miércoles, 23 de octubre de 2013

Capítulo 17: Arte y amor.


Poco a poco, la claridad de la mañana la obligó a abrir los ojos muy perezosamente. Abandonó la almohada con lentitud, observando a un lado y el otro, acompañándose de copiosos pestañeos. Sentía la garganta seca, una nebulosa en su mente, peso sobre todo el cuerpo, así que tenía que deshacerse de él. Estiró los brazos para desperezarse y lanzó un profundo bostezo... ¡Ahhh! Increíble... Apenas abrió la boca... su mandíbula... ese solo movimiento le genero un dolor tremendo. Volvió a mirar a todos lados, desconociendo el lugar en el que se encontraba... se observó a sí misma, y también encontró extraña la ropa que traía puesta... ¿Dónde estaba? ¿Qué había sucedido? Ella, la noche anterior... fue a la fiesta por el cumpleaños de Daigo Naito que se realizó en Velfarre, descubrió que la mujer con la que vio a Shinpei era Agatha, hermana de Charlotte, y reclamó al guitarrista por esto. Luego bebió, planeaba regresar con sus amigas... pero... se sintió mareada y en desequilibrio, por lo que fue ayudada por un joven morocho de cabellos y con tez clara... No, él no la ayudo... Él la llevo a una habitación, se le tiró encima y ella le propinó una merecida cachetada... y en respuesta recibió un golpe que la impulsó hacia la pared, su cabeza revotó contra esta y nuestra rubia protagonista cayó al suelo, quedando inconsciente. Lo último que vio fue que ese hombre se acercaba... y ahora, al abrir los ojos y contemplar lo desconocido, decidió ver hacia su derecha... solo para encontrar el peor resultado posible: había alguien allí... alguien que tenía cabello negro corto. Como le estaba dando la espalda, pues dormía boca abajo, no podía ver su rostro, pero lo que ya estaba al alcance de sus ojos no le resultaba agradable. ¿Era aquel hombre? ¿El que la atacó, el que la atropello de forma tan brusca? Si era así, entonces... cuando ella quedo inconsciente...
Por un breve momento, sintió que su corazón había dejado de latir, que toda fuerza deshabitó su cuerpo, que su sangre se volvió hielo, y que ya nada pasaba por ella... el miedo y la angustia atravesaban su ser de lado a lado... si ese hombre estaba allí, junto a Megg, durmiendo aún... eso quería decir que...
La puerta del cuarto se abre, justo en el momento en el cual de sus ojos claros brotaban las primeras lágrimas, que rápidamente se volvieron un nudo en su garganta... y permite que ingrese al lugar alguien que ella no esperaba ver, y su presencia la asusta de sobremanera por un instante, pues luego la curiosidad domina su expresión. Megg ve entrar con sumo cuidado, nada más y nada menos que... Al mismo tiempo el cuerpo junto a ella se mueve, rota y le enseña su rostro, revelando que se trataba de... Shinpei... No, no, Shinpei estaba entrando al cuarto. Quien yacía también en la cama era una amiga de todos ustedes, Selenia.
Megg observa a Shinpei, luego a su amiga, otra vez a él para terminar en ella nuevamente... anonadada, ni siquiera atinaba a sentirse alegre por la terrible confusión. ¿Alguien podía explicarle lo que sucedía? Shinpei la rescató otra vez, eso era evidente... ¿pero qué sucedió después? ¿Dónde estaba? Aunque, si Selenia también se encontraba a su lado, pudo ser ella... No... Si hubiese sido ella, estaría en la cárcel por homicidio, seguramente...
Shinpei: (interrumpe los pensamientos de la rubia) Meggara, vine a ver si despertaste. El baño está desocupado, podés usarlo si querés. (Se va sin esperar respuesta)
Selenia: (recién despierta) Megg... (Trata de tocarla tanteando hasta que la rubia le toma una mano) ¿Cómo estás, aparte de adolorida? (Se levanta un poco para observar a su amiga, cuya imagen le produce una expresión de dolor y evidente desagrado) La puta madre... Tu carita...
Megg: (asustada) ¿Qué tengo?
Selenia: (indicando hacia un lado) Allá hay un espejo. Fijate.
La rubia abandona la cama rápidamente en dirección al espejo, en cual por fin pudo ver la causa de sus dolores: en la parte izquierda de su rostro encontró un raspón rojizo e hinchado, y en el otro, un moretón con tonos verdes, que, debido a su tez tan clara, resultaba casi tétrico, y doloroso de solo observarlo.
Megg: (a Selenia, mientras todavía mira su reflejo) ¿Que pasó anoche?
Selenia: Imagine que me preguntarías... pero me dormí pensando en cómo responderte... Así que te voy a decir la verdad sin disfrazarla.
Megg: Solo trata de no herir mis sentimientos...
Selenia: Linda forma de decirme que me calle.
Akihide: (abre la puerta de repente) Chicas, la comida estará lista en unos minutos, así que pueden ir al comedor... Oh... Meggara... tu (incida su propio rostro) Gomen nasai.
Megg: Ohayoo, Aki-san.
Selenia: (corrigiendo a Megg) Ohayoo gozaimasu.
Akihide: (con una reverencia) Sumimasen (se retira)
Cuando Selenia planeaba abrir la boca para contar a Megg lo que había sucedido, tomó conciencia de sus fachas y su inminente hambre, así que hizo una pausa para ir al baño. Caminando hacia la puerta, topó de nuevo con el tímido guitarrista.
Akihide: (vuelve a entrar) ¿Charotte ha despertado?
Selenia: Vos deberías saber eso más que yo.
Akihide: (extrañado) ¿Yo? ¿Por qué yo?
Selenia: (también extrañada) ¿Dónde se metió esta tipa?
Los dos abandonaron la habitación para buscar a la pelirroja, sin mucha idea de adonde fue a parar. Mientras tanto, Megg se apropió del baño para despabilarse un poco, intentando recordar con fuerza que pasó la noche anterior. Se miró de cuerpo entero por primera vez desde que despertó: aparte de las marcas en la cara, y la nueva muda de ropa, una remera celeste pálido y unos shorts... que parecían calzones largo de varón, no había indicio de algo diferente. Pero, ¿dónde estaba su ropa? Solo encontró los zapatos... Aunque más importante que eso era... ¿dónde estaba ella? Vio a Shinpei y Akihide... Acaso... acaso... ¿Estaba en la casa de Breakerz? (¿¿Viven todos juntos??)
Entre tanto, Akihide y Selenia buscaban a Charlotte. La extranjera vio el baño ocupado y decidió dejar de buscar, pensando que la pelirroja estaba allí, y Akihide, convencido de esto también, optó por despertar a Daigo para comer, así que, como anoche cambiaron de cuarto, lo buscó en su habitación y lo encontró en la cama, tapado hasta el cuello... junto a Charlotte... también tapada hasta el cuello. Ante esa imagen, solo atinó a cerrar la puerta, y estuvo a punto de hacerlo, pero los bellos durmientes comenzaron a despertar... primero él, luego ella.
Daigo: (levanta el torso y se estira) Oh... Ya siento el olor de la comida... Tengo hambre. (Observa a Akihide) Ohayoo gozaimasu.
Akihide: (indicando hacia la derecha del vocalista) Ohayoo...
Daigo: (hace la vista hacia la derecha, topándose sus ojos con Charlotte, tendida a su lado, y vuelve a mirar a Akihide, luego a ella, luego al guitarrita) ¿Cuánto bebí anoche?
Akihide: Creo que bastante.
Charlotte: (comienza a abrir los ojos y casi lanza un grito al ver que está al lado del vocalista... y que Akihide los está viendo) ¿Qué paso aquí?
Akihide: Ohayoo...
Selenia: (acercándose al guitarrista) La del baño era Megg, no sé por dónde andará Charlotte... (Ve hacia el interior de la habitación y ve a su amiga y al vocalista, ambos acostados en la misma cama) Ah, estabas aquí. En un rato estará listo el almuerzo. (Se va, al igual que Akihide)
Charlotte: (recobra sorpresivamente la consciencia de un tirón y se aleja de la cama en un salto) Esta es la habitación de Akihide... ¿Por qué estabas durmiendo aquí?
Daigo: Pervertida... Viniste a acosar a mi amigo.
Charlotte: El futon en el suelo es muy incómodo y él me ofreció dormir aquí si no estaba a gusto.
Daigo: ¿Y por qué no te aseguraste de que fuese Akihide y no yo el que estaba aquí? Ahora esos idiotas pensaran que paso algo entre nosotros.
Charlotte: Si se atreven a pensarlo, voy a poner una cara de acuerdo a las circunstancias (comienza a torcer su expresión de recién despierta a una de... "mal atendida")
Daigo: (pasmado al ver su cara) ¿Qué? (Rezonga) De acuerdo, yo haré lo mismo (da media vuelta y regresa a verla... con una carita de perro asustado y tembloroso, despeinado y... hasta traumatizado, que casi saca de sus casillas a la pelirroja. La apunta y habla con voz débil). Ella... es una depravada... parecía un pulpo intentando manosearme.
Antes de que Charlotte pueda replicar a semejante infamia, Akihide y Selenia regresan al cuarto sin cerrar la puerta, la dejan entreabierta para poder espiar lo que sucedía afuera de la habitación, en el comedor precisamente. Shinpei y Megg estaban hablando de manera bastante confidencial y era difícil oír lo que decían, así que los dos espías aguzaron el oído, al igual que los dos metiches que antes practicaban caras.
Shinpei: Si Daigo no hubiese llamado para avisarnos donde estabas, creo que todo sería diferente ahora. Se-chan y yo te perdimos el rastro.
Charlotte: A Daigo) ¿Vos estabas en el hotel?
Daigo: Si.
Charlotte: ¿Y qué hacías ahí? (Lo piensa bien) No, no me contestes.
Daigo: ¡Callate y deja escuchar!
Shinpei: Solo pude ver que ese tipo te agarro... y me pareció raro porque apenas podías caminar... Así que pensé lo peor, pero no fui el único. Se-chan creyó lo mismo. Por eso decidimos seguirlos.
Megg: Pero... ¿cómo se enteraron de que eso estaba pasando?
Shinpei: Daigo me llamó para decirme que vio que un hombre estaba entrando a una habitación con vos... pero que te vio rara. Así que, decidimos ir con Se-chan a ver que sucedía. Él propuso distraerlo hasta que lleguemos, tocando a su puerta con cualquier excusa.
Megg: ¿Y... ese tipo llegó a hacer algo conmigo hasta que ustedes llegaron?
Shinpei: Creo que no. Cuando entramos, él intentaba subirte a la cama, y vos estabas inconsciente. Eso es todo lo que te puedo decir.
Megg: ¿Y que paso con ese hombre? ¿Por qué me hizo eso?
Shinpei: No era a vos... planearon drogar a otra persona.
Megg: ¿A quién?
Shinpei: si te lo digo, van a escuchar los chusmas de allá (apunta a la habitación de Akihide) y no queremos que esa persona lo sepa.
Daigo: (Sale de repente, seguido por los demás) Ya, tenemos que decirle la verdad para que se prevenga.
Selenia: Estoy de acuerdo en eso. (Antes de que alguien la detenga) La droga era para Charlotte.
Charlotte: (apartándose un poco) ¿Para mí? ¿Por qué?
Selenia: Es obvio que se trata de...
Akihide: (sujeta a Charlotte por los hombros y la conduce hasta la mesa) Primero vamos a comer. Después daremos explicaciones.
Todos se sientan a la mesa, contemplando la comida, consistía en miso, tempura y pan al vapor, pero esto no incluía a Megg, pues para la rubia había una sopa dulce de avena y tamagoyakis, platillos livianos y fáciles de masticar. Los seis comenzaron a comer y cuatro de ellos hacían bromas mientras tanto al cumpleañero, molestándolo respecto a su edad.
No por apatía, Megg prefería comer en silencio, pues su mente estaba ocupada en múltiples pensamientos acerca de lo que sucedió la noche anterior. Según lo que le relató el guitarrista de lentes, tanto él como Selenia entraron a la habitación luego de que ella perdió el conocimiento y redujeron al hombre que intentó abusar de la rubia. Aunque ambos tenían la idea (si se le puede decir así) de propinarle una formidable paliza, por impulso del vocalista, quien se hizo presente en el lugar antes y les avisó sobre el suceso, decidieron obligarlo a confesar. Ese sujeto no tenía motivos para atacar a Megg, ¿por qué lo hizo? La respuesta que consiguieron después de mucha presión los dejó atónitos. Ximena... se trataba de ella, y todo era una trampa para Charlotte, pero salió mal, los tragos se confundieron y Megg terminó viéndose involucrada sin querer. Todo esto sucedió... después de que ella dijo cosas horribles a la persona que la ayudó, a quien alertó a su amiga para contar con apoyo, a quien la vigiló aun luego de ser herido por sus palabras, a quien la rescató una vez más, a quien le cedió su cama y durmió en un sillón para que ella este más cómoda, a... a quien esa mañana la cuidó hasta el punto de prepararle un desayuno adecuado. Esto la llenaba de una miseria inigualable. ¿Por qué fue tan cruel con Shinpei? ¿Acaso había olvidado lo que él hizo por ella, su ayuda incondicional, su ternura al tratarla, los buenos momentos que pasaron juntos? Acaso todo eso valía menos que intentar darle celos con Agatha? No, en su corazón revuelto de tristeza y culpa, todo lo que el guitarrista de lentes hizo por ella recuperaba la importancia que nunca debió olvidar... Gomen nasai, Sumimasen, I'm sorry, perdoname, lo siento, lo lamento, ¿podrías perdonarme? ¿Qué podía decirle ella para reparar su crueldad de la noche anterior, crueldad que le hizo desentenderse de los sentimientos de Shinpei, pisotearlos como si se trataran de una alfombra? ¿Por qué ella no pudo notar que, por más ridículo que fuese, lo que estaba haciendo el guitarrista era un acto de desesperación? Lo único que él deseaba era que ella se le acerque, que le confiese que lo extrañaba... que vuelvan a ser los mismos de antes, cuando la rubia no estaba confundida con KyunHo y no podía ver a otro más que a él. ¿Por qué...?  ¿Por qué...? ¿Por qué Megg valoraba lo que tenía una vez que esto... se alejaba de sus manos?
El timbre del comunicador sonó, llamando la atención de todos y desviando los pensamientos de Megg, quien, pese a su buen apetito habitual, comió poco y con escasos ánimos... pues no creía siquiera merecer poder probar la comida de Shinpei, ni aunque estuviese deliciosa como en ese momento. Daigo fue quien atendió el portero eléctrico y dejo pasar al visitante de la entrada. Unos minutos después ya estaba llamando a la puerta, así que nuevamente el vocalista acude a quien los visita, una mujer... cuya voz resultaba familiar a una de nuestras protagonistas, pues la conocía.
Daigo: Pasa. En el comedor están las chicas.
Mujer: ¿Y dónde está el comedor?
Daigo: Veni conmigo. (Ambos llegan hasta este lugar, donde los demás ya habían terminado el desayuno)
Selenia: (incorporándose de repente) Sa... Saori-san.
Saori: Konnichiwa.
Akihide: ¿Qué es esto? Daigo, ¿cómo tenés el descaro de llamar a Saori?
Daigo: No se queden en la mitad de la historia. Nosotros tuvimos un conflicto, pero después pudimos hablar y ahora nos llevamos bien. Por eso pude pedirle este favor.
Charlotte: ¿Ella es la mujer con la que estabas en el hotel?
Selenia: No. Yo escuché a esa mujer y tenía una voz diferente a la de Saori-san.
Daigo: (indignado) ¿Otra vez escuchando detrás de la puerta? ¿Qué fue lo que oíste, chismosa?
Selenia: (realiza imitaciones casi perfectas) Daigo-sama, vinimos a pasarla bien aquí, Shinpei-san puede resolver sus problemas solo. Callate... Además, te veías mejor con la ropa puesta, ponetela y desaparece de mi vista. (Vuelve a su modo normal) Y hasta ahí escuche.
 Saori: (observa a Daigo, después de un breve silencio) ¿Cómo pudiste decirle eso a una mujer?
Daigo: Tenia que sacármela de encima para poder regresar aquí y ayudar a estos.
Saori: Pero eso fue muy grosero... ¿Pensaste en sus sentimientos, acaso?
Daigo: No me tome el tiempo de pensar, estaba apurado.
Saori: (cubriéndose el rostro con una mano) Sos una bestia. (Observa las bolsas que trae consigo) A lo que vine. (Extiende una de ella hacia Megg) Esto es para vos (otra a la pelirroja), para vos y... (a Selenia) Espero que te quede. Es lo más grande que encontré en mi ropero.
Las tres muchachas reciben las bolsas, aunque no entendían por qué se las estaban entregando. Saori les explicó que Daigo le pidió que traiga ropa para ellas, pues no podían volver al edificio en las fachas en las que estaban y la tintorería recién mañana tendría listas las prendas que llevaron a Velfarre (y tuvieron suerte de que los atiendan un domingo). Y ya enteradas, pasaron a la habitación de Shinpei, donde habían dormido al menos dos de ellas, para cambiarse. A Megg le tocó una remera musculosa con flores y una minifalda; a Charlotte, un short de jean con una camisa de manga corta, y a Selenia, una túnica grande... y solo eso. Miró las prendas de sus amigas, la suya... repitió esta acción unas cuatro veces hasta recién decidir que, como no quedaba más remedio... y Saori-san tuvo tan buena voluntad, decidido vestirse con eso aunque no le resultara muy agradable.
Ya vestidas, nuestras protagonistas doblaron bien la ropa que los muchachos les habían prestado, y abandonaron la habitación. Con todo esto, oficialmente estaban listan para abandonar el departamento y regresar al edificio, donde de seguro tendrían que dar muchas explicaciones, algo para lo que desde ya preparaban sus mentes. Al regresar al comedor, se despidieron de los muchachos, agradeciendo su hospitalidad, y se marcharon acompañadas por Saori Tomoe, quien las acercó hasta el edificio y conversó animadamente con ellas durante el trayecto.
Cuando bajaron del automóvil y se despidieron de la amable modelo, las tres sintieron un escalofrío por todo el cuerpo. Atravesando ese umbral, no sabían bien que les esperaba. ¿Reclamos? ¿Preguntas que no podrían contestar, pues no les resultaba muy agradable hablar del tema? Por suerte, la reacción de las muchachas de allí las sorprendió. Apenas entraron, ya se vieron rodeadas de las chicas, de sus amigas, de Agatha y de los argentinos también, todos listos para decir algo, que callaron al ver el rostro de Megg. Esa sola imagen contestaba más que cualquier palabra, y les generó un dolor increíble en el pecho, como si cada uno de ellos hubiese recibido esos golpes; la misma sensación la tuvo Shinpei, mientras en brazos llevaba a una Megg inconsciente, al igual que Selenia, quien rápidamente se desbordó de indignación.
Entre Selenia y Megg comenzaron a relatar lo que sucedió, tomando sus respectivas consideraciones, pues no pensaban contarlo todo. Los demás escucharon en silencio, anonadados. Ellos solo sabían que hubo un problema y que debían abandonar Velfarre. ¿Cómo se enteraron? Shinpei llamó a Agatha mientras iban a Shibuya para que diga a los demás que... Megg sufrió un ataque, pero que estaba bien, igual que su hermana y la morocha protagonista.
La morocha protagonista no quiso decir delante de Diego, Hernán y Jonathan quién era la responsable del ataque, pues ellos eran sus amigos y podían advertirle... aunque, por otro lado... ¿realmente lo harían? El muchacho sonriente estimaba mucho a su rubia amiga, así que tal vez se pondría de su lado, al igual que Joni, que tanto decía querer a Charlotte, pero no había forma de estar segura de ello, así que opto por callar. Esto fue lo que relato:
Después de bailar un buen rato, las tres fueron a la barra, pidieron algo de tomar, brindaron, bebieron y sin darse cuenta, se separaron. Selenia ni tenía idea d donde estaban sus amigas, pensó que tal vez las encontraría en la pista de baile, pero se topó con Daigo Naito, con quien hablo un rato. Luego él se fue repentinamente, así que la morocha se dirigió a los baños, y cerca de allí encontró a Shinpei, quien le dijo que vio a Megg irse sospechosamente con un tipo desconocido, advirtiendo que ella, aparentemente, no podía mantenerse en pie, así ambos, arrastrados por la desconfianza, siguieron al individuo hasta... un hotel para parejas (ver free talk 4, en la parte de Love Hotel). Cuando él subió al ascensor, lo perdieron. Demoraron un tiempo ciertamente breve que les pareció eterno en tratar de averiguar algo sin éxito, hasta que recibieron la llamada de Daigo Naito contándoles lo que había visto. Ellos tomaron el elevador para alcanzar a aquel sujeto lo más rápido posible, mientras el vocalista distraía al objetivo con cualquier excusa. Una vez que llegaron, comenzaron a golpear la puerta hasta que rompieron la cerradura... y allí lo vieron... ese infeliz golpeó a Megg e intentó abusar de ella. Esta de más aclarar que Shinpei se le fue encima a los golpes, pero el rival resultó bastante diestro en... ¿capoeira? Pese a que notaron esto, de todas formas lo interrogaron una vez vencido, y la rubia puesta a salvo, para saber por qué hizo eso con nuestra dulce protagonista. Y allí terminó esa parte del relato. Después les contó que "decidieron" (no fue algo consensado) ir al departamento de la banda, al cual llamaron a Akihide y este fue con la preocupada pelirroja. Eso fue todo. Lo que falta de esta historia, ustedes ya lo saben por Megg.
Después de escuchar todo esto, y quedarse levemente más tranquilos luego de que Diego revisara a Megg, pues él era traumatólogo, a quien recomendó hacerse unas radiografías por las dudas, aunque el golpe aparentemente no lastimo algún hueso; los argentinos se marcharon de allí... preguntándose si Ximena tuvo que ver con eso. Agatha también tuvo que irse, pero prometió regresar por la noche. En ese momento, se encontraba muy cansada. Las chicas del edificio parecían inquietas, sin embargo quisieron animar a Megg llevándola al Hana Matsuri [2], festival en el cual fueron al templo... y nuestras protagonistas pidieron inútilmente que se acaben sus problemas. Pero, amigos míos, el destino todavía tenía otros planes para ellas.
En cuanto a Agatha, apenas regresó al piso, entró (muy distraída como para notar que no lo hizo sola) y se echó a dormir al menos un par de horas... y digo solo un par porque la despertó después de ese tiempo una pestilencia, algo así como... el resultado de la digestión. Poco a poco recuperó la conciencia, asqueada por el olor, y observo a todos lados para encontrar la fuente de la peste, que ya se propagaba por todo el lugar. ¿De qué se trataba? De lo que les dije. Allí estaba la... "popo", al lado de la criatura que le hizo tan lindo regalito: un perro. Era pequeño, de uno cuarenta centímetros, y tenía mucha “barbita” en el hocico... ¿Y qué hacia un perro allí? Como entró? Lo peor de todo fue que, al ver que ella se movía, el animal comenzó a ladrar con mucha agudeza, causando jaqueca a la recién despierta, quien, arrojando una pantufla cerca del animal, lo espantó. Quedó escondido debajo de la mesa, pero después de un rato reanudó el escándalo con más potencia que antes, y consiguió irritar a Agatha. 
Para salvación del animal, alguien llamó a la puerta, el dueño seguramente, pensó ella, así que corrió para librarse del ruidoso canino y, al abrir... epa epa epa... encontró el rostro amable de un hombre terriblemente atractivo, que casi le produce incomodidad por las fachas en las que andaba. Él era alto, de rostro delgado y muy masculino, con facciones muy interesantes.
Hombre: Sumimasen. Kore kara osewani narimasu [2] 
Agatha: (desconcertada) Yes?
Hombre: Watashi no inu... (Ve al perro) Ah, Natsu [3], ven aquí. (El can corre hasta adonde esta su dueño, quien puede ver así el "regalito" que dejo en el piso. A Agatha) Oh, lo lamento. Voy a limpiar eso.
Agatha: I'm sorry, but i don't speak japanese.
Hombre: (en inglés) Oh, lo siento. ¿Me permite pasar para limpiar lo que hizo mi perro?
Agatha le abre paso sin pensarlo demasiado, pero el hombre regresa a su departamento para buscar algún producto de limpieza, guantes, papel y una bolsa, y de paso deja allí a su mascota. Luego se encarga de limpiar en completa calma la "popo" de Natsu y se deshace del mal olor con mucha rapidez. Entre tanto, Agatha solo podía mirar sin hablarle, sintiéndose incómoda por ello en el fondo, pues con cada vistazo lo encontraba más atractivo e interesante.
Hombre: Finish. Lamento mucho los problemas que Natsu ocasionó. ¿Puedo hacer algo para compensarla?
Agatha: Eh... No es necesario. Te agradezco que hayas limpiado por mí.
Hombre: En verdad quisiera compensarla por la molestia. ¿Me permite invitarla a cenar? Conozco un lugar desde el que se verán los fuegos artificiales de esta noche.
Agatha: Acepto tu invitación. Sería muy descortés de mi parte rechazarla.
Hombre: (extiende una mano hacia ella) Mi nombre es Ginzo Tanaka.
Agatha: (Acepta su saludo estrechando también su mano) Yo soy Agatha.
Ginzo: Agatha-san, te parece bien si nos reunimos en el pasillo, aquí frente a tu puerta, a las 8?
Agatha: Perfecto.
Ginzo: Muchas gracias, y lamento las molestias. Que tenga un buen día. (Saluda con una reverencia y se va)
Agatha permanece en el umbral todavía, preguntándose porque un hombre tan apuesto invitaba a una desconocida a la que vio en las fachas en las que ella se encontraba, pero... ¡la invito a cenar! ¿Qué rayos importa, no? "Oh, mi encanto es inocultable" bromeaba y reía sola "Encima me limpio el piso, que lindo" seguía murmurando aunque nadie la escuchaba. Pese a sus pensamientos positivos, todavía sentía el dolor de cabeza que le dejo Natsu con sus ladridos irritantes... aunque era un lindo animalito, así que estaba perdonado.
Apenas tuvo tiempo de bañarse para ir al templo por los festejos del Hana Matsuri con su hermana y las demás muchachas, para ver algún espectáculo y tal vez los juegos artificiales. Obviamente ella no se quedaría hasta esa instancia, y desde el principio les advirtió que quería regresar temprano.
Selenia: ¿Por el partido de Argentina, no?
Agatha: Si, si... (Lo piensa) ¿Era hoy el partido?
Selenia: Si. Yo tengo fiaca de verlo, así que contame que pasó.
Agatha ya tenía la excusa perfecta, pero... también sentía ganas de cancelar la cena para comprar una buena cerveza, una pizza grande de muzzarela, o lo que sea, mirando a su equipo, alentándolo apasionadamente desde la distancia. Por esto, al regresar al piso, revisó en la computadora rosa alguna trasmisión en español y encontró una por fin después de la búsqueda rigurosa... y ya escuchó el timbre. Observó el reloj fijamente: ya eran las ocho de la noche. De seguro se trataba de Ginzo. "Que puntual" pensó, "¿Como le digo que... lo dejemos para otro día? Con su cara de bueno tal vez me convenza, pero... el Pipa es el Pipa y va a jugar hoy". Abrió la puerta con una nueva idea: ¿por qué no invitarlo a ver el partido? No estaba coqueteándole ni nada por el estilo, así que no necesitaba una pose de conquista y podía mostrarse absolutamente natural.
Agatha: Hello!
Ginzo: Agatha-san... sé que yo la invite a cenar, pero... olvide un evento importante. ¿Podríamos pasarlo a mañana?  (Antes de que ella conteste que no le resultaba para nada molesto, la trasmisión preliminar del partido comenzó a todo volumen, por lo que él se notó que Agatha también iba a mirarlo) Esta... está por ver un partido de futbol?
Agatha: Si... el de Argentina. O sea, no olvide la cena, pero... (Comienza a notar que él se entusiasma) ¿Este es tu evento?
Ginzo: Si. Tengo televisión satelital en mi departamento, así que...
Agatha: ¿Hay algún problema si voy? Aquí solo tengo conexión a internet.
Ginzo: Claro, no hay problema.
Agatha: En un rato salgo. Voy por la cerveza.
Ginzo: Yo tengo.
Agatha: No creo que sea suficiente para los dos.
La joven recoge unas cuatro latas grandes que previamente dejó en la heladera y las lleva hasta el departamento de Ginzo, donde él ya tenía listo lo que ella tanto deseaba: Pizza al estilo italiano.
Una vez que los dos ya estaban en el departamento, sentados en el sofá frente al televisor, comiendo porción tras porción y bebiendo lata tras lata, hasta que terminó la comida y cerveza, pero no el partido. Agatha trató de contenerse en sus alientos, salvo algún insulto en español y por lo bajo al árbitro, al jugador rival, al que pateaba mal, etc., pues veía que Ginzo estaba muy tranquilo tras sus lentes de marco fino, los cuales abandonaba mientras no miraba la pantalla led, o sea, cuando comentaban lo que pasó en el entretiempo. Los dos juntos, hablando de futbol, parecían dos entrenadores expertos, afortunadamente tenían opiniones parecidas. A él le causaban una gracia tremenda los comentarios de la extranjera, era como un personaje sacado de una comedia. ¿Dónde estaban las chicas desprejuiciadas y jocosas como ella?
Cuando terminó el partido, ambos solo charlaron un rato más y luego se despidieron. Agatha, cansada por el tremendo día que tuvo y las pocas horas de sueño, fue a dormir alegre después de todo, por conocer gente agradable (y bella) y, por supuesto, por que ganó Argentina.
Al día siguiente, regresemos al edificio, en el cual muy temprano por la mañana se realizaba una sesión de maquillaje muy esforzada para lograr que no se note el enorme moretón en la carita de Megg, pues el raspón podía justificarse con cualquier excusa, y ellas desde la semana pasada debían cuidar sus actos, no podían dejar que la rubia aparezca así por la universidad y sea víctima de los rumores. Gracias a mucho esfuerzo, lograron su propósito: nada de eso se mencionó, la gente no lo noto, solo miraban con curiosidad el raspón, pero no hacían preguntas al respecto. En el trabajo de la dorada protagonista sí, de hecho se mostraron preocupados, pero ella les dijo que se encontraba bien, y que solo fue un accidente.
Mientras ella trabajaba en la tienda de discos y Selenia en ZR, Charlotte planeaba salir de paseo con su hermana cuando fue llamada a... ¿una reunión de trabajo? Así es... la marca para la que modeló en una sesión de fotos la llamó para realizarle una interesante propuesta... ¡Otra vez debía encontrarse con Ximena! ¿Cómo haría para contenerse y no caerle a cachetadas por lo que hizo con Megg? ¿Cómo disimular el desprecio que sentía por ella después de enterarse de lo que hizo? Tal vez esta era la oportunidad de enfrentarla cara a cara, de mujer a mujer, y poner fin a la problemática situación que la mujer morena planteaba. Para su suerte o desgracia, Ximena fue quien habló con ella, disimulando a la perfección el odio gratuito hacia nuestra pelirroja.
Charlotte: (una vez que termina la propuesta) No lo haré.
Ximena: (con suma serenidad) Firmaste el contrato para ser una de las caras de la marca, no para una sesión de fotos. Esto es parte de tu trabajo. Si te negás, podemos demandarte por incumplimiento. Y no creo que... eso te beneficie en la universidad.
Charlotte: (piensa) "Maldita bruja... lo sabe". (A Ximena) Está bien, participare del desfile. Pero quiero que hablemos de mujer a mujer.
Ximena: (su expresión no cambió, pero dejó sus papeles a un lado) Bien, hagámoslo. Envíale mis disculpas a Meggara. Vos deberías estar golpeada, no ella.
Charlotte: (irritada) ¿Por qué haces todo esto contra mí?
Ximena: No te lo tomes personal. Toda mujer que estorbe mi camino hasta Akihide pasara por lo mismo. Si querés salir bien librada de todo... Tenés que alejarte de él. Si lo pensás con calma...
Charlotte: (interrumpe) Está bien. Voy a alejarme de Akihide. Ya no lo veré, ni estaré cerca suyo. No tendré contacto con él desde ahora. Así que quiero que te alejes de mí y de mis amigas.
 Ximena: (sonríe triunfalmente) Que decisión tan inteligente. Te felicito.
Charlotte: Solo te advierto que, tal como vos dijiste, si no soy yo sería cualquiera. (El rostro de Ximena se torna disconforme) Akihide no te quiere, ya te olvidó. Y si no es conmigo, va a buscar a otra mujer que no seas vos.
Ximena: (vuelve a sonreír con seguridad) Parece que no sabes nada de hombres, mocosa. Ellos solo quieren una cama tibia donde revolcarse... (se incida a si misma) Con una mujer de verdad... (Ahora, a la pelirroja) o con una cualquiera.
Charlotte, presa de la rabia, agarra el vaso de agua que tiene en frente y arroja todo el contenido del mismo en el rostro de Ximena, quien se levanta de golpe, profiriendo insultos hacia la pelirroja, incluso quiere saltar el escritorio y golpearla.
Charlotte: (prevenida) No creo que eso te beneficie en el trabajo... Y te advierto que si algo llega a pasar con mis amigas, vendré yo misma a ajustar cuentas con vos, porque mis tacos son suficientes para aplastar víboras amargadas.
Echa hacia atrás sus rulos y sale de la oficina, dejando tras ella a una furiosa Ximena. Ya puede sentir ese odio golpear su espalda con la mirada mientras ella se va, pero no le importa. Aquella bruja no tendría motivos para hacer algo contra ella una vez que hable con Akihide... "Si los dos nacimos en el otro lado del mundo... es porque jamás estaremos juntos" pensaba constantemente desde que supo la verdad. Era hora de dejar esa historia de lado, por muy doloroso que sea... ella estaba destinada a irse, él a quedarse allí, y aunque en Koochi la pelirroja aseguró que juntos podían superar las distancias y prejuicios, algo en lo que seguía firme... se apoderó de la idea de que... para avanzar, a veces es necesario dar un paso al costado.
Saliendo de las oficinas, se dirigió a ZR, con los propósitos de ver como quedó el comercial y hablar con Akihide. Mientras caminaba, ya intentaba organizar un discurso. ¿Qué le diría? ¿Cómo podría fingir absoluta indiferencia sin sentirse mal, sin sufrir, sin... traicionarse? ¿Y si le hablaba con la verdad? Si le confesaba que decidió alejarse de él para proteger a sus amigas... que reacción tendría Akihide? Diría que está bien, que haría lo mismo... ¿que eso era lo mejor? Si, conociéndolo, estaría de acuerdo, aunque en sus fantasías más románticas, ella deseaba que él se oponga, que la abrace diciendo: “Yo no puedo alejarme de vos”. Pero... el pelilargo guitarrista no lo haría. Él aceptaría su decisión, diciendo que la comprendía, aunque no era así. Si de verdad la comprendía, tendría que rechazar lo que ella le diría. ¿Era capaz de hacerlo?
Después de ver el comercial, y mostrarse conforme con el trabajo realizado, regresó a la entrada, buscando con la vista a un Akihide que brillaba por su ausencia. Preguntó a Ichiyo si la banda estaba allí, y terminó enterándose de que hubo una especie de discusión por la llegada de Meggara.
Charlotte: (Sorprendida) ¿Megg? ¿Por qué vino aquí?
Ichiyo: Para hablar con Shinpei-san. Y después de que ella se fue, Daigo-sama y Shinpei comenzaron a discutir. Parece que se pelea... (Ve llegar a Daigo y se calla)
Charlotte: (sin notar la presencia tras ella) ¿Se pelearon Daigo-san y Shinpei?
Daigo: ¿De qué hablan? Los problemas de ZR son privados.
Ichiyo: Pero Daigo-sama, esa fue una pelea entre ustedes. ZR no tiene que ver. (Alerta) Ahí regresa Se-chan.
Selenia: (acercándose a la recepción) ¿Paso algo en mi ausencia?
Daigo: Si, pero primero decinos cómo esta Meggara y cómo es que volviste tan rápido.
Selenia: Deje a Megg en Aoringo, con Atsuko y Hernán. Y, por supuesto, ella se quedó muy mal después de lo que pasó.
Daigo: Con todo lo que le dijo Shinpei, se la entiende.
Selenia: (con severidad) ¿Y para qué vino? Ella sabe que él está enojado, ¿para que se expone?
Daigo: Esta bien que venga, eso muestra que tiene buena predisposición para arreglar las cosas.
Selenia: Tendría que esperar un tiempo prudente y esperar a que el enojo de Shinpei-san se calme.
Daigo: ¿Para qué? Después él va a ir por ahí lloriqueando porque ella no le muestra interés.
Charlotte: Disculpen que me meta, pero Daigo-san tiene razón. (A él) ¿Qué paso? Sos tan diferente... ¿Te quitaron el curso de machismo?
Daigo: (visiblemente molesto) Akihide está en la sala de ensayo... solo.
Por esas palabras, y la expresión el semblante de Daigo, Charlotte entendió que la estaba echando, y sintió deseos de permanecer allí solo para fastidiarlo, pero como llegó hasta la productora con el plan de ver al guitarrista, hizo caso omiso, pese a su horrible sentido de la orientación. Encontró la sala de puro milagro... porque alguien ejecutaba una canción con la guitarra tan serenamente que no podía tratarse de otro más que de Akihide... Asomó la cabeza hacia el interior de la sala...  vio que no se trataba del pelilargo, sino de Shinpei. A su lado estaba el guitarrista que ella buscaba, murmurando algo que no podía escuchar al protagonista de lentes, hasta que este último levantó la vista y notó la presencia de la extranjera. Por esto, guardó la guitarra en la funda y los dejó solos sin decir más. 
Akihide: (visiblemente contento) Charotte-sa… (Apenado) Charotte. (Breve reverencia) Konnichiwa.
Charlotte: Konnichiwa… (Intenta actuar con el menor entusiasmo posible… pese a que ver lo contento que se puso con su presencia era tan adorable… No es justo) Me entere de que Megg y Shinpei discutieron…
Akihide: No fue así. Ella vino a buscarlo… pero él no quiso acompañarla y le pidió que se vaya.
Charlotte: (trata de no mirarlo a los ojos) Entiendo… Selenia me dijo que dejó a Megg en AoRingo, debería ir a verla…
Akihide: (cambia repentinamente de tema) Hoy estás muy linda. (Ella lo mira, desconcertada, así que siente que tiene que explicarse) Eeto… [4] Lo que quise decir es que… siempre estás muy linda… Porque ya lo sos. Solo quería decírtelo… Quiero… Quiero comenzar a decirte lo que pienso y… también lo que siento.
Charlotte: (Trago saliva... dolorosamente... Justo en ese momento, después de que ella había decidido alejarse de él... ¡Justo ahora Akihide quería demostrarle de alguna forma lo que sentía. Piensa) "Por favor, rechaza lo que te voy a pedir. Decime que no estás de acuerdo. Por favor" (A él) Arigatoo... Creo que tengo que hacer lo mismo. Así que... En este momento... me interesa la seguridad de Megg... y de Selenia también. Ellas son como mi familia aquí, y valen más que cualquier capricho... que cualquier otra persona.
Akihide: (sin darse cuenta) Es un sentimiento muy noble.
Charlotte: (al borde de la angustia, siente que en cualquier momento brotara su inminente llanto) Hasta ahora... nadie más que nosotros salió perjudicado. Y puedo soportar todo eso, pero... no soy capaz de ver como lastiman a las personas que aprecio. Así que...
Akihide: (comenzó a comprender) ¿Lo decís por Ximena? (Al ver que ella asiente, con mucha concentración) Yo... haría lo mismo si estuviese en tu lugar. Así que... no te sientas mal por decirme esto. Entiendo que quieras evitarte más problemas.
Charlotte: (con las primeras lagrimas aflorando de sus ojos y voz quebrada, se pone de pie y saluda al guitarrista con una reverencia) Sumimasen... (Da media vuelta y comienza a alejarse, pero... Akihide la detiene)
Akihide: (rodea a la muchacha por la espada, aferrándose a ella. Apoya la cabeza en su hombro) Yo... Soy quien debe disculparse. Esto es mi culpa, solo mía. Gomen nasai.
Charlotte: (ya no puede contener el llanto, pero trata de que este no la desborde) Soltame... por favor...
El guitarrista libera a nuestra protagonista, quien huye de allí lo más rápido que puede, antes que quebrarse por completo. Ella desea que él la detenga, que la pida que se quede a su lado, mientras que Akihide, desde el fondo de su corazón, desea que Charlotte de media vuelta y regrese a su lado. Ambos esperan desesperados al héroe romántico que no se animan a ser.
Ella salió echa un alma en pena, demasiado débil como para consolar a su amiga Megg, no podía ir a verla. Tampoco deseaba regresar al edificio con las muchachas, así que, como en los viejos tiempos, llegó hasta adonde estaba Agatha, y abrazándola lloro amargamente. Una vez que se calmaba y parecía que estaba en condiciones de contarle las razones de su angustia, esta trepaba nuevamente por su garganta. Cuando su hermana fue a preparar un té de tilo, con el afán de tranquilizar los destrozados nervios de Charlotte, vio que esta se recostó sobre el sillón, seguramente, y ahora dormía profundamente. Agatha rio para sí, antes de retirar los zapatos a su hermana para que pueda dormir cómodamente... quien sabe hasta qué horas.
Varios días han pasado desde aquel lunes por la noche. Megg no ha vuelto a ver a Shinpei, y la angustia había comenzado a hacer estragos en sus ánimos, pues la llevaban irremediablemente a la depresión. Las muchachas intentaban provocar su buen humor, y ella trataba de sonreír para corresponder a sus esfuerzos, pero era muy evidente que no era del todo sincera... En cuanto a la pelirroja, después de esas diez horas de sueño en el sofá de la sala del piso donde estaba Agatha, entró en un estado epifánico que sus amigas desconocían. Por suerte, su hermana pudo advertirles de que se trataba: cuando Charlotte entra en estado de depresión, se duerme y tiene un sueño epifánico que le ordena que pinte una imagen de ese mismo universo onírico, así que se la pasaba pintando en la habitación, realizando un mural. El cuarto de las extranjeras tenía tanto olor a pintura, diluido y otros materiales que las protagonistas no podían dormir allí, y se instalaron en la habitación de sus amigas japonesas.
Tsugumi: (mientras leía uno de sus apuntes, vio hacia un lado) Se-chan... (Las demás, Maya y Atsuko levantan la vista y notan que Selenia volvió a quedarse dormida) Se-chan... (Ninguna quería sacudirla y despertarla, pero...)
Selenia: (levanta la cabeza) Ah... (Respira fuerte para despabilarse) Tengo que seguir (retoma la lectura)
Atsuko: Se-chan... estas muy cansada... deberías dormir un poco.
Selenia: (negando con la cabeza) Esta noche no puedo dormir. Tengo mucho que corregir. Megg puso todo su amor en la traducción, pero hay muchas partes que están mal. Y Charlotte, entre que pinta y pinta... se está atrasando con lo suyo. No puedo darme el lujo de dormir.
Maya: Para empeorar las cosas, hay rumores de que Daigo-sama esta saliendo con una mujer. Debes sentirte muy mal...
Selenia: No puedo darme ese lujo. Charlotte está deprimida, Megg también. Si yo me deprimo... No, gracias.
Tsugumi: ¿Podemos ayudarte?
Selenia: Si saben español, sí.
Las tres muchachas, decepcionadas por no poder ayudar a la ocupada Selenia, dirigieron la vista hacia el cuarto en el que estaba Charlotte, y, atraídas por la curiosidad, pasaron a ver el mural, aunque fuese solo asomando la cabeza: lucia fantástico, pero les generaba una sensación de tristeza... la pelirroja estaba sentada frente a su obra, contemplándola en silencio.
Atsuko: (Por lo bajo) Que tristeza me da...
Tsugumi: Es como ver el mundo derrumbarse...
Maya: Es como ver morir al amor...
Charlotte: (todo lo escuchó) No... No se trata de eso... Esto es algo más grande que yo.
Maya: Ah... Solo estábamos mirando.
Charlotte: (apunta al escritorio) Allá esta la tarea de esta semana. Dénsela a Selenia y díganle que vaya a dormir. (Se levanta y sacude su ropa, sucia con pintura. Abre la ventana) Ventilare la habitación para que podamos volver a dormir aquí.
La pelirroja comenzó a guardar los restos de pintura y demás materiales, mirando a cada rato el mural, con una extraña sensación de disconformidad, preguntándose por qué no entendían lo que ella pintó. Ese siempre fue su problema: Jamás podía lograr que los demás vean lo que quería expresar, y esto, inconscientemente, le gritaba que su obra no estaba terminada. ¿Qué le faltaba? Era la pregunta que nunca pudo contestarse. ¿O es que, como artista, era tan mediocre que no encontraba el lenguaje indicado?
Pasó esa noche, hasta el viernes a la mañana. La habitación de las chicas aún no estaba apta para ser habitada, pues podían intoxicarse con el olor del mural si entraban allí. Además, como Selenia se durmió con la mitad del trabajo hecho, prefirieron no reunirse en la biblioteca y terminar en el edificio las traducciones que faltaban. Almorzaron y partieron Megg y la morocha protagonista hacia su trabajo, mientras que Agatha fue invitada por Charlotte para conocer el producto de su epifanía. Pese a los años que las unían, la hermana de la pelirroja no comprendía la pintura, le parecía que trasmitía algo muy toxico, y eso no era lo que ella deseaba escuchar. Cada chica del edificio que la vio dijo algo similar, y eso le resultaba decepcionante. Tal vez ese mural no debía estar ahí. Su razón de ser paulatinamente perdió sentido, incluso su presencia le parecía estorbosa, y por algún extraño capricho, fue a comprar pintura blanca para borrarlo de la pared.
Entre que sucedía todo esto, Selenia llego a ZR y encontró a todo el mundo alborotado, buscando por aquí y por allá. ¿Que buscaban? El llavero de Daigo Naito, que había desaparecido durante la mañana. Si recuerdan bien como comenzó esta historia, entenderán porque pidieron a la recién llegada que los acompañe en la labor, tal vez volvía a aguzar el oído y el vocalista dejaba de atormentarlos.
Akihide: (en voz alta) Deténganse. Daigo olvidó las llaves en casa... o eso creo.
Daigo: No las deje ahí. Las traje, de eso estoy seguro.
Akihide: Yo tampoco encuentro mi guitarra, pero iré a casa a buscarla y traeré tus llaves. Algo me dice que están ahí.
Daigo: Anda, entonces. Nosotros seguiremos buscando. (Akihide sale)
Obatta: Nadie seguirá con estoy. Estoy cansado y hay mucho trabajo amontonado. Daigo-san puede buscar solo.
Selenia: (acercándose ala recepción, donde están Ichiyo y Daigo, mientras el resto de la gente deja de buscar. A ambos) Aki-san parece molesto.
Ichiyo: Es que... hoy vino Ximena-san a arreglar algo de un desfile donde estará Charotte.
Daigo: Viene esa tipa y solo trae mala suerte. Desapareció mi llavero, y la guitarra de Akihide. Es un gato negro.
Ichiyo: Pero yo vi a Aki-san entrar con la guitarra.
Daigo: Y yo traje mis llaves, estoy seguro de eso.
Selenia: ¿Las cosas desaparecieron antes o después de que ella se fuera?
Daigo: Después. Quise ir a buscar algo en mi automóvil y no encontré mis llaves en la chaqueta.
Selenia: Que raro, ¿no? Ella se va... y las cosas desaparecen (los hace pensar) ¿Y si ella las robo?
Ichiyo: ¿Y para que querría las llaves de Daigo-sama?
Selenia: Porque son las llaves de la casa donde vive también Aki-san.
Daigo: (sigue el hilo de pensamientos) Y la guitarra es la carnada perfecta. (Los tres se quedan pasmados... -incluso Ichiyo, que nada entiende-) Hasta eso puede llegar esa mujer... Está loca.
Selenia: Daigo-sama... ¿deberíamos ir a ayudar a Aki-san?
Daigo: ¿Y que va a hacer? ¿Violarlo? Es imposible... (Lo piensa bien) Pero... tratándose de Akihide... (Parece alarmado) tenemos que ayudarlo... (Ve que Ichiyo le hace señas para que de media vuelta, y ah hacerlo... se encuentra con su madre) Okasan?
Sra Naito: ¿Que forma es esa para saludar a tu madre?
Daigo: Dijiste que jamás pisarías este horrible lugar. ¿Por qué estas aquí? Y no puedo atenderte, voy de salida.
Sra Naito: No vengo a que me atiendas, sino a que me digas que pasó con Katerin y por qué hay fotografías en las que se te ve con otra mujer… (Comienza a mirar a Selenia, pero esta intenta escabullirse, así que la madre de nuestro protagonista esquiva a su hijo y la agarra por un brazo) Tu cara se me hace familiar…
Selenia. (simulando la voz) No sé de qué me habla, obasan [5]. No la conozco.
Daigo: Esta chica solo es una empleada de ZR. Dejala.
Sra Naito: (ignora a su hijo) Tu cabello era largo… ¿Y qué pasó con tu estilo? Vos sos Katerin.
Daigo: (impresionado, intenta desviar la atención) ¿Cómo te parece que esta tipa gorda y estúpida es la bella e ingeniosa Katerin?
Selenia: (tocándose el pelo) Gracias por lo de bella… (Como ve que él le dirige una mirada asesina, se explica) Ya lo descubrió, yo no puedo cubrir tus errores. (A la Sra Naito) Katerin es una farsa. Yo soy Selenia González, la asistente de vestuario de Obatta.
Sra Naito: (dirige una mirada de indignación a Daigo, pero habla con la simpática morocha) ¿Asistente de vestuario? Se me hace familiar… ¿Te contó mi adorado hijito sobre Anna Obatta?
Selenia: No, pero…
Daigo: (interrumpe, jalando a Selenia de un brazo) Vamos por Akihide.
Selenia: (mientras es jalada) Sayonara, obasan. (A Daigo) No me aprietes tanto.
Shinpei: (que justo entraba a ZR) Oh, ¿adónde van juntos?
Daigo: Necesito que vengas conmigo. ¿Traes las llaves de casa?
Shinpei: Si, pero no me gusta ser sujeta velas.
Daigo: Vamos a casa a rescatar a Akihide.
Sin palabras de por medio, Shinpei marcha con ellos hacia la torre de departamentos de Shibuya en la que vive la banda. Ninguno habla, sino que se mantienen alerta ante la menor señal, de Ximena o de Akihide. Realmente deseaban que no sucediera nada malo, o que se hayan equivocado, pero… tratándose de aquella loca, que les había parecido inofensiva y fue capaz de hacer drogar a una chica para que abusen de ella… podían temer lo peor, y ya lo estaban haciendo. Aunque, por desgracia, la morena era capaz de cosas mucho más espantosas. No quiero adelantarme, solo deseo hacer una advertencia.
Cuando los tres llegaron al departamento, lo más rápidamente posible, el peligro ya había pasado. Ximena no estaba allí, ni había rastro de ella, o de Akihide. Al primer vistazo, él no estaba, pero cuando buscaron con más detenimiento, lo encontraron en su habitación, colorado hasta las orejas, con manos temblorosas, curándose un leve corte en la frente. En el suelo había fragmento de un jarrón roto, y rastros de algún tipo de forcejeo… ¿Qué fue lo que sucedió?
Selenia: Aki-san… ¿qué fue lo que paso?
Daigo: ¿Ximena te atacó?
Shinpei: ¿Qué pasó, Akihide? Decinos algo
Akihide: (habla lentamente, mirando hacia la nada) Ximena… Estuvo aquí… Pero ya todo terminó (junta algo del suelo y se lo entrega a Daigo). Tus llaves… Ella las robó. Al igual que mi guitarra.
Selenia: ¿Y dónde está esa perra? ¿Cómo se atrevió a atacarte?
Akihide: Yo la eche. Ella… estaba aquí cuando yo llegue. Se encerró en mi cuarto… conmigo y… comenzó a decir estupideces… Luego… se quitó la túnica y… no tenia ropa debajo… Pero yo la eche.
Daigo: ¿Fue difícil, verdad?
Selenia y Shinpei: (indignados) ¿Qué decís?
Daigo: Bueno… Ximena es una desgraciada… pero es atractiva.
Akihide: No… No fue difícil. Para mi hay… la belleza no es importante, porque ella es muy bella solo por fuera. Por dentro... es una mujer horrible.
Daigo: (apoya las manos en los hombros de Akihide) ¿Querés un te relajante? ¿Un café? ¿Agua?
Shinpei: (como Akihide no contesta) ¿Un pokari [6]?
Selenia: ¿Una medida de Sake?
Akihide: (aparta amablemente las manos de Daigo) No quiero tomar algo. Quiero caminar. (Se levanta y se va.)
Cuando Daigo y Shinpei quieren seguirlo para impedir que se marche, Selenia se les atraviesa en medio del camino, incluso abre los brazos para no dejarlos pasar, mientras Akihide se aleja y desaparece dentro del ascensor. Nuestra protagonista sabia hacia donde lo llevaría su deambular, o a qué lugar lo conduciría su... ¿corazón? (Si, pónganle) Y para ella, ya era hora de que esos dos resuelvan sus problemas. Ustedes creen lo mismo, ¿no? ¿Quieren ver lo que sucede? ¡Ok, se los mostraré!
Charlotte justo había regresado al edificio con la pintura blanca y comenzaba a prepararla, mientras las demás muchachas intentaban convencerla de que no lo haga. Seguramente si veían el mural más detenidamente podrían entender lo que ella quiso expresar, pero la pelirroja se negaba. Con tanta rapidez se arrepintió del trabajo de tres días. Ya tenía la pintura preparada la pintura y el rodillo, decidida a dar muerte a su obra. Sin embargo, de pronto la invadió un amor de "madre" que le impedía mover una mano contra su creación. Ese pequeño monstruo que entristecía a quien lo miraba merecía vivir, porque desde que lo creo ya tenía vida. Todo artista es un Frankenstein, un Prometeo, de alguna forma.  Introdujo el rodillo en la pintura lista... ella no era Víctor, ese mural no era un engendro... alguien golpea la puerta, así que detiene sus acciones.
Charlotte: (después de abrir rápidamente la puerta, pues piensa que se encontrara con una de sus amigas... pero no) Eh?
Akihide: Charotte... las chicas me dejaron pasar hasta aquí.
Charlotte: (confundida) Yo... te dije que... ¿Por qué estás aquí?
Akihide: (ve el mural) Eso... (Indica la pared) ¿Lo pintaste?
Charlotte: (lo deja pasar y cierra la puerta) Si, yo lo hice. Pero voy a sacarlo de allí.
Akihide: (contempla el mural) ¿Por qué? Si es hermoso.
Charlotte: (extrañada) ¿Hermoso?
Akihide: Si... es triste, pero hermoso a la vez. (Indica una parte del mural) Esta sos vos, pero no sos el centro, (indica otra parte) estas son Se-chan, Meggara, Agatha, tus amigas... hay gente que yo no conozco... (Apunta al centro) Y esta también sos vos, pero es una vos que no todos ven. Charotte... ¿por qué te ves así? ¿Porque pensás que sos débil?
Charlotte: (cabizbaja) Porque... soy vulnerable. Porque las cosas que no afectan a mucha gente... a mí me lastiman mucho. (Lo mira) ¿Qué te paso en la cabeza?
Akihide: Ser sensible no te hace débil, no lo veas como un defecto. Tu mural impacta el alma de la gente... y eso significa que tu sensibilidad los mueve.
Charlotte: Ser sensible solo me lleva a ser incomprendida.
Akihide: Yo no lo veo así... Charotte es una persona maravillosa… A la que hirieron muchas veces, ¿verdad? Charotte es una chica que tiene miedo… y que se resguarda dentro de sí misma para no ser lastimada otra vez. No es una persona egoísta, aunque así lo crea. Es una niña y es una mujer a la vez. (La mira fijamente a los ojos) No creo que tu sensibilidad sea un defecto, sino algo bueno. Solo que vos… sos de esas personas que se guardan todo…
Charlotte: (lo interrumpe) Solo… solo nos conocemos hace dos meses. Y vos no tenés idea de… (Apunta el mural) Esta cosa muestra lo patética que soy. La sensibilidad solo me llevó a odiarme por ser tan débil, porque es muy fácil lastimarme, es muy fácil ilusionarme, deprimirme y hacerme sufrir… (Siente un nudo en la garganta y deja de hablar)
Akihide camina hacia Charlotte, reduce la distancia que hay entre ambos, pero todavía la siente muy lejos. Ella confunde la empatía que ve en su semblante con lástima, e intenta ocultar su cara, pero él no se lo permite. Retira suavemente la mano con la que ella quiere cubrirse el rostro para mirarla a los ojos con una profundidad que atraviesa el alma de la pelirroja. Quiere que se vaya y la deje sola, no desea que la vea flaquear, pero al mismo tiempo, si el guitarrista diese media vuelta para irse, sería capaz de seguirlo… Y es esa combinación de “dejame” y “abrazame” lo mueven a querer abrazarla con su alma, con todo su ser. Ya comienza a atraer a Charotte, a rodearla con los brazos, a reconfortarla con su calor para aliviar tantos sentimientos encontrados, pero son los propios, los de él, un poco más fuertes. De manera inconsciente casi, sujeta el rostro delicado de la pelirroja y busca con su boca a aquellos labios rosados, que parecieron pétalos de flor. Esta vez no demoró ni un segundo, no hubo una sola pausa que les permitiese retroceder o pensar en otra cosa. Simplemente se unieron, por impulso del pelilargo guitarrista.
En ese beso, tan esperado por los dos, descargaron toda la ansiedad de la espera, todo el deseo acumulado desde la despedida luego de la exposición en el museo, desde la cena que compartieron, desde la visita a Yokohama, desde que estuvieron en Koochi, en la galería de Shibuya y en la sala de ensayos en ZR, antes de despedirse. Ambos se abrazaron fuertemente, cuando uno parecía querer soltarse, el otro lo aferraba con fuerza, y si llegaban a separarse un poco, apenas volvían a mirarse a los ojos, el magnetismo atraía sus bocas nuevamente. Rechazaban completamente la idea de alejarse, pero lo hicieron solo cuando Akihide noto algo ciertamente particular…
Akihide: (abrazándola) Charotte… estas temblando.
Charlotte: (rodea el cuello del guitarrita con los brazos y lo atrae a un boca una vez mas) Es que… estoy emocionada. (Se abrazan)
Ante esta escena tan idílica, las chicas que comenzaron a espiarlos desde hace un rato, sin que ellos lo notaran, se mostraban complacidas y emocionadas al mismo tiempo, una de ellas hasta las lágrimas, que no sabía muy bien su eran de alegría o de tristeza (ya imaginaran a quien me refiero).
Megg: (sonriendo para sí, se aleja un poco) Vamos, Charly… Hace que valga la pena.

Mientras todo esto sucedía en el edificio, luego del fracaso que tuvo, Ximena llegó enfurecida a su departamento, arrojando cosas al piso, a las paredes, de la misma forma en que, embargada de ira, arrojó un jarrón contra el tímido protagonista. El rechazo de este, sus palabras ofensivas hacia ella, y halagadoras hacia Charlotte, fueron la gota que rebalsó el vaso. ¿Cómo pudo rechazarla? ¿Es que no tenía sangre en las venas? ¿Era más fuerte el deseo que sentía por la pelirroja?
Ximena: (para sus adentros) ¿Ves belleza en ella, Akihide? Una belleza que no puede notarse con los ojos… ¿Belleza interior, dijiste? Esa desgraciada mocosa… Veremos si encontrás algo bello en su ser después de que la convierta en un desperdicio.

Aclaraciones:
1 Fiesta de celebración por el nacimiento de buda.
2 Kore kara osewani narimasu “Le agradezco anticipadamente su amable atención”.
3 Natsu: es el nombre del perro, pero significa verano.
4 Eeto: es una particula casi con el mismo valor de anoo, para hacer pausa.
5 Selenia usa obasan para hablar a una mujer mayor.
6 Bebida isotónica deportiva muy popular en Japón.