domingo, 20 de abril de 2014

Capítulo 23: La verdad es una sola...

Anteriormente: Daigo logró convencer a Obatta de que no despida a Selenia, pero con el escándalo, todo ZR se enteró de la relación semisecreta. 
Al ver a Akihide tocar junto a Hanmie, se despiertan los celos de Charlotte, pero son calmados por un festejo que de inmediato organiza el guitarrista para celebrar que Ximena dejará de atormentarlos. Pero la cita parece comenzar con el pie izquierdo...
Además, Selenia trabaja en el Kodomo no hi y recibe la ayuda de SHINee, a quienes luego invita al desfile en el que participa Charlotte. 
Durante este acontecimiento, Maya puede hablar con KyunHo y se reconcilian. La presencia de Anna en el evento parece turbulenta, y más aún cuando confunde a Jonathan y el termina besándola.
Al final del desfile, Daigo se encuentra con Suzume, una ex novia, quien le revela sucesos del pasado. Pero debe interrumpir la charla al recibir una clara amenaza contra Selenia... Amenaza que, mientras él corre al edificio, se está desarrollando.



Capítulo 23: La verdad es una sola...


¿La portera tenía que estar presente? Pues sí, ella era como una emisaria de Kishimoto. Además, Tanaka lo prefería así, no sea que vuelvan a dudar de la decencia de Charlotte, la muchacha que desde Argentina, Agatha le había pedido que cuide.
Ginzo: (tocando el nuevo vidrio) Listo. Esto es vidrio blindado. Arrójenle algo para comprobar su resistencia.
Charlotte toma un pote de crema y lo arroja hacia el vidrio, pero este rebota y cae al suelo. Solo se produjo un "tack".
Ginzo: Ahora cualquier persona que intente romper el vidrio tendrá que esforzarse. (Se acerca a la pelirroja) Ahora estás a salvo, Charotte.
Charlotte: Pero... fue a Selenia a quien hirieron, no a mí.
Ginzo: Podrían haberte herido. Además, esto las protegerá a las tres.
Megg: Yo tengo una pregunta. ¿Cómo vamos a respirar con esto?
Ginzo: (apunta una parte del vidrio) Aquí hay unos orificios por donde ustedes podrán respirar tranquilamente y estarán seguras también.
Megg: ¿Es una broma, verdad?
Charlotte: Tanaka-san se está esforzando, no es fácil cambiar un vidrio roto por otro blindado en un domingo. Solo tenemos que traer una planta.
Ginzo: Eso es lo que hace una buena neechan... Digo, un buen oniisan. Ahora debo irme. Si necesitan alguna otra cosa, no duden en avisarme otra vez (breve reverencia) Sayonara.
Charlotte acompaña a Ginzo hasta la puerta de entrada y lo despide con mucha cortesía, agradeciendo su amabilidad y disposición, sobre todo porque estaba bien dispuesto a mantener la promesa que le hizo a su hermana. Cuando estaba regresando al cuarto, vio a las muchachas bajando rápidamente y dirigiéndose a la sala para encender el televisor. Movida por la curiosidad, ella se acercó a ver qué estaba pasando.
Presentador: (cerrando el segmento) Estos son los artistas que se estarán presentando desde el viernes por tres noches seguidas en el Tokyo Dome. Disfruten del Spring fest. (A sus invitados) ¿Algún mensaje para el público antes de terminar?
Daigo: (levanta un poco la mano) Si, yo... quiero decir algo.
Presentador: ¿Un mensaje para el público?
Daigo: Algo así. Con respecto a... todas las declaraciones sobre mi vida personal que han aparecido (de pronto, todo el estudio le presta atención). En varios medios me relacionaron con Saori Tomoe, pero lo cierto es que solo somos buenos amigos.
Presentador: ¿Entonces estás soltero, Daigo-san?
Daigo: Eso es lo que quiero decir. Tengo una relación, pero no con Saori, sino con una mujer que no pertenece a este medio.
Akihide: Si pertenece, pero no como cara visible.
Daigo: Exacto.
Gyuri: (entrometiéndose) Dicen que de este lado esta la gente bonita, y del otro... la que no lo es.
Hara: (intentando suavizar el comentario) Pero ese no es el caso de unnie.
Onew: (también se entromete) Por supuesto. Noona es genial, bonita y simpática.
Matsumoto: (levanta la mano, seguido por los de Arashi) Nosotros somos sus fans.
Presentador: ¿Son fans de la novia de Daigo-san?
Kazunari: Si, ella es nuestra fan, y nosotros los de ella.
Jiro: Tengo entendido que también tiene fans entre los empleados de ZR.
Haruna: Son ellos quienes hicieron el póster para ella, ¿no?
Presentador: ¿Todos la conocen?
A-chan: Nos enteramos el viernes es esto y se armó todo un revuelo en ZR.
Mami: Fue impresionante como corrió Jiro-san cuando se enteró.
Aaron y Nocchi: (lo dicen con un dejo de fastidio) Él corrió a enterarse...
Jiro: Yo corrí por otra razón y terminé enterándome. Eso fue lo que pasó
Daigo: Que maravillosas anécdotas, pero no he terminado de hablar. (Los demás se disculpan y guardan silencio, mirándolo atentamente) Pues... el sábado... Ella fue atacada y salió herida. La misma noche recibí una amenaza y... le arrojaron una piedra para golpearla en la cara (los espectadores en el set se tornaron preocupados y extrañados). Ella ahora está bien, solo sufrió un corte en la mano porque intentó cubrirse y tuvo hemorragia nasal, pero está bien. Lo que quisiera es... pedir que esto no vuelva a suceder. Yo sé que mis fans me aman, y eso es muy bueno, pero yo no dejare de cantar ni de hacer presentaciones por tener una pareja. Confió en que quieren verme feliz y... esta relación realmente me hace muy bien, así que me gustaría que la acepten.
Shinpei: Sabemos que puede existir el miedo a alguna Yoko Ohno, pero nosotros somos humanos, somos personas no solo artistas.
Akihide: Y tengamos en cuenta que nosotros tres no somos unos jovencitos. Ya estamos en edad de formar un hogar.
Daigo: Tomen de ejemplo a mi amigo Hyde, que está casado, tiene una hija y continua en el mundo artístico.
Satoshi: No podríamos estar más de acuerdo, pues nuestras relaciones han sido muy cuestionadas.
Matsumoto: Tuvimos que ocultar varias de ellas.
Sakurai: Amamos a nuestras fans, pero... déjennos ser felices. (El comentario provoca las risas de los demás)
Shinpei: No es que el amor de nuestros fans no sea suficiente, pero... (piensa un poco) No sé cómo explicarlo.
Calvin: (no ha hablado hasta el momento) Son diferentes... muy diferentes. No es lo mismo que la familia, que los amigos, ni que los fans. Si los fans no quieren que tengamos pareja es como que nos pidan que no tengamos amigos o familia.
Shinpei: Exactamente. Eso es lo que quería decir.
Presentador: Por lo que escuche hasta ahora, entiendo que la novia de Daigo-san es una muy buena persona. Y ustedes también lo son. Esto también es un pedido de paz. Hay muchos problemas con los antifans y eso no hace felices a los artistas que tanto aman, que son personas y no objetos que les pertenecen. (A modo de conclusión) Hasta la próxima semana y disfruten del Spring Fest.
El programa termina, escuchan la cortina musical de cierre un breve momento antes de apagar el televisor. Como una muda y ruborizada espectadora, Selenia continua con la vista fija en la pantalla, aunque ya no hay una trasmisión que ver. Las muchachas a su alrededor, a su vez, están sorprendidas y conmovidas por lo que había sucedido en el estudio. Para las que no lo sabían, fue toda una sorpresa entrenarse de la relación semi secreta que mantenía nuestra simpática protagonista con Daigo Naito. Por un momento, la sala se llena de silencio, tanto que parece vacía.
Charlotte: (luego de un rato) Este tipo no me agrada, pero debo admitir que tiene huevos. Si tenía alguna duda sobre sus intenciones, acaban de desaparecer.
Megg: Él quiere proteger a su Selenia como sea. Es tan romántico a su modo.
Tsugumi: (sentándose cerca de Selenia) ¿Qué sentís después de ver esto?
Maya: (entre risitas) Debe estar volando en la novena nube.
Atsuko: Yo la veo más avergonzada que contenta. 
Las muchachas se le acercan, esperando algún tipo de reacción, pero Selenia está decididamente congelada. Tal como se dice, llevaba la procesión por dentro. Sin que las demás lo notaran, sus emociones gritaban en su interior, aunque ella tenía un ataque Kuudere [1]. En el pasado, Anna fue atacada por la acosadora, y ahora sufriría sus agresiones nuestra simpática protagonista. No podía evitar... sentir que la confesión pública de Daigo... era una forma de evitar lo que no pudo dos años atrás. “Todos los caminos conducen a Roma”, y en la mente de la morocha cualquier cosa que sucediera en su relación con Daigo estaba ligada al pasado que una vez compartió con Anna, la joven a quien él creía muerta... pero que no lo estaba. Todas esas ideas, más los recuerdos de lo que le habían contado... "Anna me gritaba, y yo no podía escucharla"... "Me dijo que el mundo sería horrible si yo no estuviese"... todo esto torturaba su mente y se imponía sobre sus pensamientos sin que pudiera evitarlo.
Charlotte: (tratando de llamarle la atención) Hey... ¿Te pasa algo? (Antes de que ella intente contestar) Ya sé, ya sé. No pasa nada.
Selenia: Solo estaba preguntándome porque no dijeron mi nombre, pero creo que es lo mejor.
Maya: Es cierto... Nadie te nombró, solo hablaron de "ella".
Tsugumi: Eso está bien. Apenas te reconocieron la cara, ya fuiste atacada... imagina si supieran tu nombre. No tardarían en darse cuenta de que sos extranjera. Si investigan un poco más....
Atsuko: Ya sabemos eso...
Selenia: (ansiosa por desviar la atención del asunto) Y... ¿cuándo vamos a saber que pasó en el cine?
Charlotte: (sonrojándose) Cierto... con todo esto, no pude contarles lo que pasó.
Nuestra protagonista pelirroja comienza a relatar desde el principio: Durante casi todo el camino, se mostró ciertamente malhumorada. Akihide estaba callado, mirando fijamente hacia el camino, y eso le parecía bien, pero... ¿por qué, durante el breve momento en que estuvieron frente al edificio antes de partir, no había destacado su cambio de estilo? Ella llevaba unas ropas muy diferentes a las que frecuentaba, totalmente alejadas de la sensualidad que la caracterizaba... ¿Por qué no le preguntaba la razón del cambio? ¿O es que le daba igual? Pero Charlotte podía ser muy ingenua. No imaginaba que Akihide prefería no molestarla preguntándole sobre algo que, sin intensión precisa, podía ser producto de la casualidad.
Cuando llegaron al cine, ella se sorprendió al no ver una fila esperando. La película era llamativa, contaba con un elenco conocido, y, según la sinopsis, trataba un complejo tema antropológico... ¡Y no había ni un solo ser humano en la fila! Es más, entraron a la sala y eran solo ellos dos. ¿Qué clase de gustos tenían los japoneses? Ella nunca, en verdad, había estado sola, acompañada más que de una persona, en una sala de cine. Y se trataba de un estreno, el lugar debería estar abarrotado. ¿Qué ocurría allí afuera? Por lo menos con el film podía dejar estas cuestiones de lado, y para nada lamentó haber ido, pues... con esa película se conmovió, se emocionó, sonrió y casi lloró con los personajes, resistió lo más que pudo la tensión del clímax, hasta que en un momento comenzó a agarrarse del brazo de Akihide, y él le rodeó los hombros para confortarla.
Una vez que terminó la proyección, los dos se levantaron de las butacas y comenzaron a caminar hacia la salida. 
Charlotte: (entusiasmada. mientras hablan van caminando) Voy a recomendar esta película, es fantástica. Qué lástima que el resto de la gente no haya sabido apreciarla...
Akihide: (extrañado) ¿Gente? ¿De qué estás hablando?
Charlotte: ¿Por qué me preguntas eso?
Akihide: Pero... Vos dijiste que... preferías un lugar íntimo...
Charlotte: (atorada) ¿Reservaste la sala solo porque yo dije eso?
Akihide: (inseguro. Salen del lugar y van regresando al automóvil) Es que... Como dijiste que... querías que estemos solos... No sé si hice bien...
Charlotte: (le resulta difícil esconder su satisfacción. ¿En verdad fue capaz de reservar una sala para complacerla?) ¿En serio? ¿Por qué no me lo dijiste, así lo aprovechaba?
Akihide: Lo siento.
Charlotte: (se le prende del brazo) Bueno, de todas formas hubiese estado más atenta a la película, no te preocupes. (Debe soltarlo porque su celular comienza a timbrar) Esperame un momento. (Agarra el teléfono y contesta) Moshi Moshi. (Pausa. Comienza a hablar en español) Megg, ¿qué pasa? (...) Ah, cierto... (...) Gracias. Voy yendo. Nos vemos allá. (Corta la llamada) Akihide, ya va siendo hora de irnos...
Akihide: (parece un poco decepcionado de lo rápido que pasó el tiempo) Ah... claro. Bueno, vamos. (Abre la puerta para que ella suba y se dirige al otro lado sin cerrar. Para ser japonés, era suficiente atención) 
Charlotte: ¿Tenemos tiempo... para que me digas lo que me querés decir?
Akihide: (pone en marcha el vehículo) Tengo que conducir, pero... lo intentare. (marcha hasta la esquina) No puedo.
Charlotte: ¿Por qué?
Akihide: Porque tengo que mirar el camino, y lo que quiero decir requiere... que estemos frente a frente...
El lugar donde se realizaría el desfile no estaba muy lejos, asía que llegaron allí más temprano de lo que pensaban, pero no quedaba suficiente tiempo como para una conversación decente... ¿Qué hacer? Akihide quería decirlo, quería sacar esa verdad que tenía entre pecho y espalda desde hace un buen tiempo. Aunque... por un momento creyó que, con lo que había sucedido en el edificio la vez en la que fue a buscar a Charlotte sería suficiente. Pero no era así. Ella necesitaba las palabras de por medio... e, innegablemente, él también. 
Charlotte estaba a punto de bajarse cuando Akihide la detuvo. Cinco minutos o cincuenta... Necesitaba decirlo ahora.
Akihide: Charotte... Como no tenemos mucho tiempo, lo diré del modo más veloz que se me ocurre... Lo haré a la manera de Daigo.
Charlotte: O sea... (Lo piensa bien) No me lo digas. Quiero que me lo demuestres.
Akihide mira profundamente a los ojos de una Charlotte que aguanta la respiración unos segundos... esperando a que él haga algo, lo que sea. Estaban en un momento decisivo, cualquier cosa que sucediera terminaría por fin con la incertidumbre constante... o eso parecía. De pronto, él se movió: lentamente acercó su cabeza a nuestra protagonista y, como si fuese una caricia, la beso con mucha suavidad y dulzura. Ella le rodeó el cuello con los brazos y lo atrajo un poco más. Aunque sus labios ya se habían unido muchas veces antes, en esta ocasión fue algo diferente... En esta oportunidad, sentía el deseo de despeinarlo, de desvestirlo y apoderarse de él... Tal vez él sentía lo mismo. Pero no había tiempo suficiente. 
Akihide: (le extiende un sobre y un reproductor de mp3 con auriculares) Toma. Esta es la letra y el reproductor tiene la melodía.
Charlotte: (no entiende muy bien cuando sujeta estas cosas, pero... cuando escucho lo que él dijo... sintió una enorme emoción) ¿Es una canción para mí?
Akihide: Escuchala cuando puedas y decime si te gusta.
Charlotte: Estoy segura de que va a encantarme (lo besa rápidamente). Es una lástima que termine tan rápido...
Akihide: Lo compensaremos después. 
Aunque no quería, luego de besarlo unas cuantas veces más, Charlotte por fin abandonó el automóvil. Akihide bajó poco después. Tal vez intentaba guardar las apariencias, pero era completamente inútil. Ya todos sabían (o suponían) lo que sucedía entre ellos, y de eso justamente quería hablar el coordinador de White dreams, Kimura. Cuando la llamó para hablar un momento en privado, la pelirroja temió que le prohibiera lo mismo que Kishimoto.
Kimura: Es positivo para tu carrera.
Charlotte: (extrañada) ¿Cómo dijo?
Kumira: Como existe el rumor de que salís con Akihide Satoo, los medios quieren conocerte. Ya me las arregle para que tu preceptor levante tu prohibición, pero solo con Akihide. Si llegan a verte con otro hombre, me aseguró que no durará en hacer que te expulsen. Pero eso no es problema, ¿verdad?
Charlotte: (terminando el relato) Estoy muy, pero muy conforme con lo que dijo Kimura-san. Por fin tendré un poco de paz.
Megg: (extrañada) Pero... ¿En qué quedaron al fin?
Charlotte: En que nos queremos. Eso es lo importante.
Megg: ¿Pero en que quedaron? ¿Son novios, que son?
Charlotte: No cuestionaste a Selenia en su momento... ¿Por qué me estás cuestionando a mi?
Megg: Porque si engañan a Selenia, ella les parte la mandíbula, pero si te engañan a vos, ¿qué pasa?
Tsugumi: (entusiasmada) ¡Se-chan les parte la mandíbula!
Selenia: Es cierto, lo hago.
Megg: Pero el daño se lleva por dentro.
Charlotte: No sé si insinúas que soy una llorona o que Selenia es una insensible.
Megg: No quise decir que sos llorona...
Selenia: (a modo de chiste que ellas no entienden) O sea que yo soy una insensible. Ahora entiendo muchas cosas...
Megg: (intentando ordenar sus pensamientos) No quiero decir que Selenia es una insensible... sino que ella es un poco mas dura y lo que a nosotras nos afecta para ella no es tan importante.
Selenia: En realidad soy pro de guardarme lo malo y expresar lo bueno, a menos que la situación me rebase.
Maya: No es para que se peleen. Aki-san y Charotte avanzaron un paso. Eso es muy bueno, Meggu.
Tsugumi: (va hacia la ventana para vigilar, pues escucho el timbre) Meggu, te buscan.
Megg: ¿Shinpei?
Tsugumi: No, es Erunando-san.
Megg: (comienza a levantarse) Que raro... No quedamos en vernos...
Atsuko: (se levanta de golpe) Yo voy. (Antes de que las demás protesten, va hacia la puerta principal y sale sin dar más explicaciones)
Las muchachas se quedan en la sala, haciendo sus suposiciones e intentando espiar por la ventana, pero ninguna de ellas tiene un buen angulo de visión, así que se van desplazando un poco. Entre los intentos, Charlotte vio una conversación bastante pacifica, nada fuera de lo normal entre dos personas que se llevaban bien... y aunque sabia que ellos no eran el caso, si habían conciliado sus diferencias le parecía bueno... hasta que... Hernán sujetó el rostro de la muchacha y... ¡La besó! No fue demasiado decoroso, según lo que pudo ver dificultosamente, y se tomo su tiempo, pero Atsuko no opuso resistencia, solo pareció aleccionarlo después. La ausencia total de cachetada, grito, empujón o reacción de rechazo, hablaba por si sola.
Como el expresivo semblante de Charlotte les revelaba que ella estaba viendo algo interesante, las muchachas se le acercaron para poder espiar mejor.
Megg: (alejándose) Por favor, estamos violando la intimidad de Atsuko.
Charlotte: Tipo que... Ellos están parados en la vereda...
Maya: Lo dice la primera que corrió a la ventana.
Megg: No fui la primera.
Tsugumi: Pero yo lo sabía, lo sabía. ¿Por qué ella no nos contó esto?
Selenia: Creo que lo que acabamos de hacer es una respuesta lógica y coherente a esa pregunta.
La muchacha que faltaba regresa del exterior un poco sonrojada, y de inmediato se ve rodeada de las jóvenes que la esperaban adentro. Ellas no quieren admitir que la espiaron, así que comienzan a hacer toda clase de preguntas, cual detectives, con sospechosas sonrisitas en sus rostros.
Charlotte: (con mirada intrigosa) Que raro que vos te encuentres con Hernán a solas... ¿Pasa algo?
Maya: Se trata de la cafetería, ¿verdad?
Megg: (no le agradaba mucho el juego, pero... qué más da) ¿O es que ya comenzaron a entenderse?
Selenia: No creo... Si Atsuko detesta al buen Hernán desde lo más profundo de su ser. O eso es lo que nos dejó entender.
Tsugumi: Aunque... En el desfile nadie sabía del paradero de estos dos... Qué casualidad...
Atsuko: ¿Quieren dejar ese circo? (Las muchachas la miran con mucha atención, esperando que confiese) Con todo lo que paso, no pude contarles que... la situación cambio completamente. Erunando ahora es mi novio.
Todo se congeló durante un momento, incluso el aire... Ninguna suposición pudo prevenir que Atsuko, sin problemas ni prisas, confesaría de esa forma. Pensaron por un momento que se estaban conociendo, que tenían un coqueteo un poco extraño, no que de buenas a primeras ella les saldría con un noviazgo. ¿Desde cuándo? Para suerte de su curiosidad, de un modo muy simple, la muchacha les contó cómo había sucedido este cambio radical, omitiendo algunos detalles que le parecían bastante íntimos. Sus amigas quedaron conformes y se alegraron por ella. Ya ni valía la pena decirle que fue demasiado dura, entre otras cosas.

Lunes:
Empujando la puerta de vidrio de la entrada, Selenia ingreso a la productora con mucho cuidado. Sabía que sus compañeros de trabajo se le acercarían, preocupados por su bienestar. No había duda de que ellos verían el programa, escucharían la confesión de Daigo y... por supuesto, ese principio de semana laboral, comenzaría con la excesiva atención del caso, algo se nunca llegaba a agradarle. Pero se equivocó... porque en ZR no había ni un alma... ¿Dónde estaba todo el mundo? Repentinamente, su celular recibe una llamada.
Selenia: (sin fijarse en quien llamaba, contesta) Moshi moshi.
Daigo: Imagino que estarás en la productora, ¿verdad?
Selenia: Pues sí, ¿dónde está todo el mundo?
Daigo: (entre risas) Olvidaste comenzamos a ensayar y preparar el Tokyo Dome.
Claro... ¿Pero por qué ella no lo sabía? Los más raro de todo fue que Daigo le anunciara... que Obatta le daba la semana libre. No tenía que acercarse al Tokyo Dome, y ni siquiera estaría allí para las presentaciones... un momento... contando con que iría en el staff... ¡Selenia ni se había procurado una entrada!
Daigo: (notando que Selenia no contesta) No te preocupes. Tengo reservados unos hermosos asientos de platea para vos y tus amigas. Solo tenés que venir a buscarlas.
Selenia: Ah. ¿Tengo que ir hasta el Tokyo Dome? ¿Sabes si algún bus va hasta allá?
Daigo: Ven en el tren subterráneo.
Selenia: Esta bien. ¿Voy ahora?
Daigo: Eh? Bueno, ya que estás tan sumisa, tráeme unas donas que me estoy muriendo de hambre. (Ates de que ella pueda contestar) Estoy bromeando. Regresa al edificio, yo pasare después por allí y ni se te ocurra andar sola.
Selenia: ¿Y las donas?
Daigo: Dije que era broma. Regresa al edificio, allá nos veremos. (Se despide de ella y corta la llamada)
Selenia se siente extraña después de esa breve conversación. Ya ni sabía que pensar. Daigo estaba siendo muy amable, aunque siempre lo era (a su modo, claro)... a diferencia de ella. Pero no que no quisiera hacerlo, solo que le parecía un poco hipócrita de su parte. No podía simplemente tener detalles afectuosos con él para complacerlo mientras, a sus espaldas, convenía con Anna cuando y como decirle la verdad. Nuestra protagonista había visto a mucha gente hablar mal de otras personas durante todo un viaje, y luego sonreían ante ellas, las halagaban hasta en sus pasos de baile, les contaban sobre sus vidas como amigos e incluso se quedaban a dormir en sus casas. Pero ella nunca fue isa. Aunque no fuese frente a frente, cuando tenía un problema con alguien se lo decía claramente y de manera privada (o con pocos testigos), nunca mediante indirectas, ni de repente callaba sin explicación. Ella simplemente no podía ser hipócrita. Sin embargo, la verdad, en este caso, era difícil de revelar.
Mientras pensaba en todo esto, estaba regresando al edificio. Se detuvo en una tienda al ver un artículo que llamó su atención, y luego de comprarlo, retomó el camino. Una semana sin representaban un enorme aburrimiento que desde esa misma tarde se hacía notar. La mejor forma de matar el tiempo que encontró fue... ponerse a dormir. Antes quiso hablar con su hermano, pero como él no llego en viaje de placer, estaba en una reunión. "Es un gran tipo mi hermano" pensó en tanto se relajaba en la cama, llamando al sueño que no se tardó en aparecer.
Tsugumi: Se-chan...
Selenia: (despertando lentamente) ¿Qué pasa?
Tsugumi: Te busca Daigo-sama. Esta abajo esperando.
Selenia: (todavía medio dormida) ¿
Y que hace aquí? (Recuerda de repente) ¡Ah, las entradas! (Sale rápidamente de la cama y agarra la bota ortopédica) Decile que en un ratito bajo.
Tsugumi: No hay prisa. Meggu lo está entreteniendo. Ella quiere organizar una fiesta de cumpleaños para Shinpei-sama.
Movida por la curiosidad, Selenia decidió bajar para enterarse de lo que estaba pasando. No la movían los celos, sino... ¡la fiesta! Y Daigo era el mejor anfitrión que conocía.
Daigo: Vos encargate de la excusa, yo me puedo ocupar del lugar.
Megg: Pero no me gustaría que haya desconocidos...
Daigo: Ni desconocidos, ni drogas, ni disgustos. Te recuerdo que las dos fiestas terminaron por vos.
Megg: (apenada) Lo sé. Por eso no quiero que haya extraños. Y todo está en calma ahora. No creo que tengamos mayores inconvenientes.
Daigo: Eso espero. (Impaciente) ¿Tu amiga se va a tardar mucho?
Selenia: (acercándose a Daigo) Konbanwa.
Daigo: (se pone de pie y recuerda las "sutilezas" de Selenia) Konbanwa. (Le agarra un brazo) Vamos.
Selenia: (tan acostumbrada a estas situaciones, no se opone) ¿A dónde?
Daigo: El sábado me encontré con una persona que podría ayudarnos a descubrir quién te atacó.
Selenia: (se suelta de su agarre con suavidad) Voy por un abrigo y nos vamos. Y despedite de las chicas al menos.
Al cabo de un rato, ella vuelve con un sweater ligero y se encuentra con Daigo fuera del edificio. El panorama alrededor de nuestra simpática protagonista comenzaba a volverse denso y rozaba la toxicidad. Anna estaba viva, cada vez más cerca del vocalista, y ella fue atacada por aquella acosadora que antes había causado tantos estragos... esas dos bombas de tiempo no tardarían en estallar violentamente, pero la solución estaba lejos de su alcance. Todavía no encontraba una opción mejor que decir la verdad completa, sin omitir ni un solo detalle, aunque esto resultara catastrófico... no importaba cuanto lo pensara, revelar lo que pasaba de una forma u otra, solo lastimaría a Daigo, la única victima de esa red de simulaciones.
Daigo: Ya llegamos.
Selenia: (vuelve a prestar atención) Que rápido. (Baja del vehículo cuando ve que Daigo hace lo mismo) ¿Donde estamos? (Solo puede ver la fachada de una casa bastante cómoda)
Daigo: (se acerca a la puerta y toca el timbre) Ya te enteraras.
No pasaron ni dos minutos cuando ya abrió la puerta una mujer muy guapa, de largo cabello negro y piel muy blanca, que recibió a Daigo de una forma bastante afectuosa y lo invitó a pasar... antes de reparar en su presencia.
Daigo: (las presenta) Ella es Se-chan. (A nuestra protagonista) Ella es Suzume.
Suzume: ¿Ella es la chica de la que hablaste en el programa? (La mira bien) Que cambio de gustos...
Diago: (entrecerrando los ojos) ¿Vas a cuestionarme?
Suzume: Siempre tan a la defensiva. (a Selenia) Pasa, linda. Tenemos mucho de que hablar.
Selenia: Arigatoo...
Los tres entran a la casa y se quedan en la sala de estar. Suzume va a la cocina y regresa rápidamente  con unas cuantas  cervezas y las ofreció a sus visitas, pero Selenia se negó amablemente. "Ella solo bebe cosas fuerte" respondió Daigo, a modo de broma,  mientras abría su botella, a lo que ella contesta con un leve grito de regaño. La dueña de casa le ofrece entonces una lata de refresco del refrigerador.
Suzume: (mientras le extiende la lata, siguiendo la broma) Creí que estaba embarazada por un momento.
Selenia: ¿Qué?
Daigo: Eso es imposible, yo ni siquiera la toque.
Suzume: (viendo a Selenia) ¿Sos humana? (enciende un cigarrillo y comienza a fumar) Me están diciendo que salen y aún no ha pasado nada entre ustedes.
Selenia: Han pasado muchas cosas, pero eso no. Yo sé que aquí es diferente, pero en mi país solemos esperar un tiempo prudencial... por lo menos las que somos de familia decente.
Daigo: No tenías que dar toda esa explicación. Ese es nuestro asunto.
Suzume: Que reservado.  ¿Cómo se conocieron?
Daigo: Vinimos por otra razón, no para una entrevista.
Selenia: No quiero ser metida, pero... ¿Ustedes tienen algún problema?
Suzume: Yo no. Él está  resentido porque fui yo quien terminó nuestra relación.
Daigo: ¿Pero qué estás dic..?
Selenia: ¿Ustedes salieron antes o después de lo de Anna?
Suzume: Antes. (Se levanta y va hacia otra mesa de la cual saca una caja, y de esta unas hojas escritas) Y este es el asunto por el cual vinieron.
Suzume deja las notas frente a Daigo, sentado al lado de Selenia, y ambos comienzan a revisarlas. Cuando terminan, se sienten horrorizados... ¿En qué clase de ser podía caber tanto odio gratuito, tanto desprecio sin fundamento alguno?
Suzume: No puedo mostrarles los regalitos que me dejo, pero... eran más espantosos que estos.
Daigo: ¿Puedo quedarme con estas cosas? Los Obatta tiraron todas las que enviaron a Anna y las necesito para averiguar quien las envía.
Suzume: Por supuesto, y te deseo suerte... pero todavía no me creo que Anna esté muerta, sobre todo porque yo creí que ella me acosaba.
Daigo: Lo está. Yo tengo sus cenizas. Ella murió en ese accidente.
Selenia: (interesada) ¿Por qué creías que Anna era la acosadora?
Suzume: Porque... Ella quería ocupar mi lugar. Ella quería estar con Daigo. Lo deseaba en silencio... Y ni bien yo lo deje, fue corriendo por él. Siempre creí que se hacía pasar por una acosadora para asustarme y alejarme.
Daigo: Pero no era ella. Anna también padeció a esa acosadora. Y no quiero que pase lo mismo con Se-chan.
Suzume: Pero tienen que ser más cuidadosos porque esta vez es diferente. A mí nunca me agredió, solo recibía cartas. Tengo entendido que a Anna solo la lastimaron físicamente una vez. Y ahora... directamente un piedrazo en la ventana.
Selenia: En realidad comenzó con un botellazo en Koochi. Nunca hubo amenaza de por medio.
Suzume: (al borde del horror) Eso es terrible, linda. Tienen que tener mucho cuidado. Esa loca cada vez es más violenta. Sinceramente... No has pensado en dejarlo y protegerte?
Daigo: (indignado) Como te atreves a preguntar eso?
Selenia: No. Pienso en detener esta locura de una buena vez. (Como ya había acabado el contenido de la lata, comienza a apretarla con las mano hasta dejarla hecha una bolita de metal) Además, esa loca no tiene idea de con quien se mete.
Suzume: Wow, que fuerza.
Daigo: Ya estás pesando en meterte en problemas otra vez...
Selenia: Esa loca es la que me busca bronca.
Suzume: (mirando el reloj) no es que los eche, pero invité a unos amigos a cenar, así que...
Daigo: De todas formas ya tenemos que irnos.
Suzume acompaña a sus visitas hasta la puerta de salida, y pide a Selenia que vaya hasta el automóvil, pues ella quiere decir unas palabras en privado al vocalista. Nuestra protagonista accede sin mayor problema.
Suzume: Tenés que estar atento y cuidar a esa chica.
Daigo: Yo sé lo que tengo que hacer, No necesito...
Suzume: (adopta un tono severo) Dejá tu soberbia de lado y escuchame bien. Porque a esta chica no quieren  asustarla, herirla o lastimarla. A esta chica quieren matarla. Y vos, por primera vez en la vida, tenés que estar bien despierto y fijarte en las personas que están a tu alrededor si querés conservar una sola urnita y no dos.
Daigo: Suzume... Yo sé lo que tengo que hacer. (Se va)
Durante el trayecto, Selenia y Daigo hablan muy poco, casi nada. Los dos están enfrascados en sus propios pensamientos. Nuestra protagonista se pregunta quién le entregó la urna de cenizas al vocalista, pero no sabe cómo preguntárselo. Mientras él analiza sus opciones, pues podía entregar las cartas a un detective privado o a la policía para armar una causa contra a acosadora. Cuando llegan al edificio, ella se despide y está a punto de bajar del automóvil, pero antes de que lo haga, Daigo llama su atención.
Daigo: ¿No te estas olvidando de algo?
Selenia: (distraída) ¿De qué?  (Lo primero que le viene a la mente es que él se está quejando de la despedida tan cutre) Ah… (Se vuelve hacia el vocalista y lo besa rápidamente) Sayonara.
Daigo: Yo… me refería a las entradas.
Selenia: ¿Qué entradas? (recuerda y lanza una risa torpe) Ah… claro, las entradas. (Agarra el sobre que él le extiende) Me olvidaba de esto...
Daigo: Ahora si te podes ir. Ah, pero estas obligada a avisarme cualquier cosa que ocurra.
Selenia: (entrecerrando los ojos) ¿Y quién va a obligarme?
Daigo: Vamos, esto no es broma. Necesito saber que estarás bien.
Selenia: (abriendo la portezuela) Está bien. Cualquier coso que pase, si tiene que ver con la loca esa, yo te avisaré. Sayonara. (Baja del vehículo e ingresa al edificio)
Al entrar, vio que sus amigas estaban viendo un programa de televisión sobre moda, una repetición del desfile, mientras decidían su vestuario para la fiesta de cumpleaños de Shinpei. Al verla, la invitaron a unirse, pues sus elecciones de moda representaban uno de los mayores problemas, junto con las Tsugumi. Ella, entre risas de aceptación, respondió solo subiría al cuarto para dejar su abrigo y las acompañaría a la brevedad. Y así lo hizo, llegó hasta la habitación, abrió la puerta… y sintió olor a sangre… Si, a sangre. Extendió una mano hacia el interruptor para encender la luz. Y allí lo vio… en la pared… “Te vas a morir, perra”… escrito en un rojo goteado y desprolijo. Pero eso no era todo, ni era lo peor. Sobre la cama estaba, sobre SU cama… la tinta del mensaje. Una imagen tan espantosa le volvió las piernas de trapo, de modo que cayó al suelo, exclamando en voz alta “Oh, por Dios”.
Las muchachas rápidamente llegaron a la entrada de la habitación, donde encontraron a una paralizada y temblorosa Selenia, casi shockeada, que solo podía mirar hacia el interior del cuarto con los ojos desmesuradamente abiertos. No entendían que estaba pasando, y mirar lo que había adentro las asustaba, pero finalmente Tsugumi se atrevió a hacerlo, solo par, asqueada, cubrirse la boca como si fuese a vomitar, y apagó la luz lo más rápido que pudo.
Tsugumi: Hay… una rata muerta y… destripada. Y con su sangre escribieron en la pared. Esto es horrible.
Charlotte: (se agacha al lado de Selenia) ¿Y qué es lo que estaba escrito?
Selenia: (todavía en shock) Te vas a morir perra… eso estaba sobre mi cama…
Megg: ¿Cómo es que la acosadora entró sin que lo notáramos?
Atsuko: No lo sé, estuvimos mucho tiempo viendo televisión y hablando fuerte. Las otras chicas salieron de paseo.
Maya: Seguro que se metió por la terraza. ¡Es horrible que haya podido vulnerar el edificio!
Megg: (intenta mantener la cabeza fría) Tenemos que llamar a la policía y sacar a Selenia de aquí.
Ven que Selenia da repente comenzó a llamar con el celular, pero, para su sorpresa, solo dijo “lo hizo de nuevo”. ¿Llamó a Daigo Naito? No era raro, tal vez él le pidió que lo haga. Atsuko se comunicó con la policía mientras las demás intentaban que Selenia vuelva en sí, y la llevaron luego a la sala para que bebiera un té y se tranquilizara.
Como no estaba muy lejos de allí, Daigo llegó en muy poco tiempo, preguntando qué fue lo que sucedió exactamente. Cuando le mostraron la escena... se dio cuenta de que Suzume tenía razón. Alguien realmente quería matar a Selenia, así que estuvo de acuerdo en que ella se traslade al piso de Nakano, como propuso Tsugumi. De inmediato comenzaron a preparar un pequeño bolso porque acordaron que lo mejor sería que no pase la noche en el edificio, pues ya había sido vulnerado. Además, como una gracia del destino, se apareció Andrés para visitar a su hermana porque en todo el día no pudo pasar tiempo con ella y le sorprendió escuchar esa historia, sobre todo porque él ya había decidido averiguar quién era esa acosadora. Por supuesto que ayudo con la "mudanza", pero, antes de que llegara la policía, tomó una fotografía del horrible mensaje en la pared. Ganas de sacar a Selenia de Japón no le faltan, aunque sabía que nuestra protagonista era lo suficientemente terca como para quedarse, encontrar a la loca y romperle los huesos uno por uno... su dulce venganza.
Antes de ir al piso, esperaron a que llegara la policía y contestaron a sus preguntas. Cuando observaron la escena y tomaron todos los registros, se retiraron. Pero advirtieron antes que era mejor que no se acercaran a la habitación hasta que ellos se lo dijeran. La denuncia estaba hecha y no darían marcha atrás. Las tres protagonistas fueron al piso después y se quedaron allí esa noche.
Megg y Charlotte despertaron temprano para ir a la universidad, pero no quisieron que Selenia se levante con ellas. Ambas notaron que su amiga tuvo problemas para dormir esa noche, algo completamente comprensible, así que la dejaron dormir. Avisaron a Andrés que si quería visitar a la simpática morocha lo hiciera más tarde, pero que ella no iría a clases. Él se los agradeció... aunque antes de verla, necesitaba hacer una cosa.... comunicarse con alguien que podría asesorarlo: Agatha. Para su sorpresa, ella respondió positivamente a su primer mensaje y pudieron concretar una video llamada.
Agatha: (ajustándose los auriculares) ¡Andresito! ¿Cómo te trata el país del sol naciente?
Andrés: Hola, Agatha. Este lugar me deja sin palabras día a día. Pero lamento decirte que no es una llamada de cortesía.
Agatha: Lo sé... Pero espero que no sea muy grave. ¿Paso algo más con mi hermana?
Andrés: Con la mía, no con la tuya. La tal Ximena desapareció hace unos días.
Agatha: ¿Le paso algo a Selenia?
Andrés: Te enviaré unas notas... tienen letras muy parecidas. Es probable que hayan ido a la misma escuela de Shodo [2], pero no lo sé con exactitud. Seguramente vos conoces a alguien que puede analizarlas.
Agatha: Si, en la policía científica tenemos a alguien que se encarga de eso, pero me vas a tener que esperar hasta... (Calculando) hasta lo que sería la noche allá.
Andrés: Me parece razonable.
Hablaron un poco más acerca de la situación, de la cual Andrés no podía contarle demasiado. No pretendía preocuparla, así que le aseguró que Charlotte estaba muy bien, y que aparentemente la relación con Akihide se estaba consolidando a las mil maravillas. Pero Agatha también era amiga de Selenia, y sentía un particular aprecio por ella. Hasta la biología lo dice: Cuando una especie es sacada de su habitad natural, se produce un desequilibrio...

Miércoles:
Después de haber visto la espantosa visión de la rata... muerta y aquella amenaza en la pared, Selenia no pudo mantener el equilibrio y cayó al suelo precipitadamente. ese día no sintió nada, pero al siguiente las molestias en su tobillo comenzaron, así que, luego de salir de la universidad y almorzar, su hermano la acompañó al hospital para que Diego la revisara. Temía la posibilidad de alguna inflamación que pudiese causar problemas. Para suerte suya, él accedió a atenderla sin un turno, ya que, como amiga, era una paciente especial. Andrés podría haber entrado con ella a la consulta, pero justo se encontró a Anna haciendo la limpieza habitual del pasillo y prefirió charlar un momento con ella. Aunque su inofensiva conversación comenzó a llenarse de preguntas, como un interrogatorio. Anna estaba un poco desprevenida, no esperaba que él tomara esa clase de actitud detectivesca, así que le había contestado con la mayor sinceridad hasta que le pareció que algo no estaba bien. Pero no sabía bien si era por su comportamiento curiosamente obsesivo o por la mujer rubia que los observaba con mucha atención... especialmente a ella. Tenía una expresión muy rara... ¿Acaso la conocía? ¿De dónde?
De repente, Selenia sale del consultorio y se encuentra a Saori Tomoe, quien observaba fijamente hacia donde estaba su hermano... y Anna. Su expresión al verlos la inquietaba ¿Ella sabía sobre esa historia, Daigo se la había contado?
Selenia: ¿Saori–san?
Saori: Se–chan. Konnichiwa. Me enteré de lo que te pasó… ¿Estás bien?
Selenia: Veo que Daigo–sama no es muy reservado que digamos…
Saori: Pero si se anunció por televisión… Por cierto (apunta hacia donde están Andrés y Anna) ¿Esa chica de allá no se te hace conocida?
Selenia: (alegrándose de no haber traído sus lentes) Yo… sin lentes casi no veo. Gomene.
Andrés: (había terminado la conversación y regresa hacia donde está su hermana. En español) Hubiese sido detective… Algo me dice que voy por buen camino. (a Saori, en japonés) Konnichiwa.
Selenia: Saori–san, él es mi hermano Andrés.
Saori: Yoroshiku… ¿Quién era la chica con la que estabas hablando?
Andrés: (sospechando que Saori maneja algo de información) Una chica de limpieza.
Saori: Pero estuvieron hablando un buen rato. Pareció que se conocían.
Andrés: Es la primera vez en mi vida que la veo. ¿La conoces?
Saori: Se parece a alguien que murió hace un tiempo.
Selenia: ¿Algún ser querido?
Andrés: (viendo que Selenia no puede sostener muy bien la farsa, pues se estaba poniendo un poco colorada) Tenemos que irnos. Recordá que debés pasar por esa tienda a escoger los vestidos con las chicas.
Selenia: es cierto… Pero antes voy a ir al baño. (Se va)
Si hubiese podido salir corriendo hasta los sanitarios, lo hubiese hecho. Pero como no era prudente, solo caminó lo más rápido que pudo. Llegó hasta el lavado y mojó apenas su cara, intentando calmarse. Anna suelta por ahí era un peligro, tal  vez Saori la había reconocido y no le extrañaría que, por lo que dijo, Suzume haya podido verla en el desfile y por eso dijo que era su sospechosa. La farsa estaba cada vez más cerca de caer… tenía que decir la verdad lo más rápido posible. ¿Cómo? Aún no había ideado algún modo…
Anna: (entrando discretamente) Se–chan…
Selenia: Anna. ¿Qué haces acá?
Anna: Necesitaba hablar con vos. Tu niisan estaba muy raro.
Selenia: Él es mellizo, así que preferiría kyodai [3]. Y como para no estarlo, con todo lo que está pasando.
Anna: Vi el programa. Daigo–sama se pasó de bueno con lo que hizo por vos.
Selenia: (piensa) Con lo de la rata muerta, creo que fue contraproducente… (a Anna) Si, eso parece… Sucede que… Andrés dice que tu letra y la de la loca son medio parecidas, así que piensa que…
Anna: ¿Qué soy yo?
Selenia: No. Puede ser una compañera tuya de Shodo. Eso es como buscar una aguja en un pajar.
Anna: (reflexiva) La única chica que fue a la misma academia de Shodo que conozco en Tokyo es Ichiyo. Pero yo quería hablarte por otro motivo. Tengo un plan.
Selenia: ¿De qué hablás?
Anna: De cómo vamos a decirle la verdad a Daigo–sama. Creo que lo mejor que puedo hacer es sacarte del medio. Voy a hablar con él sin involucrarte.
Selenia: Yo estoy involucrada. Aunque finjas que no me conoces, él se va a dar cuenta.
Anna: Ahí es donde entrás vos… De a poco vas a manifestarle sospechas de que sabés la verdad, pero que no estás muy segura y por eso no se lo dijiste.
Selenia: No sé... Esto no me parece del todo correcto… No está bien que yo que excluida si soy la que más lo está engañando.
Anna: Entiendo tu dilema moral. Pero en vez de ganar algo siendo honesta, lo vas a perder. Sé que sos de las personas que prefieren tener dos amigos sinceros antes que mil amigos falsos, pero aquí nadie te va a entender por decir la verdad, te van a juzgar por eso. Siempre lo hacen.
Selenia: Pero… en caso de que ustedes quieran retomar una relación… si decimos que yo no…
Anna: Eso no va a pasar. Daigo–sama nunca va a perdonarme por lo que hice… y no importa que no haya decidido pasar por muerta… Yo voy a ser la traidora y no los que ocultaron mi estado. (Se le viene una imagen a la mente) Vos… dijiste que yo tendría que decirle la verdad a Daigo–sama y… así es como quiero que pase. Solo te pido que hagas las cosas como las decidí tal como yo lo hice cuando te vengaste de Ximena.
Eso fue como lanzar una flor corrida en juego de póquer. Selenia sabía que no tenía otra opción más que aceptar lo que Anna proponía, tal como ella aceptó ayudarla con su plan de venganza.

Jueves:
Durante una buena parte de la semana, tan cerca a terminar, Megg anduvo corriendo de un lado al otro. El martes la policía avisó que podían regresar al cuarto en el edificio, pero tanto ella como Charlotte estuvieron de acuerdo en que Selenia permanezca en el piso hasta que pase el peligro. Y durante este tiempo, ellas se la pasaban del edificio a la universidad, al trabajo, y al piso antes de regresar al edificio nuevamente. Y siempre que iban de visita había alguien más allí: Andrés con una actitud detectivesca, Daigo (que siempre compraba la cena), Tsugumi, Atsuko, Maya y KyunHo o alguna de las otras muchachas del edificio, Diego y Hernán, pero nunca vieron a Yuki (Anna). Solo una vez en el desfile.
En fin, ese jueves Megg sí que se la pasó agitada: por la noche llegaría el festejo secreto por el cumpleaños de Shinpei, y a ella se le ocurrió una excusa muy torpe para atraerlo hacia la sorpresa: Que la acompañe a hacer unas compras. Mientras fingía que no estaba conforme con lo que veía, él insistía en que todo lo quedaba bien, que solo compre algo y descansen un rato porque habían caminado mucho y ya se estaba haciendo tarde.  Ella logró animarlo con una cálida sonrisa, preguntando si acaso no le gustaba pasar tiempo juntos. Eso era más efectivo que la taurina para reanimarlo. Pero lo cierto era que caía la noche, las tiendas cerraban, así que se sentaron en un restaurante para comer algo liviano, mientras conversaban. Shinpei, en un comentario, le había recordado como se conocieron... recuerdo tan lejano ahora. En ese momento, Megg le tenía miedo y desconfiaba de él, pero con cuanta dulzura y dedicación pudo conquistar no solo su confianza, sino su corazón.
Pero hasta el restaurante cerro y ya parecía hora de volver a casa. Aunque Megg no iba a rendirse, y le pidió a Shinpei que la acompañe una última vez antes de despedirse. Él accedió extrañado.
Shinpei: Meggu-chan... esto no es un tienda ni nada que se le parezca.
Megg: ¿Podes venir conmigo sin hacer preguntas?
Shinpei: Meggu-chan, te advierto que si tenés planes pervertidos, vas a dejarme sorprendido.
Voz en la oscuridad: Ya quisieras que tenas esos planes.
Shinpei: ¿Quién dijo eso?
Las luces se enciende y todos los invitados aparentemente salen de la nada exclamando "sorpresa" a viva voz. El salón al que lo llevó Megg estaba totalmente preparado para una fiesta de cumpleaños, aunque solo faltara hora y media. Todos estaba allí, empleados de ZR, las bandas que tocarían con ellos en el Spring fest, sus amigos y conocidos… Mas invitados de Megg, Daigo y Akihide a los que él no conocía muy bien, pero todos ya formaban un buen grupo.
Shinpei: ¿Hicieron todo esto por mí?
Megg: Si, Daigo–san y yo organizamos una fiesta sorpresa para vos.
Shinpei: Que dulce sos, Meggu–chan (se deja llevar por sus emociones y la besa sin previo aviso, cosa que deja sorprendidos a los demás)
Daigo: (en plan de broma) ¿Y para mí no hay agradecimiento?
Shinpei: Olvídalo…
Megg: Te lo agradecerá Selenia por nosotros (ve a su amiga, haciendo un simpático gesto con las cejas) ¿Verdad?
Selenia: (sigue la broma, y entrecierra los ojos, levantando un poco el mentón) Ustedes paguen sus deudas… Y vení que no traje tu ropa al pepe.

Las dos van hasta el baño, donde se reúnen con las demás muchachas y entre todas ayudan a Megg para que luzca radiante. Retocan el alisado y la maquillan luego de que ella ya se había puesto el brillante vestido y las sandalias. Shinpei quedaría impactado al verla, pero no solo él… Pues hasta ese momento solo Selenia y Tsugumi andaban dando vueltas por ahí, las otras tres estaban esperando a la rubia. Charlotte todavía no había salido… así que nadie podía ver el vestido que traía puesto, y que seguramente dejaría impresionado a más de uno. Es que esta chica, cuando quería llamar la atención de alguien no pensaba en las demás personas que estarían allí también. 
La moda Aquí
Cuando salieron hasta el salón, más de uno estuvo a punto de atorarse con su bebida al ver a la pelirroja, y no era para menos. Incluso Shinpei y Daigo comenzaron a hacerle bromar a Akihide, insinuando un montón de cosas que él debería hacer, hasta que él les responde, casi gritando, que dejaran de ser tan sexistas. “Ese vestido no insinúa nada de nada, seguramente le gusto y lo compró. Punto. Que ella se vista así no significa que tengan que mirarla de esa forma”. Nosotros no, pero vos si… (ya estoy molestando a Aki también)
Andrés: (Apartando a Selenia un momento, mientras los demás bailaban) Escuchame bien: Si Daigo te invita a irte con él a su departamento, tenés que aceptar.
Selenia: (lo mira, atónita) ¿Y por qué no me ponés precio y me tirás a un burdel? ¿Te volviste loco?
Andrés: No seas tonta. Podés aprovechar para ver las dichosas cenizas, hacer que él se percate de que son falsas… Y sugerirle la posibilidad de que no hay cadáver.
Selenia: Si, pero… No sé. Él va a querer ir para… otra cosa.
Andrés: No creo que después de darse cuenta de que las cenizas son falsas quiera ponerte las manos encima. Concentrate a llegar hasta las cenizas y el resto sale solo. ¿Ok? (se va).
Las doce en punto llegaron. Daigo pidió que acercaran la torta y el champagne para hacer un brindis por el cumpleañero. Y necesitaron mucha bebida para llenar la copa de cada invitado antes de brindar. Pero esto no fue todo, además una especia de dedicatoria por parte de sus más allegados, es decir, los miembros de la banda, sus amigos y, por supuesto, nuestra protagonista dorada. El vocalista tomó la palabra primero, con un discurso humorístico, en el cual incluso se puso a imitar a Shinpei cuando lo conoció, algo que causó más de una carcajada, pero concluyo con palabras bastante sencillas, en las cuales expresaba su aprecio hacia el agasajado. Le siguió Akihide, quien hablo poco aunque fue contundente: aunque él y Shinpei eran muy diferentes, si son necesarias dos guitarras en una banda, y Breakerz jamás sería Breakerz sin los sonidos audaces y brillantes, tal como la vida no sería tan buena sin su simpatía y bromas matutinas y esos excelentes platillos, sin muchas cosas que podría mencionar, pero para no extenderse, levantó su copa y dijo: “Por muchos años más con el mismo Shinpei, en el mismo lugar”. Le siguieron los amigos del guitarrista de lentes. “Treinta, estás en edad de casarte” comenzaron a bromear cuestiones similares hasta que terminaron expresando su aprecio incondicional hacia nuestro alegre protagonista. Y, por último, concluyó con el brindis Megg.
Megg: Como la gran mayoría sabe, yo no soy de aquí. Y no falta mucho tiempo para que tenga que irme. Y cuando pienso en eso, es muy triste, pero... antes pensaba que seis meses serían eternos, y ahora me doy cuenta de que... pronto terminará nuestra estadía... Estos meses han sido muy cortos, y eso se debe a que... encontré a esa persona que... me hizo perder la noción del tiempo. Si alguien me hubiese dicho que cuando llegara a Japón conocería a una persona tan maravillosa como Shinpei y que debía confiar en él, creo que de todas formas hubiese perdido tiempo con mis prejuicios. Y eso es porque tenía que pasar por todo esto para entender que las personas que conozco ahora no tienen la culpa del daño que me hicieron en el pasado. Pude crece y aprender algo más con este sentimiento... y esto no me hubiese enseñado la universidad, yo tenía que aprenderlo con solo vivirlo. Por todo esto, tengo mucho que agradecerte, Shinpei. Gracias por permitirme conocerte, gracias por no rendirte, gracias por estar a mi lado, por defenderme y ayudarme cuando lo necesito, pero por sobre todas las cosas… gracias por darme este sentimiento. (levanta su copa) Simplemente… brindo por el amor.
Los demás hacen lo mismo que ella, elevando la copa y exclamando “Si, por el amor”, casi todos excepto Shinpei, quien, conmovido por las palabras de Megg, la rodea fuertemente con los brazos. Él no sabía que hizo todo eso por ella, pero si la rubia dijo que sí… También tenía que agradecerle muchas cosas, tanto que las palabras no le alcanzaban. Pero hay algo que agregar a todo esto… y es que Megg dijo que la estadía fue corta porque ella no escribe esta historia (mis dedos ya no tienen sensibilidad…)
Poco a poco se reanudó la fiesta, con buena música,  baile y tragos. Hasta se les dio por hacer un karaoke, bastante acaparado por los cantantes, que terminó con un concurso de bailes ridículos, decidido por mayoría de carcajadas. Increíblemente para unos, para otros no tanto, resultaron ganadores Hara de Kara y Aiba de Arashi.
Mientras la fiesta llegaba a su apogeo, Selenia intentaba sacar de su cabeza los pensamientos que la acosaban, pero parecía una misión imposible. La propuesta de Andrés era bastante interesante y ventajosa, pero considerando que Daigo no la invite a ir a otra parte… ¿Debería hacerlo ella? No, él pensaría mal… ¿Y le mostraba curiosidad por la urna? No, sería demasiado obvio… Tal vez si tenía que expresar cierto deseo por él… llegar al departamento y… con alguna excusa simple, poner la urna en evidencia. Para ser un modo de decir la verdad, todo esto parecía demasiado complicado, y ella sabía bien que los giros extraños solo garantizaban el fracaso.  Sin embrago, ya había acordado ese modo. Lo mejor que podía hacer era relajarse, bailar, tomar, liberar estrés.
Daigo: ¿Te pasa algo?
Selenia: (distraída) No… ¿por qué me lo preguntas?
Daigo: Por que creí que harías tu imitación de la gallina.
Selenia: No… Estoy un poco cansada. Diego fue muy amable al darme una tobillera más ligera que la bota. Aun así, me duele un poco el tobillo y quisiera sentarme, pero convirtieron los sillones en pistas de baile.
Daigo: (ve hacia uno de los sillones donde bailan las chicas de Scandal) Si, es cierto. ¿Queres ir a sentarte al automóvil?
Selenia: (intentando aprovechar la oportunidad) Me encantaría un sillón de verdad. ¿Podemos ir a tu casa? Para descansar, no para otra cosa.
Daigo: (mostrándose astuto) Ah… Ya entendí. Bueno, vamos a mi casa a descansar…
Selenia: Lo digo de verdad, ¿eh?

Daigo: Si, de verdad…
Con la idea de que Selenia estaba insinuando algo, cosa no demasiado errada que iba en otra dirección, Daigo la llevó hasta el departamento de Shibuya. Sin saberlo, estaba enredándose en un plan que cada vez parecía más elaborado. Nuestra morocha protagonista estaba muy concentrada en su meta, la urna, tenía que llegar allí sin importar lo demás. Develar la verdad de esas cenizas era lo primordial, era su objetivo.
Daigo: (una vez que ambos entraron) Bueno, ahí está el sofá. Ponete cómoda.
Selenia: (intentando no reparar en lo pervertida que sonaba esa frase, comenzó a buscar la urna con la vista. Toma asiento) Gracias (finalmente la vio: en un buró, cerca de la habitación de Daigo) ¡Ah! Realmente necesitaba esto (se quita la tobillera y nota la zona que estaba cubierta levemente enrojecida).
Daigo: (sentándose a su lado) Vos no viniste con la intención de sentarte y descansar, ¿verdad?
Selenia: Mnnn… Puede ser… pero antes dame masaje (pone el pie sobre el regazo de Daigo).
Daigo: (cuando agarra el pie para quitárselo de encima, nota el enrojecimiento) Ya veo que no bromeabas… Shinpei tiene una pomada antiinflamatoria en su habitación (aparta el pie con suavidad) Iré por ella.
Yendo hasta el cuarto de Shinpei, sin darse cuenta choca con el buró y las cosas que están sobre este se tambalean, a excepción de la urna… que termina volcada, la tapa de la misma cae y vierte un poco de contenido… liberando un olor extraño.
Selenia: (tapándose la nariz) Fuchi… ¿Qué es eso?
Daigo: (acercándose a la urna, extrañado por lo que paso. El olor de las cenizas… y la textura de las mismas, por así decirlo, le resulta familiar) No puede ser (cambia de rumbo y va a su habitación, volviendo con un paquete de cigarrillos y en encendedor).
Selenia: (al ver que él enciende el cigarrillo. Entiende lo que sucede, pero se finge ingenua) ¿Y… te vas a poner a fumar?
Daigo: No es eso… (tira las primeras cenizas de cigarrillo cerca de las de la urna) Vení, mirá esto.
Selenia se acerca y ambos contemplan… como las cenizas eran idénticas. Listo, el primer paso para revelar la verdad estaba dado.
Daigo: ¿Sabés lo que esto significa?
Selenia: ¿Qué tuviste dos años cenizas de cigarrillo en una urna?
Daigo: No… solo eso. Esta no es Anna… ¿Por qué me dieron cenizas falsas?
Selenia: Porque… no hay cuerpo… (Capta la atención de Daigo) O sea… si no te querían dar las cenizas te lo hubiesen dicho, ¿no?
Daigo: (severamente serio) Mañana tengo que hablar con Obatta. Tiene que explicarme esto.
Selenia: (apoya las manos sobre los hombros de Daigo, intentando tranquilizarlo) ¿Querés que vaya con vos? Yo soy testigo de lo que pasó.
Daigo: (sujetando una de sus manos) Está bien… Quiero averiguar qué demonios está pasando. (Su celular comienza a sonar y atiende la llamada) Moshi moshi… Shinpei, ¿qué pasa? (sorprendido) ¿Qué Akihide hizo qué? ¿Él y no vos? ¿Seguro? (…) Yo estoy en casa (…) Si, vengan. (corta la llamada) Tenemos que irnos. Akihide y Shinpei vienen para acá. Hubo un incidente y la fiesta terminó.
Selenia: ¿Megg se desmayó o la secuestraron?
Daigo: No fue por ella.
Deberé volverme a la fiesta para contarles bien lo que sucedió. Estaban muy entretenidos, ni siquiera notaron la ausencia de Daigo y Selenia. Charlotte estaba sedienta y decidió ir por una bebida mientras Akihide, quien hasta ese momento estaba con ella, se dirigía al baño. Apenas se acercó a la barra, le llamó la atención la ausencia de barman. ¿Dónde estaba? Solo vio a los muchachos de Fahrenheit preparando algo, tal vez un trago chino, pero no quiso hablarles… no sea que se generen problemas. Sin embargo (ay, qué mala suerte) como llamado por alguna clase de plan secreto en su contra, Calvin Chen se acercó a ella.
Calvin: Si buscas al barman, fue a conseguir más gin. Vuelve en un rato.
Charlotte: Bueno… Lo espero (se aclara la garganta, pero es evidente que está sedienta) No hay problema.
Calvin: (le pasa una gaseosa del congelador que está a buena temperatura) Tomá. No queremos que te deshidrates (mientras ella bebe). Así que… te decidiste por Akihide Satoo.
Charlotte: No tenía otra opción en mente. Era él o él.
Calvin: ¿No me tenías en cuenta? (antes de que ella le conteste) Estoy de broma, no me hagas caso. (indica hacia la barra) Mirá, este barman tiene copias para la preparación de tragos aquí.
Charlotte (intenta no darle importancia a lo que dijo Calvin y dirige la vista hacia la barra) A ver… ¿Dónde está el Daikiri? Ese me gusta.
Calvin: (indica cerca de donde está él) Aquí.
Cuando Charlotte inclina levemente la cabeza hacia allí y comienza a leer la preparación, Calvin sujeta su mentón con mucha velocidad y atrae su rostro para besarla. Con la misma rapidez, rodea la nuca de la muchacha, lo que le dificulta a ella separarse de él. Y no puede hacerlo hasta que consigue empujarlo con ambas manos. Lo peor del caso es que había gente, muchos vieron lo que pasó… La pelirroja no sabía dónde esconderse de vergüenza. ¿Y por qué tenía que avergonzarse ella? ¿Por caer en la trampa de Calvin? (en realidad, ese es un buen motivo) Ganas de abofetearlo no le faltaban, pero prefirió algo mejor: deslizó con fuera una mano sobre su boca, como si quisiera borrar hasta el último rastro del contacto de Calvin y se fue aprisa hasta el baño, donde encontró a las integrantes de Kara lavándose las manos y arreglando sus cabellos o sus ropas. Decidió ignorarlas y entrar al cubículo, pero se le hizo escuchar que GyuRi decía algo sobre “ciertas desvergonzadas” que la irritó.  De pronto entró Nocchi muy rápido a averiguar porque la nuestra protagonista se había ido así, sin propinar a Calvin de su merecida cachetada.
Entre tanto, Akihide salió del baño y le extraño no encontrar a Charlotte. Se fijó cerca de la barra y solo vio que Jiro y Aaron estaban hablando con Calvin en un tono ciertamente severo mientras salían a tomar un poco de aire. No le agradó eso, así que comenzó a preguntar por Charlotte a los que allí quedaban.
Mami: (la primera a la que preguntó) Creo que fue al baño. Nosotras estamos de tu lado, Aki–san.
Akihide: ¿Por qué lo dicen?
Tomomi: Lo dice de boba, nada más.
Haruna: Claro que no. Aki–san, missu Charotte y Calvin Chen acaban de besarse en la barra.
Rina: Para mí que él la besó.
Tomomi: Claro que sí. Eso fue lo que pasó.
Mami: Pero ella le estaba coqueteando, no lo nieguen. Y con ese vestido…
Akihide: (Calvin Chen… otra vez estaba entrometiéndose. Ya había soportado mucho por parte de Ximena como para permitir que alguien más intente arruinarlo todo. Su paciencia… había rebasado el límite) Callense, no hablen de lo que no saben. (Sale a encontrarse con Calvin Chen).
Shinpei se alarma al escuchar le grito de Akihide, que ya había asustado a las chicas de Scandal. Hacía años que no lo veía tan enojado, y temía que suceda algo terrible, así que decidió seguirlo. Por suerte, él no estaba muy lejos y ya se había encontrado con Fahrenheit, pero su furia era inminente.
Akihide: (fuerte y claro) Calvin Chen, ¿Se puede saber qué es lo que pretendes de una maldita vez?
Calvin: ¿Por qué venis a reclamarme a mí, si ella intentó seducirme?
Akihide: Eso es mentira.
Calvin: Yo entiendo que tu calentura por ella te impida ver como es en realidad, pero…
Akihide: Yo no estoy caliente con ella, a mí de verdad me interesa. No como a vos, que solo querés usarla como si fuese a una muñeca. Crees que sos tan casanova que ninguna mujer podría rechazarte, pero no es así.
Calvin: Espera un segundo… (entre risas) ¿Dijiste que estás interesando en ella? ¿Te enamoraste? No puede ser… esto es como la historia de Pretty Woman.
Sin previo aviso, Akihide golpea a Calvin Chen en medio del rostro con tanta fuerza que lo arroja al suelo y de inmediato Shinpei corre a sujetarlo, pues planeaba volver a agredir al cantante taiwanés, mientras los otros dos miembros de Fahrenheit levantaron a al líder y también lo retuvieron para que no quiera devolver el golpe al guitarrista, cosa que quería hacer, por lo que Shinpei tuvo que arrastras a Akihide hacia el salón, en tanto él y su contrincante se gritaban insultos y amenazas.
En el salón, a todos asustó el estado de alteración en el que se encontraba Akihide, hasta a los que recién regresaban del baño y se encontraron con semejante panorama. Poco y nada entendían, y mientras Charlotte intentaba calmar al guitarrista diciéndole que a ella no le importaba lo que hizo Calvin, Shinpei anunció que la fiesta había terminado, y pidió la presencia de Daigo para que lo ayudara, pero le dijeron que este se había ido con Selenia. Que oportuno… Decidieron despedir a todos y cerrar el salón antes de llamar a la vocalista para anunciarle lo que había sucedido…

Viernes por la tarde:
El relato del pleito de la noche anterior dejó a más de uno con la boca abierta a todas las chicas del edificio que no lo vieron y a la misma Selenia, que lamentó habérselo perdido. Esa noche, Charlotte conoció a un Akihide furioso y desencajado… y extrañamente ese aspecto salvaje de él también le gustó. Ese era el cotilleo del día, incluso durante el ensayo en el Tokyo Dome. Calvin Chen sacó de quicio al pelilargo guitarrista, eso es lo que murmuraban en los pasillos, y para colmo, Shinpei no dejaba de aleccionar a nuestro tímido protagonista por haber arruinado la fiesta que con tanto esfuerzo Megg había organizado para él, recibiendo quejas de Daigo por olvidar sus contribuciones. Pero preferían ignorarlo. Eso sí, accedieron a concederle el camarín para que charlara con Obatta sobre el asunto de las cenizas, algo de lo que se habían enterado esa misma noche.
Shinpei: (antes de irse) ¿Se–chan también?
Daigo: Si, ella descubrió las cenizas conmigo. Los dos confrontaremos a Oba–san para que nos diga la verdad.
Akihide: Está bien. Espero que tengas suerte (los dos salen un poco antes de que entre el jefe de vestuario)
Obatta: (Selenia, ignora a Daigo) Te di la semana libre, ¿qué hacés aquí?
Daigo: Yo le dije que venga, viejo (cuando capta la atención de Obatta) ¿Por qué me dieron una urna con cenizas de cigarrillo?
Selenia: Lo descubrimos anoche.
Obatta: (paralizado, a Selenia) ¿Acaso… te atreviste a revisar las cenizas?
Daigo: Cayeron accidentalmente. ¿Por qué me dieron cenizas falsas?
Selenia: ¿Está ocultando algo, Oba–sensee?
Obatta: La… los padres de Anna querían conservarlas.
Daigo: No me mientas, viejo. Yo nunca les pedí las cenizas, ustedes me las enviaron. ¿Con que necesidad hicieron eso?
Selenia: ¿Dónde está el verdadero cuerpo? ¿Dónde están los restos de Anna?
La puerta se abre de repente, antes de que Obatta pueda contestar, y permite el ingreso de Saori Tomoe al camarín. Pero no entra del todo y parece sujetar algo que queda fuera de la habitación.
Saori: Yo puedo responder a sus dudas.
Daigo: Saori, este no es asunto tuyo.
Saori: (a Selenia) Evadí a tu hermano en el hospital y escuche tu charla en el baño… (sujeta con más fuerza eso que estaba del otro lado fuera del camarín). No te voy a permitir escapar…
Daigo: ¿Qué decís? ¿Por qué le estás hablando así?
Saori: (forcejea un poco y de un tirón arroja lo que estaba sujetando adentro del camarín) ¿Vas a negarme que lo sabías?
Selenia, Daigo y Obatta ven caer al piso a una desorientada Anna, quien de inmediato se incorpora y observa al vocalista llena de un profundo temor. No había salida posible, y el plan que tanto pensó quedó arruinado en una abrir y cerrar de ojos. Ya estaba allí, de la peor manera, parada frente a Daigo, quien la miraba paralizado, no comprendía lo que sus ojos veían… pero se percató de la verdad, del ruido que provocó el cuerpo de Anna al caer y al levantarse, entendió que no estaba muerta… por eso las cenizas eran falsas, por eso los Obatta se volvieron tan herméticos… Ahora lo entendía todo…
Y lentamente su rostro se llenó de ira.

Aclaraciones:

1 Kuudere: del inglés cool y el japonés dere dere (relacionado al cariño), es un personaje prototípico inexpresivo e indiferente, que no muestra sus emociones, hasta parece no tenerlas. Los ejemplos más representativos son Rei Ayanami de Evangelion, Byakuya Kuchiki de Bleach y Misaki Mei de Another.
2 Shodo es el arte y la disciplina de la escritura japonesa. Se enseña en la primaria a los niños.
3 Kyodai es la palabra japonesa para nombrar al hermano en general, sin distinción de sexo y edad, a deferencia de oniisan/otooto, oneesan/imooto.


En el próximo episodio...
Andrés: ¿Es posible que dos personas vivan en el mismo cuerpo? [...] Si, porque no son personas, sino personalidades [...] Los Obatta no pudieron cubrir los gastos de la internación y tratamiento de Anna. Alguien con mas dinero y poder tuvo que hacerlo.
[...]
Selenia: Yo los vi... Él la abrazó... y ella lo besó... (comienza a llorar de nuevo) ¡Ellos están juntos ahora!
[...]
Andrés: Entonces... ¿Usted llevó a Anna Obatta el día en que la atacaron?
Taxista: Ese día jamás podrá borrarse de mi mente.
Andrés: ¿Y usted vio a la persona que la atacó?
Taxista: (lo mira fijamente) A esa chica no la atacaron... Nadie la hirió.