miércoles, 20 de agosto de 2014

Flashback final/1


Un mes antes:
Sin que se diera cuenta, se había hecho muy tarde. Hace un buen rato llegó del trabajo y cuando estaba cerca la hora de relajarse con su nuevo programa de televisión favorito, notó que no tenía mas bocadillos con los cuales acompañar ese momento... La misma historia de todas las semanas. Subió rápidamente hasta la habitación que compartía con sus amigas, quienes estaban muy entretenidas con una revista de moda.
Charlotte: (viendo que Selenia estaba buscando su billetera) ¿Vas a algún lado?
Selenia: Si, se me acabó la comida, voy por un poco más a combini.
Megg: Tene cuidado con el pervertido.
Selenia: ¿Qué pervertido?
Charlotte: Nada, que hay un pervertido en la zona, amenaza a las chicas con un cuchillo y les roba... (en voz baja) la bombacha [ropa interior inferior femenina, también llamadas panties o bragas]
Selenia: (sorprendida por lo bizarro del asunto) ¿Qué?
Megg: Se les aparece por detrás, poniéndoles un cuchillo cerca de la garganta, y les pide que se bajen la ropa interior y se la den. Siempre ataca a chicas con falda, por eso te aviso.
Selenia: Es perfecto, que me ataque ese pervertido, así lo atrapo y lo entrego a la policía. Ya tengo experiencia en eso.
Charlotte: (a modo de broma) Les presento a Selenia González, defensora de las mujeres en peligro (como ve que su amiga, en vez de enojarse, comienza a saludar a un público imaginario). No existe el príncipe azul, existe Selenia González.
Megg: Dejense de payasadas. El tipo tiene un arma, puede ser peligroso. 
Selenia: Yo también soy peligrosa. (a su amiga rubia, con un torpe guiño) I'm a bad girl, baby [soy una chica mala, nena] (sale)
Un pervertido, ¿eh? Realmente deseaba cruzárselo y darle su merecido, para librar a toda la zona de una alimaña tan repulsiva, que merecía con creces cualquier tipo de tortu... escarmiento, escarmiento... Otra vez sus pensamientos se tornaban hacia la violencia...
En el combini de siempre, ubicado a unas pocas cuadras, Selenia no pudo encontrar lo que buscaba, al parecer alguien tan tacaño como ella [en Japón, los productos frescos como lácteos y frutas, a medida que se cerca la hora de cierre de las tiendas, pueden conseguirse incluso hasta un 50% mas barato, porque "ya no son nuevos"] ya lo había comprado un poco antes; así que tuvo que caminar un poco más, observando cautelosamente si había algún hombre sospechoso por allí, tanto que casi tropieza con una chica por no observar su camino. 
Muchacha: Gonsaresu, ¿Qué haces vagando a estas horas?
Selenia: (reconoce a la muchacha) Delegada... No  estoy vagando, estoy yendo al combini y vos también estarías vagando, ¿no?
Nadeshiko: (le muestra un libro) Estoy regresando a mi casa después de retirar un libro que había prestado.
Selenia: Ah... ¿Delegada, no te da miedo andar con es faldita si hay un pervertido suelto.? 
Nadeshiko: No me asustan los pervertidos. Es más, si me encuentro con el de esta zona, voy a detenerlo.
Selenia: (entusiasmada) Ah, que valiente, Delegada. Yo también estoy en caza del pervertido. Vamos a darle una golpiza para que escarmiente.
Nadeshiko: Solo los simios moderadamente amaestrados como vos usan la violencia para relacionarse con los demás simios, pero yo soy una persona civilizada, y voy a razonar con ese delincuente usando algo que seguramente no conoces: la oratoria. Con el excelente discurso que tengo pensado seré capaz de convencerlo y motivar que se ponga a disposición de las autoridades.
Selenia: (entre risas) No sé si enojarme por lo de simio amaestrado, o seguir riendo de todo lo que estás diciendo. Espero que no te encuentres hoy al pervertido, porque veo que no tenes las masitas y el té para que se pongan a charlar.
Nadeshiko: (con su rabia contenida) Sabía que alguien como vos no entendería a una persona civilizada como yo, pero no me sorprende eso si viene de alguien que desciende de indios salvajes.
Selenia: (su risa desaparece y se torna mas seria)  Yo no sé que te habrán enseñado tus ignorantes profesores de historia para que seas tan estúpida, pero... ¿Se puede llamar salvaje a alguien que defiende sus tierras, su gente y sus creencias? Eso solo lo sabe alguien que vive allá. Y espero que te encuentres con el pervertido antes que yo, así podes comprobar que la oratoria no funciona siempre, ni siquiera con un japonés (da media vuelta y se aleja de Nadeshiko, a quien su anterior respuesta deja muy colérica).
Por supuesto, la otra muchacha decide hacer lo mismo y emprende nuevamente el camino a casa, arrepintiéndose en el fondo por aquella innecesaria conversación con Selenia. A veces ni ella misma entendía porque le desagradaba tanto... ¿Eran sus exageradas expresiones faciales, su tono de voz un poco alto ese acento "espantoso" y musical que le daba a su idioma cuando comenzaba a hablar?  Cesó esta cadena de pensamientos al escuchar el timbre de su teléfono celular, así que metió la meno en el bolsillo para sacarlo y contestar la llamada de su padre. Estaba a solo una cuadra de su casa, no tardaría mas de dos o tres minutos en llegar. Después de cortar la comunicación, volvió a colocarlo donde estaba, notando que el adorno colgante del móvil quedo enganchado con el doblez de la manga de su cárdigan. Se detuvo un par de segundos para solucionarlo y en ese solo par de segundos sintió una presencia tras ella y la punta de un cuchillo tan cerca de su cuello que casi le hacía un corte... ¿Acaso... se trataba de ese tipo, del pervertido? (cuando hablas del diablo se te aparece)
Extraño: Quedate quieta, si te moves solo un poco te corto el cuello. (notando el leve temblor de la muchacha) Si me haces caso, no te va a pasar nada. 
Nadeshiko: (intenta calmarse y no sucumbir al pánico, aunque no ) Es usted... ¿ese tipo que ataca muchachas? ¿Por qué lo hace?
Extraño: Eso que importa... Yo ordeno, y vos obedeces, es así de simple. Ahora, quitate las pantis y dámelas. después de eso, podes irte.
Nadeshiko: Entonces es por eso... Le gusta sentir que puede dominar a las personas y obligarlas bajo presiones y amenazas. Pero no lo va a llevar a algún lado. Será mejor para usted si se rinde ahora, si se entrega a la policía. Sus delitos no son muy graves, puede conseguir una condena reducida y luego llevar una vida normal. 
Extraño: Yo no te ordené que digas estupideces. Obedeceme de inmediato.
Nadeshiko: no digo estupideces, intento que usted entre en razón. Las muchachas a las que atacó tienen miedo de salir a la calle, ya no pueden seguir con su vida normalmente. ¿Se da cuenta de que sus actos han llegado demasiado lejos?
Extraño: (aprieta la punta del cuchillo contra el cuello de Nadeshiko) ¿Crees que si me importara lo que les pasé las atacaría? Ustedes lo merecen... Las mujeres no son mas que seres horribles que solo buscan una cara bonita y una billetera abundante... después tratan al resto de los hombres como basura. 
Nadeshiko: (habla apresuradamente) Entonces es por eso, se está vengando de las mujeres que lo rechazaron humillando a otras mujeres. ¿Eso repara el daño que le hicieron?
Extraño: (embargado de rabia) Si no vas a hacer lo que te ordené, lo hago yo. 
De inmediato, este sujeto comienza a deslizas su mano por debajo de la falda de Nadeshiko, y ella, aprovechando que alejó un poco el filo de su cuello, retrocede violentamente la cabeza, golpeando la cara de su atacante, liberándose así de este. Cuando intentaba correr hacia su casa, el hombre le sujeta el brazo, y no contento con eso, le propinó un fuerte golpe en el rostro, que la arroja al piso. Incluso corrió hasta donde estaba al ver que intentaba levantarse, y de un fuerte puntapie en el abdomen consigue inmovilizarla. Ninguna de estas agresiones parecía satisfacerlo, de modo que, jalando del cardigan de la muchacha para voltearla boca arriba, con una mano aprieta su pequeño cuello, mientras que con la otra... no, lo estaba haciendo... Estaba haciendo lo que se había propuesto antes, pero ella no podía gritar, la presión sobre su cuello era cada vez mayor... Casi no conseguía respirar y la vista se le volvía cada vez mas borrosa.
¡Hijo de p***! se escuchó de repente, pero no quedó solamente en un grito, pues la persona que lanzó este alarido se abalanzó sobre el pervertido y le rodeó en cuello con un cinto de cuero, logrando que inmediatamente deje de ahorcar a Nadeshiko. Cuando esto ocurrió, pateó a aquel sujeto en el suelo y comenzó a golpearlo con el cinto como si fuese un látigo en repetidas ocasiones. La joven atacada, mientras escuchaba los gritos de su agresor, consiguió levantar el torso, divisando lentamente a quien llegó para salvarla... y aquella imagen no podría salir de su mente en mucho tiempo... Quien estaba descargando una furia ciega y atroz contra el pervertido era, ni mas ni menos que Selenia, la chica a quien hacía unos minutos, ella había tratado de ignorante y salvaje.
Nadeshiko: (en voz alta, pero con tono de suplica) Basta, vas a matarlo.
Selenia: (se detiene, pero no deja de sostener el cinturón) Por lo menos ya le dí un escarmiento. (se acerca a Nadeshiko) ¿Estás bien?
Nadeshiko: (con las manos temblorosas intenta limpiarse la nariz, de la cual había brotado un poco de sangre por el golpe que recibió) Si...
Selenia: (notando sus temblores) No parece. (escucha las sirenas de la policía) Ah, qué rápido.
Nadeshiko: ¿Qué es eso?
Selenia: Calma, delegada. Es solo la policía. Se van a llevar a ese infeliz. 

lunes, 18 de agosto de 2014

Capítulo final: Arigatoo, Beautiful day! Parte 1

Anteriormente: Luego de saber que Selenia iba a renunciar a ZR, y mediante un elaborado plan, Daigo logra engañar a la morocha protagonista para que finalmente hablen y puedan aclarar porqué ella mintió para encubrir a Anna. 
Aun así, Selenia no puede regresar a la productora, en donde se oponen al contrato de Tsugumi, pero al final ceder por insistencia de Obatta. 
Ryoko regresa a Tokyo para revelar a su hijo la identidad de la acosadora, Yumi Nakamura, y por ello él intenta prevenir a Selenia... pero es demasiado tarde. Yumi despertó precisamente cuando estaba a solas con la morocha, y comenzó a descargar violentamente su furia contra ella.
Capítulo final: Arigatoo, beautiful day
Abruptamente, como si despertara de un coma profundo, respiró con mucha fuerza, a voluntad, y abrió los ojos con mucha lentitud. Reconocía el olor a cuarto de hospital incluso desde la inconsciencia. Pero la rigidez en el cuello... No, eso tampoco era nuevo, al igual que el dolor en las costillas y la mano derecha. Observó el cuarto a su alrededor... había un hombre allí, cerca de ella... tal como la primera vez en que despertó en un hospital. Intentó llamarlo, y sintió que tenía la boca muy seca.
- O... Ojisan.
Obatta: (presta atención de repente y se acerca) Anna... finalmente despertaste.
Anna: (a media voz) ¿Que paso, ojisan?
Obatta: Tu... tuviste un pleito con Serenia.
Anna: No, yo quiero mucho a Se-chan, sería incapaz de hacerle daño.
Obatta: ¿No recuerdas lo que pasó?
Anna: De que hablas, ojisan? Yo estaba preparando el traslado de todo lo que había en el departamento de shibuya con ella... y... (Intenta recordar) No sé qué paso... ¿Se-chan donde esta?
Obatta: Ella... esta mucho peor que vos...
Mientras Obatta, con sus más gentiles palabras, intentaba explicar a su sobrina lo que había sucedido, tal como dijo su ex jefe, Selenia estaba mucho pero mucho peor. Si bien no estaba hospitalizada, permanecía recluida en una celda temporalmente, en una comisaria de la zona. Debido a que Anna estaba muy herida, y ella prácticamente sin un rasguño, la policía desestimo que la morocha se estuviese defendiendo. Esperaban a que la supuesta víctima estuviese en condiciones de dar su testimonio, pero no tenían intenciones de dejar que nuestra protagonista en libertad.
En tanto Daigo, quien tuvo que ver como se llevaban esposada a Selenia durante la revisión médica, había realizado incontables llamadas desde la misma comisaría, intentando que algunos de sus contactos pudiese sacar de allí a la morocha protagonista. Afortunadamente no estaba solo, pues Shinpei, Akihide, Megg y Charlotte también estaban averiguando que podían hacer. Si Anna despertaba en esa personalidad no recordaría el pleito en el departamento de Shibuya, y eso implicaba que Selenia no se vería libre de esa celda.
Oficial: (ciertamente cansado) Ya nos comunicaron el estado de Anna Obatta en el hospital. Traumatismos múltiples en la cabeza y abdomen, tres costillas fracturadas y  una importante lesión en la mano derecha. Le voy a pedir que nos hable con la verdad esta vez. ¿Atacó a Anna Obatta sí o no?
Selenia: Ya le dije todo. Ella me golpeó en la cabeza con un martillo y luego intento golpearme otra vez, pero yo me defendí.
Oficial: La seriedad de las lesiones de Anna Obatta revela otra cosa.
Selenia: Yo soy más fuerte que ella, solo le di un par de golpes para alejarla de mí. Creo que me pase un poco y la impulsé hacia el otro lado de la habitación… y en el trayecto se golpeó contra los muebles.
Oficial: Estamos preparando el polígrafo, así que no podrá ocultar la verdad por más tiempo.
Selenia: Espléndido. Traigan el polígrafo para que se den cuenta de que yo no estoy mintiendo.
Oficial 2: (entra a la sala y hace una reverencia hacia su superior) Señor, no hace falta traer el polígrafo. El cuchillo y el martillo encontrados en la escena presentan huellas digitales de una sola persona y no coinciden con las de Gonsaresu–san. Además, encontramos rastros de sangre en los muebles del departamento, esto coincide con su declaración.
Oficial: De todas formas, eso no cambia mis sospechas. Anna Obatta podría haber usado esos instrumentos para defenderse. Trae el polígrafo.
Selenia: (al oficial 2, apremiándolo) Vamos, tráelo así le cierro la boca a este tipo (apunta al oficial con el dedo). Seré extranjera y morocha, pero usted no me va a tratar de delincuente. Traigan ese detector de mentiras.
El oficia más joven (el segundo) salió apresuradamente en busca del tan solicitado aparato, encontrándose en su camino con la abundante comitiva que esperaba, desde muy temprano, alguna novedad sobre la morocha protagonista. Así que, apenas vieron al muchacho, lo acorralaron con preguntas, y él solo pudo contestar, un poco intimidado “voy por el polígrafo…”.
Daigo: (ofendido, como si lo hubiesen insultado) ¿Para qué necesitan el detector de mentiras?
Oficial 2: Es que… mi superior no cree en nada de lo que dice Gonsaresu–san. Por favor, necesito que me dejen pasar. Mientras más aprisa lleve el polígrafo, más temprano podrá salir su amiga.
Decidieron que el muchacho tenía toda la razón, así que lo dejaron pasar. Seguramente la actitud de aquel superior se debía a que Selenia es extranjera y Anna japonesa, de Okinawa, pero japonesa al fin (Okinawa hasta hace casi 40 años no era parte de Japón). Ninguno de ellos podía extrañarse por sucesos de esa naturaleza, en especial nuestras protagonistas, que ya habían padecido la xenofobía de algunos compañeros de trabajo, de los pandilleros, del cuarteto de chismosas en el baño y del mismo Kishimoto sensee. Ya se habían acostumbrado a esto, aunque al principio tuviesen la ingenua y un poco estúpida idea de que por ser latinas iban a llamar la atención y la admiración de todo mundo, la realidad era muy diferente: encontraron gente a la que no les importaba de que país viniesen y bastantes personas que las juzgaban por eso.
Voz de mujer: (habla atrás de ellos) ¿Por qué fui la última en enterarme de esto?
Daigo: (dándose vuelta, al igual que los demás) Okasan.
Ryoko: Debiste haberme llamado. Tuve que enterarme de esto por unos conocidos.
Daigo: Si venís a reclamarme, podés irte. Aquí necesitamos soluciones, no problemas.
Ryoko: (ignorando a su hijo, se acerca a Charlotte) Pero miren que tenemos aquí... (la mira detenidamente) Totemo suteki desu... [1].
Charlotte: (extrañada, pero halagada también) A... Arigatoo.
Ryoko: (sigue observándola) Y no sos muy delgada. (Su entusiasmo desaparece) Ah, pero tu tez no es nada saludable. Parece incluso que vas a enfermarte de inmediato.
Charlotte: (ofendida) ¿Qué dijo?
Ryoko: Además tienes mal carácter. (Se acerca a Megg) kimi mo suteki desu...[2] Y pareces tener buenos genes... Pero sos casi piel y huesos.
Megg: (sorprendida) ¿Como dice?
Ryoko: (las ignora y se acerca a Daigo) Tu elección fue la correcta. Me gusta más Serenia dentro de la familia.
Daigo: ¿Todavía en plan de buscar a la madre de mis hijos con buena genética? Además, no soporto a esa pelirroja y la rubia es demasiado tonta para mi gusto.
Charlotte y Megg: (al unísono, para ellas) Como si él fuese un primer premio...
Akihide: ¿A que vino hasta aquí, obasan?
Ryoko: A traer la historia psiquiátrica de Anna Obatta. Eso será más que suficiente para hacer que saquen de una vez a Serenia.
Daigo: Hubieses empezado por ahí. En este momento están haciendo la prueba del polígrafo, así que tendrás que esperar como nosotros...
Ryoko: no me conocen por tener paciencia para esperar. (Da media vuelta para ingresar a la sala de interrogatorios.)
Apenas ella se pone en marcha, ingresan a la comisaria cuatro jóvenes, de unos veintiún años, con vestimentas bastante finas. Una de ellas era más alta, tenía largo cabello lacio impecable, piel sumamente blanca y una cara privilegiada. Otra era mas baja solo por unos centímetros, con cabello negro y aspecto un poco mas rudo, la única del grupo que llevaba puestos unos shorts deportivos, pues las demás preferían usar faldas coloridas. Las dos chicas que me falta mencionar tenían casi la misma estatura, una de ellas destacaba por sus enormes ojos y cabello casi rubio, mientras que la última que voy a mencionar  tal vez no era una la mas guapa, ni alta siquiera (de hecho, se veía bastante pequeña), pero algo en su rostro destacaba mas que en el de las otras, algo así como un encanto especial. Estas muchachas se quedaron paradas cerca de la entrada, preguntándose discretamente hacía adonde tenían que ir cuando una de ellas divisó a muestras protagonistas, y dijo a la demás "es aquí". 
Megg: (mientras observaba a las muchachas que acababan de entrar, p escucha atentamente) Yo... reconozco esa voz, pero de donde?
Charlotte: (curiosa) ¿Conoces a esas chicas? A mí se me hace que las vi, pero no sé donde.
Tsugumi: (llego con Atsuko y Maya, y se acerca a las  Charlotte y Megg) Ya conseguimos algo de comida. Seguramente cuando Se-chan salga, estará medio muerta de hambre. 
Charlotte: Seguramente... Ustedes saben quienes son esas chicas?
Maya: (mira a aquellas muchachas y luego a sus amigas) Ustedes no las conocen? Son el F4 femenino de nuestra universidad [3]. (las va indicando, empieza por la mas alta) Esa es Sumire Nishida, la chica mas popular y deseada de todo el campus. Es heredera de una importante compañía cuyo lema es conservar lo tradicional. (ahora a la morocha) Esa es Akane Yoshizumi, otra importante heredera, la estrella deportiva de la facultad, se rumorea que el la única que podría vencer a Se-chan.
Megg: Ya quisiera.
Tsugumi: Bien por ella su eso no pasa.
Maya: (apunta a la de ojos grandes) Esa es Tsubaki Sakamoto, y su vida es un completo misterio. Pero tiene las mejores calificaciones y ha estado muchas veces en el cuadro de honor...  Y por último, pero no menos importante. La más bajita... es Nadeshiko Kishimoto... La hija de Kishimoto sensee, delegada de los cursos, representante de la universidad y los centros de estudiantes, siempre velando por la buena reputación del instituto... es la chica que las recibió en el campus el primer día.
Charlotte: No puede ser... ¿Qué hace la hija de Kishimoto aquí?
Tsugumi: Debe venir a ver qué es lo que es lo que pasa... pero no sé cómo se habrá enterado.
Atsuko: (preocupada) ¿E... Esa belleza es Sumire Nishida?
Maya: ¿No la conocías?
Atsuko: No... y ahora entiendo lo que me dijo Sora...
Megg: Es linda, pero tampoco es una belleza, vos también sos linda.
Charlotte: ¿Y esa Sora que te dijo?
Mientras Atsuko les comentaba brevemente, y los muchachos charlaban por su lado, esperando que lleguen noticias sobre Selenia, o que aparezca nuevamente Ryoko Naito, las otras chicas comentaban que harían antes de ponerse en acción.
Nadeshiko: ¿Y ahora adonde tengo que ir? En los doramas veía que hay escritorios apenas uno entra, pero...
Akane: Cambia de opinión, Nadeshiko. Si esa esta presa, debe ser porque anduvo causando problemas.
Sumire: O atacó a un pervertido...
Akane: ¿La estás defendiendo?
Sumire: Seamos sinceras, ella nunca atacó a alguien que no lo merezca.
Akane: Eso no la hace menos peligrosa.
Tsubaki: Akane... Vinimos aquí a apoyar a Nadeshiko, no empieces a hacer berrinche que nuestras compañeras nos están mirando mal.
Akane: ¿Desde cuándo te importa lo que piensen los demás?
Tsubaki: Soy japonesa después de todo.
Nadeshiko: Silencio. Yo vine a cumplir lo que me pidió mi padre y no hay vuelta atras. (En tono curioso) ¿Nuestras compañeras sabrán adonde tengo que ir?
Sumire: No creo que quieran decirnos... nos están mirando feo desde hace un buen rato.
Tsubaki: Lo que puede hacer la envidia.
Akane: Bah, es solo cuestión de acercarse y hablar (va hacia donde están nuestras protagonistas, mientras sus amigas la siguen con la vista)
Nadeshiko: Y a esa quien la entiende... ¿Parece que su problema es solo con Serenia-san...
Akane: (ya frente a las muchachas) Ohayoo. ¿Ustedes saben dónde está su amiga? Venimos a entregar un documento de parte de Kishimoto sensee.
Charlotte: De... Kishimoto sensee?
Akane: Ee [4] ¿Lo saben o no?
Megg: Veras, nosotras recién llegamos.
Tsugumi: Y estamos esperando a que termine el interrogatorio.
Akane: (piensa) "¿Interrogatorio? Lo sabía, es una delincuente" (a ellas) Entiendo... Arigatoo (da media vuelta y regresa con sus amigas)
Megg: (piensa) Ya me acorde de donde me suenan esas voces...
Recuerdo de Megg: (fragmento perteneciente al capítulo 16)
Tsubaki: Yo lo escuche claramente: las tres se encerraron con Kishimoto sensee en su oficina y estuvieron un largo rato. Parece que por fin alguien pondrá las cosas en orden.
Sumire: Es hora de que las saquen de esta universidad para que no ensucien el buen nombre de la institución. Sería lamentable que eso ocurra.
Akane: Basta solo con echar a la gordita. Esa es una buscapleitos de lo peor. Estaría bien que se fuera. Las otras dos no están mal.
Sumire: Serenia es el menor de los problemas. Solo golpeó a unos tipos, nada más. Otra de ellas es quien ensucia esta universidad con su presencia.
Tsubaki: Si. Esa pelirroja descarada. ¿Vieron cómo se viste, cómo actúa o cómo habla? Es una sinvergüenza.
Sumire: Sera lo que quieras, pero al menos ella muestra su descaro, no se esconde. La peor de las tres es Meggara. Con su carita de niña buena y la sonrisita falsa nos hizo creer que de verdad era una chicha decente... Pero si fue capaz de quitarle el novio a Maya...
Akane: ¿De qué estás hablando?
Sumire: Ella fue la que los separó. ¿Acaso no vieron ese video? Busquen en la red Shinpei Inoue pelea con extraño y lo comprobaran con sus propios ojos.
Nadeshiko: ¿Ganan algo diciendo toda esa basura? Sera mejor que se ocupen de sus propios asuntos Recuerden que esas tipas descienden de las indias, un montón de mujerzuelas que rondaban a los españoles, y de los indios, guerreros orgullosos y estúpidos que no comprendían la cultura superior europea. Que ellas sean de esa forma no es su culpa: está en sus genes. ¿Acaso son tan bobas como para esperar que vengan tres monjas de Latinoamérica?
El recuerdo venía claro a su mente, porque nunca pudo olvidar lo que escuchó. Esas cuatro… hablando de ellas de una forma tan espantosa. La peor de todas era Nadeshiko Kishimoto sin duda alguna, una digna hija de su padre, lista para llevarle la nueva información: la reclusión de Selenia, que bien podía costarle la expulsión cuando estaban tan cerca de completar la beca… ¡Tenían que impedirlo!
Megg: (alerta) Esas son las chicas que hablaron mal de nosotras… Ellas querían que nos echen. Tenemos que sacarlas de aquí antes de que lleven el chisme a Kishimoto.
Las demás miran hacia donde están las muchachas, pero la hija de Kishimoto había desaparecido… ¿En dónde se metió? Buscaron con la vista un poco más, notando que justo cuando estaban distraídas, un policía apareció y aquella joven de inmediato solicitó ver a Selenia, así que la estaban acompañando a la celda… ¡No! Charlotte, repentinamente, dio media vuelta para apremiar a Daigo, pues él aguardaba que le permitan encontrarse con la morocha así sea tras las rejas… y tampoco lo encontró. Parece que, sin que lo notaran, el vocalista, ni lento ni perezoso, también se hizo notar por el oficial.  Bueno, quizás el soberbio protagonista lograría salvar a la simpática extranjera de semejante peligro, aunque no sabían si podían respirar tranquilas todavía.
Aquellas chicas, al igual que nuestras amigas, tomaron asiento, mientras aguardaban por más noticias. Charlotte y Megg en un momento comenzaron a reírse, pues comprendieron cuales eran las intenciones de Ryoko Naito al examinarlas tan cuidadosamente. Esa mujer sí que estaba medio chiflada. ¿Favorecía a Selenia porque tenía un aspecto más saludable?
Hernán: (entrando) Ah, por fin pude llegar. (Comienza a buscar a las muchachas, en especial a Atsuko, a quien localiza rápidamente)
Sumire: (lo encuentra aún más rápido y se le prende del brazo) ¡Erunando-san! Qué bueno verte. ¿Venís de un entrenamiento? (Le ofrece un vaso) ¿Querés café?
Hernán: (notando que Atsuko lo mira sospechosamente, intenta zafarse de Sumire) Si, sí, pero soltame. ¿Cuántas veces te dije que no actúes de esa forma?
Sumire: Pero no puedo evitarlo. (Apoya la cabeza sobre el hombro de Hernán, mientras este no sabe cómo apartarla sin hacerle daño) Tal vez algún día si te decidas a salir conmigo.
Hernán: (logra liberar su brazo) Lo siento, pero ya te dije que no. Primero porque no me gustas, y segundo, porque ya tengo novia.
Sumire: (afligida) ¿Entonces es cierto? ¿Y quién es? ¿La conozco?
Hernán: (sorprendido) No voy a decírtelo.
Atsuko: (aparece de repente y se interpone entre los dos) Este es un lugar público, ¿podrían comportarse decentemente?
Sumire: (antes de que Hernán pudiese contestar) Fujiwara, ¿por qué siempre pareces una anciana regañando a los demás? Hasta parece que estas celosa... (Al ver la expresión irreverente en el rostro de nuestra amiga japonesa, se dirige a Hernán, mientras apunta a la otra muchacha con la misma mano que sostenía su vaso de café) ¿Es ella? (Sin mala intención, al exagerar el gesto de la mano, termina volcando parte del contenido encima de Atsuko)
Hernán: (asustado, al ver la expresión de cierta indignación mezclada con dolor en el rostro de Atsuko) Tsuki-chan, ¿estás bien? (A Sumire, severamente) Esto lo hiciste adrede, ¿verdad? ¿Cómo podes ser tan caprichosa?
Surime: (apenada) No fue con mala intención, en verdad lo siento.
Atsuko: (al ver su remera manchada, se lamenta) Era la única cosa bonita que pude comprar, y ahora esta arruinada.
Sumire: (saca rápidamente una prenda del interior de una bolsa de compra que llevaba colgada en un hombro y se la entrega a Atsuko) Gomene...gomene. Toma, ponete esto. Lo compre para ane [5], pero puedo regalarle otra cosa.
Atsuko: (agarra la blusa que le entrega Sumire, pero apenas siente la suave tela -de seguro era muy costosa- intenta devolvérsela) Esto debe ser carísimo, no puedo aceptarlo.
Hernán: Me parece bien que, si ella ensucio tu ropa, te ofrezca algo a cambio.
Sumire: Verdad que soy buena (dirige hacia Hernán una sonrisa interesa, pero al ver que solo consigue que el muchacho se torne serio, vuelve la vista al piso en actitud de puchero) Ok…
Atsuko: (celosa) De todas formas, no la quiero... Vos podés tener al chico que quieras, ¿por qué te gusta Erunando?
Sumire: Porque es guapo, atlético, exótico, agradable y además besa muy bien.
Atsuko: (casi pega un grito, pero se contiene) ¿Qué? ¿Y cómo se supone que sabes eso?
Hernán: O sea, ¿y eso que importa?
Atsuko: A mi si me importa. ¿Besaste a Nishida-san?
Sumire: ¿Ustedes no comenzaron a salir por el White day del año pasado?
Atsuko: (entendiendo lo que Sumire decía, habla a Hernán con severidad) ¿Besaste a las chicas que te regalaron chocolates en San Valentín?
Hernán: (preocupado) Creo que se enojó… ¿Pero por qué? (a Sumire) No debiste decir eso.
Sumire: Yo no me hubiese enojado por eso (le dirige otra vez una sonrisa interesa, pero al ver que solo consigue que el muchacho se torne serio, vuelve la vista al piso en actitud de puchero). Mejor anda a buscarla o se enojará más.
Hernán sale sin esperar ni un solo segundo, y la escena casi entera fue captada por nuestras amigas, quienes de inmediato se acercan a Sumire para pedirle una debida explicación. La joven, pese a que sabe que puede recibir alguna que otra ofensa, les contesta brevemente que por una indiscreción suya, Atsuko se enojó con el muchacho latino, recalcando que ella no tenía intenciones de provocar todo eso. Como resultado, las chicas fueron tras la parejita, solo Tsugumi quedó esperando, pues le parecía que alguien más debía quedarse a recibir a Selenia.
Y ya que les hablé de ella, permítanme mostrarles lo que estaba sucediendo durante la visita de Nadeshiko Kihimoto… y de Daigo, por supuesto. ¿Con que intenciones se acercó hasta la comisaría esta muchacha? ¿Qué es lo que tenía que entregar? Viniendo de parte de Kishimoto, no podemos pensar que se trate de una buena noticia, ¿verdad? Pero que más se podía hacer, si esa chica ya estaba allí, frente a las rejas de la celda, apoyando una mano en los barrotes y aclarándose la garganta antes de hablar.
Nadeshiko: Serenia-san…
Selenia: (emerge lentamente desde la oscuridad de la celda y se acerca un poco a la reja) Delegada… ¿Qué hacés aquí?
Nadeshiko: Vine a… entregar un documento a pedido de mi padre. Él, apenas supo lo que pasó, decidió que sería mejor expulsarte, así que… Yo nunca le pedí nada… pero esta vez tuve que suplicarle, que rogarle que no lo haga. Le recordé lo que ocurrió el mes pasado… Y se reconoció por fin incapaz de hacer eso.
Selenia: (impresionada) Kishimoto no va a expulsarme?
Nadeshiko: No… Es más, traigo una autorización para que te liberen de inmediato.
Selenia: A mí van a sacarme de aquí tarde o temprano, no tenías que venir hasta aquí y rogarle tanto a Kishimoto…
Nadeshiko: Si tenía que hacerlo. Necesitaba hacer algo por vos, porque… en verdad no sé qué hubiese sido de mí si no llegabas aquella noche. 
Flashback (si, les joderé con esto hasta el final)
Selenia: (conmovida por el agradecimiento de Nadeshiko) Caray... Doomo arigatoo. Te tomaste tantas molestias por mí que no sé qué decir...
Daigo: (aparece, ya que estuvo hablando con uno de los oficiales un momento) Se-chan, tengo buenas noticias. Pronto vendrán a sacarte de aquí. 
Selenia: Ah, por fin. Cuando salga de aquí, dormiré hasta mañana, porque esta celda no fue nada cómoda.
Daigo: Justamente estábamos planeando un festejo por tu liberación, con buena comida y todo, pero...
Selenia: Comida. Pesándolo bien, no tengo tanto sueño. 
Nadeshiko: (mira atentamente a Daigo) ¿Es... Daigo Naito-sama?
Daigo: Si, ¿qué con eso?
Selenia: Sos famoso y estás en una comisaría visitando a una persona recluida. ¿Tengo que explicarte por qué la situación es curiosa?
Daigo: Un solo día en la vida podés dejar tu sarcasmo de lado. Deberías estar contenta de que vengo a verte.
Selenia: (exagerando aún más el tono sarcástico) Dormí en una celda fría, sobre una cosa dura y plana, con comida más fría aún, pero cómo pude olvidarme de saltar en una pata al ver que habías venido... ¿Qué desconsiderada soy, verdad?
Nadeshiko: (al notar ese nivel de confianza) Ustedes... ¿Tienen una relación?
Daigo: Si. Selenia: No... (los pongo en la misma línea para que se entienda que contestan al unísono)
Daigo: No seas mentirosa...
Selenia: Vos no seas chismoso.
A los pocos segundos llega uno de los oficiales y abre la celda para que Selenia pueda salir por fin. Acto seguido le regresan sus pertenencias en perfecto estado. Mientras se acerca a la entrada, nota decepcionada que solo Tsugumi estaba allí esperando. Sabía por Daigo que Akihide y Shinpei fueron al departamento para preparar el festejo de liberación (pónganle), pero... ¿En dónde estaban Charlotte y Megg, al igual que Maya y Atsuko? La alta joven japonesa  tuvo que contarle rápidamente sobre el pleito de la parejita y comenzó a llamar a las muchachas para que regresen, así podían ir todo juntos. Por suerte, apenas supieron esa buena noticia, regresaron de inmediato para unirse al festejo. La morocha protagonista ya se sentía un poco extraña al recibir tanto abrazo eufórico, hasta parecía que fue retenida un mes y no solo mediodía. "Deberían detenerme más seguido" bromeó luego "seguiré metiéndome en problemas".
Mientras en esa reunión todo parecía ser alegría, en el hospital se vivía una situación muy diferente. Kei Obatta, pese a que en numerosas ocasiones no era muy suave con las palabras, se armó de toda la paciencia que tenía disponible para contar a su sobrina, desde el principio, la verdad sobre su enfermedad, sobre Yumi Nakamura y sobre todos los misterios de sus reiteradas lagunas mentales, sus sueños extraños y sus dolores de cabeza. Había un parte de su recuperación luego del accidente que ella no podía recordar, en ese periodo estuvo bajo tratamiento psiquiátrico. Obtuvo el alta cuando pudieron controlar a Yumi, pero como Anna no entendía bien el tratamiento y dejó de tomar las pastillas sin que alguien la supervisara, la otra personalidad emergió con más furia que antes, encontrándose con una rival que no le temía.
Obatta: (finalizando su relato) Creo que será mejor volver a internarte, pero no podemos obligarte. Vos tenés que decidirlo.
Anna: (entre copiosas lágrimas y sollozos) Sabes, hace algunos años, Suzume-san me había insinuado que por mi culpa se alejaba de Daigo-sama... Y yo no entendía porqué lo dijo, pero tenía razón. Yo llegue a atentar contra mi propia vida, y en varias ocasiones contra la de Se-chan... Soy un monstruo...
Obatta: No es así, Anna...
Anna: Yumi... Yo soy Yumi Nakamura y si soy un monstruo. Anna es algo que ustedes inventaron para encerrar a este monstruo.
Obatta: Sera mejor que te calmes (intenta apoyar una mano sobre el hombro de la muchacha, pero ella, pese a que esta adolorida, se aleja, haciéndose una bolita).
Anna: No me toques... No quiero ver a nadie. Andate, por favor.
Obatta se retira bastante resignado, preguntados que pasaría de ahora en más con Anna. No tenía forma de saberlo, solo esperaba que acceda a la internación, pues corría peligro de tener que enfrentar cargos por atacar a Selenia, y una cosa son amenazas o ataques menores, y otra muy diferente era un intento de homicidio. Además, era mejor controlar a Yumi de inmediato, antes de que vuelva a aparecer.
Extraño: Obatta-san...
Obatta: (observa a quien le hablaba de repente, encontrándose con un muchacho rubio y de ojos azules, a quien había visto un par de veces en compañía de su sobrina) Dare desuka?
Joni: Soy Honatan, un amigo de Anna. Vine a ver...
Obatta: Ella no quiere ver a nadie. Podes volver en otro momento.
Joni: ¿Puede decirme que fue lo que pasó? Porque no entiendo. ¿Tuvo una pelea con Selenia?
Obatta: Eso no te importa. Ella paso por una situación desagradable, es todo. (Intenta irse, pero Jonathan lo detiene)
Joni: Espere... Yo ya sé lo de su doble personalidad... lo de Yumi Nakamura.
Obatta: (mantiene su indiferencia) ¿Entonces por qué me estás preguntando qué pasó, si ya deberías suponerlo? (Se va)
Joni: (Aprovecha que Obatta se fue para entrar en la habitación de Anna, haciendo un saludo con la mano) Konnichiwa. Vine apenas supe que te hospitalizaron y acabo de cruzarme con tu tío.  Me habían dicho que tiene mal carácter, pero no creí que fuese para tanto. (Se sienta en una se las sillas cercanas a la cama) ¿Cómo están?
Anna: Ese hombre no es mi tío... (Comienza a llorar de nuevo) Nada de lo que tengo es mío, ni siquiera mi vida.
Joni: No llores, por favor (se acerca a ella, y la rodea suavemente con los brazos). Claro que es tuyo. Que Anna no sea tu nombre de nacimiento no significa que no sos la persona dulce y maravillosa que conozco.
Anna: Pero todo esto es de otra persona...
Joni: Los Obatta te eligieron para que formes parte de su familia, ellos te dieron ese nombre. Como se hace con todos los hijos. Yo no elegí llamarme Honatan, eso lo decidieron mis padres.
Anna: Pero... Ellos no me eligieron, usaron una mente bloqueada para revivir a su hija y la más cercana era la mía.
Joni: Quien sos en realidad es algo que vos tenés que decidir. ¿Querés seguir siendo Anna y luchar contra esa otra, o preferís rendirte y ser Yumi? Yo sé que Anna puede predominar con Yumi, como hiciste todos estos años.
Anna: Esas palabras son muy bonitas... realmente muy lindas... Pero sabes que esa no es la verdad. Yo perdí la memoria y los Obatta pensaron que podrían quitarme la identidad y poner otra allí... Pero yo soy Yumi... y soy un monstruo.
Joni: Para mí siempre serás la dulce y pacifica Anna Obatta...
Anna: Quiero estar sola, Honatan... ¿Podrías...?

Joni: (poniéndose de pie) Está bien... Volveré otro día (comienza a acercarse a la puerta) Creo que debe existir un modo de curarte y sacar a Yumi. Ella es peligrosa, vos no. Sería mejor para todos que ella no esté. (se va)
Anna: (luego de un momento de reflexión, decide llamar a su tío) Ojisan, ya tomé una desición (pausa) No es precipitada, creo que será lo mejor y no cambiaré de idea, así que escuchame (...) Voy a internarme. Si hay un modo de borrar a Yumi de nuestras vidas, tengo que intentarlo (...) Si... Es hora de desaparecer a ese monstruo.

Cuatro días después. 
Si hay algo que predominaba ese día era el estado de nerviosismo. Tanto manos como piernas temblaban y no había palabra, té o masaje que calmara ese pequeño pánico que llegaba hasta lo mas profundo de sus huesos. Había llegado el día en que, frente a toda la universidad, expondrían el trabajo que habían realizado durante todo ese tiempo. Porque no llegaron a Japón para causar pleitos, golpear pandilleros, tener enredos amorosos, andar en apuros constantemente ni nada de eso (todo ocurrió sin ser planeado), sino para hacer un trabajo de campo, una investigación que les proporcionaría el título de sus carreras, y esta exposición pública tenía el propósito de dar cuenta de todos sus esfuerzos. En eso tenían que enfocarse. Se habían alejado de sus familias, de sus amigos, de sus allegados para ir al otro lado del mundo con una muy ambiciosa beca, invirtieron años en preparación... después de tanto esfuerzo, la travesía llegaba a su fin. En un par de semanas volarían de regreso a casa... Hasta ahí será mejor que lo piensen, porque podrían terminar mas deprimidas que animadas, ¿no?
A ratos corrían un poco la cabeza para mirar a toda la gente que se estaba acumulando en el auditorio, cada vez mas lleno. ¿Cuántas personas podían entrar y sentarse? ¿Doscientas o trescientas? Si era esta última cifra, estarían sobre ellas seiscientos pares de ojos y un mismo número de oídos escucharían la presentación... ¡Qué nervios! Ya se hacían evidentes en sus rostros. Charlotte estaba pálida, bebía agua repetidamente y con la misma frecuencia iba al baño, mirando de reojo la puerta como si quisiera huir. Megg, colorada como un tomate, rascaba compulsivamente ese salpullido que solía padecer en situaciones semejantes, y Selenia permanecía en su asiento quieta, callada, y mirando para todos lados, e intentando respirar con normalidad. 
Dentro del gran salón estaban ya ubicados en sus lugares Shinpei y Akihide, esperando impacientemente que empiece la presentación, pero que antes de eso llegue Daigo, quien brillaba por su ausencia. ¿Dónde se había metido este tipo? ¿Iba a ausentarse en uno de los momentos mas importantes para Selenia?
Shinpei: (agarrando el móvil cuando el preceptor encargado comienza a hacer la presentación) Voy a llamar a este tipo (Akihide asiente y él comienza la llamada. luego de un minuto, Daigo contesta) 
Daigo: Moshi moshi.
Shinpei: Oye, ¿en dónde te metiste? Kishimoto ya comenzó el discurso de apertura y las muchachas no tardan en aparecer.
Daigo: Sé que tengo que estar ahí, pero se me hace imposible ir. 
Shinpei: No sé qué estás haciendo. Pero nada puede ser más importante que...
Daigo: (precipitadamente) Anna, Yumi o como sea que se llame, escapó del hospital antes de que la trasladen al neuropsiquiátrico. Golpeó a dos enfermeras para huir y está fuera de control. Necesito que ustedes estén ahí y aseguren que Se-chan esté bien y a salvo. yo no puedo ir porque tal vez me siga esa loca y llegue hasta...
Shinpei: Entiendo, entiendo. Si le explicamos esto a Se-chan, ella lo va a entender. Ten cuidado, esa loca es peligrosa.
Daigo: Lo sé. Apenas tenga noticias te llamo, pero... (se queda callado)
Shinpei: (incómodo por el silencio) ¿Daigo?
Daigo: (se aclara la garganta) Pase lo que pase, decile a Serenia que una parte de mí la está acompañando (corta)
Shinpei: (entre nervioso y afligido, corta la llamada) Daigo no podrá venir.
Akihide: (preocupado) Ya me di cuenta, pero por tu cara, parece que no se quedó dormido.
Shinpei: Anna... o la otra, escapó del hospital. Si él viene, tal vez lo siga, pero puede que lo ataque mientras está solo... Daigo está aterrado, lo sé. 
Akihide: (no sabe que hacer, una parte de él quiere acompañar a su amigo, y la otra sabe que debe apoyar a Charlotte en su presentación) ¿Qué hacemos ahora? No podemos dejar a Daigo, solo al alcance de esa psicópata... pero si nos vamos, nuestras novias nos mataran después. 
Shinpei: Él me pidió que nos quedemos aquí, para mantener a Se-chan segura. No podemos movernos de este lugar. Lo único que podemos hacer es... rezar mientras escuchamos. 
Por fin comenzó la presentación y las tres compartieron el podio mientras explicaban los resultados de sus investigaciones. Al principio, una vez que encararon al la audiencia, estaban muertas de los nervios, eso era evidente, pero la experiencia que ya tenían y la confianza en su material las ayudaron a desenvolverse con mucha velocidad, incluso Selenia y Charlotte hicieron su clásico teatrito para ejemplificar, y el público estalló en carcajadas, mientras Megg manejó muy bien el tono de voz y los discretos gestos de sus manos, que sumaban atención a lo que decía. Antes de finalizar, dejaron espacio a contestar las múltiples dudas del público, bastante numerosas y variadas. Luego se despidieron cortésmente, agradeciendo la atención y concurrencia. Pero esto no terminaba ahí, todavía faltaba que reciban las felicitaciones y comentarios individuales. Aproximadamente quince minutos mas tarde, recién pudieron acercarse a su grupo de allegados, de quienes también recibieron elogios. Estaban todos allí: Atsuko, Maya, Tsugumi, Orochi, KyunHo, Hernán, Diego, Ginzo Tanaka (con cámara en mano, obviamente para enviar el video a Agatha), Shinpei, Akihide... y faltaba Daigo, pero no solo él. Jonathan también brillaba por su ausencia.
Selenia: (a Shinpei y Akihide) ¿Dónde está Daigo-sama? no me digan que recién se fue porque estuve observando todo el tiempo y él nunca llegó.
Hernán: Pues... yo me enteré por Joni que a Yuki le agarró un ataque de locura y se escapó, así que la están buscando seguramente.
Selenia: ¿Él también?
Diego: (después de hacer una expresión de regaño a Hernán) Daigo Naito tenía el historial médico de ella, se lo dio su madre, y fue al hospital para entregárselo a Obatta. En ese momento escapó, por eso él no pudo venir. 
Charlotte: (a su morocha amiga, con severidad) A vos ni se te ocurra moverte de aquí. 
Selenia: (piensa) "Ni loca me quedo. Que tal si esa desquiciada intenta lastimarlo... o violarlo... Tego que ir a ver que esté bien" (a su amiga) No, voy por agua porque me agarró sed. 
Se escabulle entre la multitud, sin darse cuenta que alguien en la reunión comenzó a seguir sus pasos. Cuando estaba alcanzando la entrada, alguien jaló de su brazo para impedir que siguiera avanzando... Se trataba de su amigo, Diego. 
Diego: ¿A dónde crees que vas?
Selenia: Diego... yo sé que amás a tu hermana menor con todo el corazón, pero si un loco, un demente, que anda suelto la está acosando... ¿Qué harías?
Diego: (reflexiona por un momento) Vamos. No vas a ir sola, yo te acompaño. (los dos abandonan el auditorio).
El tiempo apremiaba mas que nunca para aquellos que buscaban con desesperación a Anna, y uno de ellos sabemos que es Jonathan. Gracias a un mensaje que la muchacha envió a su tío, agradeciéndole por todo lo que hizo por ella hasta entonces, él pudo usar la computadora para rastrear el lugar donde se realizó el envío, notando que se trataba... de aquel departamento en Shibuya. ¿Por qué ella escogió ese lugar para esconderse? La única forma de averiguarlo era correr hacia allá lo mas aprisa que pudiera. por suerte el hospital no estaba demasiado lejos, así que llegó en unos cinco minutos. Anna ya había tenido tiempo, desde su fuga, de arreglar algunas todo lo que había planeado, desde que fingió aceptar la internación... pero ella nunca estuvo dispuesta a ir. Cuando Jonathan llegó a buscarla, cuando subió en el ascensor hasta el piso, y encontró el departamento abierto, como si ella esperara que esto ocurra... había pasado mucho tiempo.
Él la encontró tendida sobre la cama del cuarto principal, con la ropa que solía usar cuando vivía allí. Estaba tan adormecida que casi no podía abrir los ojos, y junto a ella... el botín de su fuga... El frasco ahora vacío de sedantes. 
Joni: (comienza a sacudir a Anna para que no se duerma) ¡Anna! ¡Anna! No hagas esto, por favor. 
Saca velozmente el celular, llamando a emergencias, y luego, dificultosamente, logra subir a la muchacha sobre su espalda para llevarla hasta la planta baja, y que puedan darle atención mas rápido. sale hasta el pasillo, sujetándola con firmeza mientras avanza, pero ya habían ocupado los ascensores. De todas formas, bajaría por las escaleras, no iba a darse por vencido. No dejaría que el sopor se lleve a Anna, no dejaría que eso ocurra sin hacer algo al respecto.
Anna: (adormecida, su voz es suave como un susurro) Hon... ¿Qué estás haciendo?
Joni: Anna, mantente despierta, por favor. Vamos a llegar pronto a planta baja.
Anna: Esto es lo que yo elegí. Decidí hacer lo que me dijiste.
Joni: Yo no pedí esto, yo quiero que luches contra ella, que te quedes.
Anna: Y eso haré. Yumi desaparecerá, mientras que todos van a recordarme a mí. Yo me quedaré en sus recuerdos para siempre, mientras que ella desaparecerá... será borrada otra vez.
Joni: Ese no es el modo de quedarte.
Anna: Te agradezco que te preocupes tanto por mí... y también que me hayas enseñado... a querer de otra manera. Yo pensé que nunca dejaría de amar a Daigo-sama... hasta que te conocí y comencé a enamorarme de vos...
Joni: No digas eso como si fuese una despedida, solo faltan dos escaleras mas. Podemos lograrlo. Vamos a bajar. Tendrán que hacerte un lavado de estómago para quitar todos los sedantes que tenes encima, pero una vez que pase el efecto, te vas a recuperar. Si estamos juntos, podemos lograr cualquier cosa. Confío en que hay otro modo de sacar a Yumi y que solamente quedes vos. Yo te voy a cuidar, no me despegaré ni un solo momento, lo prometo.
Con mucha dificultad, Jonathan intenta que no se le empañen los ojos mientras recorre ese ultimo trecho. Sigue hablando con Anna, intentando que no se duerma, pero... ella ya no respondía... su respiración era cada vez más débil y pausada... Pensó que no llegaría a tiempo, que no lo lograrían, cuando escuchó la sirena de la ambulancia... ¡Ya estaban ahí, todavía tenía esperanzas! Intentó descender los últimos escalones rápidamente, con mucha ligereza... como si no llevara nada encima... nada encima... Como si el peso del alma de Anna fuese la totalidad de su cuerpo...
Continuará.

Aclaraciones:

1 Totemo suteki desu: significa sos muy linda.
2 kimi mo suteki desu: Vos también sos muy linda.
3 F4 o Flower 4: referencia al manga, anime y dorama Hana Yori Dango. Es curioso, si saben japonés, porqué los nombre de esas cuatro chicas son Nadeshiko>Clavellinas, Tsubaki>Camelias, Sumire>Violetas; y Akane>flores blancas.
4 Ee: Si. 
5 Ane: "mi" hermana menor.