¿La
portera tenía que estar presente? Pues sí, ella era como una emisaria de
Kishimoto. Además, Tanaka lo prefería así, no sea que vuelvan a dudar de la
decencia de Charlotte, la muchacha que desde Argentina, Agatha le había pedido
que cuide.
Ginzo:
(tocando el nuevo vidrio) Listo. Esto es vidrio blindado. Arrójenle algo para
comprobar su resistencia.
Charlotte
toma un pote de crema y lo arroja hacia el vidrio, pero este rebota y cae al
suelo. Solo se produjo un "tack".
Ginzo:
Ahora cualquier persona que intente romper el vidrio tendrá que
esforzarse. (Se acerca a la pelirroja) Ahora estás a salvo, Charotte.
Charlotte:
Pero... fue a Selenia a quien hirieron, no a mí.
Ginzo:
Podrían haberte herido. Además, esto las protegerá a las tres.
Megg:
Yo tengo una pregunta. ¿Cómo vamos a respirar con esto?
Ginzo:
(apunta una parte del vidrio) Aquí hay unos orificios por donde ustedes podrán
respirar tranquilamente y estarán seguras también.
Megg:
¿Es una broma, verdad?
Charlotte:
Tanaka-san se está esforzando, no es fácil cambiar un vidrio roto por
otro blindado en un domingo. Solo tenemos que traer una planta.
Ginzo:
Eso es lo que hace una buena neechan... Digo, un buen oniisan. Ahora debo irme.
Si necesitan alguna otra cosa, no duden en avisarme otra vez (breve reverencia)
Sayonara.
Charlotte
acompaña a Ginzo hasta la puerta de entrada y lo despide con mucha cortesía,
agradeciendo su amabilidad y disposición, sobre todo porque estaba bien
dispuesto a mantener la promesa que le hizo a su hermana. Cuando estaba
regresando al cuarto, vio a las muchachas
bajando rápidamente y dirigiéndose a la sala para encender
el televisor. Movida por la curiosidad, ella se acercó a ver qué
estaba pasando.
Presentador:
(cerrando el segmento) Estos son los artistas que se estarán presentando desde
el viernes por tres noches seguidas en el Tokyo Dome. Disfruten del Spring
fest. (A sus invitados) ¿Algún mensaje para el público antes de terminar?
Daigo:
(levanta un poco la mano) Si, yo... quiero decir algo.
Presentador:
¿Un mensaje para el público?
Daigo:
Algo así. Con respecto a... todas las declaraciones sobre mi vida personal que
han aparecido (de pronto, todo el estudio le presta atención). En varios medios
me relacionaron con Saori Tomoe, pero lo cierto es que solo somos buenos
amigos.
Presentador:
¿Entonces estás soltero, Daigo-san?
Daigo:
Eso es lo que quiero decir. Tengo una relación, pero no con Saori, sino con una
mujer que no pertenece a este medio.
Akihide:
Si pertenece, pero no como cara visible.
Daigo:
Exacto.
Gyuri:
(entrometiéndose) Dicen que de este lado esta la gente bonita, y del otro... la
que no lo es.
Hara:
(intentando suavizar el comentario) Pero ese no es el caso de unnie.
Onew:
(también se entromete) Por supuesto. Noona es genial, bonita y simpática.
Matsumoto:
(levanta la mano, seguido por los de Arashi) Nosotros somos sus fans.
Presentador:
¿Son fans de la novia de Daigo-san?
Kazunari:
Si, ella es nuestra fan, y nosotros los de ella.
Jiro:
Tengo entendido que también tiene fans entre los empleados de ZR.
Haruna:
Son ellos quienes hicieron el póster para ella, ¿no?
Presentador:
¿Todos la conocen?
A-chan:
Nos enteramos el viernes es esto y se armó todo un revuelo en ZR.
Mami:
Fue impresionante como corrió Jiro-san cuando se enteró.
Aaron
y Nocchi: (lo dicen con un dejo de fastidio) Él corrió a enterarse...
Jiro:
Yo corrí por otra razón y terminé enterándome. Eso fue lo que
pasó
Daigo:
Que maravillosas anécdotas, pero no he terminado de hablar.
(Los demás se disculpan y guardan
silencio, mirándolo atentamente) Pues... el sábado... Ella fue
atacada y salió herida. La misma noche recibí una amenaza y...
le arrojaron una piedra para golpearla en la cara (los espectadores en el
set se tornaron preocupados y extrañados). Ella ahora está bien,
solo sufrió un corte en la mano porque intentó cubrirse y
tuvo hemorragia nasal, pero está bien. Lo que quisiera es... pedir que
esto no vuelva a suceder. Yo sé que mis fans me aman, y eso es muy bueno, pero
yo no dejare de cantar ni de hacer presentaciones por tener una
pareja. Confió en que quieren verme feliz y...
esta relación realmente me hace muy bien, así que
me gustaría que la acepten.
Shinpei:
Sabemos que puede existir el miedo a alguna Yoko Ohno, pero nosotros somos
humanos, somos personas no solo artistas.
Akihide:
Y tengamos en cuenta que nosotros tres no somos unos jovencitos. Ya estamos en
edad de formar un hogar.
Daigo:
Tomen de ejemplo a mi amigo Hyde, que está casado, tiene una hija y continua en
el mundo artístico.
Satoshi:
No podríamos estar más de acuerdo, pues nuestras relaciones han sido
muy cuestionadas.
Matsumoto:
Tuvimos que ocultar varias de ellas.
Sakurai:
Amamos a nuestras fans, pero... déjennos ser felices. (El comentario
provoca las risas de los demás)
Shinpei:
No es que el amor de nuestros fans no sea suficiente, pero... (piensa un poco)
No sé cómo explicarlo.
Calvin:
(no ha hablado hasta el momento) Son diferentes... muy diferentes. No
es lo mismo que la familia, que los amigos, ni que los fans. Si los fans
no quieren que tengamos pareja es como que nos pidan que no tengamos amigos o
familia.
Shinpei:
Exactamente. Eso es lo que quería decir.
Presentador:
Por lo que escuche hasta ahora, entiendo que la novia de Daigo-san es una muy
buena persona. Y ustedes también lo son. Esto también es un
pedido de paz. Hay muchos problemas con los antifans y eso no hace
felices a los artistas que tanto aman, que son personas y no objetos que les
pertenecen. (A modo de conclusión) Hasta
la próxima semana y disfruten del Spring Fest.
El
programa termina, escuchan la cortina musical de cierre un breve momento antes
de apagar el televisor. Como una muda y ruborizada espectadora, Selenia
continua con la vista fija en la pantalla, aunque ya no hay
una trasmisión que ver. Las muchachas a su alrededor, a
su vez, están sorprendidas y conmovidas por lo que había
sucedido en el estudio. Para las que no lo sabían, fue toda una
sorpresa entrenarse de la relación semi
secreta que mantenía nuestra simpática protagonista con Daigo Naito.
Por un momento, la sala se llena de silencio, tanto que parece vacía.
Charlotte:
(luego de un rato) Este tipo no me agrada, pero debo admitir que tiene huevos.
Si tenía alguna duda sobre sus intenciones, acaban de desaparecer.
Megg:
Él quiere proteger a su Selenia como sea. Es tan romántico a su modo.
Tsugumi:
(sentándose cerca de Selenia) ¿Qué sentís después de ver esto?
Maya:
(entre risitas) Debe estar volando en la novena nube.
Atsuko:
Yo la veo más avergonzada que contenta.
Las
muchachas se le acercan, esperando algún tipo de reacción, pero
Selenia está decididamente congelada. Tal como se dice, llevaba la
procesión por dentro. Sin que las demás lo notaran, sus emociones gritaban en
su interior, aunque ella tenía un ataque Kuudere [1]. En el pasado, Anna fue
atacada por la acosadora, y ahora sufriría sus agresiones nuestra
simpática protagonista. No podía evitar... sentir que la
confesión pública de Daigo... era una forma de evitar lo que no pudo
dos años atrás. “Todos los caminos conducen a Roma”, y en la mente de la
morocha cualquier cosa que sucediera en su relación con Daigo estaba ligada al
pasado que una vez compartió con Anna, la joven a quien él creía muerta... pero
que no lo estaba. Todas esas ideas, más los recuerdos de lo que le habían
contado... "Anna me gritaba, y yo no podía escucharla"... "Me
dijo que el mundo sería horrible si yo no estuviese"... todo esto
torturaba su mente y se imponía sobre sus pensamientos sin que pudiera
evitarlo.
Charlotte:
(tratando de llamarle la atención) Hey... ¿Te pasa algo? (Antes de que ella
intente contestar) Ya sé, ya sé. No pasa nada.
Selenia:
Solo estaba preguntándome porque no dijeron mi nombre, pero creo que es lo
mejor.
Maya:
Es cierto... Nadie te nombró, solo hablaron de "ella".
Tsugumi:
Eso está bien. Apenas te reconocieron la cara, ya fuiste atacada... imagina si
supieran tu nombre. No tardarían en darse cuenta de que sos extranjera. Si
investigan un poco más....
Atsuko:
Ya sabemos eso...
Selenia:
(ansiosa por desviar la atención del asunto) Y... ¿cuándo vamos a saber que
pasó en el cine?
Charlotte:
(sonrojándose) Cierto... con todo esto, no pude contarles lo que pasó.
Nuestra
protagonista pelirroja comienza a relatar desde el principio: Durante casi todo
el camino, se mostró ciertamente malhumorada. Akihide estaba callado,
mirando fijamente hacia el camino, y eso le parecía bien, pero... ¿por
qué, durante el breve momento en que estuvieron frente al edificio antes de
partir, no había destacado su cambio de estilo? Ella llevaba unas ropas muy
diferentes a las que frecuentaba, totalmente alejadas de la sensualidad que la
caracterizaba... ¿Por qué no le preguntaba la razón del cambio? ¿O es que le
daba igual? Pero Charlotte podía ser muy ingenua. No imaginaba que Akihide
prefería no molestarla preguntándole sobre algo que, sin intensión precisa,
podía ser producto de la casualidad.
Cuando
llegaron al cine, ella se sorprendió al no ver una fila esperando.
La película era llamativa, contaba con un elenco conocido,
y, según la sinopsis, trataba un complejo tema antropológico...
¡Y no había ni un solo ser humano en la fila! Es más, entraron a la sala y eran
solo ellos dos. ¿Qué clase de gustos tenían los japoneses? Ella nunca, en
verdad, había estado sola, acompañada más que de una persona, en una sala de
cine. Y se trataba de un estreno, el lugar debería estar abarrotado. ¿Qué
ocurría allí afuera? Por lo menos con el film podía dejar estas
cuestiones de lado, y para nada lamentó haber ido, pues... con
esa película se conmovió, se emocionó, sonrió y casi lloró con los
personajes, resistió lo más que pudo la tensión del clímax, hasta que
en un momento comenzó a agarrarse del brazo de Akihide, y él le rodeó los
hombros para confortarla.
Una
vez que terminó la proyección, los dos se levantaron de las butacas y
comenzaron a caminar hacia la salida.
Charlotte:
(entusiasmada. mientras hablan van caminando) Voy a recomendar esta película,
es fantástica. Qué lástima que el resto de la gente no haya sabido
apreciarla...
Akihide:
(extrañado) ¿Gente? ¿De qué estás hablando?
Charlotte:
¿Por qué me preguntas eso?
Akihide:
Pero... Vos dijiste que... preferías un lugar íntimo...
Charlotte:
(atorada) ¿Reservaste la sala solo porque yo dije eso?
Akihide:
(inseguro. Salen del lugar y van regresando al automóvil) Es que... Como
dijiste que... querías que estemos solos... No sé si hice bien...
Charlotte:
(le resulta difícil esconder su satisfacción. ¿En verdad fue capaz de
reservar una sala para complacerla?) ¿En serio? ¿Por qué no me lo dijiste, así
lo aprovechaba?
Akihide:
Lo siento.
Charlotte:
(se le prende del brazo) Bueno, de todas formas hubiese estado más atenta a
la película, no te preocupes. (Debe soltarlo porque su celular comienza a
timbrar) Esperame un momento. (Agarra el teléfono y contesta) Moshi
Moshi. (Pausa. Comienza a hablar en español) Megg, ¿qué pasa? (...) Ah,
cierto... (...) Gracias. Voy yendo. Nos vemos allá. (Corta la llamada) Akihide,
ya va siendo hora de irnos...
Akihide:
(parece un poco decepcionado de lo rápido que pasó el tiempo) Ah... claro.
Bueno, vamos. (Abre la puerta para que ella suba y se dirige al otro lado sin
cerrar. Para ser japonés, era suficiente atención)
Charlotte:
¿Tenemos tiempo... para que me digas lo que me querés decir?
Akihide:
(pone en marcha el vehículo) Tengo que conducir, pero... lo intentare. (marcha
hasta la esquina) No puedo.
Charlotte:
¿Por qué?
Akihide:
Porque tengo que mirar el camino, y lo que quiero decir requiere... que estemos
frente a frente...
El
lugar donde se realizaría el desfile no estaba muy lejos, asía que llegaron
allí más temprano de lo que pensaban, pero no quedaba suficiente tiempo como
para una conversación decente... ¿Qué hacer? Akihide quería decirlo, quería
sacar esa verdad que tenía entre pecho y espalda desde hace un buen tiempo.
Aunque... por un momento creyó que, con lo que había sucedido en el
edificio la vez en la que fue a buscar a Charlotte sería suficiente. Pero no
era así. Ella necesitaba las palabras de por medio... e, innegablemente, él
también.
Charlotte
estaba a punto de bajarse cuando Akihide la detuvo. Cinco minutos o
cincuenta... Necesitaba decirlo ahora.
Akihide:
Charotte... Como no tenemos mucho tiempo, lo diré del modo más veloz que se me
ocurre... Lo haré a la manera de Daigo.
Charlotte:
O sea... (Lo piensa bien) No me lo digas. Quiero que me lo demuestres.
Akihide
mira profundamente a los ojos de una Charlotte que aguanta la respiración unos
segundos... esperando a que él haga algo, lo que sea. Estaban en
un momento decisivo, cualquier cosa que sucediera terminaría por fin
con la incertidumbre constante... o eso parecía. De pronto, él se movió:
lentamente acercó su cabeza a nuestra protagonista y, como si fuese
una caricia, la beso con mucha suavidad y dulzura. Ella le rodeó el cuello con
los brazos y lo atrajo un poco más. Aunque sus labios ya se habían unido muchas
veces antes, en esta ocasión fue algo diferente... En esta oportunidad, sentía
el deseo de despeinarlo, de desvestirlo y apoderarse de él... Tal vez él sentía
lo mismo. Pero no había tiempo suficiente.
Akihide:
(le extiende un sobre y un reproductor de mp3 con auriculares) Toma. Esta es la
letra y el reproductor tiene la melodía.
Charlotte:
(no entiende muy bien cuando sujeta estas cosas, pero... cuando escucho lo que
él dijo... sintió una enorme emoción) ¿Es una canción para mí?
Akihide:
Escuchala cuando puedas y decime si te gusta.
Charlotte:
Estoy segura de que va a encantarme (lo besa rápidamente). Es una lástima
que termine tan rápido...
Akihide:
Lo compensaremos después.
Aunque
no quería, luego de besarlo unas cuantas veces más, Charlotte por fin abandonó
el automóvil. Akihide bajó poco después. Tal vez intentaba guardar las
apariencias, pero era completamente inútil. Ya todos sabían (o suponían) lo que
sucedía entre ellos, y de eso justamente quería hablar el coordinador de White
dreams, Kimura. Cuando la llamó para hablar un momento en privado, la
pelirroja temió que le prohibiera lo mismo que Kishimoto.
Kimura:
Es positivo para tu carrera.
Charlotte:
(extrañada) ¿Cómo dijo?
Kumira:
Como existe el rumor de que salís con Akihide Satoo, los medios quieren
conocerte. Ya me las arregle para que tu preceptor levante tu prohibición, pero
solo con Akihide. Si llegan a verte con otro hombre, me aseguró que no durará
en hacer que te expulsen. Pero eso no es problema, ¿verdad?
Charlotte:
(terminando el relato) Estoy muy, pero muy conforme con lo que dijo Kimura-san.
Por fin tendré un poco de paz.
Megg:
(extrañada) Pero... ¿En qué quedaron al fin?
Charlotte:
En que nos queremos. Eso es lo importante.
Megg:
¿Pero en que quedaron? ¿Son novios, que son?
Charlotte:
No cuestionaste a Selenia en su momento... ¿Por qué me estás cuestionando a mi?
Megg:
Porque si engañan a Selenia, ella les parte la mandíbula, pero si te
engañan a vos, ¿qué pasa?
Tsugumi:
(entusiasmada) ¡Se-chan les parte la mandíbula!
Selenia:
Es cierto, lo hago.
Megg:
Pero el daño se lleva por dentro.
Charlotte:
No sé si insinúas que soy una llorona o que Selenia es una
insensible.
Megg:
No quise decir que sos llorona...
Selenia:
(a modo de chiste que ellas no entienden) O sea que yo soy una insensible.
Ahora entiendo muchas cosas...
Megg:
(intentando ordenar sus pensamientos) No quiero decir que Selenia es una
insensible... sino que ella es un poco mas dura y lo que a nosotras nos afecta
para ella no es tan importante.
Selenia:
En realidad soy pro de guardarme lo malo y expresar lo bueno, a menos que la
situación me rebase.
Maya:
No es para que se peleen. Aki-san y Charotte avanzaron un paso. Eso es muy
bueno, Meggu.
Tsugumi:
(va hacia la ventana para vigilar, pues escucho el timbre) Meggu, te buscan.
Megg:
¿Shinpei?
Tsugumi:
No, es Erunando-san.
Megg:
(comienza a levantarse) Que raro... No quedamos en vernos...
Atsuko:
(se levanta de golpe) Yo voy. (Antes de que las demás protesten, va
hacia la puerta principal y sale sin dar más explicaciones)
Las
muchachas se quedan en la sala, haciendo
sus suposiciones e intentando espiar por
la ventana, pero ninguna de ellas tiene un buen angulo de
visión, así que se van desplazando un poco. Entre los intentos,
Charlotte vio una conversación bastante pacifica, nada fuera de
lo normal entre dos personas que se llevaban bien... y aunque sabia que ellos
no eran el caso, si habían conciliado sus diferencias
le parecía bueno... hasta que... Hernán sujetó el rostro de la
muchacha y... ¡La besó! No fue demasiado decoroso, según lo que pudo
ver dificultosamente, y se tomo su tiempo, pero Atsuko no opuso
resistencia, solo pareció aleccionarlo después. La ausencia
total de cachetada, grito, empujón o reacción de
rechazo, hablaba por si sola.
Como
el expresivo semblante de Charlotte les revelaba que ella estaba viendo algo
interesante, las muchachas se le acercaron para poder espiar mejor.
Megg:
(alejándose) Por favor, estamos violando la intimidad de Atsuko.
Charlotte:
Tipo que... Ellos están parados en la vereda...
Maya:
Lo dice la primera que corrió a la ventana.
Megg:
No fui la primera.
Tsugumi:
Pero yo lo sabía, lo sabía. ¿Por qué ella no nos contó esto?
Selenia:
Creo que lo que acabamos de hacer es una respuesta lógica y coherente
a esa pregunta.
La
muchacha que faltaba regresa del exterior un poco sonrojada, y de inmediato se
ve rodeada de las jóvenes que la esperaban adentro. Ellas no quieren
admitir que la espiaron, así que comienzan a hacer toda clase de
preguntas, cual detectives, con sospechosas sonrisitas en sus rostros.
Charlotte:
(con mirada intrigosa) Que raro que vos te encuentres con Hernán a solas...
¿Pasa algo?
Maya:
Se trata de la cafetería, ¿verdad?
Megg:
(no le agradaba mucho el juego, pero... qué más da) ¿O es que ya comenzaron a
entenderse?
Selenia:
No creo... Si Atsuko detesta al buen Hernán desde lo más profundo de su ser. O
eso es lo que nos dejó entender.
Tsugumi:
Aunque... En el desfile nadie sabía del paradero de estos dos... Qué
casualidad...
Atsuko:
¿Quieren dejar ese circo? (Las muchachas la miran con mucha atención, esperando
que confiese) Con todo lo que paso, no pude contarles que... la situación
cambio completamente. Erunando ahora es mi novio.
Todo
se congeló durante un momento, incluso el aire...
Ninguna suposición pudo prevenir que Atsuko, sin problemas ni
prisas, confesaría de esa forma. Pensaron por un momento que se estaban
conociendo, que tenían un coqueteo un poco extraño, no que de buenas a primeras
ella les saldría con un noviazgo. ¿Desde cuándo? Para suerte de
su curiosidad, de un modo muy simple, la muchacha les contó cómo había
sucedido este cambio radical, omitiendo algunos detalles que le parecían bastante íntimos.
Sus amigas quedaron conformes y se alegraron por ella. Ya ni valía la pena
decirle que fue demasiado dura, entre otras cosas.
Lunes:
Empujando
la puerta de vidrio de la entrada, Selenia ingreso a la productora con mucho
cuidado. Sabía que sus compañeros de trabajo se le acercarían, preocupados por
su bienestar. No había duda de que ellos verían el programa, escucharían la
confesión de Daigo y... por supuesto, ese principio de semana
laboral, comenzaría con la excesiva atención del caso,
algo se nunca llegaba a agradarle. Pero se equivocó... porque en ZR no había ni
un alma... ¿Dónde estaba todo el mundo? Repentinamente, su celular recibe una
llamada.
Selenia:
(sin fijarse en quien llamaba, contesta) Moshi moshi.
Daigo:
Imagino que estarás en la productora, ¿verdad?
Selenia:
Pues sí, ¿dónde está todo el mundo?
Daigo:
(entre risas) Olvidaste comenzamos a ensayar y preparar el Tokyo Dome.
Claro...
¿Pero por qué ella no lo sabía? Los más raro de todo fue que Daigo le
anunciara... que Obatta le daba la semana libre. No tenía que acercarse al
Tokyo Dome, y ni siquiera estaría allí para las presentaciones... un
momento... contando con que iría en el staff... ¡Selenia ni se
había procurado una entrada!
Daigo:
(notando que Selenia no contesta) No te preocupes. Tengo reservados unos
hermosos asientos de platea para vos y tus amigas. Solo tenés que venir a
buscarlas.
Selenia:
Ah. ¿Tengo que ir hasta el Tokyo Dome? ¿Sabes si algún bus va
hasta allá?
Daigo:
Ven en el tren subterráneo.
Selenia:
Esta bien. ¿Voy ahora?
Daigo:
Eh? Bueno, ya que estás tan sumisa, tráeme unas donas que me estoy
muriendo de hambre. (Ates de que ella pueda contestar) Estoy bromeando.
Regresa al edificio, yo pasare después por allí y ni se te
ocurra andar sola.
Selenia:
¿Y las donas?
Daigo:
Dije que era broma. Regresa al edificio, allá nos veremos.
(Se despide de ella y corta la llamada)
Selenia
se siente extraña después de esa breve conversación. Ya ni sabía que
pensar. Daigo estaba siendo muy amable, aunque siempre lo era (a su modo,
claro)... a diferencia de ella. Pero no que no quisiera hacerlo, solo que
le parecía un poco hipócrita de su parte. No podía simplemente
tener detalles afectuosos con él para complacerlo mientras, a
sus espaldas, convenía con Anna cuando y como decirle la verdad.
Nuestra protagonista había visto a mucha gente hablar mal de otras
personas durante todo un viaje, y luego sonreían ante ellas, las
halagaban hasta en sus pasos de baile, les contaban sobre sus vidas como amigos
e incluso se quedaban a dormir en sus casas. Pero ella nunca fue isa.
Aunque no fuese frente a frente, cuando tenía un problema con alguien se
lo decía claramente y de manera privada (o con pocos testigos), nunca
mediante indirectas, ni de repente callaba sin explicación. Ella
simplemente no podía ser hipócrita. Sin embargo, la verdad, en este caso,
era difícil de revelar.
Mientras
pensaba en todo esto, estaba regresando al edificio. Se detuvo en una tienda al
ver un artículo que llamó su atención, y luego de comprarlo, retomó el camino.
Una semana sin representaban un enorme aburrimiento que desde esa misma tarde
se hacía notar. La mejor forma de matar el tiempo que encontró fue...
ponerse a dormir. Antes quiso hablar con su hermano, pero como él no llego
en viaje de placer, estaba en una reunión. "Es un gran tipo mi
hermano" pensó en tanto se relajaba en la cama, llamando al sueño que no
se tardó en aparecer.
Tsugumi:
Se-chan...
Selenia:
(despertando lentamente) ¿Qué pasa?
Tsugumi:
Te busca Daigo-sama. Esta abajo esperando.
Selenia:
(todavía medio dormida) ¿
Y
que hace aquí? (Recuerda de repente) ¡Ah, las entradas!
(Sale rápidamente de la cama y agarra
la bota ortopédica) Decile que en un ratito bajo.
Tsugumi:
No hay prisa. Meggu lo está entreteniendo. Ella quiere organizar una fiesta de
cumpleaños para Shinpei-sama.
Movida
por la curiosidad, Selenia decidió bajar para enterarse de lo que estaba
pasando. No la movían los celos, sino... ¡la fiesta! Y Daigo era el
mejor anfitrión que conocía.
Daigo:
Vos encargate de la excusa, yo me puedo ocupar del lugar.
Megg:
Pero no me gustaría que haya desconocidos...
Daigo:
Ni desconocidos, ni drogas, ni disgustos. Te recuerdo que las dos fiestas terminaron
por vos.
Megg:
(apenada) Lo sé. Por eso no quiero que haya extraños. Y todo está en calma
ahora. No creo que tengamos mayores inconvenientes.
Daigo:
Eso espero. (Impaciente) ¿Tu amiga se va a tardar mucho?
Selenia:
(acercándose a Daigo) Konbanwa.
Daigo:
(se pone de pie y recuerda las "sutilezas" de Selenia) Konbanwa. (Le
agarra un brazo) Vamos.
Selenia:
(tan acostumbrada a estas situaciones, no se opone) ¿A dónde?
Daigo:
El sábado me encontré con una persona que podría ayudarnos a descubrir quién te
atacó.
Selenia:
(se suelta de su agarre con suavidad) Voy por un abrigo y nos vamos. Y
despedite de las chicas al menos.
Al
cabo de un rato, ella vuelve con un sweater ligero y se encuentra con Daigo
fuera del edificio. El panorama alrededor de nuestra simpática protagonista
comenzaba a volverse denso y rozaba la toxicidad. Anna estaba viva, cada vez
más cerca del vocalista, y ella fue atacada por aquella acosadora que antes
había causado tantos estragos... esas dos bombas de tiempo no tardarían en
estallar violentamente, pero la solución estaba lejos de su alcance. Todavía no
encontraba una opción mejor que decir la verdad completa, sin omitir ni un solo
detalle, aunque esto resultara catastrófico... no importaba cuanto lo pensara,
revelar lo que pasaba de una forma u otra, solo lastimaría a Daigo, la única
victima de esa red de simulaciones.
Daigo:
Ya llegamos.
Selenia:
(vuelve a prestar atención) Que rápido. (Baja del vehículo cuando ve que Daigo
hace lo mismo) ¿Donde estamos? (Solo puede ver la fachada de una casa bastante
cómoda)
Daigo:
(se acerca a la puerta y toca el timbre) Ya te enteraras.
No
pasaron ni dos minutos cuando ya abrió la puerta una mujer muy guapa, de largo
cabello negro y piel muy blanca, que recibió a Daigo de una forma bastante
afectuosa y lo invitó a pasar... antes de reparar en su presencia.
Daigo:
(las presenta) Ella es Se-chan. (A nuestra protagonista) Ella es Suzume.
Suzume:
¿Ella es la chica de la que hablaste en el programa? (La mira bien) Que cambio
de gustos...
Diago:
(entrecerrando los ojos) ¿Vas a cuestionarme?
Suzume:
Siempre tan a la defensiva. (a Selenia) Pasa, linda. Tenemos mucho de que
hablar.
Selenia:
Arigatoo...
Los
tres entran a la casa y se quedan en la sala de estar. Suzume va a la cocina y
regresa rápidamente con unas
cuantas cervezas y las ofreció a sus
visitas, pero Selenia se negó amablemente. "Ella solo bebe cosas
fuerte" respondió Daigo, a modo de broma,
mientras abría su botella, a lo que ella contesta con un leve grito de
regaño. La dueña de casa le ofrece entonces una lata de refresco del
refrigerador.
Suzume:
(mientras le extiende la lata, siguiendo la broma) Creí que estaba embarazada
por un momento.
Selenia:
¿Qué?
Daigo:
Eso es imposible, yo ni siquiera la toque.
Suzume:
(viendo a Selenia) ¿Sos humana? (enciende un cigarrillo y comienza a fumar) Me
están diciendo que salen y aún no ha pasado nada entre ustedes.
Selenia:
Han pasado muchas cosas, pero eso no. Yo sé que aquí es diferente, pero en mi
país solemos esperar un tiempo prudencial... por lo menos las que somos de
familia decente.
Daigo:
No tenías que dar toda esa explicación. Ese es nuestro asunto.
Suzume:
Que reservado. ¿Cómo se conocieron?
Daigo:
Vinimos por otra razón, no para una entrevista.
Selenia:
No quiero ser metida, pero... ¿Ustedes tienen algún problema?
Suzume:
Yo no. Él está resentido porque fui yo
quien terminó nuestra relación.
Daigo:
¿Pero qué estás dic..?
Selenia:
¿Ustedes salieron antes o después de lo de Anna?
Suzume:
Antes. (Se levanta y va hacia otra mesa de la cual saca una caja, y de esta
unas hojas escritas) Y este es el asunto por el cual vinieron.
Suzume
deja las notas frente a Daigo, sentado al lado de Selenia, y ambos comienzan a
revisarlas. Cuando terminan, se sienten horrorizados... ¿En qué clase de ser
podía caber tanto odio gratuito, tanto desprecio sin fundamento alguno?
Suzume:
No puedo mostrarles los regalitos que me dejo, pero... eran más espantosos que
estos.
Daigo:
¿Puedo quedarme con estas cosas? Los Obatta tiraron todas las que enviaron a
Anna y las necesito para averiguar quien las envía.
Suzume:
Por supuesto, y te deseo suerte... pero todavía no me creo que Anna esté
muerta, sobre todo porque yo creí que ella me acosaba.
Daigo:
Lo está. Yo tengo sus cenizas. Ella murió en ese accidente.
Selenia:
(interesada) ¿Por qué creías que Anna era la acosadora?
Suzume:
Porque... Ella quería ocupar mi lugar. Ella quería estar con Daigo. Lo deseaba
en silencio... Y ni bien yo lo deje, fue corriendo por él. Siempre creí que se
hacía pasar por una acosadora para asustarme y alejarme.
Daigo:
Pero no era ella. Anna también padeció a esa acosadora. Y no quiero que pase lo
mismo con Se-chan.
Suzume:
Pero tienen que ser más cuidadosos porque esta vez es diferente. A mí nunca me
agredió, solo recibía cartas. Tengo entendido que a Anna solo la lastimaron
físicamente una vez. Y ahora... directamente un piedrazo en la ventana.
Selenia:
En realidad comenzó con un botellazo en Koochi. Nunca hubo amenaza de por
medio.
Suzume:
(al borde del horror) Eso es terrible, linda. Tienen que tener mucho cuidado.
Esa loca cada vez es más violenta. Sinceramente... No has pensado en dejarlo y
protegerte?
Daigo:
(indignado) Como te atreves a preguntar eso?
Selenia:
No. Pienso en detener esta locura de una buena vez. (Como ya había acabado el
contenido de la lata, comienza a apretarla con las mano hasta dejarla hecha una
bolita de metal) Además, esa loca no tiene idea de con quien se mete.
Suzume:
Wow, que fuerza.
Daigo:
Ya estás pesando en meterte en problemas otra vez...
Selenia:
Esa loca es la que me busca bronca.
Suzume:
(mirando el reloj) no es que los eche, pero invité a unos amigos a cenar, así
que...
Daigo:
De todas formas ya tenemos que irnos.
Suzume
acompaña a sus visitas hasta la puerta de salida, y pide a Selenia que vaya
hasta el automóvil, pues ella quiere decir unas palabras en privado al
vocalista. Nuestra protagonista accede sin mayor problema.
Suzume:
Tenés que estar atento y cuidar a esa chica.
Daigo:
Yo sé lo que tengo que hacer, No necesito...
Suzume:
(adopta un tono severo) Dejá tu soberbia de lado y escuchame bien. Porque a
esta chica no quieren asustarla, herirla
o lastimarla. A esta chica quieren matarla. Y vos, por primera vez en la vida,
tenés que estar bien despierto y fijarte en las personas que están a tu
alrededor si querés conservar una sola urnita y no dos.
Daigo:
Suzume... Yo sé lo que tengo que hacer. (Se va)
Durante
el trayecto, Selenia y Daigo hablan muy poco, casi nada. Los dos están
enfrascados en sus propios pensamientos. Nuestra protagonista se pregunta quién
le entregó la urna de cenizas al vocalista, pero no sabe cómo preguntárselo.
Mientras él analiza sus opciones, pues podía entregar las cartas a un detective
privado o a la policía para armar una causa contra a acosadora. Cuando llegan
al edificio, ella se despide y está a punto de bajar del automóvil, pero antes
de que lo haga, Daigo llama su atención.
Daigo:
¿No te estas olvidando de algo?
Selenia:
(distraída) ¿De qué? (Lo primero que le
viene a la mente es que él se está quejando de la despedida tan cutre) Ah… (Se
vuelve hacia el vocalista y lo besa rápidamente) Sayonara.
Daigo:
Yo… me refería a las entradas.
Selenia:
¿Qué entradas? (recuerda y lanza una risa torpe) Ah… claro, las entradas.
(Agarra el sobre que él le extiende) Me olvidaba de esto...
Daigo:
Ahora si te podes ir. Ah, pero estas obligada a avisarme cualquier cosa que
ocurra.
Selenia:
(entrecerrando los ojos) ¿Y quién va a obligarme?
Daigo:
Vamos, esto no es broma. Necesito saber que estarás bien.
Selenia:
(abriendo la portezuela) Está bien. Cualquier coso que pase, si tiene que ver
con la loca esa, yo te avisaré. Sayonara. (Baja del vehículo e ingresa al
edificio)
Al
entrar, vio que sus amigas estaban viendo un programa de televisión sobre moda,
una repetición del desfile, mientras decidían su vestuario para la fiesta de
cumpleaños de Shinpei. Al verla, la invitaron a unirse, pues sus elecciones de
moda representaban uno de los mayores problemas, junto con las Tsugumi. Ella,
entre risas de aceptación, respondió solo subiría al cuarto para dejar su
abrigo y las acompañaría a la brevedad. Y así lo hizo, llegó hasta la
habitación, abrió la puerta… y sintió olor a sangre… Si, a sangre. Extendió una
mano hacia el interruptor para encender la luz. Y allí lo vio… en la pared… “Te
vas a morir, perra”… escrito en un rojo goteado y desprolijo. Pero eso no era
todo, ni era lo peor. Sobre la cama estaba, sobre SU cama… la tinta del
mensaje. Una imagen tan espantosa le volvió las piernas de trapo, de modo que
cayó al suelo, exclamando en voz alta “Oh, por Dios”.
Las
muchachas rápidamente llegaron a la entrada de la habitación, donde encontraron
a una paralizada y temblorosa Selenia, casi shockeada, que solo podía mirar
hacia el interior del cuarto con los ojos desmesuradamente abiertos. No entendían
que estaba pasando, y mirar lo que había adentro las asustaba, pero finalmente
Tsugumi se atrevió a hacerlo, solo par, asqueada, cubrirse la boca como si
fuese a vomitar, y apagó la luz lo más rápido que pudo.
Tsugumi:
Hay… una rata muerta y… destripada. Y con su sangre escribieron en la pared.
Esto es horrible.
Charlotte:
(se agacha al lado de Selenia) ¿Y qué es lo que estaba escrito?
Selenia:
(todavía en shock) Te vas a morir perra… eso estaba sobre mi cama…
Megg:
¿Cómo es que la acosadora entró sin que lo notáramos?
Atsuko:
No lo sé, estuvimos mucho tiempo viendo televisión y hablando fuerte. Las otras
chicas salieron de paseo.
Maya:
Seguro que se metió por la terraza. ¡Es horrible que haya podido vulnerar el
edificio!
Megg:
(intenta mantener la cabeza fría) Tenemos que llamar a la policía y sacar a
Selenia de aquí.
Ven
que Selenia da repente comenzó a llamar con el celular, pero, para su sorpresa,
solo dijo “lo hizo de nuevo”. ¿Llamó a Daigo Naito? No era raro, tal vez él le
pidió que lo haga. Atsuko se comunicó con la policía mientras las demás
intentaban que Selenia vuelva en sí, y la llevaron luego a la sala para que
bebiera un té y se tranquilizara.
Como
no estaba muy lejos de allí, Daigo llegó en muy poco tiempo, preguntando qué
fue lo que sucedió exactamente. Cuando le mostraron la escena... se dio cuenta
de que Suzume tenía razón. Alguien realmente quería matar a Selenia, así que
estuvo de acuerdo en que ella se traslade al piso de Nakano, como propuso
Tsugumi. De inmediato comenzaron a preparar un pequeño bolso porque acordaron
que lo mejor sería que no pase la noche en el edificio, pues ya había sido
vulnerado. Además, como una gracia del destino, se apareció Andrés para visitar
a su hermana porque en todo el día no pudo pasar tiempo con ella y le
sorprendió escuchar esa historia, sobre todo porque él ya había decidido
averiguar quién era esa acosadora. Por supuesto que ayudo con la
"mudanza", pero, antes de que llegara la policía, tomó una fotografía
del horrible mensaje en la pared. Ganas de sacar a Selenia de Japón no le
faltan, aunque sabía que nuestra protagonista era lo suficientemente terca como
para quedarse, encontrar a la loca y romperle los huesos uno por uno... su
dulce venganza.
Antes
de ir al piso, esperaron a que llegara la policía y contestaron a sus
preguntas. Cuando observaron la escena y tomaron todos los registros, se
retiraron. Pero advirtieron antes que era mejor que no se acercaran a la habitación
hasta que ellos se lo dijeran. La denuncia estaba hecha y no darían marcha
atrás. Las tres protagonistas fueron al piso después y se quedaron allí esa
noche.
Megg
y Charlotte despertaron temprano para ir a la universidad, pero no quisieron
que Selenia se levante con ellas. Ambas notaron que su amiga tuvo problemas
para dormir esa noche, algo completamente comprensible, así que la dejaron
dormir. Avisaron a Andrés que si quería visitar a la simpática morocha lo
hiciera más tarde, pero que ella no iría a clases. Él se los agradeció...
aunque antes de verla, necesitaba hacer una cosa.... comunicarse con alguien
que podría asesorarlo: Agatha. Para su sorpresa, ella respondió positivamente a
su primer mensaje y pudieron concretar una video llamada.
Agatha:
(ajustándose los auriculares) ¡Andresito! ¿Cómo te trata el país del sol
naciente?
Andrés:
Hola, Agatha. Este lugar me deja sin palabras día a día. Pero lamento decirte
que no es una llamada de cortesía.
Agatha:
Lo sé... Pero espero que no sea muy grave. ¿Paso algo más con mi hermana?
Andrés:
Con la mía, no con la tuya. La tal Ximena desapareció hace unos días.
Agatha:
¿Le paso algo a Selenia?
Andrés:
Te enviaré unas notas... tienen letras muy parecidas. Es probable que hayan ido
a la misma escuela de Shodo [2], pero no lo sé con exactitud. Seguramente vos
conoces a alguien que puede analizarlas.
Agatha:
Si, en la policía científica tenemos a alguien que se encarga de eso, pero me
vas a tener que esperar hasta... (Calculando) hasta lo que sería la noche allá.
Andrés:
Me parece razonable.
Hablaron
un poco más acerca de la situación, de la cual Andrés no podía contarle
demasiado. No pretendía preocuparla, así que le aseguró que Charlotte estaba
muy bien, y que aparentemente la relación con Akihide se estaba consolidando a
las mil maravillas. Pero Agatha también era amiga de Selenia, y sentía un
particular aprecio por ella. Hasta la biología lo dice: Cuando una especie es
sacada de su habitad natural, se produce un desequilibrio...
Miércoles:
Después
de haber visto la espantosa visión de la rata... muerta y aquella amenaza en la
pared, Selenia no pudo mantener el equilibrio y cayó al suelo precipitadamente.
ese día no sintió nada, pero al siguiente las molestias en su tobillo
comenzaron, así que, luego de salir de la universidad y almorzar, su hermano la
acompañó al hospital para que Diego la revisara. Temía la posibilidad de alguna
inflamación que pudiese causar problemas. Para suerte suya, él accedió a
atenderla sin un turno, ya que, como amiga, era una paciente especial. Andrés
podría haber entrado con ella a la consulta, pero justo se encontró a Anna
haciendo la limpieza habitual del pasillo y prefirió charlar un momento con
ella. Aunque su inofensiva conversación comenzó a llenarse de preguntas, como
un interrogatorio. Anna estaba un poco desprevenida, no esperaba que él tomara
esa clase de actitud detectivesca, así que le había contestado con la mayor
sinceridad hasta que le pareció que algo no estaba bien. Pero no sabía bien si
era por su comportamiento curiosamente obsesivo o por la mujer rubia que los
observaba con mucha atención... especialmente a ella. Tenía una expresión muy
rara... ¿Acaso la conocía? ¿De dónde?
De
repente, Selenia sale del consultorio y se encuentra a Saori Tomoe, quien
observaba fijamente hacia donde estaba su hermano... y Anna. Su expresión al
verlos la inquietaba ¿Ella sabía sobre esa historia, Daigo se la había contado?
Selenia:
¿Saori–san?
Saori:
Se–chan. Konnichiwa. Me enteré de lo que te pasó… ¿Estás bien?
Selenia:
Veo que Daigo–sama no es muy reservado que digamos…
Saori:
Pero si se anunció por televisión… Por cierto (apunta hacia donde están Andrés
y Anna) ¿Esa chica de allá no se te hace conocida?
Selenia:
(alegrándose de no haber traído sus lentes) Yo… sin lentes casi no veo. Gomene.
Andrés:
(había terminado la conversación y regresa hacia donde está su hermana. En
español) Hubiese sido detective… Algo me dice que voy por buen camino. (a
Saori, en japonés) Konnichiwa.
Selenia:
Saori–san, él es mi hermano Andrés.
Saori:
Yoroshiku… ¿Quién era la chica con la que estabas hablando?
Andrés:
(sospechando que Saori maneja algo de información) Una chica de limpieza.
Saori:
Pero estuvieron hablando un buen rato. Pareció que se conocían.
Andrés:
Es la primera vez en mi vida que la veo. ¿La conoces?
Saori:
Se parece a alguien que murió hace un tiempo.
Selenia:
¿Algún ser querido?
Andrés:
(viendo que Selenia no puede sostener muy bien la farsa, pues se estaba
poniendo un poco colorada) Tenemos que irnos. Recordá que debés pasar por esa
tienda a escoger los vestidos con las chicas.
Selenia:
es cierto… Pero antes voy a ir al baño. (Se va)
Si
hubiese podido salir corriendo hasta los sanitarios, lo hubiese hecho. Pero
como no era prudente, solo caminó lo más rápido que pudo. Llegó hasta el lavado
y mojó apenas su cara, intentando calmarse. Anna suelta por ahí era un peligro,
tal vez Saori la había reconocido y no
le extrañaría que, por lo que dijo, Suzume haya podido verla en el desfile y
por eso dijo que era su sospechosa. La farsa estaba cada vez más cerca de caer…
tenía que decir la verdad lo más rápido posible. ¿Cómo? Aún no había ideado
algún modo…
Anna:
(entrando discretamente) Se–chan…
Selenia:
Anna. ¿Qué haces acá?
Anna:
Necesitaba hablar con vos. Tu niisan estaba muy raro.
Selenia:
Él es mellizo, así que preferiría kyodai [3]. Y como para no estarlo, con todo
lo que está pasando.
Anna:
Vi el programa. Daigo–sama se pasó de bueno con lo que hizo por vos.
Selenia:
(piensa) Con lo de la rata muerta, creo que fue contraproducente… (a Anna) Si,
eso parece… Sucede que… Andrés dice que tu letra y la de la loca son medio
parecidas, así que piensa que…
Anna:
¿Qué soy yo?
Selenia:
No. Puede ser una compañera tuya de Shodo. Eso es como buscar una aguja en un
pajar.
Anna:
(reflexiva) La única chica que fue a la misma academia de Shodo que conozco en
Tokyo es Ichiyo. Pero yo quería hablarte por otro motivo. Tengo un plan.
Selenia:
¿De qué hablás?
Anna:
De cómo vamos a decirle la verdad a Daigo–sama. Creo que lo mejor que puedo
hacer es sacarte del medio. Voy a hablar con él sin involucrarte.
Selenia:
Yo estoy involucrada. Aunque finjas que no me conoces, él se va a dar cuenta.
Anna:
Ahí es donde entrás vos… De a poco vas a manifestarle sospechas de que sabés la
verdad, pero que no estás muy segura y por eso no se lo dijiste.
Selenia:
No sé... Esto no me parece del todo correcto… No está bien que yo que excluida
si soy la que más lo está engañando.
Anna:
Entiendo tu dilema moral. Pero en vez de ganar algo siendo honesta, lo vas a
perder. Sé que sos de las personas que prefieren tener dos amigos sinceros
antes que mil amigos falsos, pero aquí nadie te va a entender por decir la verdad,
te van a juzgar por eso. Siempre lo hacen.
Selenia:
Pero… en caso de que ustedes quieran retomar una relación… si decimos que yo
no…
Anna:
Eso no va a pasar. Daigo–sama nunca va a perdonarme por lo que hice… y no
importa que no haya decidido pasar por muerta… Yo voy a ser la traidora y no
los que ocultaron mi estado. (Se le viene una imagen a la mente) Vos… dijiste
que yo tendría que decirle la verdad a Daigo–sama y… así es como quiero que
pase. Solo te pido que hagas las cosas como las decidí tal como yo lo hice
cuando te vengaste de Ximena.
Eso
fue como lanzar una flor corrida en juego de póquer. Selenia sabía que no tenía
otra opción más que aceptar lo que Anna proponía, tal como ella aceptó ayudarla
con su plan de venganza.
Jueves:
Durante
una buena parte de la semana, tan cerca a terminar, Megg anduvo corriendo de un
lado al otro. El martes la policía avisó que podían regresar al cuarto en el
edificio, pero tanto ella como Charlotte estuvieron de acuerdo en que Selenia
permanezca en el piso hasta que pase el peligro. Y durante este tiempo, ellas
se la pasaban del edificio a la universidad, al trabajo, y al piso antes de
regresar al edificio nuevamente. Y siempre que iban de visita había alguien más
allí: Andrés con una actitud detectivesca, Daigo (que siempre compraba la
cena), Tsugumi, Atsuko, Maya y KyunHo o alguna de las otras muchachas del
edificio, Diego y Hernán, pero nunca vieron a Yuki (Anna). Solo una vez en el
desfile.
En
fin, ese jueves Megg sí que se la pasó agitada: por la noche llegaría el
festejo secreto por el cumpleaños de Shinpei, y a ella se le ocurrió una excusa
muy torpe para atraerlo hacia la sorpresa: Que la acompañe a hacer unas
compras. Mientras fingía que no estaba conforme con lo que veía, él insistía en
que todo lo quedaba bien, que solo compre algo y descansen un rato porque
habían caminado mucho y ya se estaba haciendo tarde. Ella logró animarlo con una cálida sonrisa,
preguntando si acaso no le gustaba pasar tiempo juntos. Eso era más efectivo
que la taurina para reanimarlo. Pero lo cierto era que caía la noche, las
tiendas cerraban, así que se sentaron en un restaurante para comer algo
liviano, mientras conversaban. Shinpei, en un comentario, le había recordado
como se conocieron... recuerdo tan lejano ahora. En ese momento, Megg le tenía
miedo y desconfiaba de él, pero con cuanta dulzura y dedicación pudo conquistar
no solo su confianza, sino su corazón.
Pero
hasta el restaurante cerro y ya parecía hora de volver a casa. Aunque Megg no
iba a rendirse, y le pidió a Shinpei que la acompañe una última vez antes de
despedirse. Él accedió extrañado.
Shinpei:
Meggu-chan... esto no es un tienda ni nada que se le parezca.
Megg:
¿Podes venir conmigo sin hacer preguntas?
Shinpei:
Meggu-chan, te advierto que si tenés planes pervertidos, vas a dejarme
sorprendido.
Voz
en la oscuridad: Ya quisieras que tenas esos planes.
Shinpei:
¿Quién dijo eso?
Las
luces se enciende y todos los invitados aparentemente salen de la nada
exclamando "sorpresa" a viva voz. El salón al que lo llevó Megg
estaba totalmente preparado para una fiesta de cumpleaños, aunque solo faltara
hora y media. Todos estaba allí, empleados de ZR, las bandas que tocarían con
ellos en el Spring fest, sus amigos y conocidos… Mas invitados de Megg, Daigo y
Akihide a los que él no conocía muy bien, pero todos ya formaban un buen grupo.
Shinpei:
¿Hicieron todo esto por mí?
Megg:
Si, Daigo–san y yo organizamos una fiesta sorpresa para vos.
Shinpei:
Que dulce sos, Meggu–chan (se deja llevar por sus emociones y la besa sin
previo aviso, cosa que deja sorprendidos a los demás)
Daigo:
(en plan de broma) ¿Y para mí no hay agradecimiento?
Shinpei:
Olvídalo…
Megg:
Te lo agradecerá Selenia por nosotros (ve a su amiga, haciendo un simpático
gesto con las cejas) ¿Verdad?
Selenia:
(sigue la broma, y entrecierra los ojos, levantando un poco el mentón) Ustedes
paguen sus deudas… Y vení que no traje tu ropa al pepe.
Las
dos van hasta el baño, donde se reúnen con las demás muchachas y entre todas
ayudan a Megg para que luzca radiante. Retocan el alisado y la maquillan luego
de que ella ya se había puesto el brillante vestido y las sandalias. Shinpei
quedaría impactado al verla, pero no solo él… Pues hasta ese momento solo
Selenia y Tsugumi andaban dando vueltas por ahí, las otras tres estaban
esperando a la rubia. Charlotte todavía no había salido… así que nadie podía
ver el vestido que traía puesto, y que seguramente dejaría impresionado a más
de uno. Es que esta chica, cuando quería llamar la atención de alguien no
pensaba en las demás personas que estarían allí también.