jueves, 26 de septiembre de 2013

Capítulo 16: La rueda de la Fortuna!!

(Noche de fiesta!!!)
Tres semanas después: lunes 2 de abril.
Mientras veía como una a una entraban las alumnas a las que había llamado a su oficina, el preceptor Kishimoto, quien fue encargado de recibir a nuestras protagonistas en el aeropuerto, el mismo responsable del control del desarrollo la beca. Había mandado llamar a las muchachas para repasar brevemente algunos temas que no le resultaban agradables y que, a su juicio y por los rumores que había escuchado, no generaban beneficios para la universidad.
Kishimoto: (agarrando una carpeta) Peleas callejeras, faltas al trabajo y grandes gastos médicos. (Toma otra) Renuncia injustificada y comportamiento público indecente. (Sujeta la última) Relación indecente y pública, enredos con dos hombres a la vez, y promoción de peleas en la vía pública (deja esto de lado). Señoritas, quiero que me expliquen todo esto.
Megg: (indignada) ¿Qué es todo eso de relaciones indecentes o extrañas? ¿Enredos con dos hombres? ¿Promoción de peleas? ¿De dónde sacó eso? Todo es mentira.
Charlotte: Nada de lo que dijo es verdad. ¿De dónde sacó eso?
Selenia: ¿Se supone que debo dejar que me golpeen o me ataquen y no hacer algo al respecto? En mi país, la gente se defiende. ¿Usted dejaría que lo ataquen sin defenderse?
Kishimoto: Pero eso es Japón, y desde el principio les advertí que cuidaran su comportamiento. Además, toda esta información la obtuve de sus trabajos, de las revistas de espectáculos en las que ustedes han salido y los rumores a su alrededor (indica a la pelirroja) Arumeraya-san, ¿podría explicarme porque renunció a su primer empleo?
Charlotte: No me sentía a gusto con... ese trabajo.
Kishimoto: Señorita Rionato-san, ¿qué significa esta fotografía? (Le extiende una portada de revista)
Megg: (apenas observa la imagen) Esto es de hace dos semanas... Además, es un montaje. Fue una situación armada.
Kishimoto: ¿Y dónde está el montaje? ¿Por qué la prensa fotografiaría a una chica común si un enredo entre famosos vende más?
Megg: (apresuradamente) No quise decir eso. A mí... me obligaron a entrar allí. Shinpei luego abrió la puerta y me dejó salir. Afuera estaba el paparazzi esperando.
Kishimoto: ¿Shinpei dijiste? ¿Conocés a ese hombre?
Megg: Cómo podría no conocerlo...? Va todos los días a la cafetería donde trabajaba.
Kishimoto: ¿Y por qué renunciaste?
Megg: Porque... (Se muestra incomoda) Las fans de Shinpei me acosaban por culpa de esas fotos.
Kishimoto: Entiendo. Ahora volvamos a Arumeraya-san. No puede justificar adecuadamente su renuncia... ¿Puede justificar esto? (Le extiende un recorte de diario) ¿Reconoce a ese hombre?
Charlotte: (observa el recorte) Si... es mi antigua jefe. ¿Le... le quemaron la mano con ácido? No creerá que fui yo, ¿verdad?
Kishimoto: No, claro que no. Arumeraya-san no tiene la formación necesaria en química como para realizar ese ácido... (Observa a la morocha protagonista) a diferencia de Gonsaresu-san.
Selenia: ¿Esta insinuando algo, sensee?
Kishimoto: Gonsaresu-san no tiene motivos para atacar a ese hombre, sin embargo... puede involucrarse en problemas que no le corresponden, como lo que sucedió frente a la universidad.
Selenia: ¿Y debí permitir, acaso, que esos tipos hagan un espectáculo y ensuciaran el honor de esta universidad? Solo lance una patada y converse con los patoteros, nada más.
Kishimoto: Eso no quita lo otro. Si no son sus problemas, absténgase de intervenir.
Selenia: Esta bien, está bien. Pero contésteme una pregunta: ¿Qué clase de institución es esta si no puede proteger a sus estudiantes de un montón de buscapleitos que no son alumnos aquí?
Kishimoto: (parece pensar mientras menea un poco su asiento) Entiendo. Ustedes no tiene por qué mentirme, ¿verdad? Así que optare por creerles. Llegaron desde el otro lado del mundo, y no sería justo que tengan que irse con las manos vacías. Desde ahora (se torna severo) les pido que cuiden su conducta y no levanten rumores, o me veré obligado a redactar un informe negativo. (Retira las carpetas) Eso es todo. Pueden retirarse.
Después de abandonar la oficina del preceptor, con la sangre en la herida, nuestras protagonistas caminan por el pasillo sintiendo las pesadas miradas a su alrededor, puestas sobre ellas tres. Y no eran solo eso, también percibían sus prejuicios latentes, y esa especie de desprecio gratuito que es consecuencia de lo anterior. Ya no eran el centro de atención por ser la novedad de la institución, sino por las supuestas actitudes indecentes que las volvieron blanco de todos los rumores, solo un montón de mentiras.
Megg no puede más con la presión y decide ir hasta los sanitarios, para ya no sentirse observada con severidad. No es que necesitara hacerlo, solo deseaba sentarse en un lugar en el cual nadie pudiese verla, para estar así a salvo de todos esos rumores. Pero ni siquiera allí consiguió tranquilidad, ya que, poco después de su llegada, quizás unos dos minutos, un grupo de aproximadamente cuatro chicas ingresaron a los baños, comentando los rumores que habían oído como si estos fuesen reales.
Chica 1: Yo lo escuche claramente: las tres se encerraron con Kishimoto sensee en su oficina y estuvieron un largo rato. Parece que por fin alguien pondrá las cosas en orden.
Chica 2: Es hora de que las saquen de esta universidad para que no ensucien el buen nombre de la institución. Sería lamentable que eso ocurra.
Chica 3: Basta solo con echar a la gordita. Esa es una buscapleitos de lo peor. Estaría bien que se fuera. Las otras dos no están mal.
Chica 2: Serenia es el menor de los problemas. Solo golpeó a unos tipos, nada más. Otra de ellas es quien ensucia esta universidad con su presencia.
Chica 1: Si. Esa pelirroja descarada. ¿Vieron cómo se viste, cómo actúa o cómo habla? Es una sinvergüenza.
Chica 2: Sera lo que quieras, pero al menos ella muestra su descaro, no se esconde. La peor de las tres es Meggara. Con su carita de niña buena y la sonrisita falsa nos hizo creer que de verdad era una chicha decente... Pero si fue capaz de quitarle el novio a Maya...
Megg: (piensa) "¿De qué está hablando?"
Chica 3: De que estas hablando,
Chica 2: Ella fue la que los separó. ¿Acaso no vieron ese video? Busquen en la red Shinpei Inoue pelea con extraño y lo comprobaran con sus propios ojos.
Megg escuchó ruidos tras la puerta, como si aquellas muchachas sacaran sus celulares con intención de buscar el video que una de ellas sugirió. A pesar de las cosas horribles que había escuchado, ella también agarró su teléfono móvil para hacer lo mismo, pero una voz interrumpió las acciones de todas, captando poderosamente su atención.
Chica 4: ¿Ganan algo diciendo toda esa basura? Sera mejor que se ocupen de sus propios asuntos. (Megg se siente aliviada al saber que al menos una no estaba contra ellas) Recuerden que esas tipas descienden de las indias, un montón de mujerzuelas que rondaban a los españoles, y de los indios, guerreros orgullosos y estúpidos que no comprendían la cultura superior europea. Que ellas sean de esa forma no es su culpa: está en sus genes. ¿Acaso son tan bobas como para esperar que vengan tres monjas de Latinoamérica?
Antes de que las otras muchachas pudieran contestar a lo anteriormente dicho, de repente se abre la puerta del sanitario para dejar entrar a una chica de pisadas pesadas (de seguro Selenia, pensó Megg), y a otra que caminaba con estilo y elegancia natural, según los sonidos que escuchó (Charlotte, sin duda alguna).
Selenia: (con voz tranquila, pero expresión impaciente, como si fuera a golpearlas en cualquier momento) Largo. (Al ver que aquellas chicas no reaccionan) Ima... ¡¡IMA!! (Este último grito las hace huir despavoridas. Nuestras protagonista, más tranquila, se acerca al lavamanos y unta jabón líquido del dispenser sobre sus palmas) ¿Ves cómo se callaron de golpe? Seguro que estaban hablando de nosotras.
Charlotte: (mirándose en el espejo, intenta arreglar su peinado y decide que necesita retocar su labial) ¿Qué importancia tiene? Nada de lo que digan sobre nosotras es peor que lo que escuchamos del preceptor.
Megg: (sale de uno de los sanitarios, pálida y afectada por todo lo que escuchó) No es así. Pueden decir cosas mucho peores.
Selenia: (da media vuelta y se acerca a su amiga, igual que Charlotte) ¿Las escuchaste?
Megg: (con voz quebrada y el llanto a punto de escapar de sus ojos) Para ellos... soy una puta... Charlotte y yo somos mujerzuelas, y vos una bestia salvaje... (Se lleva las manos a la boca, intentando contener los sollozos que trepaban desde su garganta) Yo sé que luchamos durante cinco años y ya soportamos dos meses, pero... realmente quiero ir a casa.
Tanto Charlotte como Selenia rápidamente atrajeron a Megg para poder así abrazarla y hacer que se sienta confortada. Ambas conocían el espíritu sensible y dulce de su amiga, y sabían que cosas como esas podían afectarla, no solo por los rumores o por lo que creyeran de ella, sino por el encadenamiento de sucesos a su alrededor. Después de la pelea entre KyunHo y Shinpei, aquel beso robado tan repentino, la ruptura de Maya y el amable coreano, con la cual los planes de boda se fueron a pique, el cambio de trabajo, los acosos de las fans del guitarrista, las presiones de la universidad, el llamado de atención del preceptor y las crueles palabras que escuchó de sus compañeras... sumados a los dos meses de estas en Japón, lejos de sus afectos, y al quiebre de aquella ilusión de conocer las maravillas que la esperaban al otro lado del mundo... ¿qué más podría agregar para que ustedes, mis lectores, entiendan el pesar de la protagonista de cabello dorado? El sueño del paraíso oriental cada vez parecía más una horrible pesadilla.
Las muchachas se esforzaron por reanimar a Megg, pues ya era hora de reunirse con el profesor que dirigía la tesis, quien, para sorpresa y alivio de las tres, confesó que no creía en los rumores. "Hay cosas que van más allá de lo que el ojo ve", se limitó a contestar evitando con un gesto de la mano que ellas abran la boca para justificarse. "Se trata de percibir" continuó "yo me sentí como un cobarde cuando vi a Serenia-san golpean a esos patoteros. Lo demás es un cúmulo de malentendidos y amarillismo de la prensa. Tranquilas, muchachas. Solo mediten antes de hacer o decir ciertas cosas y podrán terminar en paz esta etapa". Ya con un ambiente diferente, libre de tensión, devolvió a Megg los libros señalados, felicitándola por tan ardua labor. A él le tomó mucho tiempo leerlos todos para fijar la pertinencia de los ejemplos, así que, aun más felicitaciones recibió por hacer un trabajo tan completo en tan solo una semana. La rubia aceptó esa devolución muy agradecida, pero con un sentimiento de culpa en el corazón... Porque fue Shinpei quien merecía esas felicitaciones, no ella. ¿Y a qué se debía tanto esfuerzo? A una cita en Roppongi, a unas horas de su compañía... ese día el pidió a cambio una chocolatada, y ella olvidó completamente.
Cuando abandonaron la oficina del sensee, sintiéndose reconfortadas y algo más animadas, decidieron volver al edificio, ya que la hora del almuerzo estaba cerca. Una vez allí, se sentaron juntas a compartir la mesa con las demás chicas, quienes también les expresaron su apoyo y total descreimiento de los rumores que rondaban a su alrededor. ¿Y qué más da? Que las personas que más te conocen confíen en vos es suficiente, las miradas prejuiciosas de los extraños que ignoran la verdad no cuenta. "Los de afuera son de palo".
Mientras comían, las muchachas japonesas comentaban a nuestras protagonistas sobre las tonterías que habían escuchado, y las respuestas que dieron a ellos para defender a sus amigas. A la que más rondaba esto era a la pelirroja, pues muchos chicos estaban interesados en ella, y planeaban declarársele, pues con todos los chismes, la creían una chica fácil. Como desquite, Charlotte y Selenia planeaban la mejor forma de rechazarlos, y también burlarse ellos, todo esto con mucha categoría.
Decidieron cambiar de tema para no incomodar a Megg con el asunto de los rumores, ya que sabían que esto la preocupaba. Ella estaba consciente de que, aunque todo parecía muy tranquilo, ese día regresaba la banda a sus funciones normales y los preparativos del dichoso Spring fest, es decir, que si los ánimos del guitarrista de lentes estaban calmados, pasaría por AoRingo... sin encontrar ya a nuestra rubia protagonista. Definitivamente verlo entrar al local, con su sonrisa confiada, era lo que más extrañaría de su anterior trabajo. Pero con las semanas que pasaron desde que cambió de empleo, ya estaba acostumbrándose a la nueva rutina: acomodar CD's y libros en los estantes, tratando de no sentirse incomoda por el olor a café y chocolate (sobre todo esto último). Esos aromas le recordaban a AoRingo de manera inevitable... y a los casi dos meses que paso allí. La mayor parte de sus bonitos recuerdos en ese lugar estaban relacionados con Shinpei, con ver lo alegre que se mostraba al verla cantar, con sus comentarios graciosos y halagadores que alegraban sus tardes, con su compañía después del final de su turno... Que diferente lucía ese Shinpei alegre y despreocupado en comparación con el hombre agresivo que golpeó a KyunHo y la besó a la fuerza. Pero... ¿Quién no hubiese reaccionado así? Mientras más lo pensaba, más comprendía la desesperación del protagonista de lentes, puesto que apenas unas horas antes de la confrontación, ella le había dicho que el muchacho coreano solo era un amigo. Sin embargo, los trató de la misma forma cuando por esfuerzo constante, tenía más méritos el guitarrista. ¡Qué giro inesperado de la fortuna! Aunque quisiera culparse por lo sucedido, por consolar a KyunHo y provocar los celos de Shinpei, eso tampoco le era posible. Aquella noche, al ver en los ojos de su amigo la turbación de un alma atormentada, al oír en su voz el quiebre de los sentimientos encontrados y la erupción de un desengaño que le era imposible de contener, Megg no pudo evitar sentirse inclinada hacia él y querer abrazarlo con todo su ser, como si con ello pudiese contener el mundo que se destrozaba a los pies de KyunHo.
Ya era hora de que las tres muchachas partan hacia sus trabajos. Selenia volvería a ver a la banda después de dos semanas, así que todo el camino comenzó a prepararse mentalmente para no mostrar nerviosismo o incomodidad una vez que este frente a Daigo Naito. Después de aquella extrañísima amenaza/despedida, en la cual el vocalista se atrevió a besarla con todo el descaro del mundo a la vista de todos sus amigos (si, todos asomaron a verlo... todos), necesitaba meditar serenamente sobre aquella clara provocación para no mostrarse débil ante nuestro soberbio protagonista.
En cuanto a Megg, caminaba deseando un día tranquilo y sin tanto aroma a café o chocolate (algo difícil, sinceramente). Charlotte, por su parte, solo pasaría un momento por el gimnasio para dejar su carta de renuncia y hacer luego una vuelta o tomar un té. Lamentablemente no pudo dar una sola clase de árabe, ya que cuando la posibilidad estaba más cerca, tuvieron que pedirle que renuncie debido a los múltiples acosos de las fans de Akihide. La pelirroja se sentía muy cansada por esta clase de situaciones. ¿Es que no podía tener un empleo fijo, como Megg y Selenia? Estaba a punto de rendirse y dejar a un lado su deseo de trabajar allí, prefiriendo pasarla en el edificio, leyendo hasta que lleguen sus amigas, cuando tuvo que apartar esa idea de su mente al recibir un llamado a su móvil.
Charlotte: (sorprendida, con el auricular pegado a su oreja) Moshi moshi...
Hombre: Hablo con Charotte-san?
Charlotte: Soodesu... (Antes de que pueda preguntar algo es interrumpida)
Hombre: La llamo para realizarle una propuesta de trabajo.
Charlotte: Sumimasen. Yo no he repartido curriculums, así que... (Lo piensa mejor) ¿Qué clase de trabajo?
Hombre: (parece complacido) Modelo publicitario. ¿Puede reunirse conmigo ahora? Estoy en ZR. Aquí me facilitaron sus datos.
Charlotte: (antes de pensarlo siquiera) Claro. En diez minutos estaré allí.
Una vez que terminó la llamada pudo preguntarse qué había hecho... Está bien, antes tenía todo el sentido del mundo aprovechar cualquier excusa para hablar con Akihide sin parecer una buscona... pero ahora era distinto. Cruzarse con él y recordar lo que pasó aquel sábado después del recital... las palabras y las imágenes invadían su mente repetidamente en el día y en todo el tiempo que paso. ¿Volvería a encontrarse con ese Akihide frió y ciertamente cruel, en apariencia insensible a sus intentos e explicación, pues no le daba espacio para ello? ¿Estaría él más sereno, ahora si dispuesto a escucharla? Dios, otra vez los nervios... La única forma de averiguar lo que quería saber era arriesgarse hasta ZR, así que emprendió el camino hasta la productora.
Cuando llegó a este lugar, vio que todo el mundo estaba muy atareado en sus respectivos deberes, correteando de aquí para allá. No podía preguntar a algún empleado, pues pasaban a su lado sin notarla (o ignorándola adrede), por lo que no le quedó más remedio que hablar con Ichiyo, la ocupada recepcionista, quien le dio indicaciones atropelladas respecto a donde tenía que ir y se vio obligada a abandonar la recepción un momento. Pese a que agradeció la ayuda, Charlotte estaba más confundida que cuando ingreso. Tal vez si iba hasta el pasillo de los , donde estaba la oficina de Obatta, encontraría a Selenia y podría preguntarle a ella para tener indicaciones precisas (y, como esa entrevista le resultaba sospechosa, tal vez su amiga podría acompañarla, aunque con su "hazlo, hazlo, hazlo" no sabía si resultaría de ayuda o no).
Una vez que se acercó a la oficina de Obatta, Charlotte escuchó una conversación muy particular entre Selenia y Breakerz, prácticamente un soliloquió de Daigo Naito que la dejó sin palabras… Fue tan grande su sorpresa que pellizco varias veces sus antebrazos, hasta la cara, por tanta impresión, no sea que todo había sido un largo sueño.
Akihide: Hey, no se trata de insensatez, sino de que tenemos sentimientos.
Daigo: Se puede tener sentimientos y no ser maricones como ustedes dos.
Shinpei: ¿Cómo que maricones?
Daigo: (con sarcasmo) Al niño Shinpei no le dan trato preferencial y ya arma berrinche y pleito en la vía publica, sin importar el daño a la imagen de la banda.
Shinpei: ¡No me trates de niño caprichoso! Yo tengo toda la razón al enojarme.
Selenia: ¡Que razón ni que nada! Enojate todo lo que quieras, pero eso no justifica que humilles a Megg y golpees a KyunHo.
Shinpei: Yo no la humille (no niega lo demás ¬¬). Solo puse las cosas en su lugar. Ese aparecido (por KyunHo) no tiene derecho a ser tratado mejor que yo, que tanto hice por Meggu-chan.
Selenia: ¿Y quién te pidió que lo hagas?
Akihide: (afectado) ¿Acaso debió dejar que estos pandilleros atropellen a Meggara sin intervención?
Daigo: (después de una pequeña pausa) ¿Entonces, todo eso lo hicieron por interés y no por altruismo? Yo no sabía que eran tan egoístas ustedes dos. Acaso se pararon al lado de los pandilleros para decir: Charotte-san, Meggu-chan, si salís conmigo te quito estos alfeñiques, que tal vez son violadores y abusaran de vos, de encima, ¿de acuerdo?
Shinpei: No... Bueno... Yo no me refería a eso!
Daigo: (fingiéndose tonto) ¡Claro! Olvide esa vez que leíste unos cuantos libros para salir con ella... ¿Acaso te dejo plantado?
Shinpei: Bueno... No, pero...
Daigo: ¡Claro! Se me olvido que la acompañabas a su casa todos los días PORQUE VOS LO PEDISTE... ¿Acaso te dejo plantado alguna vez?
Shinpei: (sin ánimos de discutir) No... Nunca.
Daigo: (a Akihide) Y vos... viste a Charotte besar o ser besada por una chica. ¿Qué fue lo que ella te explicó al respecto?
Akihide: (sin ánimo de discutir) Nada... yo... no le permití que me explicara. ¡Pero con lo que vi fue suficiente!
Daigo: ¿Y qué fue lo que viste, eh?
Akihide: Lo mismo que cuando te espiamos en el puerto.
Selenia: (como Daigo se queda mudo) ¿Y en qué lugar estaría yo?
Akihide: En el de Charotte-san.
Daigo: O sea que yo estaría como Mayu.
Selenia: Maya.
Daigo: Como sea (a Akihide). Conociéndote, seguro a ver esa imagen huiste despavorido como una reina del drama, sin saber que paso después.
Akihide: ¿Para qué querías que me quede después de ver lo que vi?
Daigo: Para saber se la tal Mayu...
Selenia: Maya.
Daigo: Si, ella... era rechazada por Charotte. Porque sinceramente, ella parece una trepadora, una descarada, una frívola... Pero no creo que sea lesbiana.
Selenia: Tampoco es todo lo otro. Además, una cosa soy yo, que hubiese empujado a Maya...
Daigo: Mayu.
Selenia: (después de mirar al vocalista con expresión de amenaza) O Megg, que le hubiese gritado. Pero Charlotte la aprecia mucho... ¿sabes lo difícil que es una situación así? Rechazar a alguien sin herirlo, porque lo queres, aunque de otra forma... eso no debe ser fácil. Wakarimasuka?
Daigo: Lo mejor que pueden hacer es escuchar a sus damas. Oh, como me avergüenza estar rodeados de insensatos.
Akihide, (con actitud de sospecha) Daigo... ¿Por qué estas defendiendo a Charotte-san y a Meggara?
Shinpei: Es cierto... Entendemos que lo haga Se-chan, porque es su amiga, pero... (Ambos guitarristas comparten una mirada sonriente y picara)
Daigo: (todo lo entiende) Estoy cansado de que actúen como idiotas. (Pretende irse)
Shinpei: (se interpone en su camino y le habla con tono burlón) Podemos irnos nosotros, así ustedes se quedan solos...
Akihide: (va hacia la puerta, así que Charlotte debe apartarse rápidamente) Por nosotros no se preocupen. No nos gusta ser sujeta velas. Vamos, Shinpei.
Shinpei: ¡Espera! Mejor me quedo a interrumpirlos tal como hizo Daigo en Yokohama.
Selenia: Que idiotas (sale apresuradamente, llevando la ropa planchada, y e inmediato encuentra a Charlotte) Hey, que haces acá?
Charlotte: Necesito que me acompañes a una reunión en ZR ahora, solo por las dudas.
Selenia: Ok. Dejo eta ropa en el set y te acompaño.
Las dos muchachas abandonan el pasillo, dejando en la oficina la incipiente discusión de la banda, llena de bromas hacia Daigo por parte de los guitarristas, absolutamente desinhibidos mientras se burlaban de él, hasta que este se mostró cansado y se fue (no afectado, vaya sorpresa). Cuando Shinpei y Akihide decidieron dejar de reír (cosa que demoro un par de minutos), intentaron abandonar la oficina, pero una presencia... una persona que se metió en este lugar, les cerró el paso. Ninguno de los dos pudo reconocer instantáneamente, sin embargo, con algo más de atención, Akihide cayó en la cuenta de que se trataba de... ¿Cómo era su nombre? ¿Mayu o Maya?
Maya: Sumimasen. Yo necesito hablar con ustedes.
Shinpei: (a Akihide) ¿Quíen es esta? Se me hace conocida...
Akihide: Es... la chica que... anoo...
Shinpei: Mayu...
Maya: Maya desu.
 Akihide: ¿De qué quieres hablar con nosotros... con los dos?
Shinpei: Creo que yo no tengo que ver...
Maya: Anoo... Pero Shinpei-Sama golpeó a KyunHo.
Shinpei: No repitas ese nombre frente a mí que ya siento cólera.
Maya: Él... También está relacionado conmigo. O lo estaba hasta hace unas semanas. Era mi novio... Y me había pedido que me case con él en un año, pero... Yo le mentí con algunas cosas y cuando lo descubrió, decidió que termináramos.
Akihide: Lo lamento de verdad, pero... no sé qué tenemos que ver nosotros con eso.
Shinpei: ¿Entonces... Meggu-chan lo que estaba consolando... como amiga?
Maya: Así es. Y lo hizo porque yo le pedí que hable con él.
Shinpei: Entonces... Ese tipo sufrió la ruptura con vos... y luego le pego... (Con sentimiento de culpa) Oh, pobre muchacho... Tengo que hablar con Meggu-chan de inmediato. Iré a la cafetería. (Sale rápidamente)
Maya: Shinpei-sama... (Intenta detenerlo, pero no lo consigue. Así que habla a Akihide) Meggara ya no trabaja en AoRingo.
Akihide: ¿Renunció?
Maya: Los rumores sobre ella y Shinpei-sama... generaron un gran problema. Y las fans la atacaron.
Akihide: Wakarimasu... Bueno, será mejor así. Lo que tenés que hablar conmigo es muy privado... y sinceramente no tengo ganas de escucharte, pero... como aclaraste algo importante para Shinpei, no voy a rehusar.
Maya: Doomo [1] (hace una breve reverencia) Esa tarde... Quien besó a Charotte... fui yo.
Después de escuchar la extensa explicación de Maya respecto a lo que sucedió el sábado e incluso aquel jueves en el edificio, Akihide... sintió un profundo pesar en el corazón... Daigo tenía razón respecto a Charlotte, y respecto que debió escuchar su explicación (¿o a que debió espiar un poco más?)... y por culpa de su terquedad... El posible acercamiento se fue al demonio. Ahora estaba todo claro... Por eso la pelirroja huyo de su lado al acercarse tanto... Cuando él intentaba mostrarse más cercano y poder abrirle su corazón... segundos después lo cerró por completo, y se dejó llevar por los prejuicios. ¿Podría arreglar lo que hizo? Aceptaría Charlotte una disculpa, o quizás sus ánimos, con algo menos de exaltación, se reflejaban en Selenia, lo que quería decir que una simple disculpa no bastaba.
Maya: Eso es todo lo que tengo para decirte. Creo que mientras más rápido hables con Charlotte, será mejor.
Akihide: ¿Ella... esta molesta conmigo?
Maya: No está molesta, pero, creo que se siente mal consigo misma. De alguna forma, ella cree que es su culpa. Por eso, me parece que deberías hablar con ella. Yo la vi por aquí, así que...
Akihide: (asintiendo) Wakarimasu. Doomo, Maya-san.
Maya: (ofendida, con los ojos cuadrados) ¿Maya-san? ¿Pero cuántos años cree que tengo? (Extrae un espejo de su cartera, para observar su rostro) ¿Sera que mi ropa es muy anticuada?
De pronto entró Obatta y se mostró extrañado al ver a la muchacha japonesa, pues no tenía idea de quien era, así que comenzó a preguntarselo, qué hacia allí, dónde está mi asistente... ya te ibas, ¿no? Maya contestó a todo antes de macharse muy tímidamente, asustada por la forma tan extraña que tenía el encargado de vestuario. Él estaba a punto de ir a buscar a su asistente, cuando esta apareció en la oficina, con una sonrisa de oreja a oreja, festejando que Charlotte volvería a trabajar con ella en ZR. Poco duró su alegría, pues Obatta la llenó de trabajo, en vista del futuro comercial. Nuestra simpática protagonista tuvo que quedarse a coser y coser hasta la hora de la salida, con ambas manos entumecidas. Ni tiempo había de buscar a Daigo, ya que cuando tenía intenciones de hablar con él, aparecieron Akihide y Shinpei para molestarlos al verlos juntos, y por eso se armó la discusión que encontró la pelirroja.
Selenia: (cansada) Ah... Ese Oba-sensee cada vez me deja más trabajo... ¿Por qué siempre hay tanta ropa para arreglar? (va hacia la puerta e intenta abrir, pero estaba bajo llave) ¿Eh? (Vuelve a intentarlo y obtiene el mismo resultado) Oh… oh... (Comienza a forzar el picaporte para salir) ¡Auxilio! (Alguien del otro lado quita la llave)
Daigo: (entrando a la oficina) Que rápido perdés la paciencia...
Selenia: (alterada) Vos pusiste la llave, Daigo-sama.
Daigo: Si, fui yo. No vas a escaparte sin decirme que es eso que tanto puede interesarme.
Selenia: No es gracioso, Daigo-sama. Me asusté mucho.
Daigo: Va a llegar la hora de tu dichoso dorama, así que decime lo que tenés que decir y te vas corriendo.
Apenas terminaron de hablar, ya se dirigían hacia el garaje, hacia el automóvil de Daigo Naito y, listos, partieron hasta el edificio.
Selenia: El sábado, cuando termino el concierto y nosotras fuimos a saludarlos... un rato después golpearon a una de mis amigas en la cabeza con una botella de vidrio.
Daigo: Anda a la parte que me interesa.
Selenia: Yo no estaba allí en ese momento, pero le dijeron que estaban, dentro de todo tranquilos, y de pronto llego un bulto que se estrelló en la cabeza de mi amiga. Adentro de la botella había una foto.
Daigo: (se detiene delante de un semáforo) ¿Y eso que tiene que ver conmigo?
Selenia: (le entrega la fotografía) ¿Qué te parece eso? Es la foto de la que te hable.
Daigo: (apenas observa la imagen, se queda pasmado, pues reconoce en ella el momento en el cual Selenia, peluca puesta, lo beso frente al edificio... pero solo fotografiaron su espalda y la cara del vocalista. Entonces, ¿por qué golpearon a la amiga de nuestra simpática protagonista?) No entiendo.
Selenia: La peluca que yo lleve a la cena me la prestó Atsuko, y ella la usó en el recital.
Daigo: (no cabe en si del asombro) Entonces… ¿reconocieron la peluca?
Selenia: (escucha las bocinas detrás de ellos) Ya cambiaron las luces.
Daigo: (avanza) No lo puedo creer.
Selenia: Yo no lo podía creer, pero no me parece que hayan mentido cuando me dieron la foto. Eso estaba dentro de la botella.
Daigo: ¿Sabés, entonces, lo que eso significa?
Selenia: Te están acosando, ¿verdad?
Daigo no agrega nada más a esa pregunta, pero, basándonos en el refrán, el que calla otorga…
Selenia: (tratando de parecer tranquila) Bueno… Esto puede suceder… Más cuando sos famoso. Además… Es raro que ataque a Atsuko cuando vos salís con una o dos mujeres cada sábado. 
Daigo: Pero esas mujeres son bellas y famosas. Para las fans están a un nivel superior y no pueden considerarlas rivales. Eso no pasa cuando se trata de una chica común como vos… o tu amiga.
Selenia: Entiendo… (Baja la vista) Deberías estar prevenido, por si te hacen algo así.
Daigo: ¿Por qué querrían hacerme algo, si son mis fans y me aman?
Selenia: (con sarcasmo) Gracias por hacerme sentir segura, eh. Gracias.
Daigo: Solo digo la verdad. (Estaciona frente al edificio) Bien, ya llegamos. Solo te voy a pedir que esto de la foto quede entre nosotros.
Selenia: Entiendo… (Abre la portezuela del automóvil) Sayonara.
Oh… ¡Qué bonita mentirilla se mandó Selenia! Ya todos en el edificio sabía sobre la foto, incluso Atsuko, quien restó toda culpa a nuestra morocha protagonista. Las demás hicieron lo mismo, pero lo cierto es que la simpática extranjera no pensaba igual: cuando veía a su amiga japonesa sentía remordimientos… Eso pasaba por no controlar sus impulsos, algo en lo que jamás tuvo talento, sino por el contrario… Pero Daigo no tenía por qué saberlo. Por eso, salió del automóvil fingiéndose desentendida. Dentro de lo que ya podía considerar su hogar japonés otra era la historia.
Como todos los lunes y martes, entró al edificio, dirigiéndose de inmediato al sofá frente al televisor, lugar donde la esperaba Tsugumi, con los snacks listos, para ver un nuevo episodio del dorama. Pero, como las demás chicas las llamaban al comedor, tuvieron que grabar el capítulo y acudieron al lugar antes mencionado... encontrando allí a alguien desconocido para la entusiasta japonesa, y familiar a Selenia.
Verán, luego de aceptar el trabajo y abandonar ZR, Charlotte tenía algo que hacer, algo muy importante, así que, tomó un taxi que a llevo hasta el aeropuerto. Allí espero durante varios minutos tal vez media hora, hasta que la vio llegar, con una maleta enorme y su clásica mochila, mochila, también grande. Vestía su siempre resistente pantalón holgado a rayas, las zapatillas loneras negras, la remera con la cual siempre le hacían bromas, más de uno decía que la tenía tatuada. Aunque ya caía la tarde, tenía puestos sus lentes cuadrados de marco rojo, esos que tanto adoraba dentro de su amplia colección. Parecía malhumorada, buscando algún cartel o algo que la oriente, hasta que vio los primeros kanjis y kanas, con los que se mostró más satisfecha y radiante. La pelirroja finalmente se acercó a esta mujer, quien de manera evidente no la había visto.
Charlotte: ¡Agatha!
Agatha: Charly! (Deja la maleta un momento y estrecha entre sus brazos fuertemente a nuestra pelirroja protagonista, incluso la levanta un poco, solo para confirmar si ella estaba más delgada o... era otra la que subió de peso) ¡Estás más flaca!
Charlotte: Vos estas más fuerte. Estas yendo al gym.
Agatha: Yo, al gym? pffff (ríe) Encima creo que estoy comiendo mas (ríen ambas).
Charlotte: ¡Hermanita, te extrañe tanto! (La abraza nuevamente) Que bueno que pudiste venir.
Agatha: Yo también, nena. (Vuelve a sujetar la maleta) vamos a un lugar a comer, que me muero de hambre. Luego quiero ir al hotel a dormir un rato.
Charlotte: ¿A la cafetería del aeropuerto?
Agatha: Loca, llevame a pasear Tokyo!
Charlotte: (se encoge de hombros) Perdón. Pensé que no querías tardar mucho.
Agatha: Vamos por un taxi, dejamos los bolsos en el hotel, me baño y luego vamos a comer, ¿te copa?
Charlotte: Me parece bien. Comes en el hotel, ¿entonces? (Antes de que Agatha replique) Podemos hacer esto: vamos al hotel, te bañas, comes algo, si queres dormís un rato y más tarde te llevo al edificio, así conoces a las chicas.
Agatha, no demasiado conforma, aceptó. La idea de la cama suave de hotel donde descansar de los dos días de viaje y el cambio de horario. Solo esperaba que su querida hermana menor haya hecho la reservación en un lugar, especialmente por la cama suave y cómoda que a deseaba.
Charlotte: (mientras estaban en el taxi) Tengo que confesarte algo... No reserve ninguna habitación de hotel, pero tengo una amiga que tiene un piso en Nakano, un lugar grande y cómodo que no usa, porque se siente muy sola ahí, así que... Me presto las llaves.
Agatha: Ah, pero mucho mejor. Me ahorra esa plata para otras cosas.
Charlotte: (aliviada porque su hermana lo tomo de la mejor manera) En un rato llegamos.
Cuando llegaron al piso de Tsugumi, un lugar bastante amplio, con buena vista y decoración bastante femenina rosa: con ositos de peluche, almohadones en forma de corazón, al igual que las tazas y el extremo de los hashi. El resto era muy pastel, y parecía mas una habitación de una tienda deco, pues ni un solo objeto era meramente funcional.
Agatha comienza a inspeccionar el baño y el cuarto, que contaba con un cómodo colchón, y Charlotte hace lo mismo con la cocina híper ordenada, y el comedor. Dentro de la heladera encontró una merienda muy abundante y tentadora, que le recordó un poco a lo que comió en la cafetería donde trabajaba Orochi... ¿casualidad?
La pelirroja se quedó a merendar con su hermana, y luego la dejo sola para que pueda bañare y dormir una horas. Pasaría a buscarla después para llevarla al edificio, lugar el en cual la presento con todas las muchachas, quienes se sorprendieron por lo poco que había en común entre las hermanas, pues la pelirroja era delgada y llamativa, mientras que Agatha tenía una figura algo más gruesa, pero no gorda, y por sus rasgos faciales causaba curiosidad, aunque no al mismo nivel que nuestra protagonista. En primer lugar, su hermana parecía más bien seria y sarcástica, por algunas miradas alrededor. Además, tenía un aspecto más despreocupado en su forma de vestir, en total desacuerdo con la moda... que extrañamente no resultaba ridícula ni mucho menos. Agatha era de esas personas que no quedaban mal, usa lo que usa.
En fin, así es como llegamos al momento en el cual Selenia y Tsugumi son apartadas del televisor para poder hablar con la recién llegada Agatha, a quien su hermana hacía de traductora. La simpática protagonista se alegró a sus anchas de volver a ver a su amiga, quien estaba extrañada de su corte de cabello, y ambas se echaron unas gastadas formidables que solo ellas entendían. La entusiasta japonesa se limitó a saludar a Agatha-san, y preguntar si estaba cómoda en el piso. No tuvo queja alguna al respecto, solo agradecimiento por la hospitalidad. Después de responder amablemente a todas las preguntas que le hicieron (muy educadas, por cierto), acerca de su trabajo, su vida, sus gustos, por qué parecía mas hermana de Selenia que de Charlotte, a que ingeniosamente respondió: "Que yo sepa, salimos de la misma madre a causa del mismo padre, así que...". Pasaron luego al comedor, donde ya estaba servida la cena: Yosenabe [2], onigiri y tempura, a pedido de la invitada, con salsa de soja. Antes de que terminaras de ahogarse de risa por la torpeza con que Agatha manejaba los hashi, pues si no se el caía uno, no podía mover el otro o se escapaba el bocadillo, Charlotte le trajo cubiertos "normales", lo que permitió que por fin pueda terminar de comer. La velada resulto muy animada, hasta que la recién llegada tenía mucho que descansar. Y aunque se marchó y se sintió tentada a correr hasta la cama, decidió pararse cerca de la ventana, apartando las cortinas estampadas de corazones, y contemplo la ciudad, pensando en que lugares visitaría al día siguiente.
Ese martes, sin embargo, por la emoción de estar en Tokyo y el viaje enormemente largo para su gusto, Agatha despertó cerca del mediodía, ya que escuchó un ruido extraño en el piso. Aparto las sabanas y abandono la cama lo más rápidamente que pudo. Con total precaución, camino hasta la cocina, lugar del cual provenía el ruido, pero no encontró la fuente. Allí solo estaba el almuerzo, que olía delicioso, sobre la mesada. No había rastros de alguna persona. ¿Quién le había dejado esa comida? ¿La chica dueña del piso? Que más da, el almuerzo tenía un aroma demasiado tentado, así que, luego de una rápida ducha, se dispuso a comer. Cuando llevo a su boca el último bocado, apareció Charlotte junto con Selenia, ambas animadas y dispuesta a divertirla un rato, solo hasta que nuestra protagonista pueda ir a trabajar.
La pasaron confeccionado una especie de city tour, al cual Selenia no podría ir, pero, como siempre, procuraba que ellas dos fuesen a lugares entretenidos. La primera parada estaba destinada a Roppongi Hills, el mirador y la torre de Tokyo. Para sorpresa de la morocha, las hermanas Almeraya decidieron tomar una siesta antes de salir, para recargar energías (supuestamente, par de dormilonas) Así que nuestra simpática protagonista las dejo solas y volvió al edificio, solo para reunirse con Megg e ir con ella hasta el trabajo. Durante el camino, la rubia pregunto a su amiga por Shinpei, y obtuvo como respuesta que él estaba bien, al parecer más calmado luego de que Maya hablo le conto la verdad sobre lo que sucedió en Koochi, pero antes de que nuestra esforzada protagonista exprese su deseo de encontrarse con el alegre guitarrista, fue advertida por la morocha, a quien parecía poco pertinente esa reunión si ella todavía no había resuelto sus sentimientos por él y por KyunHo.
El sexto sentido y mirada aguda de Selenia no fallaban, ella se dio cuenta de todo sin necesidad de preguntar. "El que te mire bien va a darse cuenta de lo que te pasa..." fue lo que respondió cuando su amiga inquirió "¿Cómo te diste cuenta?" Tal vez eso paso con Shinpei. Quizás noto los sentimientos que por KyunHo se estaban desarrollando entro de nuestra dorada protagonista. Y esos incipientes sentimientos generaban en ella una terrible sensación de culpa. En primer lugar, por Shinpei y todo lo que paso, y en segunda instancia, por Maya, más aun después de que ella, para que no vean a Megg como una roba novios, confeso su atracción por las mujeres. En ese momento, las tres tuvieron un miedo terrible de que su amiga sea rechazada... pero el resto de las muchachas del edificio lo tomo muy bien, como si nada.
Jueves, 5 de abril.
Este cercano el cumpleaños de uno de nuestros protagonistas: ¡Daigo Naito! Hasta este momento, Agatha se mostró maravillada con lo que vio de Tokyo: tanto la torre como Roppongi Hills, el mirador, los templos que visito junto a Charlotte. La ciudad mantenía cada vez más entretenida a la hermana de muestra protagonista... hasta este día.
Acompañaba a la pelirroja a comprar regalos para sus padres. Charotte miraba a un lado y al otro, a esto y aquello, algo que siempre cansaba a su hermana, quien, si no compraba algo en la primera o segunda tienda que vieron, comenzaba aponerse de mal humor, con cara de desagrado y actitud de: "Si, está lindo. Compralo y vámonos". Para mal mayor, Agatha sentía miradas que se posaban sobre ella... o sobre nuestra protagonista... ¿Por qué las observaban todas esas personas? No... Ahora las apuntaban y hablaban entre ellos, secretamente. Alertada de esto, Charlotte agarro fuertemente a su hermana para poder entrar a algún lugar, pues se sentía perseguida por las fans de Akihide. Con esto planeaba poner a salvo a ambas... pero no se dio cuenta de cuando la mano de Agatha se le desprendió. Lanzo un manotazo al aire para agarrarla otra vez, sin notar que estaba arrastrando a un desconocido... ¿Por qué su hermana tenía que tener las manos grandes, como para confundirlas con la de un hombre?
Cuando se dio cuenta de lo que sucedía, pidió disculpas al desconocido y, antes de que la reconozca, salió del local aprisa, buscando a su hermana, mientras cubría una parte de su rostro con la cartera que había llevado, para evitar que la distingan. Camino rápidamente hasta la esquina, lugar en el cual tropezó con alguien conocido.
No se trataba de Agatha, pues para ella la fortuna tenía otros planes. Cuando estaba siendo arrastrada por su hermana, unos cuantos pares de manos la jalaron hacia otro lado y perdió rastro de la pelirroja. Al dar media vuelta, vio a un grupo de jovencitas que, aparentemente avergonzadas, huyeron despavoridas. Había tanta gente a su alrededor, que esta mujer se sintió mareada y con dolor de cabeza. ¡Dios, como odiaba las multitudes! Salió de allí aun buscando a Charlotte con los ojos, absolutamente perdida. Avanzaba y avanzaba, pero no había señales de nuestra protagonista. Ni siquiera sabía dónde estaba ella misma. No tenía más opción que caminar alrededor de la cuadra, tratando de orientarse. Sin embargo, no veía a su hermana por ningún lado. Dio como dos vueltas a la manzana sin obtener resultados. Quizás en la confusión había cruzado la calle... aunque... ¿hacia dónde? Había cuatro cuadras alrededor, llenas de un montón de gente... Esto la ponía nerviosa. Ya estaba agitada, sofocada en ese mar de personas que iban y venían... Ella seguía caminando sin rumbo fijo, intentando rodear la manzana en la que antes estaba desde las veredas de enfrente. Pese a su esfuerzo, se sentía cada vez más extraviada. Tal vez torció el trayecto en la esquina equivocada, o regreso sin darse cuenta... Ya ni lo sabía. Estaba totalmente desorientada.
Decidió detenerse frente a la vidriera de una tienda de discos, que también vendía libros... y que tenía aroma a café, chocolate y masitas duces. ¡El paraíso! La calma retornaba a su mente. Observo los CD's en exhibición: música japonesa muy variada, vio algo de ese trio que tanto gustaba a Selenia, en las novedades internacionales noto a los cuartetos que preferían Megg y Charlotte... Incluso algo de Tango. Siguió recorriendo con los ojos hasta dar con el último trabajo de estudio de 30 seconds to mars, su banda favorita. ¡Oh, qué sensación de familiaridad tan agradable! Inconscientemente lo apunto... al mismo tiempo que alguien más, a quien dirigió una mirada involuntaria, que acabo en un instante. Incluso se alejó un paso, pero no le quito los ojos de encima, Se trataba de un hombre alto, de extraño peinado (¿cabello verde?), con los ojos escondidos tras un par de lentes de sol y... no estaba mal. Por el contrario, su ajustada camiseta hacia evidentes los brazo musculosos y el trozo trabajado. Todo esto ofrecía una imagen muy agradable a la vista.
Trato de volver a ver el disco, pero nuevamente el tipo de al lado robo su atención: miraba atentamente a lo que estaba en el interior de la tienda. Quizás por curiosidad, Agatha hizo lo mismo, y encontró a un muchacho alto, de cabello castaño cobrizo, que caminaba hasta la salida seguido aparentemente por una chica rubia... No pensó que podía ser Megg con mucha seguridad, pero tenía la duda. Sería bueno comprar el disco y sacarse la duda, pero no pudo hacerlo. Aquel tipo, el que estaba a su lado, de pronto rodeo sus hombros con un brazo y la acerco muy rápidamente, diciendo en voz alta y clara cosas que ella no odia entender. Antes de que reaccione, apartándose de él, ese desconocido comienza a caminar, llevándola consigo. ¿Qué estaba pasando?
Agatha: Hey! What are you doing?
Extraños: (dice algo en Japonés que ella no entiende) I'm sorry, but I need your help. Please, come with me.
Agatha decidió no resistirse, pus, por la fuerza con la que este tipo la sujetaba, perfectamente podría dejarla inconsciente de un golpe. Y ella no era tonta, sabia reconocer cuando estaba en desventaja. Así que, sin agregar más palabras al asunto, solo camino unas dos cuadras al lado de ese hombre... hasta que finalmente quedo librada.
Extraño: Thank you so much. Ahora si podes irte.
Agatha: ¿Adonde? Tengo sed y no sé dónde estoy.
Extraño: ¿Como que no sabes?
Agatha: Me trajiste aquí contra mi voluntad. Te hago responsable de mi seguridad y de calmar mi sed.
El extraño desaparece después de escuchar eso pero vuelve al rato, con dos latas de refresco, y ofreció a la muchacha que escoja alguna.
Agatha: (agarra la lata de cola) Me quedo con esta. (Quita la tapa metálica y comienza a beber sin más. Que agradable que estuviese frio)
Extraño: Vaya que tenías sed. (Hace lo mismo que ella, pero solo bebe un trago) Sabes la dirección del lugar al que tengo que llevarte de regreso.
Agatha: (arroja la lata vacía un cesto que justo vio y comienza a buscar en sus bolsillos) Aquí esta. (Extiende la tarjeta)
Extraño: (agarra la tarjeta) Ah Es en Nakano. Bueno, no queda lejos de aquí. Pongámonos en marcha.Agatha: (antes de que el extraño se ponga a caminar) Wait a momento. (Apoya la espalda contra la pared) Mi hermana debe estar buscándome. Pero no sé dónde la perdí.
Extraño: ¡Oh, por Buda! ¿Qué hacías mirando el disco de 30 seconds si tu hermanita está perdida?
Agatha. Mi hermana está viviendo aquí, y tiene edad para ubicarse sola. Lo único que necesito es decirle que estoy bien. Para eso tengo que llegar al piso y hablar por teléfono.
Extraño: Yo pensé que hablabas de una niña. ¿Pero por qué ella vive acá y vos no,… muchacha… vos?
Agatha: Nada de muchacha. My name is Agatha.
Extraño: Si, entiendo. (Siente que tiene que presentarse) I’m Shinpei Inoue.
Agatha: (intenta pronunciarlo) Shin… Shinpei… ¿Shinpei?
Shinpei: Soodesu… No, no… Yes. (Da media vuelta para ponerse en marcha)
Agatha: Ok, ok. (Lo sigue)
No le quedo más remedio que ir tras él, preguntándose silenciosamente por que no iban en taxi, o es que ese tipo no tenía automóvil. Por una razón que nosotros conocemos, Shinpei no podía quedarse callado, así que comenzó a hacer preguntas a la joven que caminaba a su lado, especialmente sobre 30 seconds to mars. Así los dos se dieron cuenta de que a ambos les encantaba el Rock americano, hasta escuchaba, hasta escuchaban las mismas bandas. Nuestro protagonista de lentes comento que él había recomendado al vocalista de su banda que practique los gritos de Jared Leto, pero solo podía hacer gemidos... (Joder, "macho")
Agatha: ¿Tenés una banda?
Shinpei: Si. Y no es por presumir, pero somos muy buenos. Yo aspiro a que conquistemos el mercado internacional.
Agatha: (piensa que se trata de una banda de garaje) Tienen mucho por delante, entonces. Me hace agrada la gente con metas y objetivos. Yo los tengo, y cumplí casi todos. Ustedes cuentan con mi apoyo.
Shinpei: ¿Te gustaría ver uno de nuestros ensayos, Agatha-san?
Agatha: (entusiasmada por la idea) Claro. Solo pasame la dirección y yo voy sin problema.
A falta de anotador, Agatha le presta su celular para que anote la dirección, para que al menos sirva para algo, pues para llamadas y mensajes era completamente inútil. Cuando él se lo devolvió, pregunto si podía ir al día siguiente, ya que justo tendría un ensayo, y no hubo problema. Justamente ese día, Charlotte tendría su trabajito en ZR, así que... ella ya contaba con plan para no aburrirse. Mientras caminaban, Agatha reconoce a alguien a la distancia... a una chica de cabello rojo y rulos desde la nuca, que estaba al lado de... ¿otra chica? Por su baja estatura, y cabello un poco un más largo que el de su hermana, parecía tratarse de una muchacha.
Agatha: Ahí está... Mi hermana.
Shinpei: (agudiza la vista -no me pregunten como- y reconoce a Charlotte en compañía del pelilargo Akihide) Ya veo. Entonces ha terminado mi deber. Apresurare para llegar hasta ella. Nos vemos mañana.
Agatha: No vemos. Gracias por la compañía (corre hasta adonde esta su hermana, quien ya la vio -solo ella) Charly! Qué bueno que te encuentro. (Observa a su acompañante... un momento... sus rasgos masculinos, como la evidente manzana de Adán, delataban que no se trataba de una amiga)
Charlotte: (abraza a Agatha) ¿Pero dónde te metiste? Estaba muy preocupada.
Agatha: Me maree en la multitud, pero se me ocurrió regresar y encontré a alguien que me ayudo a venir para acá.
Charlotte: (la mira con expresión traviesa) ¿Alguien? ¿Podes ser más  específica?
Agatha observa a Akihide un breve instante y luego se vuelve hacia su hermana, haciendo un gesto en el que levanta las cejas, como si dijera: "Mira quién habla".
Charlotte: (levemente avergonzada) Ah... bueno... Él es Akihide. (A él) Kochira wa watashi no oneesan desu. Agatha desu.
Akihide: Yoroshiku onegai shimasu. (Breve reverencia)
Agatha: (hace un gesto con la cabeza, como si saludara) Lo que sea eso, nice to meet you.
Charlotte: Dijo lo mismo, pero en japonés.
Akihide: (a Charlotte) Ya que encontraste a tu hermana, yo me retiro. Nos veremos mañana. (A ambas) Sayonara.
Charlotte: (a Agatha, mientras observa cómo se retira Akihide) ¿No es lindo?
Agatha: (con expresión rara) Algo... ¿Por qué te fijaste en esa criatura?
Charlotte: Tiene treinta y cuatro años... No me trates de roba cunas.
Agatha: ¿¿Me estas cargando??
Ambas marchan hasta el edificio para reunirse con las demás muchachas. Lo primero que hizo Charlotte al llegar fue agradecer a Maya, propinándole un gentil abrazo. Estaba sinceramente agradecida con ella por haber ido hasta ZR. Hablar con Akihide, aclarando todo el malentendido. Pues verán, cuando la pelirroja perdió a su hermana en medio de la ciudad, intento cubrirse de la gente que parecía reconocerla y dejo de prestar atención al camino, por lo que tropezó con Akihide.
Akihide: Cha... Charotte-san. Disculpame. No te vi. ¿Estás bien?
Charlotte: Si, sí. Yo venía distraída (trata de pasarlo sin decirle más, pero él la detiene).
Akihide: Charotte-san (le agarra un brazo) Espere un momento. Me gustaría hablar con vos.
Charlotte: (comienza a sentirse nerviosa) Sumimasen. Acabo de perder a mi hermana... (al ver que él pone cara de tragedia) Estábamos caminando aquí y se me perdió. Tengo que encontrarla.
Akihide: (extrañado) ¿Tu hermana... está en Japón?
Charlotte: Vino de visita. Estoy preocupada por ella... (siente las miradas de la gente sobre los dos... ¿los reconocieron?) Oh no, oh no... Nos están reconociendo. Vámonos de aquí.
Los dos salen prácticamente corriendo y pasan a la cuadra de enfrente, donde había una galería y menos gente, pues la mayoría se había reunido en el lugar del cual ellos venían. Estar prácticamente solos ponía nerviosa a nuestra protagonista, ya que no sabía de qué quería hablar con ella...
Akihide: Charotte-san... ¿ahora podemos hablar un momento?
Charlotte: Yo... bueno, pero que sea rápido... Mi hermana no puede andar perdida por ahí.
Akihide: (hace una reverencia y permanece inclinado) Gomen nasai... Tu amiga, Maya, me explico cómo sucedieron las cosas en Koochi. Y lamento haberte tratado tan fríamente. Lamento mi terquedad... y si te lastime con lo que dije... lamento sinceramente todo eso.
Charlotte: Yo también... (Akihide deshace lentamente su reverencia y la observa fijamente. Ella lo mira a los ojos) Lamento que todo esto haya ocurrido. Y lo siento porque...
Akihide: (sostiene su mirada) Yo debí escucharte y confiar en vos. No tenés que disculparte.
Charlotte: (lo abraza de repente, y el no duda en corresponderle dulcemente) Entiendo tu confusión. Yo me sentiría igual, así que también tengo que disculparme.
Otra vez envuelta en la calidez de los brazos del guitarrista, la pelirroja se sintió confortada y en calma. Sin embargo, no podía evitar preguntarse, si esa paz entre ellos... ¿cuánto tiempo duraría? Se acercaron una vez, y ocurrió lo del camarín, estaban bien en San Valentín, y aparece Ximena, quien también los aleja en Yokohama, y el ultimo obstáculo era el recuerdo del beso con Maya. Ellos ya superaron todo eso, nuevamente encontraron tranquilidad. Hay que hacerla durar.
Charlotte: A partid de ahora, podes decirme Chalote sin el san. No soy mayor que vos y me da la sensación de distancia.
Akihide: (disculpándose con una breve reverencia) Lo siento. Agrego el san para expresar mi respeto... No es para que te sientas mayor. Si lo entendiste así, te pido disculpas.
Charlotte: Tal vez... es hora de que... me tengas más confianza y menos respeto. Un poquito menos. No soy una obasan [3]
Akihide: (ruborizado) Eh... No puedo hacer eso, Charotte-San. Para mí, mereces el mayor de los respetos.
Charlotte: (seriamente) Muy bien, Aki-Sama.
Akihide: No, no. Akihide está bien. Aki-Sama me molesta.
Charlotte: A mí tampoco me agrada Charotte-San. No soy tu superior.
Akihide: (reflexionando) Eh... bueno... Entonces, ¿solo Charotte está bien?
Charlotte: (con una sonrisa triunfal) Mucho mejor.
Esa sonrisa, aunque en versión más simple, se contagia al guitarrista, hasta que ambos comienzan a reír de la nada. La pelirroja avanzo un paso y los dos callaron, se miraron seriamente, en una mezcla de nervios y decisión... y escucharon un gruñido extrañamente cerca. Cuando ven hacia un costado, encuentran a un grupo de chichas en la entrada de la galería.
Muchacha: ¡Miren! Esa modelito está acosando a nuestro Akihide. Apartémosla de él.
(¿Y estas que creen que hacen?)
La pelirroja sugiere que corran por su vida, ya que seguramente no le harían daño. Salieron de allí y se perdieron entre la multitud hasta que se sintieron a salvo de las fans. Despeas de apartarse de aquel lugar, Charlotte vislumbro una posibilidad de que Agatha haya regresado al piso, así que propuso ir a corroborarlo, y en el camino termino encontrándose con su hermana.
Todo esto, de forma un poco resumida, fue lo que compartió Charlotte con sus amigas en el edificio, y con Agatha, claro. Ella también era participe de las anécdotas, aunque Megg no quiso contar la suya. No podía decir frente a todas, especialmente ante Maya, que esa tarde había visto a KyunHo de pura casualidad. Él estaba en la ciudad, pero no quería encontrarse con la joven castaña... No hasta que se sintiera preparado para ello. Así que pidió a nuestra rubia protagonista que guardara ese secreto. Cuando ella lo acompañaba hasta la salida, tuvo una visión horriblemente desagradable: Shinpei estaba afuera dando un paseo... ¡Mientras abrazaba a otra mujer! La rabia que experimento en ese momento se le hacia indescriptible ahora: el cuerpo entero le ardía como una llama que la estaba consumiendo, las manos temblaban, sentía un nudo en la garganta, pero gritos en lo profundo de su ser que casi la impulsaban a seguir al guitarrista y a su acompañante, quien no era otra más que Agatha. Pero ella no lo sabía. No tenía idea de que la razón de su pesar estaba allí, conversando con ella tranquilamente. En fin, no podía decirlo... solo lo revelo a la pelirroja y a nuestra simpática protagonista.
Viernes, 6 de abril
 Agatha ya era una mujer adulta, no tenía que explican nada a nadie si ella así lo deseaba. Sin embargo, por precaución y consideración a su hermana, le contó que había encontrado un evento interesante, que podía ir y volver sin problemas, y que demoraría, de eso estaba segura.
 Se marchó del piso esa tarde con una idea graciosa en su cabeza... banda de garaje, lo más lógico que uno puede pensar cuando alguien apenas conocido dice que forma parte de un grupo de ese estilo. Pero ya sabemos que Agatha se equivocó, y fue muy grande su sorpresa cuando lo supo. El taxi la dejo frente a ZR, y al ver el edificio, quedó boquiabierta... ¡No podía ser! Seguramente la dirección estaba alterada o errada. Estiro el cuello para poder ver la fachada completa, y en una de los ventanales, en los cuales había imágenes de los artistas de la productora, estaba... ¡No podía ser! Estaba el, con su cabello verde alborotado y los lentes de sol. Eso quería decir que...
Agatha ingreso a la productora, aun extrañada, pero sin mayor problema, y fue recibida por Ichiyo, la recepcionista, quien, apenas ella pregunto por Shinpei, la guio hasta la sala de ensayos. En este lugar encontró al guitarrista de lentes, hablando con Makoto y Matsu-kun. Daigo llego poco después y saludo a la hermana de nuestra protagonista lo más amablemente que pudo, o sea, fue súper simpático (es un experto en dejar una buena impresión). Mientras todos conversaban sobre divertidas anécdotas graciosas sobre y bajo el escenario, charla iniciada por Agatha, apareció Akihide. Tanto a él como a la extranjera se les olvido la cara del otro, pero notaban algo familiar... algo conocido y se quedaron pensando en ello. Ambos recordaron que era un par de horas después, aunque prefirieron no compartirlo con los demás, ya que parecía muy ridículo saltar con un: Ya sé de donde te conozco. Hubo una rápida conexión entre la banda y ella, pues estaba muy acostumbrara a tratar con más hombres que mujeres, y no le costaba mimetizarse en ese entorno. Tan bien simpatizo con ellos que no dudaron en invitarla a la fiesta de cumpleaños que celebraría todo ZR con invitados de honor y conocidos del agasajado Daigo Naito.
Cuando salió el tema, que se había dado luego de que ensayaron un par de canciones que desplegarían en el evento, Akihide abandono rápidamente la sala de ensayo para dirigirse al Set. Ya que Agatha recibió una invitación, Charlotte debería tener la suya. Pidió unas cuantas tarjetas a Ichiyo para entregárselas después a la pelirroja, quien ya había terminado el trabajo y se estaba preparando para regresar al edificio, acompañada por Maya, quien, como toda fan incondicional, pidió poder presenciar la grabación.
Charlotte: (abandonando el camarín, se encuentra con el guitarrista) Akihide... Que agradable sorpresa.
Akihide: Charotte-sa... Konnichiwa. Vine a hacerte una invitación. Mañana en la noche habrá una fiesta por el cumpleaños de Daigo.
Charlotte: Se festeja aquí... como el de Selenia, ¿no?
Akihide: No. (Le entrega las tarjetas) Es en Velfarre. Se-chan también tiene unas invitaciones, espero que con estas alcance ya.
Charlotte: (cuenta las tarjetas) Parece que está bien. Y contás con mi presencia desde ya. Aunque... ¿qué es Velfarre? ¿A qué horas tengo que ir?
Akihide: Velfarre es una discoteca... te encantara el juego de luces... y sirven tragos muy variados. Así que podes ir a la hora que quieras, excepto en la mañana y la tarde. (Los dos ríen)
Charlotte: Iré con mas ánimos, entonces. Todavía no conozco la noche de Tokyo. Eso sí (lo apunta) Apenas llegue vamos a bailar, wakarimasuka?
Antes de que Akihide responda a la provocación de la pelirroja, fue llamado por Daigo para hacer un nuevo ensayo, así que tuvo que irse, levemente ruborizado por lo que escucho antes... Recordando todas la situaciones en las que vio a Charlotte... ¿Cómo se arreglaría para ir a una disco?
Entre tanto, Charlotte sintió deseos de ir al baño y, ya que Maya se escabullo en algún momento, de paso la buscaría para regresar. Abandono el sanitario y volvió al camarín, pero allí no estaba. En el set, tampoco. ¿En dónde se había metido? Cuando pregunto a Ichiyo, esta dijo que la vio ir a la sala de ensayos y le indico como llegar allí. Fuera de ese lugar, la pelirroja entreoyó una conversación muy particular que mantenían la desaparecida Japonesa y Shinpei Inoue.
Maya: Sera solo un sustito.
Shinpei: Claro. Eso lo entendí. De verdad conoces a alguien que nos puede ayudar?
Maya: Si, y sé que querrá colaborar conmigo. Solo tenemos que seguir el plan a la perfección. Después de eso, prepárate, Shinpei-sama, porque Megg jamás querrá separarse de vos.
Charlotte: (aparte) ¿Qué están planeando esto dos?        
Mientras Charlotte procuraba ocultarse bien para que no la vean, aquellos dos terminaron su conversación y cada uno fue por su lado, así que la pelirroja no tardo en encontrar a Maya rondando el camarín. Durante el camino a casa ninguna de ellas hablo sobre aquella charla. Nuestra protagonista esperaba que su amiga japonesa se lo contara, mientras esta no mencionó palabra alguna. Pero no importaba… Hagan lo que hagan, la llamativa extranjera se encargaría de cuidar y vigilar a su querida Megg.
Sábado 7/Domingo 8 de abril

Dos taxis estacionaron muy cerca de la segunda discoteca más grade de Tokyo, famosa por su juego de luces, la enorme bola de cristal en la pista principal, la gran cámara para el DJ (para esta ocasión, habría dos), esa pantalla tras el escenario (enorme también) que parecía de un cine, y sus varias salas: Velfarre. Las chicas descendieron del vehículo, arreglándose un poco las ropas ya sobre la vereda, casi asustadas por la enorme fila de gente que esperaba entrar. Para colmo, prácticamente había un cartel que anunciaba que allí festejarían el cumpleaños de Daigo Naito (foto incluida), así que eso explicaba todo…
Selenia. (acercándose al cartel con la foto de Daigo) Dios, ¿ven que apuesto es?
Charlotte: ¿Por qué decís eso, si vos podes verlo casi todos los días?
Selenia: A mí me gusta este Daigo (apunta al cartel), no ese (apunta dentro del local).
Megg: (desconcertada) No veo la diferencia… ¿Tenemos que hacer toda esta fila para entrar?
Agatha: (se acerca al guarda y le enseña la invitación) Konbanwa. ¿Tenemos que hacer la fila de espera?
Guarda: No, señorita. (Abre el acceso para que puedan entrar).
Agatha: Arigatoo (a las chicas, con una expresión muy cool, hace un gesto con la cabeza, indicando que entren, y todas van tras ella, mostrando las entradas primero)
Cuando ingresaron, la fiesta estaba poniéndose en modo ON, y ellas quedaron fascinadas, mirando a un lado y al otro, sin poder evitar la pregunta obligada: ¿Dónde está la barra? Ah, no, no, no, no. ¿Dónde está la banda? (XD) Las luces de Velfarre eran hipnóticas y divertidas, la enorme bola de cristal resultaba impresionante… pero no más que toda la gente bella que desfilaba por la pista principal. Había muchas mujeres bonitas esa noche, muchas reunidas en un lugar específico. Pudieron ubicar la barra… la banda (sorry XD) gracias esas chicas reunidas en ese lugar, seguramente coqueteando con los muchachos… (grrr) ¡Era hora de sacarlas de allí! Cuando comenzaron a acercarse al lugar, Megg sentía cada vez más nervios y ansiedad. Por un lado, quería volver a ver a Shinpei (aunque no rodeado de mujeres), y deseaba que le diga: ¿Esa chica? No, es una prima, una amiga… ¿una vecina con la que soy amable? (maldita ¬¬); pero, por otra parte… ¿Y si estaba con ella? ¿Y si la abrazaba como ese día? ¿Y si no eran amigos, primos o vecinos precisamente? ¿Qué haría ella entonces? ¿Cómo simularía su desagrado ante semejante noticia?
Selenia: (gritando de tal forma que la música no podía tapar su voz. Las chicas que allí estaba huyen despavoridas, aunque no muy lejos) ¡¡¡¡Tanjobi omedetoo!!!! [4]
Daigo: (al verla se torna enojado) ¿Qué haces con eso en la cabeza?
Selenia: (tocándose la peluca –otra vez prestada por Atsuko) No le veo el problema a usarla. Además, me queda bien.
Daigo: (golpeándose la frente con la mano) Esta Ushi baka…
Apenas termina de murmurar eso, es perfectamente escuchado por uno de los invitados, que se escabulle para acercarse a Selenia.
Invitado: Así que vos sos la famosa Ushi de Daigo… (la mira bien) Ah, pero él dijo que eras fea y poco atractiva. Pero yo te veo muy bien. (extiende una mano hacia ella, para saludarla) Soy Takarai Hideto, un amigo de Daigo.
Selenia: (terriblemente extrañada) Yoroshiku. Mi nombre es Selenia aunque él me llame… (dándose cuenta) ¿Él habla de mí?
Daigo: (para desviar la conversación) ¡Charotte va a desmayarse!
Todos dirigen la vista hacia la pelirroja, quien estaba siendo abanicada por Megg y sujetada por Agatha. Akihide se le acerca, muy preocupado y sin entender que le sucede. No es el único, nadie entiende que pasa con la pelirroja… hasta se la luz se enciende en la mente de Selenia, y esta mira al hombre que se le acaba de presentar.
Selenia: ¿Takarai Hideto?
Hideto: Hai.
Selenia: ¿Takarai Hideto, dijiste?
Hideto: Hai… eso dije.
Selenia: ¿Hyde?
Hyde (Hideto): (la mira, como preguntando si tiene algún retraso mental, pues confunde Hyde –pronunciado “jaid” por Selenia– con hai) ¿Tenés la misma costumbre que Daigo?
Selenia: (para ser más específica) ¿L’Arc en ciel?
Hyde: Hai.
Selenia: Pasa que mi amiga (apunta a Charlotte) es tu súper fan incondicional.
Al escuchar eso último, Akihide se aleja de Charlotte, pues le resulta molesto que ella esté por desmayarse al conocer a su ídolo, aunque, para fortuna de Hyde, no hizo lo mismo que Tsugumi (jejeh). Mientras, el líder de L’Arc en Ciel se acerca a la pelirroja para preguntar si se siente mejor, y ella responde a todo que si como hipnotizada. Por dios… Hyde en persona estaba hablando con ella… ¿Era un sueño? ¿Era una fantasía? Después de que le dieron algo para beber y así reponerse, todos volvieron a la conversación, mejor dicho, a presentarse por idea de Daigo (todo para no responder a la pregunta de Selenia ¬¬). Las chicas se fueron presentando con los que estaban en el grupo alrededor. Primero habló la simpática protagonista, a quien solo dejaron decir su nombre. El resto la presentó a su manera: Tsugumi dijo que era la heroína de la universidad; Maya agrego que también ayudo a arrestar a un pervertido en Yokohama; Daigo avaló eso, Akihide comentó que era muy fuerte, Megg la definió como una buena cocinera, y Atsuko, como una persona muy solidaria, Shinpei “insinuó” que era la chica del vocalista, Agatha señaló su amor por Asia y Charlotte remató con un: Es una completa otaku… Y este comentario provocó que muchos se alejen varios pasos de Selenia, asustados…
Selenia: (incómoda por la reacción de todos) En mi país, Otaku significa fanático del manga y el anime… las personas que hacen cosplay y van a convenciones, entre otras cosas muy inofensivas.
Charlotte: (extrañada) ¿Por qué lo aclarás? ¿Aquí no significa lo mismo?
Selenia: No… Aquí otaku en un freak obsesivo, un peligro potencial para la sociedad.
Charlotte: Ah… (A todos) Yo lo dije en el sentido occidental.
Como los ánimos se calmaron, la siguiente fue la dueña del comentario “oportuno”, Charlotte. Ella se sorprendió de que nadie hable de su aspecto, y esto se debe a que todos creían que su belleza ya era muy evidente. “es la mejor”, comento Maya con entusiasmo, Tsugumi agregó que tiene mucho carácter, Atsuko se refirió a su sensibilidad (y eso provocó rubor a la pelirroja, Megg la describió como la mejor consolando y animando a la gente (aumenta el rubor). Más fue lo de Agatha: “Es una romántica”, dijo sin pudor, pero fue superada por Selenia y su “es la persona menos inocente que conozco”. “Es Heterosexual” sentenció innecesariamente Daigo (al rubor suplantó la bronca). “Yo creo” comenzó a decir Shinpei “que es Ulzzang”, refiriéndose a la popularidad que comenzó a tener la pelirroja después de su aparición en el videoclip. Para cerrar, Akihide, un poco presionado por las miradas de los demás, concluyó todo diciendo: “No creo que pueda encontrar palabras precisas para definirla, así que no lo haré”. Para Charlotte, ese comentario tocaba directamente su corazón. Quien quiere un Hyde desconocido, teniendo tan cerda a un Akihide tan divino.
Seguimos con Megg. ¿Cómo podríamos definirla? “Adorable y tierna, con los mejores sentimientos” acordaron Selenia y Charlotte. “Chispita” dijo Agatha, y Akihide estuvo de acuerdo una vez que todos supieron a qué se refería. “Pensé que era una estúpida al principio, pero no está mal” volvió a sentenciar Daigo, sin dar importancia a las miradas rabiosas de algunas ciertas chicas. Atsuko creyó que podría dar un formidable discurso para referirse a la rubia protagonista, pero solo lanzó un “es muy pura”, que sonrojo a su amiga. “Responsable y eficiente” contestaron Maya y Tsugumi al unísono, así que Shinpei concluyo las opiniones mirando a quienes no conocían a Megg para decir: ¿No les parece que es kawaii? Ellos asintieron… ¿Qué era eso? ¿Qué carajo era eso? (uy, me exalte)
Todas las sensaciones de incertidumbre que tenía Megg en su interior fueron reemplazadas por la angustia que ahora no le cabía en el pecho, así que le provocaba dolor. No esperaba esas palabras. Ni siquiera transmitían una opinión sobre su persona. ¿No les parece que es kawaii? “¿Eso piensa de mí? Después de todas las cosas que pasamos, de los momentos en los que reímos juntos, de las horas, tantas que no podría enumerarlas… ¿Solo puede describirme como alguien kawaii? ¡Estaba hablando de ella como si no la conociera, como si la hubiese visto hace un momento! ¿Por qué?
Selenia: (fuerte y claro) Tiene el cuerpo de Marilyn Monroe, la inteligencia de Monsieur Poirot, la destreza de Michaell Jackson y…
Daigo: Pero él está muerto, igual que Marilyn. Y Poirot no existe.
Agatha: (a modo de broma) Por eso. (Todos ríen, excepto Megg, quien recién se reintegraba a la conversación)
Shinpei: (rodea el hombro de Agatha con un brazo… ante los ojos de todos) Agatha es de lo mejor. No conocí mujer tan divertida y única como ella.
Ese brazo… rodeando los hombros de Agatha, a quien parecía no molestarle, esa repentina confianza… ¿ellos se conocían? ¿Acaso ella era… ella? ¡¡Era ELLA!! La mujer con la que lo vio aquel jueves fuera de la tienda no era otra sino Agatha… Sin darse cuenta, observa a Shinpei y él parece sostener su mirada mientras continúa cercano a la hermana de su amiga “¿Por qué me mira mientras la abraza…? ¿Por qué lo hace?” ¿Cuál otra podría ser la respuesta…? ¡Él estaba jugando con ella! ¡La estaba utilizando!
Megg desvía la vista hacia otra parte, pues no quiere seguir contemplando aquel fraude. Los celos que sentía al principio dan paso a algo diferente, a una cierta rabia, mezclada con algo de pena… Era realmente lamentable, tanto que deseaba que no fuese cierto.
Entre toda la gente que bailaba con muchos ánimos, Megg reconoce a una figura que se acerca, a un muchacho alegre que está a punto de saludarla, pero se detiene detrás de Atsuko, a quien mira de arriba abajo, y comienza a hacer gestos de extrema satisfacción, tanto que dibuja una sonrisa en el rostro de la rubia. Por fin se vuelve a ella y la saluda con un abrazo juguetón que hace parecer que se le tira encima. Los demás observan todo esto impresionados, y la mesera japonesa se asusta al contemplar que se trataba de Hernán.
Hernán: (a Megg, en español) ¡Pero cuanta belleza, che! ¿Viniste de levante o qué? (le agarra una mano) ¡A ver, una vueltita!
Megg: (entre risas) No, nada de eso.
Atsuko: (molesta) ¿Qué creen que hacen?
Hernan: Oh, estas celosa. No te preocupes (atiende los brazos para rodearla, pero ella rehúye)
Atsuko: Lejos de mí, lejos de mí.
Hernán: ¡Tsuki-chan [apodo que puso a Atsuko sin consultarle, dado que Tsuki suena parecido a suki, que es gustar], vamos a bailar!
Daigo: (antes de que Atsuko reniegue) Es cierto, estamos conversando demasiado. ¿Para qué vinimos a Velfarre?
Como apoyando la moción, Charlotte agarra una mano de Akihide y, sin esperar a que él diga algo, lo conduce hasta la pista de baile. Los demás hacen más o menos lo mismo, Agatha va con Shinpei, Atsuko es prácticamente arrastrada por Hernán. Tsugumi se encontró con Orochi, a quien había invitado previamente, Daigo invitó a una de las chicas que allí estaba, la única que se quedó en el círculo. Selenia vio a Diego y rápidamente lo llevó a la pista, y algo parecido sucedió entre Maya y Jonatham… así que… Megg bailó con Hyde (gooooool de Megg ^_^). Poco a poco las parejitas fueron rotando, entró más gente al baile, pero el tímido guitarrista  no soltaba a la pelirroja, pues temía que, como allí estaban los argentinos, en cualquier momento aparezca Ximena. 
Cuando Megg bailó con el muchacho que Charlotte tanto detestaba, se divirtieron hablando sobre San Valentín y White day. Él le contó que el primer año que llegaron, Hernán fue el que más recibió chocolates, así que, para el 14 de marzo, mientras Jonathan devolvió chocolates y Diego lo más típico, malvaviscos blancos, el muchacho sonriente dijo que les regalaría algo valioso pero barato a la vez. “Voy a besarlas a todas” les contó, y ello no creyeron en su palabras, pero el día blanco llegó desarreglado y hablando muy torpemente… “Se me entumeció la lengua” explicó, pero se le rieron en la cara durante varios días. Ese año, recibió más chocolates, sin embargo, como empezó clases de repostería, hizo unas apetitosas cupcakes… y las japonesas se mostraron algo disconformes…
Después llegó el turno de Diego, con quien habló un poco de Maya y Kyunho. El alto joven de tonada centroamericana le contó que él era amigo del coreano desde que comenzaron a ir a clases de Jiujitsu hace un año y rápidamente se hicieron amigos. Luego se les sumó Hernán y por último Selenia… Así que los cuatro eran como un grupito. Practicar con una chica era complicado, le explicaba, porque hay que ser cuidadoso, ya que en el primer entrenamiento le desacomodaron el hueso del hombro por accidente, y al parecer el tal Daigo Naito se lo acomodó después (decir el tal Daigo y estar bailando en su fiesta es medio caradura, ¿no?). Además, era la única mujer de la clase, y ellos ya estaban acostumbrados a su “aroma” al terminar el entrenamiento… pero ahora tenían que esperar afuera del vestuario y aguantarse hasta que ella salga de allí para poder refrescarse a gusto.
Justo en el momento es que él termino de comentarle eso, y antes de que ella pueda responder, Dj D (Daigo, of course) aviso que en instantes Breakerz les dedicaría algunas canciones en el escenario. Apenas unos minutos después, ya estaban todos arriba de escenario, instrumentos y micrófono en mano.
Daigo: ¡Mina-san! ¡¡Espero que estén disfrutando la fiesta!! Para que se sigan divirtiendo, de dedicamos esta canción:

El tema recordaba mucho a Ricky Martin, y el pasito de manos de Daigo resultaba bastantes pegadizo, terminaron todos haciendo lo mismo. Cantaron otras dos canciones más, de las que Agatha ya sabía porque vio el último ensayo, pero se quedó maravillada con la actuación en vivo. La adrenalina del público, la energía que trasmitía a los muchachos y la actitud demoledora de ellos eran incomparables con una simple práctica. Además, con eso pudo ver que es lo que tanto gustaba a Charlotte de Akihide: abajo del escenario, era como un roedor asustadizo, pero sobre este… Wow, wow, wow… ¡¡totalmente diferente!!
La fiesta siguió, y nuestras protagonistas, después de tanto grito y ovación, se acercaron a la barra en busca de algo de beber. Primero preguntaron al barman que tipos de tragos había, para saber bien que pedir y por suerte este hombre podía hacer casi cualquier cosa (hablé de bebidas, eh?). No por nada cuesta mil yenes el trago.
Selenia: Entonces… un Daikiri de frutilla, un Strawberry y un Demaría.
Megg: Yo no tomo Daikiri.
Selenia: Ese es para Charlotte. Para vos pedí un Strawberry.
Megg: Acordate que yo no tomo con alcohol.
Selenia: Lo recuerdo, y el Strawberry tiene un poco de champagne nomas. Es inofensivo.
Las chicas andaban distraídas buscando a los demás, y no se dieron cuenta de que ya salieron sus tragos. Cuando se disponían a pagar, el barman les aviso que ya estaban alguien les invitaba la bebida. Como ellas pensaron que los muchachos lo habían echo, se dieron por bien servidas. Hicieron un brindis y solo Charlotte y Selenia bebieron. Megg no se atrevía a tomar alcohol ni aunque su amiga le había dicho que lo que pidió para ella era inofensivo.
En otro lado de Velfarre, donde se podría conversar a gusto, estaban Agatha y Shinpei, cada uno con una botella de cerveza en la mano. Ya era la tercera botella de la extranjera, y no causaba efectos en ella aún, cosa que sorprendió al guitarrista de lentes. Que chica tan particular. Era definitivamente muy agradable, demasiado comparada con las otras mujeres que pasaron por su vida. Si lo pensaba objetivamente, era incluso más divertido rockear con ella que ir al cine con Megg… Pero solo eso. Solo era divertido. Estar a su lado no le hacía sentir la felicidad sin fundamentos que atravesaba su ser cada vez que se encontraba con su dorada debilidad.
Agatha: (al verlo tan pensativo) Es por Megg, ¿no?
Shinpei: ¿Qué cosa?
Agatha: Cuando te conocí… me di cuenta de que te gustaba alguien… Pero no me importa porque nosotros solo somos amigos. Y hoy, cuando estábamos cerca de la barra… me abrazaste apropósito. Y cuando el tal Hernán abrazó a Megg, te pusiste tenso.
Shinpei: Confieso que no sé disimular.
Agatha: Vos me estás usando para darle celos.
Shinpei: Al principio esa era la idea. Te atraje a mí para celar a Meggu-chan. Y después te conocí mejor. Ahora te estimo como amiga, y me divierto mucho con vos, pero…
Agatha: Después del pero ya me sé la historia.
Shinpei: Agatha… yo de verdad creo que… sos una persona maravillosa. Y estoy seguro de que si te hubiese conocido antes, me hubieses gustado vos.
Agatha: No lo creo. La química no se dio. Ya fue. Después de todo, no está tan mal. Yo soy licenciada en criminalística, transito por la vida viendo a la muerte. Y todo lo que hago tiene que ver con la muerte, hasta mis guiones. En cambio Megg… es una chica dulce y pura, que no conoce la maldad, mientras que yo veo su peor rostro día a día. ¿Entendés? Conmigo se comparte el infierno y con ella se puede vivir el paraíso.
Shinpei: Yo no lo creo así. Sé… Estoy seguro de que algún día harás muy feliz a varias personas. Y me sentiré alegre por eso.
Agatha: Si te referís a una familia, a los únicos que puedo hacer felices son a los hijos y la mujer del panadero cerca de casa (ambos ríen. Agatha palmea afectuosamente el hombro de Shinpei y se retira de allí hacia la barra para pedir otra cerveza. Él está por hacer lo mismo, pero ve llegar a nuestra esforzada protagonista, aparentemente decidida a hablarle)
Megg: (muy seria) ¿Qué estás haciendo con ella?
Shinpei: ¿Qué dijiste?
Megg: Si lo único que queres es que yo sienta celos, pudiste buscarte otra persona. ¿Por qué tenía que ser alguien a quien aprecio?
Shinpei: Creo que estas equivocada, Meggara. Agatha y yo somos amigos. Además, si siento o no algo por ella, eso no tiene que importarte… ¿o sí?
Megg: Entonces… ¿ella te gusta? Decime si te gusta, si sos sincero cuando te acercas a ella, o si solo lo haces frente a mí para darme celos
Shinpei: No tengo por qué responder a todo eso. Si vos sola estas celosa, no es mi problema. Hubieses pensado bien las cosas antes de ir tras ese coreano…
Megg: Solo lo haces por eso, ¿verdad? Solo estas usando a Agatha para algo tan estúpido (quiere irse, pero él la detiene).
Shinpei: ¿Por qué no admitís que te duele, que te da rabia verme cerca de otras mujeres? En vez de acusarme deberías admitirlo.
Megg: (soltándose) ¡No admito un carajo porque no es así! Ver lo que hacés con ella me da vergüenza ajena. Siento mucha pena por vos, y estoy muy decepcionada.
Shinpei: (afectado por sus palabras) Espera un momento. Eso que dijiste ya fue muy cruel y no te lo permito.
Megg: Cruel o no es la verdad. Shinpei Inoue, a partir de ahora no me hables, no me mires… No quiero tenerte cerca otra vez.
Se aleja de él hecha una furia, y terriblemente sedienta, así que, olvidando lo que tiene su trago, comienza a beber sin detenerse hasta la mitad de la copa. Cuando siente el calor y el sabor del alcohol, se resiente de él. Si bien la venida tenía buen gusto, estaba ya un poco caliente. Sería mejor pedir un poco de hielo en la barra para enfriarla, y aligerar un poco el sab… De pronto se siente mareada… pesada, perdida, confundida. Escasamente sus fuerzas la mantenían en pie. El equilibrio se le hace ajeno, extraño. Y cae, pero alguien la sostiene para que no se golpee contra el suelo. ¿Quién? No lo sabe, es un desconocido. Un hombre alto y pelinegro, que revisa su copa y luego sonríe misteriosamente. Como la dorada protagonista tiene dificultades para continuar erguida, para estar consciente, resumamos, él la conduce hasta… afuera de Velfarre… ¡Su bebida tenía algo extraño!
Megg ya casi no es consciente de donde está, de que hace. Se siente como en un sueño muy realista. Su mente no poseía claridad alguna, ni para pensar ni para intuir. Deseaba sentarse en algún lugar para descansar, pero no podía comunicarse con el joven que la “ayudaba”. De pronto… sus pies ya no sienten el peso de su cuerpo… parecía flotar sobre una superficie blanda… como una nube. Oye voces… murmullos que quieren mecerla en un sueño… pero cada vez se vuelven más articulados… algo así como una comunicación telefónica. Alguien golpea la puerta mientras el sujeto corta la llamada. Su mente cada vez recuperaba más habilidad. Las imágenes se volvían más claras: ella estaba en una especie de habitación, sobre una cama… ¡Y con la ropa desarreglada!
Ese hombre regresa a la habitación sin notar que ella estaba recuperando el sentido. Él se quita el saco, el cinturón del pantalón y desprende algunos botones de su camisa, mientras la observa de pies a cabeza, murmurando: “Así que te gustan los japoneses, ¿eh? Yo te voy a enseñar lo que es un macho de verdad”. Apenas terminó de hablar, se abalanzó encima de ella, arrastrando sus labios por el cuello de Megg, quien luchaba por alejarlo. “Tranquila” murmuró, “Ya vas a ver que te gusta”. La rubia protagonista reunió toda su fuerza, la que tenía disponible, para empujarlo y propinarle un par de cachetadas… pero él respondió con un golpe en el mentón y la impulsó chocar de cabeza con la pared…
Megg cayó al piso inevitablemente, pero vio como ese sujeto se acercaba a ella… y todo se volvía confuso, oscuro… hasta quedar en absoluta penumbra… en absoluta inconsciencia. 

Aclaraciones:

1 Doomo: simplificación de Doomo arigatoo gozaimasu, o sea, muchas gracias.
2 Yosenabe es como un guiso de pescado y marisco.
3 Obasan es tía. Si, ahora pueden reírse de cómo llaman al jefe de Selenia. ¬¬ Habrá que ver quien le puso el apodito. ¿¿Ustedes qué creen??
4 Tanjobi omedetoo es una variación informal de Otanjobi omedetoo gozaimasu (ver capítulo 6).
5 Mina-san es algo así como A todos ustedes. Se utiliza cuando uno habla a varias personas.