldremos de aquí si no decís la verdad.
Selenia, sin poder explicar porque, se siente muy intimidada y procura no mirarlo a la cara. Esas actitudes de Daigo siempre la ponen nerviosa… ¿Qué pretendía escuchar, qué verdad quería si ni ella misma sabía porque hizo lo que hizo?
Antes de continuar con este par de tercos, déjenme contarles sobre los demás, quienes también pasaron por Landmark tower con una pequeña diferencia temporal. Verán, cuando Akihide salió del baño y espero a Shinpei, pudo distinguir entre la gente que pasaba a una presencia desagradable, una persona que no quería ver, así que, como Charlotte también abandonó los sanitarios se le acercó; ella, al igual que él, se percató de esa presencia y aprovechó la ocasión para proponerle que se fueran a pasear por ahí. El guitarrista ni tuvo que pensarlo. Librarse de la incomodidad y pasar tiempo de calidad con nuestra pelirroja, que más podía pedir.
El primer lugar que visitaron fue Chinatown, en barrio chino de Yokohama [11], pasando por la puerta de la amistad [11], caminaron por la callejuelas, muy coloridas y llenas de entorno típicamente chino. A Charlotte le resultó muy difícil orientarse, por el ambiente vibrante, los kanjis que la mareaban y todo lo que había para ver. Por suerte allí estaba Akihide para guiarla. Él la llevo hasta el templo Kentei Byo, dedicado al dios de los negocios que está situado en el corazón del barrio. De allí caminaron un poco más, mirando algunas tiendas. En una de las cuales Charlotte vio una Kazaka [12] preciosa que la dejo fascinada y, ya que no pudo adquirir un kimono, ¿por qué no esto? Decidió comprarla.
Akihide la acompaño y espero tranquilamente mientras ella escogía entre las kazakas, pues le llamaron la atención los dos modelos y no sabía cuál elegir, si quedarse con el de abertura frontal, o el que tenía botones al costado. Luego vio otro, con cierre y fruncidos a los lados, de un tejido liviano, el cual se probó. Ni bien se decidió por este último, pagó y salieron los dos de la tienda, luego de que el tímido guitarrista rechazara muy difícilmente comprar un modelo que combinara con el de su “novia”… Cuando quiso negarlo, la muchacha se entusiasmó con la idea de verlo con un look chino, así que… salieron de la tienda cargando cuatro bolsas. Si, cuatro, ya que Charlotte, aprovechando su generoso cheque, compró regalos para sus amigas.
Al salir del barrio chino, fueron directamente a Landmark tower, donde Charlotte se sintió mareada en el ascensor, por lo cual Akihide se preocupó y la acompaño hasta la entrada de los sanitarios. Mientras esperaba, veía la gente ir y venir, maravillados por la posibilidad de contemplar en el Sky garden al Monte Fuji, gracias a que el día estaba tan despejado. Al escuchar sus murmuraciones, nuestro tímido guitarrista se sintió alegre, pues quería enseñar a la pelirroja aquel hermoso paisaje, solo momentáneamente se preguntó si ella había visto alguna vez algo semejante.
Voz tras él: Akihide…
Una vez que nuestro protagonista da media vuelta, queda sorprendido al ver a la persona que lo estaba llamando, aquella presencia molesta por la cual él abandonó a sus amigos y comenzó ese paseo con Charlotte: allí estaba Ximena, como la sombra que lo seguía a todas partes… Ya no podía pensar en las casualidades, porque sería tan ingenuo como creer que los cerdos vuelan… ¿Cómo es que ella llegó a saber que él visitaría Yokohama y, precisamente, la Landmark tower?
Ak: (extrañado, pero a la vez indiferente) ¿Por qué últimamente tengo que encontrarte en todas partes?
Ximena: Decidí aprovechar el día despejado para conocer el Monte Fuji, pero no esperaba verte aquí. Yo vine con los mismos amigos que me acompañaron en el restaurante…
Ak: (con desagrado) O sea… Que aquí también está el que me trató de pervertido…
X: Algo de razón tiene. ¿O no creés que sea ridículo que un hombre de más de treinta salga con una muchachita como Charlotte, que apenas pasa los veinte?
Ak: No es que yo esté saliendo con ella. Nosotros no tenemos una relación o algo parecido.
X: Ah… Entonces, ¿estás disponible? (dice esto apoyando sus manos sobre los hombros de Akihide, logrando que él se muestre incómodo y extrañado).
Ak: (se aleja un poco y consigue zafarse de las manos de Ximena) Para vos, nunca. Ya pasaron dos años…
X: Lo sé (exclama ella de repente y provoca que el guitarrista se calle) Lo sé, lo sé. Pero las cosas cambian. Antes no era la mujer que vos querías. Antes la relación que teníamos no era la que yo necesitaba, pero… Ahora cambie. Ahora soy diferente. Hace dos años yo no era suficientemente madura, pero… en este tiempo aprendí a valorar lo que había entre nosotros. Akihide (intenta acercarse, pero él se aleja) Akihide, yo te quiero. Te quiero de verdad. Ahora valoro lo maravilloso que sos.
Akihide se muestra incrédulo y a la vez muy sorprendido. No sabe cómo responder a las palabras de Ximena, pero tiene muy en claro lo que siente: para él, aunque resultó doloroso y duro, esa mujer, que ahora estaba parada en frente, mostrándose arrepentida, era parte del pasado al cual no le interesaba regresar. No podía decirse contento por escuchar esas palabras, ni aliviado… simplemente aquel asunto ya no le resultaba interesante, porque nuestro protagonista estaba mirando hacia otro lado.
Ak: Lo lamento… Pero esto ocurrió hace dos años. Yo soy diferente, al igual que vos. Es demasiado tarde. Lo que pasó entre nosotros tuvo su momento y terminó.
X. (se le acerca de repente y lo estrecha entre sus brazos) No me digas que es tarde. ¿En verdad lo es? Para nosotros, dos años no es tanto tiempo.
Ak: (apartándola de sí) Yo ya no siento lo mismo de antes. Quiero que esto te quede claro: no me importas… mis sentimientos cambiaron. No me importa si me abrazas y decís estar arrepentida. El amor se murió, y cuanto el amor se muere nada lo revive.
X: (en plena conmoción) Es por ella, ¿verdad?
Ak: No es por alguien.
X: Si. Yo te conozco bien. Es por esa mocosa, por Charlotte (se muestra medianamente indignada) Por esa mocosa que apenas pasa los veinte.
Ak: Charotte-san no tiene que ver en esto. No podes echarle la culpa a alguien más.
X: ¿Acaso sos idiota? Cuando vos comenzaste a tocar, Charlotte ni siquiera era un proyecto en el vientre de su madre… cuando tenías veinte, ella comenzaba la primaria… ¡Por favor! La diferencia de edades entre ustedes es enorme.
Ak: (nervioso) Ya te dije que ella no tiene que ver.
X: Akihide… Ella está más lejos de los treinta que vos de los cuarenta. Charlotte tiene veintidós. Yo vi su identificación… y además… solo se queda aquí por cinco meses más. ¿Acaso pensás que una chica tan joven, que pronto regresara a su país, va a tener una relación seria? Por favor. Vos solamente vas a ser un romance pasajero para ella, uno más de los entretenimientos con los que puede distraerse aquí.
No quería escucharla, ni consumir su veneno de mujer despechada, pero las maliciosas palabras de Ximena comenzaron a introducirse en los pensamientos de Akihide. De alguna extraña manera, todo lo que dijo tenía sentido, aunque él no se detuvo a pensarlo. Charlotte... él no sabía su edad, es cierto, pero... si ella estudiaba en la universidad... seguramente era tan joven... Y desde el primer día, Selenia aclaró en ZR que tenían visa de estudios por seis meses ¿Cómo pudo olvidar todo eso? Algo así era comprensible en su amigo Shinpei, pero... en alguien como él, quien siempre actuaba tan reflexivamente... ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué pretendía lograr entusiasmándose con una jovencita y haciendo que ella se entusiasme también? Solo cinco años y unos meses lo separaban de los cuarenta, edad en la que debería estar casado y trabajando duro para su hijo o sus hijos. Sin embargo, él... interesado en unas jovencita... ¿Era, acaso, uno de esos viejos inmaduros y pervertidos? ¡Un viejo verde!
Ak: (Alarmado) ¡No! ¡Callate, no te quiero escuchar! Yo no soy un viejo pervertido.
X: (sintiéndose reconfortada por haberlo llevado a donde pretendía) Akihide... (En un segundo lo rodeo con los brazos y planeaba besarlo, pero él consiguió esquivarla a tiempo)
 Ak: ¿Qué haces?  (Intenta apartarla, pero ella hasta del cabello lo había sujetado) ¡Soltame!
X: ¿Y si no quiero? ¿Vas a empujarme y armar un escándalo?
Nuestro protagonista nunca se vio enredado en una situación tan complicada y vergonzosa. Desde el fondo de su corazón esperaba que Charlotte (que ya estaba tardando demasiado, ¿no?) aun no salga del sanitario para ver esa escena, que ya causaba murmuraciones en las pocas personas que pasaban por allí, y entendiera todo mal. El, mientras, intentaba zafarse de Ximena con mucha dificultad. Entre tanto, ambos escucharon unos pasos muy particulares... y un par de brazos se interpuso entre ellos para abrir paso a una presencia furiosa e imponente que los separaba: Charlotte, quien lucía muy molesta e irritaba. Tenía los labios apretados como si ahogara un grito y arrojo sobre ambos una mirada fulminadora que parecía echar chispas.
Ch: ¿Que creen que hacen?
¡Por dios, por buda, por las fuerzas invisibles que alinean en el cosmos! Akihide quería que se lo trague la tierra. Estaba a punto de armarse un escándalo en Landmark tower. Y todo esto ocurrió antes de que Shinpei y Megg pasaran por allí. Ellos decidieron visitar en primer lugar, el museo del ramen, un museo temático y tentador.
Dentro del lugar, los dos llenaron sus cámaras de fotografías, nada podía escapar de sus flashes, ni de sus poses y boberías, en las cuales ellos resultaron muy creativos. Cuando ya paso bastante tiempo y Shinpei casi tiene que sacar a rastras a Megg, pues ella estaba muy entretenida todavía, echando un segundo vistazo al museo.
Finalmente pudo convencerla y fueron a otro museo, pero esta vez con temática de curry, el platillo favorito del alegre guitarrista, lugar donde se entretuvieron inmejorablemente, y, como al pasar, comieron algo, pues tanta caminata y charla les provoco hambre y sed.
Megg, durante casi todo el paseo, no abandono su costumbre de agarrar a la gente del brazo o de la mano, así que todo aquel que la observara junto a Shinpei apostaría porque son novios en una agradable cita, por sus caras sonrientes y relajadas, además de los brazos entrelazados (algo que obviamente a él no le resultaba molesto). Alrededor de ambos escucharon varias murmuraciones sobre los dos, pero, al menos Shinpei no les prestó atención, a diferencia de la muchacha rubia, quien soltó el brazo del acompañante, y este, no satisfecho, deslizo su mano hasta una de las de ella… tan pequeña, suave y delicada como la de una muñeca. Y Megg a su vez se sintió un poco más relajada por la calidez del contacto con Shinpei. Hasta ganas tuvo de rodearle nuevamente el brazo, pero se contuvo. No le gustaba mostrarse tan débil frente a los hombres.
En fin, luego de visitar el museo del curry, Shinpei llevo con prisas a nuestra protagonista al landmark tower, pues el ocaso amenazaba y realmente él quería mostrarle el monte Fuji… aunque lamentablemente llegaron tarde… el fondo anaranjado del cielo en el inicio del atardecer impedía que la rubia pudiese contempla el volcán, hecho que la entristeció.
Sh: (tratando de animarla) un momento… hay un lugar que en el ocaso resultara perfecto (agarra una de las manos de Megg y la conduce nuevamente al ascensor, aunque ella no entienda nada).
M: Shinpei… ¡Para! ¿A dónde pretendes llevarme?
A las corridas, el alegre guitarrista lleva a la rubia hasta el puerto. Y allí, en el horizonte del mar y el cielo, el sol anaranjado lucia maravilloso. Megg permaneció inmóvil, contemplándolo, mientras el frio viento movía su cabello suelto, y el olor del mar llenaba sus pulmones, un aroma tibio y agradable. Shinpei no pudo resistir las ganas de fotografiar la hermosa imagen que le ofrecía nuestra protagonista, mientras ella se maravillaba con la visión del mar y el ocaso. A penas escucho el obtuvador, Megg dirigió la mirada hacia el guitarrista, desconcertada, para preguntarle que hizo.
M: Hey… ¿Qué hiciste?
Sh: a-no… yo… te vi tan preciosa mirando el ocaso que no pude contenerme.
M: pero… (Se acomoda el pelo) déjame posar antes… ¿cómo me va a sacar una foto así nomás? Seguro salí fea.
Sh: no. Meggu-chan siempre se ve preciosa… y más si está concentrada mirando el mar… ¡Si concursaras para miss universo yo votaría por vos!
M: (colorada y tímida) Aw… solo vos me ves bonita.
Sh: yo no dije bonita, yo dije preciosa. Pero… a ver (nuevamente la enfoca con la cámara del celular) posa. Quiero una fotito de Meggu-chan sonriente.
Megg acomoda su cabello hacia un lado y sonríe muy dulcemente para la fotografía de Shinpei. Una vez que escucha el obtuvador, se acercó al guitarrista para ver la imagen y quedo muy conforme con ella.
M: ¡Ahora yo te saco una foto!
Sh: No. Primero (mira hacia el mar y le indica que haga lo mismo) contemplemos el ocaso un poquito más.
La rubia decidió hacerle caso, hipnotizada por la belleza del paisaje y se para a su lado. Se siente tan absorbida por lo que ve que no nota la mano que lentamente se te posa sobre su hombro y la atrae sutilmente hacia Shinpei. Solo cuando oscilo la cabeza hacia un lado y se dio cuenta que la había apoyado sobre el brazo del guitarrista, comprende que su posición cambio, pero intenta no darse por aludida, aunque los nervios la invadan, seguidos por la curiosidad y un poco la incomodidad extraña: como lo dijo Tsugumi, incomoda pero no molesta.
Sh: (deseoso de llamar su atención) que hermoso, ¿verdad?
M: sí. Aunque… siento un poco de frio (se aparta unos pasos como si quisiera irse) mejor vámonos.
Sh: (la sujeta por un brazo) Espera, Meggu-chan.
M: (gira para verlo, mientras siente como su corazón late desaforadamente) ¿Qué pasa? ¿Vos no tenés frio?
Sh: No soy bueno para las sutilezas, gomene (apoya las manos sobre los hombros de ella y con eso atrae su mirada). Meggu-chan... Yo... [boku ga- un yo más cercano e íntimo] quiero besarte!
Antes de que ella pudiese reaccionar, o decir algo siquiera, Shinpei acerco su rostro con mucha rapidez, directamente hacia los labios de Megg. Ya podía sentir su aliento cálido aliento cercas, no estaba en condiciones de evitarlo. Inconscientemente cerró los ojos, aceptando lo inevitable. Dentro de la oscuridad bajo sus parpados... sintió una superficie suave, tibia y blanda sobre  su boca... y sobre su nariz y sus mejillas, algo como una mano... Una mano? De repente, una fuerza extraña la alejo de Shinpei.
Al abrir los ojos e intentar mirar hacia atrás, Megg reconoció a Daigo, cuyo semblante lucia muy molesto, algo que le produjo miedo no solo a ella, sino también al guitarrista.
D: (a Megg, en tono se amenaza) Devolveme mis plumas.
Sh: Daigo, ¡soltala! ¿Para que querría ella tus plumas?
Daigo no libera a Megg, pero comienza a discutir con Shinpei sobre el asunto, mientras la rubia muchacha, por la obstrucción en la nariz y la boca representada por la mano del vocalista, siente que no puede respirar y comienza a luchar para quitarse de encima aquel estorbo, que parecía pegado a su cara como si estuviese soldado...
Sh: Daigo! ¿Queres matar a Meggara o qué? Soltala!
D: (libera a Megg y se limpia la mano con la que cubría el rostro de la muchacha) Oh, qué barbaridad.
 En tanto Megg luchaba por recuperar el aliento, los otros dos continuaban con la polémica de las plumas desaparecidas, uno de los accesorios más usados por Daigo. Como ya les dije al principio, al saber que conocería a una chica, nuestro soberbio protagonista se preocupó un poco más por su arreglo personal, así que adorno su cabello en la zona de la nuca con este accesorio. Pero, mientras observaba su reflejo en el ascensor, se dio cuenta de que ya no estaban allí. Trato de recordar si en algún momento se las había quitado, y fue entonces que se dio cuenta de que cuando estaba en el tren, tal como le quitaron los lentes a Shinpei... ¡Le arrebataron sus plumas! Para Selenia, ese accesorio resultaba muy bobo, lo mismo para Charlotte. La única que manifestó gusto por eso fue Meggara, así que, por proceso de eliminación... ella era la ladrona.
Después de que Daigo explico eso a Shinpei, y a nuestra protagonista, esta, muy avergonzada,  se vio obligada a devolver las plumas y pidió disculpas por no poder aguantar la tentación. El líder de Breakerz se mostró muy complacido por esa actitud tan humilde de parte de la rubia muchacha, aunque el guitarrista, apenado por lo que paso, le prometió comprarle una como obsequio y justamente podían comprarlas en Yokohama. Entrelazo su mano a la de ella y juntos estaban a punto de marcharse, ignorando a Daigo, quien se interpuso entre medio de ambos, visiblemente molesto.
D: Si, claro. Y ustedes creen que voy a dejarlos solos. No esta vez.
M: (dándose cuenta) Un momento... Donde esta Selenia?
D: (hace un ademan con la mano para restarle importancia) Ella quiso ir al museo de Arte. Supuestamente ahí encontraría a Akihide y Charlotte, según ella. Así que la deje en ese lugar y vine para aquí. (A Shinpei) Por cierto, deberías aprovechar para visitar a Kari [Ver sección Shinpei!!!].
Sh: (lo observa, comprende que tiene razón y se aleja unos pasos, mostrando un semblante bastante diferente) Es cierto. Daigo... Cuida a Meggara. Regresare pronto (se va).
M: (con timidez, a Daigo) Adonde fue Shinpei?
D: A visitas a Kari.
M: (indignada, intenta disimularlo) ¿A quién?
D: (dándose cuenta) A su novia de la universidad.
M: (anonadada) ¿Shinpei tiene novia?
D: Creíste que un tipo como él podría estar solo... (Mientras se divierte viendo como el rostro de Megg se torna colorada, no sabe si por nervios o por rabia. Ella comienza a mirar hacia todas partes, con expresión quebrada, como si el corazón se hubiese detenido en su pecho. Daigo decide romper el suspenso) No seas celosa de forma tan ridícula. Kari es una muerta.
M: (entre el alivio y las ganas de pegarle) Ya veo... ¿Y qué vamos a hacer mientras tanto? (Piensa) "Espero que no se le ocurra dejarme aquí tirada."
D: (agarrándola del brazo) Y... ya que tenemos que esperar, vamos a dar un paseo en bote.
M: (zafándose) ¿Qué? No. Los paseos de ese tipo... son para personas especiales...
D: (con sarcasmo e indignación) ¿Sos estúpida o tragaste agua de mar?
M: (atónita. Piensa) "¿Sabes qué? Mejor sola que mal acompañada. Andate."
D: (tira nuevamente del brazo de Megg) Vamos a dar el paseo. No se puede visitar el puerto de Yokohama sin dar un paseo en bote.
La dorada protagonista esta vez no se resistió, pero dar ese paseíto acompañada por Daigo la ponía muy nerviosa, a diferencia de él, a quien la presencia de la muchacha le resultaba completamente indiferente, como la de las demás mujeres. Para el vocalista no era incomodo encontrarse a solas con gente del sexo opuesto... excepto... con Selenia. Ella era la única que desplomaba su seguridad absoluta, y lo mismo ocurría a la inversa. La simpática extranjera estaba muy acostumbrada a tratar con hombres, ya que tenía varios amigos varones, así que la presencia de estos no le molestaba, excepto por Daigo. Mutuamente eran su excepción.
Y ya que les mencione a Selenia, déjenme contarles sobre ella, y sobre como encontró a la parejita de Akihide y Charlotte. Tal como supuso, ellos estaban dentro del museo de arte de Yokohama, más específicamente en la cafetería del lugar, en la cual estaban conversando luego de haber pedido un te relajante y un café cortado con donas [dounghnuts].
Ch: Ahora si podemos charlar, ¿no? Estamos en un lugar tranquilo y sin la estorbosa presencia de Ximena. Ahora si me podes decir que estaba pasando, porque no me parece muy creíble que te estaba invitando a una fiesta mientras te apretaba como a un pomo...
Ak: (incomodo) A-no... Yo... es un tema incómodo… Ximena no tiene que ver (evita usar un nosotros) con vos o conmigo, así que… No le des importancia.
Ch: ¿Vi cómo te estaba acosando casi sexualmente y tengo que restarle importancia? ¿Alguna vez pensaste en una orden de restricción?

Ak (nervioso) No deberías preocuparte por mis problemas. De verdad lamento mucho que hayas tenido que presenciar algo tan vergonzoso… Y te agradezco la ayuda, pero necesito que te mantengas al margen.
Ch: (adopta una pose muy seria, con los brazos cruzados) ¿Y quién te apartara a la loca esa si yo no estoy cerca?
Ak: Sinceramente… Ximena cree que sos la causa de todo. Se le metió en la cabeza que porque estas vos, yo no quiero regresar con ella. Y yo… No quisiera que ella te haga algo o se desquite con vos.
Ch: (con autosuficiencia) No sería la primera vez que me pasa. (Un poco más amable) Pero te agradezco mucho que te preocupes por mí y me cuides de esa forma.
Ak: (afectado por las palabras venenosas de Ximena, pretende no parecer interesado en ella) La verdad es que… yo soy hijo único… no tengo hermanos… (Charlotte me muestra desconcertada) Y eso me produjo mucha soledad… porque no tenía con quien compartir lo que me gustaba o algún interés… (Ella parece aún más desconcertada) Pero, desde que te conocí, siento que puedo compartir algo con alguien (la pelirroja se relaja un poco), como si llevara de paseo a una sobrina. Por favor, trátame como a un tío joven.
Ella no estaba preparada para ese golpe… que parecía una estocada para rematar al rival. ¿Una sobrina? ¿Un tío joven? ¡Nunca escucho semejante disparate! Semejante estupidez, innecesaria y ridícula, merecía un castigo. No importaba Akihide dijo todo eso para que ella se haga a un lado y no se vea involucrada en sus problemas con la buscona de Ximena. No era justo que se burlara de ella de esa forma (así lo veía), invitándola a cenar y a visitar exposiciones de arte, mostrándole un interés dulce y comprensivo, dándole palabras de aliento cuando lo necesitaba, rescatándola y protegiéndola de… Ok, ok. Si la trato como a una especie de sobrina desde el principio… pero… pero… Ella nunca lo vio así... ¡¡y todo por su culpa!! Debió ser claro en el primer momento.
Ch: (tratando de contener su molestia… y no tirarle el café en la cara) Una sobrina, ¿eh?
Ak: (percibe la furia de Charlotte y se siente intimidado) A-no… Hai, soodesu [13].
Ch: Soodesuka… [13] Entonces… Ojiisan… [14]
Ak: (la interrumpe apresuradamente) Ojisan [14], doozo [por favor].
Ch: (dándose cuenta) Hai. Ojisan, no te molesta si me quito el abrigo. Aquí hay calefacción.
Ak: Claro… No hay problema.
Sin esperar ni un segundo, la pelirroja se quita el sweater de rayas blancas y negras que lleva puesto, y lo deja en la silla junto a ella, manifestando su alivio. Pero esto no lo hizo solo para no sentirse acalorada, sino porque bajo su abrigo estaba usando una camiseta purpura con un escote bastante sugerente, por la cual a más de uno se le irían los ojos hacia esa parte... y Akihide no era la excepción, si aunque tratara de disimularlo. Tuvo que hacer la vista a un lado, y, mientras tanto, Charlotte reía maliciosamente en su interior e ideaba otras formas de atormentarlo.
Ch: (con un tono de voz algo infantil, que no pegaba con su expresión sarcástica) Te pasa algo, ojisan?
Ak: (sin mirarla. Con el rostro ruborizado) no... Me impresiona un poco el color de tu camiseta. Es... muy fuerte.
Ch: Pero si es oscuro. ¿Estás seguro que lo viste bien?
Ak: Si... sí. Lástima mis ojos. (Bebe su te para no hablar)
Ch: (piensa) "Búscate otra excusa". (A él) Ojisan, tengo que ir al baño. Espérame aquí.
Ni bien termina la frase, abandona la mesa y se dirige a los sanitarios caminando sensualmente y con mucha seguridad, pues sabe que él la sigue con la vista. Entre tanto, Akihide, además de preguntarse qué clase de vejiga tiene Charlotte, porque necesita ir al baño cada cinco segundos, reflexiona sobre lo que paso... tratando de no pensar que la pelirroja actuaba adrede. Pero... si realmente se ponía a considerar que tal vez ella se había entusiasmado, no resultaba tan tirado de los pelos que todos los actos que vio sean motivados por rabia o algo parecido. Entonces... ¿estuvo bien o mal tratarla de sobrina? Para ella no, claro. Hasta el dudaba. Quizás solo entorpeció las cosas y por eso Charlotte se mostraba hostil... Si, definitivamente todavía era un inmaduro, en lo que a las mujeres se refiere.
S: (aparece de repente frente a él y lo asusta) Aki-san! ¡Te encontré!
Ak: Se-chan. Casi me matas del susto.
S: (ignorándolo a ver las donas) Oh, que rico. (Comienza a comer)
Ak: Eso... son las donas que pidió Charotte-san. No te las comas.
S: Si va a ser tu sobrinita, deberías decirle Chari-chan, ¿no te parece?
Ak: (nervioso) ¿Ella dijo eso?
S: No realmente. Solo la encontré y me dijo que su tío estaba en la cafetería. (Se pone seria) Ahora bien, explícame que burrada te mandaste. (Antes de que Akihide hable, ella continua) Porque te aclaro una cosa: si mi Charlotte sufre por tu culpa, yo te corto las manos.
Ak: ¿Por qué decís eso? ¿Acaso estas tratando de obligarme a que salga con ella?
S: Ya es tardecito para hacerse el “no tengo intenciones con ella”. No seas histérico.
Ak: ¿Debería hacer lo mismo que vos le hiciste a Daigo?
S: No me cambies el tema. Esto y eso no tienen que ver. Además…
Ak: (la interrumpe apresuradamente) ¿Entonces, cuál es la diferencia?
S: No te hagas el vivo, Aki-san. Si queres que me calle, compra más donas. (Antes de que él se levante para ir hasta la barra) Solo te advierto una cosa: En vez de hacerte el tonto con eso de “Te quiero como a una sobrina”, si ella no te gusta tenés que ser sincero y decírselo.
Ak: (reflexionando) Es que… ella si me gusta. Pero, por más que me guste mucho, eso no implica que tengamos que salir. Charotte-san, Meggara y vos van a irse en unos meses. No importa cuánto me guste, ella va a irse de todas formas. ¿Qué pasaría si intento algo con ella… y nos enamoramos? Yo me quedo, ella se va… ¿Sabes cómo termina esa historia?
S: Wakarimasu… [3] (con toda intención) Nunca escuche a alguien hablar tan reflexivamente del amor…
Ak: (tímida murmuración) Yo no hable de amor.
S: (lo ignora) Aunque se puede entender también como cobardía.
Ak: ¿Por qué?
S: (como si hablara sola) Un completo desperdicio de tiempo, ¿verdad? Tal vez Charlotte debió interesarse en otra persona.
Ak: (atorado) ¿Qué? ¿Ella está interesada en mí?
S: Ella… está demorando mucho en el baño, ¿no? Voy a buscarla. (Sin más, encamina hacia los sanitarios)
Akihide, nuevamente en soledad, comienza a reflexionar sobre las últimas palabras de Selenia, sin darse cuenta de que todas sus frases fueron dichas adrede. La morocha conocía un poco más al pelilargo, y sabía que sus sentimientos eran nobles pero lerdos, así que necesitaban aceite y aceleración. Charlotte… estaba interesada en él…y por eso le resulto tan desagradable ser tratada como una sobrina. Pero… de todos los hombres a los que una chica con su belleza y personalidad podía atraer… ¿Por qué ella se interesó en él? ¿Por qué? ¡Al diablo todo! La cabeza no le daba para pensaren ese momento. Después de lo que había escuchado, la sangre le quemaba las venas, el corazón podía salirse de su pecho con solo un saltito si no es que escapaba por otro lugar para ir corriendo atrás de Charlotte. Eso es lo que tenía ganas de hacer él en ese instante.
Su celular emite un sonido y lo asusta. Se trataba de un mensaje de Shinpei, en el cual le pedía que fuese hasta el Kyodo no mori, pues él, Megg y Daigo estaba en camino. Mientras abandonaba el asiento y se dirigía a la barra para pagar la consumición, su corazón, antes desaforado, comenzó a latir depresivamente. El Día en Yokohama estaba llegando a su fin, y con el paseo, él había cometido una estupidez que no tendría tiempo de remediar. Recogió el abrigo que dejo Charlotte en la silla y se acercó a la salida del sanitario de mujeres, donde ya estaban las muchachas conversando en español y no se callaron al verlo. Tuvo que soportar que la pelirroja nuevamente lo tratara de tío con mucho cinismo, ayudada por las exageraciones de Selenia, y todo esto lo sintió como merecidas puñaladas.
Durante el trayecto al parque, no mencionaron palabra (excepto Selenia, que sufre ataques de aburrimiento y verborragia cuando nadie habla). Y cuando llegaron, por un lado estaban los contentos y relajados que fueron al puerto, y por el otro los silenciosos y molestos que visitaron el museo, y Shinpei y Selenia, que no encajaban en estos grupos. Unos no querían entrar al Kyodo no mori porque estaban cansado y querían ir a casa, y los otros deseaban un paseíto de aunque fuese cinco minutos. Estos últimos ganaron por pulseada china.
Y de a poco vamos volviendo a la eki, después del paseo, esta vez sin problemas por los asientos, pues se acomodan como al principio: Charlotte y Megg, quienes van comentando en español y voz baja lo que les sucedió (sobre todo la pelirroja), Shinpei y Akihide, silenciosos y reflexivos, uno más que otro, y por último Daigo y Selenia no mostraron aspavientos en sentarse juntos… compartiendo los dulces chinos que habían comprado. El tren regresa a Tokyo, y mientras marcha las chicas se despiden de Yokohama, prometiendo regresar pronto.
Cuando llegan a Tokyo, las muchachas tienen que despedirse rápido, pues ya era bastante tarde y tenían mucho de que charlar con sus amigas japonesas.
S: (en broma) Tenemos que irnos rápido o no llegamos para la cena.
M: Pero si vos te la pasaste comiendo… Ay, esta loquis.
S: Me extraña araña que eso te sorprenda.
Ch: (sin humor para bromear) Vámonos de una vez. Sayonara, ojisan.
Ak: (prácticamente triste) Sayonara.
D: (antes de que las chicas se marchen. A Selenia) Se-chan, casi olvidas tu bolsa de regalos en el tren.
S. (corre a retirar su bolsa y la agradece con una breve reverencia) Arigatoo. (Regresa con sus amigas).
Sh: (a Megg, parado al lado de ella) Sé que vas a extrañarme a lo largo de esta semana, pero tranquila. Cuando los recitales terminen regresare.
M: (trata de no parecer tan contenta) Que bueno. Gambatte kudasai.
Los seis se despiden y continúan su camino, ellas yendo al edificio, y los muchachos marchan al departamento, agotados luego de ese largo día en compañía de las chicas. Apenas cenan algo liviano y se van a dormir, pues también tendrían que despertar temprano para viajar. Pasarían unos diez días aproximadamente fuera de Tokyo, así que Shinpei, preocupado por la seguridad de Megg, pide de favor a unos amigos que la vigilen en la cafetería y sigan hasta el edificio lo más disimuladamente posible, para que ella no lo note. Entre tanto, Akihide se pregunta cómo resolverá el problema en el que se metió, pues decidió entrar solito a la dichosa furiendo son… ¿Había forma de regresar, de salir de ese nivel? Daigo volvió a salir sin dar mucha importancia a los que ellos dijeran, pero regreso a casa, tarde al fin.

Alrededor de las nueve de la mañana del lunes, la banda ya estaba a bordo del avión, aunque viajarían al interior de Japón, volar resultaría sofisticado y así lo arreglo a agencia. Desayunaron allí mientras charlaban lo que no pudieron sobre el paseo del domingo en compañía de las muchachas. Solo conversaban Akihide y Shinpei (este último  tenía la palabra casi todo el tiempo detallando pormenores). El líder permanecía en silencio sin prestarles atención, hasta que se callaron del todo y él decidió romper el hielo:
D: ¿Qué opinan ustedes si decido formar una pareja?
 

Aclaraciones:

1 Kabayaki son anguilas a la plancha.
2 Furiendo son: Friend zone, adaptado fonética y silábicamente al japonés.
3 A-no… Wakaru: Eh… Entiendo. A-no o ano (aunque este último queda feo) Es equivalente a un eh… y se utiliza para los momentos de duda e indecisión. Wakaru es el verbo entender. Wakarimasu es el modo formal de Wakaru.
4 Eki es estación de trenes.
5 Gomene es la manera más informal de pedir perdón.
6 No sé si habrán escuchado algo así en algún anime, pero en Japón las peleas ocurren entre las personas que se tienen mucha confianza como para animarse a ser descorteces.
7 Platillos de la cocina china. El pan con carne es una especie de Mantou, panecillos al vapor relleno de carne. El Chow mein es otro plato chino basado en los fideos stir fried (similar al Yakisoba). Y siu mei es carne sin verduras cocinado a la barbacoa sin verduras. Luego les dejare fotitos ^_^
8 Comida japonesa: Natto es un plato que consiste en  brotes de soja fermentados, hiloso como queso fundido, y Kamameshi es arroz cubierto de verduras y pollo o marisco y luego horneado en cuencos individuales.
9 Coca Sarli, actriz argentina muy famosa en Japón.
10 Referencia a Midori no hibi, una serie de manga y anime creada por Kazuroo Inoue, en cuya historia un muchacho llamado Sawamura deseaba tener una novia y dejar las peleas, hasta que Midori, una chica que desde hace mucho está enamorada de él, aparece en su mano derecha. El sentido de la frase de Selenia se los dejo de tarea.
11 Esperen la nueva sección del blog, en la que les contare sobre Yokohama y lo que no pude decir de Roppongi.
12 Prenda de origen antiguo muy representativa de China (cuando ven una kazaka, piensan en China).
13 Hai, soodesu es si, así es (o al menos un equivalente). Cuando se le agrega la partícula ka acentuada puede tener valor de pregunta: ¿Es así? Pero si no se acentúa  la silaba final, podemos traducirlo como un “mira vos…”. Ese último es el uso que hace Charlotte (para la próxima, aclarare entre ¿Soodesuka? y Soodesuka…).
14 Ojiisan es abuelo, y ojisan es tío.