lunes, 28 de enero de 2013

Lo que me faltaba!!!


Estas son las amigas japonesas de nuestras queridas protagonistas!!! Qué les parece???
Y esta es la fotito que dejó a Meggara sin palabras...

Comidas!!!!

 Comida del capítulo 2.
 Desayuno del capítulo 3.
 Todo lo que se comió en el capítulo 4.
Y lo del capítulo 5, Señoras/es, esto es todo :)

Capítulo 6: Fiesta de cumpleaños en Z.R.


(La modelo elegida)
Ya había pasado una semana desde que nuestras protagonistas comenzaron a trabajar. Durante este tiempo ya se habían acostumbrado a la rutina: las tres no tenían problema  en regresar solas al edificio, ya las conversaciones volvían a generar la sensación de cotidianidad, las jóvenes arreglaron sus horarios para cursar la materia, leer la bibliografía, ir a las clases de educación física (muy a su pesar, pues detestaban la ropa y tener que vestirse frente a otras chicas), trabajar y divertirse con sus nuevas amigas. Cada noche, al volver del trabajo, Selenia  y Tsugumi se plantaban en el sillón frente al televisor a ver doramas hasta la hora de cenar y en la cena comentaban con las otras lo que vieron, mientras que Charlotte y Megg aprendían lo que podían  de Atsuko y Maya para mejorar su japonés. Luego todas se encerraban en el cuarto de las extranjeras y las dos meseras practicaban algunas canciones para el service [1] y el resto hacía de público entusiasta. Uno de esos días, Megg pidió ayuda a Atsuko para adquirir un estilo japonés en su forma de vestir, pues le había llamado la atención. Las dos comenzaron a buscar y seleccionar cosas, un poco por acá, otro por allá, y como estaban aburridas, terminaron haciendo unas combinaciones tan raras como graciosas. Todas se reían, y Tsugumi encendió su reproductor en alta voz. Las chicas empezaron a bailar  de forma desorganizada hasta que Selenia se les plantó enfrente, diciendo que no podían hacerle eso a la coreografía de Perfume, así que ella les enseñó paso por paso.
Otros días simplemente se quedaban charlando sobre su jornada, y hacían chistes. Entre las charlas, Atsuko le contó a Megg que esa primera semana de trabajo había cambiado su turno para acompañarla, pero ya no podía. Esperaba que, como ya había ocurrido, su compañera  hubiese aprendido el camino de regreso.
Como les decía, después de esa semana (y de otro domingo en compañía de la cocinera y la portera, con quienes jugaron a las cartas) había llegado nuevamente el lunes: el día del cumpleaños de Selenia. Como estaba lejos de su familia, las personas que se encargaban de divulgarlo, y las redes  sociales, a excepción de ella misma, para todos pasó por alto. Megg y Charlotte estaban tan ensimismadas (la primera preguntándose cómo hacerle entender al tipo raro de lentes oscuros que no podía sentarse a tomar algo con él en sus horas de trabajo, por más que sea parte del service; y la segunda  sin saber cómo mandar al diablo a su jefe, con sus miradas sospechosas e insinuaciones, sin ser despedida), que vieron venir la fecha sin darse cuenta, por ello no pudieron avisar a las demás en el edificio ni en la universidad.
Selenia tampoco dijo nada: para ella era reconfortante no recibir tantas felicitaciones, sin embargo, le dolía un poco (bastante) que sus amigas olvidaran esa fecha, y durante una parte del día, por esta razón, la rodeaba un halo de melancolía, pues se sentía invisible y poca cosa, un ser insignificante.
Su familia y amigos en Argentina si le hicieron llegar varios videos (que vio sola) por correo electrónico en los cuales la felicitaban y prometían esperar su vuelta con un gran festejo. Esto despejó un poco su tristeza, pues siempre tendría a su familia, incluidos aquellos a quienes consideraba sus hermanos del alma, pese a la distancia. En el resto nada había cambiado: ella seguía siendo casi invisible. Aunque Charlotte y Megg preguntaban qué le ocurría, cuál era el motivo de su silencio, ella solo contestaba "razonen".
Finalmente, por la tarde, fue a su trabajo, deseando que ese día casi espantoso (que debería ser feliz) terminara de una vez. Pero no... La recepcionista le detuvo con un supuesto papeleo para Obatta, hasta que aparecieron sus demás compañeros de trabajo aplaudiendo y cantando felicidades para ella. Se reunió todo ZR para desear feliz cumpleaños a la recién llegada.
Selenia: (mirando a su alrededor. Pasmada) ¿Qué está pasando?
Daigo: Otanjyoobi omedetoo gozaimasu, Se-chan [2].
Todos: Omedetoo gozaimasu [2].
S: (emocionada) ¡¡Arigatoo gozaimasu!! Los abrazaría a todos. Kokoro kara no, arigatoo [3].
D: Es sólo un detalle. Ahora perteneces a la familia de ZR. No te emociones tanto. Seguramente recibiste mejores saludos.
S: (habla en tono triste y niega con la cabeza) Ni en la universidad, ni en el edificio sabían que era mi cumpleaños (sonríe). Es la primera vez en el día que me felicitan en persona. Arigatoo.
D: Ah, pobrecita (abraza a Selenia, quien no le corresponde porque tiene miedo de tocarlo. Luego la deja) ¿De verdad?
S: No es tan importante. Es solo un cumpleaños, algo que recuerda que el tiempo pasa y voy a ser vieja. Un día como cualquier otro.
D: (apenado) Esto es conmovedor… (Entusiasta) Hagamos una fiesta.
Todos: (lo miran con curiosidad) ¿Qué?
D: (autoritariamente) Nada de qué. Haremos un festejo y que no se hable más.
Akihide: (bajo. A Shinpei) Cualquier excusa es válida para una parranda…
Shinpei: Shh… Callate. A mí me gusta la idea.
Ak: (sorprendido) ¿Por qué?
Sh: Porque Se-chan tiene dos amigas: mi ángel rubio… y la pelirroja. Seguramente ellas vendrán…
Ak: (piensa un momento y luego exclama entusiasmado) ¡Sí, festejemos el cumpleaños de Se-chan!
Sh: Así se habla. ¡Hagamos una fiesta!
Obatta: Antes de festejar, vayan a trabajar. (a Selenia) Te felicito por tu cumpleaños, pero no te regalaré el día.
S: (hace un saludo militar) Sí, Oba-sensee.
Acordaron que el festejo sucedería al terminar la jornada, así que todos volvieron a sus puestos de trabajo. La cumpleañera estuvo casi todo el tiempo cerca de la banda, pues había un video clip en puerta, revisaron la escenografía, el vestuario definitivo, al cual Daigo le dedicó unos minutos de arreglo, el guión y planeaban hacer un ensayo cuando requirieron a la modelo elegida en el casting unos muchos minutos. Mientras, los tres miembros se aburrían en el set, pues ellos ya querían ensayar pero el asunto daba para largo  tiempo (al parecer), así que, en ese momento, fijaron sus ojos en la chica que terminaba de ajustar el traje femenino para el videoclip.
Ak: (a sus compañeros) ¿Y… si pedimos ayuda a la asistente?
D: ¿A Se-chan?
Sh: Si es solo para el ensayo…
Ak: ¿Quién se lo pide?
D: Vos, fue tu idea.
Ak: Claro… (Se levanta y camina hasta donde está Selenia. A ella) Se-chan…
S: (amablemente, apartando los ojos de la costura) Si, Aki-san [4].
Ak: (nervioso, no sabe bien que decir) Eh… Vos… ¿Sos una chica?
Selenia, visiblemente molesta, lo mira de una forma tan agresiva que parece que va a caerle a cachetazos, así que Akihide pronto sale corriendo y se esconde atrás de Daigo.
D: ¿Qué te pasó?
Ak: Esa chica da miedo.
Sh: Es porque no sabes hablar con las mujeres. Aprendé de mí. (se acerca a Selenia) Se-chan.
S: (moderadamente amable) Si, Shinpei –san.
Sh: (meditando como realizar la pregunta) Bueno… Vos sos una chica, ¿no?
Más molesta y agresiva, Selenia casi se pone de pie y amaga con la mano alzada que va a abofetearlo, así que Shinpei reacciona de la misma forma que Akihide.
Sh: De verdad da miedo. Quería pegarme.
D: (Fuerte) Y te lo mereces. (sin moverse de su lugar) Se-chan.
S: (entre lamentaciones) Soy una chica, ¡lo juro!
D: Eso lo sé. ¿Podrías ayudarnos a ensayar?
S: (con ánimos, dejando su tarea terminada de lado) Si, podés contar conmigo, Daigo-san.
Shinpei y Akihide compartieron una mirada preocupada y observaron como Daigo, bastante cerca de Selenia, le proporcionaba algunas instrucciones, y como ella trataba de prestarle atención, pero los ojos se le iban mirándole la cara. Eso no era bien visto por los guitarristas de Breakerz. Realmente esperaban estar equivocados, aun así no dejaba de preocuparles lo que veían. Ninguno de ellos deseaba que aquella historia comenzara una vez más, con un personaje diferente y un panorama del mismo final.
D: (alejándose unos pasos) Bien. Comencemos del principio. (A Selenia) Yo tengo que mirarte y vos hace lo mismo, pero de forma provocativa.
S: (extrañada) ¿Y cómo sería eso?
 Se produce un silencio incómodo, en el cual los tres se quedan mirando a Selenia con tal expresión de incredulidad que llega a intimidarla.
D: ¿No... no sabes cómo hacer una expresión provocativa?
S: Eh... Bueno... La verdad es que no. Las pocas actitudes provocativas que tuve siempre me metieron en problemas. Pero no son del estilo que me pedís.
D: A lo mejor sí.
S: (como si estuviera sofocada) El último gesto provocativo que tuve con un grupo de hombre fue patearle el... bueno, el trasero a uno de ellos.
D: No es a lo que me refería... (con ironía) Pero estoy seguro de que ese grupo quedó muy impresionado con vos.
S: (apenada) Seducir no es lo mío. No soy linda ni me arreglo, soy robusta, camino mal, me visto mal y nadie sabe de qué color es mi cabello. No podría seducir ni a un pervertido.
D: (luego de u momento de meditación) Bueno... Si sos bonita, solo un poco desarreglada.
Ak: Y tu ropa muestra mucha personalidad.
Sh: Y... y... (Daigo y Akihide lo miran ejerciendo cierta presión) Y... Cualquier chica puede seducir a un pervertido. Es un pervertido después de todo, ¿no?
Ak: Realmente sos increíble.
D: (con sarcasmo) Y brillante para levantar los ánimos.
S: (luego de meditar) Al diablo la seducción. Yo soy buena para dar palizas.
Ak: Eso no es muy femenino que digamos.
S:(lo mira con seriedad) La femineidad es un producto del capitalismo.
D: (golpea las manos) Bien, bien. Terminemos con esta ridícula disputa. (a Selenia) Ya que tenemos que ensayar nosotros, vos parate a un lado, realizá las acciones que te indico, pero no es necesario que hagas las expresiones. ¿De acuerdo?
Selenia asintió y comenzaron el ensayo. Aunque Daigo, la mayor parte del tiempo, se comportaba con seriedad, a ratos hacía alguna que otra broma, seguido por ella, simpatizando cada vez más con él, siempre que no estaba ahogándose de risa. Estas actitudes provocaban nuevas sospechas en Akihide y Shinpei, cuando no estuvieran "ocupados" con algún juego.
No hicieron gran cosa cuando apareció la modelo: una joven mediana, delgada, pero no demasiado, que poseía una elegancia natural muy atractiva. Su rostro era amable y angelical, pero también podía expresar una gran personalidad y simpatía. Lucía perfectamente el traje que Selenia arregló y esto dio comienzo al verdadero ensayo y el rodaje de un par de escenas. Por el cansancio, suspendieron la filmación hasta el día siguiente, y en secreto (innecesariamente) comenzaron los preparativos para el festejo, al cual también fue invitada la modelo.
Durante el ensayo oficial, Shinpei cumplió con lo que se volvió su rutina: ir a la cafetería donde trabaja Megg. Ese día acudió con la intención de invitarla a la celebración del cumpleaños de Selenia. Como se trataba de su amiga, la rubia extranjera no declinaría su invitación, a diferencia de las otras veces en la que, a lo largo de la semana, la invitó a tomar algo con él pero fue rechazado con mucha educación. En esta oportunidad no ocurriría lo mismo.
Llegó a la misma hora, tal vez un minuto más tarde, y fue atendido  (como de costumbre) por Megg, quien lo recibió educadamente pero manteniendo una prudente distancia, si recibía algún halago respondía con un agradecimiento y una sencilla reverencia, y ante sus invitaciones a sentarse y acompañarlo bastaba con un educado sumimasen. Ella pensaba tratarlo así hasta que se cansara de insistir, pero no sabía lo persistente que era Shinpei cuando quiere algo. Claramente, ella le gustaba aunque no la conocía demasiado, lo que sabía incrementaba su entusiasmo. Ese día intentaría subir un escalón.
Sh: (una vez que Megg le entregó la cuenta, después de comer curry con jugo y disfrutar de una bonita canción) Hey, pretty girl, ¿a qué hora termina tu turno?
Megg: (intentando simular su fastidio) En una hora, pero tengo mucho que leer para la universidad, así que no puedo aceptar estas invitaciones. Sumimasen.
Sh: (fingiendo) Oh, qué pena. Justo venía a invitarte a la fiesta que estamos organizando por el cumpleaños de Se-chan.
M: (incrédula y preocupada) ¿Se-chan? ¿Te referís a Selenia?
Sh: Si. Esa amiga tuya que me recomendó este lugar. ¿Pero por qué esa cara? ¿No lo sabías?
M: (piensa) "Mierda. Lo olvidé completamente. Selenia  va a enojarse" (a Shinpei) Pensándolo bien, los libros pueden esperar. Acepto la invitación.
Sh: ¿Aceptas esta invitación y no las otras?
M: (muestra su fastidio) Sinceramente, no voy a salir con alguien a quien no puedo verle bien la cara. Es sospechoso. Además, no quiero tener que ver con un famoso.
Sh: (relajado) Entonces sabes quién soy.
M: (con disgusto) Si, Selenia me lo contó. Hasta me mostró pruebas porque yo no lo creía. Pero lo vi.
Sh: ¡Ah! Entonces sos una de esas personas que solo cree lo que ve y como no podes ver mis ojos, no te inspiro confianza.
M: Que bueno que lo hayas entendido.
Sh: Sin embargo, como te recordé el cumpleaños de tu amiga, creo que merezco un poco de confianza (observa a Megg, quien lo mira y con una mano levantada hace un gesto en el que separa el pulgar e índice por un centímetro) ¿Tan poco? (Megg eleva la distancia a dos centímetros) Y eso que no viste a la pobre Se-chan. Casi lloró cuando le cantamos por su cumpleaños. Nos dio tanta pena. Encima ella trataba de fingir que estaba bien, pero su angustia era evidente (mientras él mencionaba todo esto, Megg agrandaba el espacio entre sus dedos hasta que no le alcanzó una mano y usó las dos). Ok, así me gusta más. Por cierto, no te preocupes por avisarle a tu amiga pelirroja. De eso se va a encargar Akihide.
M: (algo alterada) ¿Y ellos van a estar bien?
Sh: No hay problema. (quitándole importancia) En fin, supongo que vas a querer regalarle algo a Se-chan.
Entre esta charla, tuvo Megg que ponerse de acuerdo con Shinpei para acudir a la dichosa fiesta y terminar antes su turno para poder comprar un regalo a Selenia, para lo cual necesitaba la ayuda de su insistente admirador. Mientras  tanto, Akihide decidió ir al centro recreativo buscando a Charlotte, pero por el uniforme de sus compañeras de trabajo, le parecía verla en todas partes. Luego recordó algo: Charlotte no llevaba gorro el día en que se conocieron en la cafetería, o tal vez fue casualidad de esa vez nada más.
La confusión comenzaba a desorientarlo y desanimarlo, tanto así que pensó en llamar a Shinpei para que avisara a la mesera rubia que hablara con la pelirroja, aunque probablemente no le contestaría… porque estaba “perdido en sus ojos”.
Tal como pensaba: Shinpei no atendía el celular. Seguramente la mesera que le gustaba estaba cantando, y él, como poseído, la contemplaba solemnemente mientras devoraba curry. Qué tipo. Si se le metía algo en la cabeza, no había poder humano que lo arrancara de allí. Pero ese no era su problema. Akihide suspiró desalentado e intentó respirar profundamente, y en ese momento se atascó con el aire al escuchar una voz cerca suyo, precisamente detrás. Al dar media vuelta, vio una multitud reunida alrededor de alguien a quien no podía ver, por su baja estatura, así que comenzó a colarse hasta llegar al centro, en el cual estaba la pelirroja hablando con un micrófono con parlante. Con su voz medio gruesa imitaba un tono aniñado, promocionando suscripciones para el centro recreativo, y la gente a su alrededor le pedía que hiciera gestos y poses tiernas para poder fotografiarla, a lo que Charlotte respondía “Si hacen una suscripción, posaré”.
Akihide no sabía cuándo terminaría todo aquello, así que pensó nuevamente en llamar a Shinpei para avisarle lo que ocurría y poder marcharse cuando notó como lentamente la multitud se dispersaba, ya que Charlotte, con la planilla de suscripciones llena, apagó el micrófono y dio por finalizada su tarea. Ya casi no había gente, sólo él estaba allí parado aun sorprendido por la joven extranjera, quien parecía una celebridad ante su público. Esta, al ver como se le habría paso, distinguió a Akihide. No le resultó difícil, ya que él resaltaba por su aparente seriedad mientras el resto lucía contento.
Charlotte: (acercándose) ¿Akihide?
Ak: (algo asustado porque le llamaron por su nombre a secas. Charlotte no se acostumbraba a esos formalismos) ¿Eh? Ah… Konnichiwa (breve reverencia).
Ch: Konnichwa, Akihide. ¿Qué hacés acá?
Ak: (nuevamente avergonzado por la aparente mala educación de Charlotte) Bien… Yo vine a invitarte a un lugar.
Ch: (con disimulado entusiasmo y una sonrisa coqueta) Wow, es la primera vez desde que estoy en Japón que me invitan a una cita. No sé qué decir.
Ak: (apresurado y sorprendido) No es una cita. Se trata de la fiesta de cumpleaños que organizó Daigo para Se-chan.
Ch: (algo atorada) ¿Cumpleaños? Se-chan es Selenia, ¿no? O sea, Serenia.
Ak: (meditando) Entonces era verdad que nadie la felicito hasta hace un rato.
Ch: (en crisis. Habla para sí en español) ¡La p*** madre, me re olvide! Selenia se va a enojar. Por eso estaba tan rara. (a Akihide, en inglés nuevamente) ¿Ella dijo eso, que nadie la felicitó?
Ak: Si. Se veía un poco triste.
Ch: (nuevamente para sí, cubriéndose la boca con una mano) No, mi vida. ¡Pobre! Soy una boluda. ¿Cómo se me olvidó? (a Akihide) ¿En dónde es la fiesta? ¿Quiénes van?
Ak: (nervioso por estar hablando tanto tiempo con ella) En ZR. Van todos los empleados.
Ch: Ok, ok. ¿Dónde queda ZR?
Ak: Eh… (Comienza a dar indicaciones con la mano) Vas por esta calle, por este costado (apunta a la izquierda) y seguís unas tres cuadras más. Tiene un cartel luminoso con las iniciales.
Ch: ¿En kanji?
Ak: ZR está en letras.
Ch: Ah… (sujeta la planilla) Tengo que entregar esto para terminar mi turno. ¿Me esperás? (le hablo con expresión coqueta y, sin esperar respuesta, encaminó hacia la oficina del centro recreativo, dejando a Akihide con las palabras en la boca).
Unos minutos después, Charlotte regresaba para reunirse con él, y se sorprendió al encontrarlo paradito en el mismo lugar, tal como a Akihide le causó impresión como, mientras ella avanzaba, sus compañeras de trabajo la observaban con cierto desprecio o envidia y eso parecía no importarle.
Ch: (una vez que se acerca a él) Escuchame: Yo no conozco bien la ciudad, solo esta zona. Y si o si tengo que regalarle algo a Selenia. Necesito una recomendación.
Ak: (piensa) Depende... de lo que quieras comprar.
Ch: (busca en su bolso la billetera y de esta extrae un billete) ¿Cuánto es esto?
Ak: (mirando el billete medio arrugado en la mano de Charlotte) Cinco mil yenes.
Ch: (ignorando la equivalencia en pesos)  Tengo dos de estos. ¿Qué le puedo comprar con eso?
Ak: Ah... No sé. Pero no es mucho. Tal vez te alcance para un celular, un masajeador... o algo así.
Ch: Si (agarra a Akihide de los hombros) Le compraré un celular. Gracias por la idea (lo abraza rápidamente, sin darse cuenta de lo mareado y colorado que se siente Akihide. Luego lo aleja y se le prende del brazo). Bien, ¿adónde vamos?
Ak: (entre confundido, mareado y ruborizado) ¿Vamos?
Ch: (vehemente) Si. Yo no conozco la ciudad, como ya te dije, así que vas a tener que mostrarme un lugar donde pueda comprarlo.
Ak: (piensa) Ah, claro. (Mira su brazo bien sujetado por Charlotte y luego a ella) Pero, ¿es necesario que me agarres así?
Ch: No pienso tener que perseguirte otra vez. Todavía no mereces esa suerte.
Ak: (con una cierta e ingenua ilusión) ¿Todavía?
Ch: (lo mira con astucia y, usando su mano libre, juega con un mechón de pelo de Akihide) ¿Te gusta la idea de ser mi caperucita?
Después escuchar semejante pregunta, Akihide se encoje de hombros y aparta su rostro colorado hasta las orejas, rezongando y tratando de atrapar algo de aire. Charlotte observa todo esto fascinada, comprobando que era totalmente cierto lo que le dijo Selenia la primera vez que lo vio.
Ch: (entre risas coquetas) ¡Ah, qué lindo sos!
Akihide llevó a Charlotte hasta lo que ella consideró un shopping tecnológico. Parecía uno de esos supermercados lleno de góndolas y aparadores con artículos electrónicos. De hecho: en un estante había un montón de notebooks que, según lo que le dijo su guía, eran gratis pero usadas (aunque brillaban como si fueran nuevas). La joven se sintió mareada entre tanto aparato y aparato, toda una línea de masajeadores hasta para las uñas, aspiradoras automáticas que parecían robots, llamativas consolas de videojuegos, una suerte de máquinas que hacían peinados, entre otras tantas maravillas de la tecnología japonesa que le daban miedo (de por sí, casi tuvo un shock la primera vez que fue a un sanitario ¿Qué es eso de botones en el inodoro [5]?). Por fin, antes de que fuera ella quien saliera corriendo, llegaron a una tienda de celulares inmensa  llena de luces de colores (que le pareció escandalosa). Cuando estaban por entrar, reconocieron a un bonito par de personas: Megg y Shinpei.
M: (en tono de queja) Vos dijiste que me alcanzaba con diez mil yenes para comprar un celular y no es así.
Sh: Pero si te alcanza para un celular, no para el que querés.
M: ¿Y cuánto me falta para el que quiero?
Sh: Cinco mil.
M: (agarrándose la cabeza) Ay, ¿en qué se fue toda mi plata?
Sh: Ánimo, my pretty girl. Comprale algo con lo que te alcanza.
M: Pero yo le quiero regalar algo lindo.
Sh: Pero lo que vale es la intención.
Ch: (aparece cerca de ellos repentinamente y asusta a Shinpei. Habla con Megg) ¡Hey!
M: (contenta) Charlotte (se acerca a ella y ambas besan a la otra en la mejilla. Esto impresiona a Shinpei y Akihide) ¿También viniste a ver el regalo para Selenia?
Ch: Exactamente. Y te estuve escuchando. ¿Cuánto dijiste que te falta para comprar el celular?
M: (extrañada) Eh... Unos cinco mil... (a Shinpei, en inglés) ¿Cuánto me falta para comprar el celular?
Sh: (todavía impresionado) Cinco mil yenes.
M: (a Charlotte) Eso.
Ch: (con una sonrisa de victoria) Yo tengo diez mil. (A Akihide) ¿Tengo diez mil yenes, no?
Ak: (nervioso y aún impresionado) Si.
Ch: (a Megg) Compremos el celular entre las dos. Akihide y yo vinimos para eso (las dos entran a ver el celular).
Sh: (bajo, a Akihide) ¿Viste eso? Se besaron.
Ak: (colorado) Solo fue en la mejilla...
Sh: ¡Pero se besaron!
Ak: Son extranjeras. Tal vez en su país besar es un saludo, no parecía algo más. (Sonrojándose) Seguramente por eso la pelirroja me llama Akihide a secas sin mi autorización y sin conocerme.
Sh: (con un gesto de aprobación) Tal vez sea por otro cosa.
Ak: (algo atorado) Eh... ¿Qué hacemos acá si las chicas ya entraron?
Sh: (con duda) ¿Sabrán qué línea comprar? (Mirando a Akihide) ¿Estas cambiando de tema?
Ak: Seguro se marean con eso. Mejor entremos con ellas.
Sh: No sigo interrogando porque me gustó la idea.
Los dos deciden entrar a la tienda tras ellas, y les resultó muy divertido ver como las chicas se mareaban tratando de calcular la equivalencia en pesos con la taza de 24.4 yenes. Se quedaron un momento pensando, hasta que Megg lanzó un "Selenia, cómo te extraño" en inglés y todos comenzaron a reírse. Nuestras protagonistas también se desorientaron escuchando el tema de las líneas, las promociones, los abonos, y pidiendo traducciones y explicaciones a Shinpei y Akihide. Finalmente, entre tanto buscar en el stock, terminaron llevando el celular que la rubia quería y arreglando que Selenia tenía que ir en persona al día siguiente a firmar el contrato para que le habilitaran una línea.
Los celulares que ellas llevaron allá se volvieron prácticamente inútiles: no tenían cobertura ni acepaban líneas japonesas, además eran obsoletos comparados con las maravillas tecnológicas y a muy buen precio que encontraron en el país del sol naciente. Por ello, pensaron que lo mejor que podían hacer era comprar móviles nuevos. Charlotte y Megg aprovecharon su primera paga de la semana para adquirir unos nuevos equipos, pero Selenia creyó "más útil" gastar su dinero en asistir a un recital que se realizaría en Gunma el fin de semana, al cual acudiría con Tsugumi. Había dicho que era el mejor auto-regalo que podía recibir, y en su momento ellas no entendieron a qué se refería. ¡Estaba cantado!
Nuestras chicas terminaron despidiéndose de los muchachos y regresando al edificio. Cuando llegaron, calcularon que en una hora aproximadamente finalizaba el turno de Selenia, así que tenían tiempo para bañarse (vigilando que nadie más lo hiciera), arreglarse y salir. La primera en entrar al baño fue Charlotte, y por lo poco que tardó Megg pudo deducir que su soledad fue interrumpida. Luego fue su turno, mientras la pelirroja decidía qué ponerse, cómo arreglarse y qué ropa llevaría para Selenia, porque no creía que su atuendo fuese muy adecuado para una fiesta, así que preparó una camiseta larga morada, bordada en el escote con cintas, piedras y detalles celestes, cuya abertura frontal exigía una básica debajo, y la única que encontró fue una rosada. Prefirió respetar  sus calzas negras y  las botas de montar, además esto le permitía no llevar demasiado peso. Megg no tardó en reunirse con ella, ya arreglada y peinada, y las dos bajaron hasta la entrada, en la cual se encontraron con sus amigas japonesas, Atsuko, Maya y una Tsugumi que temblaba de emoción mientras repetía "¡Voy a ir a ZR!"
Ch: (bajo, a Megg) ¿Y a ella qué le pasa?
M: Las invité a la fiesta en ZR. Recuerdo que Tsugumi es fan de bre... bre... bueno, de la banda esa del tipo raro de lentes, el petiso pelilargo y... el tal Daigo. En especial de uno.
Ch: (con tono autosuficiente) ¿Qué tiene de malo el pelo largo en un hombre? No a cualquiera le queda bien y a él sí. Pero, ¿de cuál de ellos es fan?
M: (extrañada) De... de... (confundida) Ah, solo recuerdo que empieza con A. Creo que es de pelo largo
Ch: (sorprendida) Akihide... (con duda) No, mejor no llevemos a Tsugumi. ¿Y se le tira encima o algo parecido?
M: (en tono de sospecha) ¿Por qué tengo la sensación de que tenés un interés personal en ese Akihide?
Ch: Porque me interesa. Desde que lo cruce en la cafetería comenzó a llamarme la atención. Y gracias a Selenia puedo comprobar si hay química.
Maya: ¿De qué tanto están hablando?
Atsuko: Tengo la sensación de que hablan de nosotras.
M: No. No. Ya estamos listas, ¿no?
Tsugumi: (incorporándose de un salto) ¡Sí! ¡Estamos listas! ¡Vámonos ya!
Ch: (sorprendida. Habla bajo a Megg) Su entusiasmo me da miedo.
M: (comparte la sorpresa y también habla bajo) No quisiera ser Akihide esta noche.
Después de recibir algunas tarjetas de felicitaciones para Selenia, firmadas tanto por la portera y la cocinera, como por algunas de las demás chicas del edificio, nuestras dos protagonistas y sus amigas  partieron hacia ZR, tratando por momentos de calmar las ansias de Tsugumi, quien a cada rato preguntaba si ya llegaron, si faltaba mucho, por qué caminaban tan lento, entre otras cosas. Charlotte y Megg resolvieron que ella y su amiga eran muy parecidas: dos entusiastas y ansiosas incurables.
Todas quedaron impresionadas cuando, al ver las letras luminosas de ZR, Tsugumi se lanzó a correr sin freno y Maya y Atsuko la siguieron para tratar de controlarla para que no generara un escándalo, aunque ellas hacían más ruido. Megg y Charlotte no iban tras sus amigas, pues primero tenían que controlar sus carcajadas antes de volver a ponerse en marcha. Luego lograron alcanzar a las muchachas, que estaban tratando de tranquilizar a Tsugumi para que se comportara decentemente. Le recordaban constantemente que era el cumpleaños de Selenia y no podía echarlo a perder.
Por fin llegó la hora de entrar. Las cuatro chicas sujetaban a Tsugumi para que no perdiera los estribos, pero todo resultó inútil. La primera persona que apareció frente a ellas fue Akihide. Como recién terminaba de grabar unas escenas del video clip, él, al igual que los miembros de la banda, estaba arreglado. Al verlo, Charlotte quiso acercarse rápido y saludar. Aunque lo intentó, no pudo hacerlo, ya que antes que ella llegara hasta él, Tsugumi se le echó encima... Sí, exactamente eso. Se le echó encima y le habló de manera atropellada. Atsuko y Maya corrieron para apartar a su descontrolada amiga, y mientras la primera se disculpaba con el atacado, la segunda arrastraba a la atacante hasta el baño, según ella para ver cuento resistía su cabeza bajo el agua (claramente, fue un chiste). Después de esto, recién pudo la pelirroja saludar al nervioso muchacho, aún conmocionado por el incidente. Era muy probable que no quisiera tener que ver a Tsugumi.
Daigo se acercó a Akihide, preocupado por lo que sucedió, y preguntó a las tres muchachas. Charlotte se hizo a lado, pues le impresionaba esa voz de demonio, mientras que Megg y Atsuko, aunque lo habían visto antes pero no le prestaron mucha atención, ahora que contemplaron bien su cara, lo único que pudieron decir casi al unísono fue: "Wow, tu rostro es hermoso", en distintos idiomas.
Daigo: (confundido. Apunta a Atsuko) Chica uno: arigatoo, pero eso no es lo que pregunté. (A Megg) Chica dos: no entendí que dijiste.
Selenia: (aparece atrás de Daigo) Dijeron los mismo, Daigo-san. (Se acerca a sus amigas) Chicas, que lindo verlas. Pero, ¿qué hacen acá?
M: Vinimos a la fiesta.
S: (aparentemente desconcertada) ¿Qué fiesta?
Las tres se miraron sorprendida y asustadas, deseando que las tragara la tierra. ¿Era una fiesta sorpresa? Nadie les había avisado, y es que no lo era, Selenia lo sabía desde el principio, pero solo fingía para darles un susto. Parecía que Daigo leyó su mente, pues cuando Akihide estaba por develar que ella lo sabía, él se le adelantó.
D: La fiesta de la amistad. Hemos decidido festejar la amistad y por eso también invitamos a tus amigas.
Ak: (piensa) "¿Cuándo decidieron eso? ¿Vamos a festejar el cumpleaños de Se-chan o... me estoy volviendo loco? No entiendo."
S: (fingiendo sorpresa) Ah... (Mira a Daigo y Akihide) Yo no los presenté, ¿verdad? (Va apuntando a las chicas mientras las nombra) Kochira [6] wa Charlotte desu, Meggara desu to Atsuko desu. (Indica a Charlotte) A ella pueden decirle Charotte.
Las tres apenas agacharon un poco la cabeza y respondieron "Yoroshiku", Daigo hizo una breve reverencia pero no dijo nada, mientras que Akihide realizó un saludo más formal.
Atsuko, Megg y Charlotte acompañaron a Selenia al baño de mujeres, en el cual ella cambió la camiseta de algodón grueso y el buzo canguro que traía puesto por lo que escogió su amiga. Luego le hicieron un peinado y la maquillaron. Ese lugar encontraron a Maya y Tsugumi en medio de una suerte de sesión de relajación, en el cual una, mientras masajeaba los hombros de la otra, la convencía de comportarse decentemente y de no volver a dar un espectáculo como ese, sin olvidar que casi traumatiza a alguien.
Al principio, la cumpleañera no se mostró muy convencida de la ropa que escogieron para ella, pero cuando se vio reflejada en el espejo, terminó aprobándola posando carismáticamente para las fotos que sacaba Megg. Luego regresaron a la entrada... que ya no parecía la misma. ¿Cuánto tiempo tardaron? Estaba todo listo. La comida por un lado, las bebidas cerca, había música, y, al ver llegar a Selenia, comenzaron a aplaudir y felicitarla. De parte de ZR le regalaron un bello arreglo de flores. De sus amigas recibió el celular, de Tsugumi el último álbum de estudio de Perfume, a la banda a la que irían a ver en Gunma, de Atsuko el libro Crossfire de Miyabe Miyuki y de Maya, su tan deseada Historia de Genji de Murasaki Shikibu, los dos libros en japonés, llenos de tenebrosos kanjis. Aunque ese día había comenzado de la manera más deprimente, estaba convirtiéndose en uno de los mejores cumpleaños de su vida. Sólo lamentaba que la pobre Atsuko cayó en el mismo saco que las demás por su pequeña travesura, así que decidió explicarse.
Las seis chicas no se quedaban en un solo lugar, pues seguían a Selenia, a quien saludaban y permanecían un momento hablando con ella, mientras les presentaba a sus amigas. Ya habían dado toda una vuelta, conociendo caras nuevas, compartiendo carcajadas por la conversaciones tan divertidas que surgían, cuando se les acercó Saori Tomoe, la modelo del videoclip, quien se disculpó con Selenia por no saludarla por su cumpleaños, pero ella no estaba enterada. Como antes se encontraba charlando con Breakerz, ellos también se acercaron al grupo de mujeres. Preguntaron a nuestras protagonistas cómo es que habían llegado hasta el otro lado del mundo. Respondiendo a esto, Megg y Charlotte demostraron cuanto aprendieron del idioma, pues comenzaron a relatar cómo se enteraron de la existencia de la beca, cómo se quemaron las pestañas durante varios años para poder conseguirla. Las tres apenas se conocían cuando supieron que cada cinco años se presentaba esa oportunidad y el empeño de cada una fue lo que terminó consolidando esa amistad. Con el poco tiempo que les quedaba, entre materia y materia, tomaron clases para aprender el idioma. Esto generó duda en los demás, ya que era muy evidente que Selenia poseía un manejo mucho más diestro que el de sus amigas. Allí fue cuando la lengua sagaz de la cumpleañera entró en acción. La explicación era simple, pero la volvió compleja: Selenia, al mudarse a la ciudad, pues hasta los dieciocho vivió en un pueblo del interior, casi en el campo; llegó hasta un alquiler accesible en un barrio tranquilo, en el cual sus vecinos eran japoneses, chinos, coreanos (en su mayoría del sur), taiwaneses, tailandeses, filipinos, toda una comunidad de judíos y en minoría musulmanes. Su hermano y ella eran de los pocos argentinos que vivían allí. Cuando comenzó a hacerse amigos japoneses, aprendió de a poco el idioma, mientras ellos aprendían castellano. Como también iba a la universidad, le pusieron de apodo “la ponja” y de vez en cuando le dirigíanburlas respecto al barrio y los vecinos, especialmente por el rumor acerca de lo “mal dotados” que eran los hombres asiáticos.
Selenia tuvo que detenerse en ese momento, porque todos los que estaban a su alrededor no podían dejar de reírse. Ella quería seguir narrando, y aseguraba que faltaba la mejor parte, pero tuvo que esperar un par de minutos para que se recomponga la situación. Con las sonoras carcajadas, el público incrementó. Solo faltaba un micrófono para acompañar el humorístico monólogo de Selenia. Y cuando finalizó su pequeña anécdota, hasta los que no entendían del todo casi terminaron en el suelo, con dolor de estómago y rostro por la risa. Estas reacciones impresionaron a Charlotte y Megg, ya acostumbradas a las anécdotas de su amiga, pero más sorprendente era como la narradora permanecía muy seria mirando a los que reían, y parecía preguntarles la razón (y eso les causaba más gracia a ellas).
Después de esto, apareció el pastel de cumpleaños para Selenia. Lo colocaron frente a ella, para que pidiese tres deseos antes de apagar las velas. Dentro de su cabeza deseó éxito en su estadía, éxito en la tesis y buenas experiencias en el país del sol naciente. Mientras ella pensaba sus deseos, le cantaban en japonés (excepto Megg y Charlotte, que acompañaban solo con aplausos y algún tarareo).
Finalmente la música atrapó el interés general y comenzaron a bailar. Estaban muy entretenidas nuestras protagonistas y sus amigas bailando, hasta que Atsuko se asustó por no poder encontrar a Megg. Las chicas se preocuparon y decidieron buscarla, pero ella les hizo una seña de lejos: al parecer, en algún momento Shinpei se la llevó para bailar y ahora estaba muy entretenida. También Charlotte había desaparecido, aunque seguramente estaba en el baño o “socializando” con Akihide. Esto último era lo que sucedía, ante los ojos ciertamente entrometidos que los miraban.
Shinpei con Megg, Akihide con Charlotte. Para las tres chicas japonesas solo faltaba que Selenia fuese tras Daigo, lo que a ella le pareció una buena idea (o buena broma), pero no lo encontró. Al igual que sus amigas, terminó desapareciendo. ¿Será esa una costumbre argentina?, se preguntaban las muchachas, aunque no tenían gran motivo, ya que al poco rato apareció muy afligida porque se le perdió una piedra de la camiseta (tal vez demasiado preocupada por lo que parecía un detalle).
Hasta que se hizo tarde y llegó la hora de marcharse, el panorama no había cambiado demasiado. Selenia parecía muy afligida porque no había visto a Daigo el resto de la noche… tampoco a Saori. ¿Acaso ellos se fueron juntos a algún lado? Cuando pensaba en eso, le brotaba una gran angustia, como un puñal clavado en el estómago al que dan vueltas y vueltas para que sangre por la herida. Aunque intentaba no demostrarlo, era demasiado evidente.
Cuando regresaron al edificio, y luego de que Selenia recibiera el resto de las felicitaciones, decidieron tener una última conversación.  El tema era, sin lugar a dudas, la fiesta con todos sus pormenores, de los cuales las chicas japonesas no perdieron detalle.
Maya: Meggara-san se quejaba de que ese tipo raro con lentes es un pesado, pero cómo le sonreía mientras estaban bailando.
Megg: (colorada) Te equivocas, Maya-san. Sólo es que él hacía comentarios graciosos. Así que no le sonreía, estaba riéndome.
Tsugumi: (visiblemente triste) No juzgues a Meggara-san, Maya. ¿Quién podría resistir el carisma de un famoso?
S: (acercándose a Tsugumi) ¿Por qué esa cara, Tsugumi-san?
Ts: No puedo estar de otra forma. (Suspira) Yo jamás podría competir con Charotte-san.
Charlotte: (arrugando la nariz) Ay, qué tontería.
Ts: Es la verdad. Me la pasé observándolos, y Aki-Sama a tu lado, Charotte-san, siente que tu presencia no le desagrada. Es como que lo incomoda, pero le gusta.
Ch: Yo no vi nada de eso. Él apenas me hablaba y me miraba con cara rara, cuando me miraba. Solo si quería irme parecía inquietarse, pero nada más. Es el tipo más extraño que vi en la vida.
Ma: A mí no me cayó bien. Y no es cierto que no te miraba mucho.
Ts: Sí, es cierto. Yo vi cómo te comía co los ojos.
Ch: (con ironía) ¿Fuimos a la misma fiesta?
Atsuko: Pero Charotte-san no se quedó atrás. Mucha miradita y pestañeo, mucha caricia en el pelo, las manos y la cara... Cuanto coqueteo. Faltaba nada más un cartel de "Touch me".
S: (levantando una pierna completa, flexiona la rodilla, eleva un pie y lo baja) Si, touch me.
El gesto de Selenia provocó las risas de las chicas, incluida Charlotte.
Ch: Ya no digan tonterías.
M: (cantando) you touch my heart, baby. Touch, touch.
S: (siguiendo a su amiga) you touch my heart, baby. Touch, touch.
Ma: (también las sigue) Budeuroun songiro mae maemeuru eorumanjyeo wo [7].
M, S y Ma: Touch.
Ch: Qué ridículas.
Ts: Cambiando de tema, estoy muy molesta con Serenia-san.
S: ¿Eh?
Ts: ¿Por qué no nos dijiste que Daigo-Sama pidió que te contrataran, hasta que te tomaran una prueba?
Ch, M, Ma y At: ¿Qué?
Ts: Así fue. Ya me lo contaron allá.
M: (entrelazando sus manos) Ay, parece una novela de amor.
S: Amor un cuerno. No hagan chistes.
At: Pero es todo muy raro, ¿no? Habla para que te contraten, te lleva en su auto, prepara una fiesta de cumpleaños para vos. Raro, raro.
Ch: Tal vez se dio cuenta  de los encantos de Selenia.
S: (riendo. Habla como si todo fuese una broma) Es que ese era mi plan desde el principio, seducirlo con mi femineidad y mi belleza (Se ríe a carcajadas y solo Megg la sigue).
Ch: (en español) Ah, no. Ya vas a empezar a tirarte piedras...
S: (en japonés) Ríanse. ¿No estábamos de broma?
Ma: Debe ser difícil notar los "encantos" de Serenia-san si solo usa ropa deportiva.
S: Sí van a mirar esos encantos, prefiero que no me vean.
Ts: (bosteza) Dios, que sueño. Mejor vayamos a dormir. Mañana seguiremos atormentando a Serenia-san.
S: No. Ya fue suficiente.
Entre cansadas y contentas, las chicas se fueron a acostar. Cuando apoyaron la cabeza sobre la almohada, las dominó el sueño… a casi todas. Selenia continuaba sintiendo esa angustia que apenas le dejaba respirar. No sabía qué hacer para quitársela, porque ese dolor ya estaba llegando a su corazón. Ella sólo experimentaba esas sensaciones como antesala de los sucesos desafortunados. Otro factor se sumaba a su incipiente insomnio: El presentimiento de que algo malo sucedería.

Aclaraciones:
1. Service (en algunos casos fanservice) (sabía que en algún momento tendría que tratar esto). Es algo complicado explicar qué es, así que voy a explicar en qué consiste: en el caso de Megg y Atsuko, que trabajan como meseras, cantar y/o bailar para entretener a los comensales que van al café es un service, o también que Megg se siente en la mesa con Shinpei y hable con él es otro service. Que los meseros sean demasiado amables y traten a los clientes como amigos, hasta que les coqueteen es un service. Charlotte en su trabajo como promotora, al posar para las fotos y hacer gestos tiernos hace service. ¿Comprenden? El service no es más que eso: un servicio (más adelante trataré el fanservice).
2. Otanjyoobi omedetoo gozaimasu Significa feliz cumpleaños. Ese omedetoo es felicidades.
3. Kokoro kara no, arigatoo. La frase para agradecer que usa Selenia es un pedacito de una de las canciones de Breakerz (Arigatoo/Beautifull day) y significa De corazón, gracias.
4. Como trabajan en el mismo lugar, el trato en ZR se vuelve menos formal. Por eso Selenia cambia el sama del principio por san.
5. Esta es una cuestión más dialéctica. En Argentina, el inodoro es lo que es otros países latinoamericanos se conoce como lavabo o retrete. Es a lo que yo llamó trono del baño (^o^).
6. Kochira se utiliza para indicar a alguien o algo que esta cerca del hablante. 
7. Es un fragmento de una canción de Miss A, una banda de K-pop (o sea, una banda pop coreana). Como Maya es japonesa, lo que canta es una adaptación fonética y silábica del original, que es “Budeuleoun songillo nae maeumeul eolumanjyeo”.