domingo, 31 de marzo de 2013

Comidas!!!

Les dejo las comidas del capítulo 8, 9 y 10!!!
Comencemos por el 8: 


 Como queda un ramen de chocolate: 

Comida del capítulo 9: 


Pocky!!!


Capítulo 10: 

Capítulo 10: Las flores de Georgia

(fotos de los cuadros de Georgia)

Charlotte recordaba confusamente lo que había sucedido el martes. ¿Quién era esa mujer, la tal Ximena, que llegó y, sin más, estampó un beso a Akihide frente a ella? Mientras las otras chicas casi no le prestaban atención a ese suceso, comentando apenas un “que atrevida”, la única que entendía la moderada indignación de nuestra pelirroja era Tsugumi.
Dos días había trascurrido desde la última vez que vio al guitarrista... y no tuvo agallas suficientes como para buscarlo y preguntar, tampoco quería dejarse al descubierto tan fácilmente. Para colmo de males, Selenia todavía no se reincorporaba a ZR, así que ella no podía ser su espía. Ximena... ¿Quién era y que lugar ocupaba en la vida de Akihide? Por otro lado, recordaba que tan descuidadamente dijo él frente a Shinpei "[Yo tengo interés en ella (en Megg)]... Entonces si es lo mismo" ¿Por qué dijo eso... y luego se dejó besar por esa fulana?
Ya cansada de padecer sus dudas en secreto decidió compartirlas con Megg. Solo con ella, pues las ideas de Selenia podían ser demasiado alocadas para su gusto, muy al estilo "rómpele la cara con un fierro".
Charlotte: (sentada sobre su cama, viendo que Megg descansa) Megg... Necesito un consejo.
Megg: (entusiasmada, abandona su posición recostada por una más erguida, también sentándose sobre la cama) Si, soy toda oídos.
Ch: Yo... No sé qué pensar.
M: ¿Por lo del beso entre Akihide y la tipa morocha? Te juro que quisiera darle un golpe. ¿Cómo va a hacer eso?
Ch: (sorprendida, no esperaba esa reacción) La convivencia con Selenia nos está haciendo mal... (Se relaja) Por un lado está eso, y por otro... Akihide insinuó que le intereso. ¿Qué de todo eso es cierto? ¿El beso o la insinuación?
M: (meditando) Yo creo... que los dos son reales.
Ch: (alarmada) ¿Eh?
M: Por un lado (adopta un porte erudito) El beso fue real, vos y yo lo vimos. Y por otro lado, si él se te insinuó eso, debe ser porque le interesas. Si te fijas bien, fue ella quien lo besó. Él parecía más sorprendido que todos.
Ch: Pero... ¿Por qué ella hizo todo eso y lo trató tan afectuosamente? Demasiado para mi gusto.
M: Y... ahí me mataste. No sé. ¿Querés que lo averigüe? Puedo preguntárselo a Shinpei mañana.
Antes de que Charlotte pueda responder, fue interrumpida por Selenia, quien entró con prisas, avisando a viva voz que por fin estrenarían el videoclip en el cual participó la pelirroja, por lo cual todas las chicas del edificio se reunieron armoniosamente frente al televisor para verlo. La conductora trataba me meter información sobre los detalles de la filmación en la espera, y esto provocaba que las muchachas, ansiosas, la censuraran y criticaran. Finalmente dio lugar al video. Nuestras protagonistas se sintieron emocionadas a ver a una de ellas por televisión (con el plus de estar en Japón). Todas se impresionaron por las escenas, más aun en la penúltima, por la cual terminaron coloradas y abanicándose la cara con ambas manos. Más exagerada era la expresión de Tsugumi, quien se cubría toda la cara, murmurando "que envidia" y un montón de halagos para la parejita.
Tsugumi: (emocionada) Dios... quisiera ser yo. Seguramente fue increíble tener en frente a Aki-Sama con esa onda.
Selenia: (entusiasmada) No sabes lo que fue ver esa escena en vivo y en directo. Había calen... (Se corrige) eh, digo, sensualidad en el aire.
Ch: (confundida porque no entiende alguna palabas que uso Selenia. A Atsuko, en inglés) ¿Qué dijo?
Atsuko: Que había sensualidad en el aire... pero en el extraño léxico de Selenia... ¿Eso qué significa?
Ch: (avergonzada) La antesala de alguna película erótica.
Ts: (abrazando sorpresivamente a la pelirroja) ¡Charotte! ¿Qué se siente que Aki-Sama casi te haya besado... o que termine mirándote así?
Ch: (no sabe que responder. Obviamente no va a decirle la verdad) Eh... Fue interesante.
S: (entre risas) Si, sí. Interesante... ¡On fire!
Ch: (indignada) Nada que ver.
El resto de las chicas comienza a reír, y luego halagan la excelente actuación y actitud de Charlotte con increíble entusiasmo, a tal punto que nuestra protagonista se ruboriza y, arqueando los ojos, con una sonrisita casi forzada, encogiéndose de hombros, dio gracias. Selenia y Megg se enternecieron tanto con su expresión que comenzaron a abrazarla mientras ella se resistía inútilmente (y sin mucha insistencia).
Todo el escándalo terminó cuando sintieron el olor de la cena, así que corrieron hasta el comedor. Mientras comían, continuaban debatiendo el tema de la noche: la penúltima escena del video clip, aquella última mirada que impresionó a Charlotte y que, al ver nuevamente ese momento, ahora como espectadora esta vez, revivía en ella aquellas sensaciones que le produjeron un sueño tan raro... Pero él, probablemente, estaba con la tal Ximena. ¿Cómo podría aguantar tanto tiempo esas dudas que le rompían la cabeza?
Ch: (gritando repentinamente) ¡Ya no aguanto más! ¿Quién es esa tal Ximena?
Las muchachas que estaban a su alrededor y en el comedor la miraban extrañadas. Parecía que el tiempo se detuvo en aquel grito alocado, del cual la pelirroja se sintió terriblemente avergonzada, y por ello se levantó de la mesa dejando los platos a la mitad. Pese a su vergüenza, se sintió liberada y sin aquella opresión en el pecho que el silencio había producido. Cuando ella decidió marcharse, Megg no dudó en comer dos tamagoyakis mas y seguirla, a diferencia de Selenia, quien miró a sus amigas japonesas, y estas le indicaron con gestos que haga lo mismo, pero demoró un rato, ya que antes de ir tras ellas, armó un plato abundante y lo llevó a la habitación.
Cuando entró, no encontró una discusión o charla, sino a Charlotte sentada a un lado, escuchando música, y a Megg cerca de la entrada, mirándola atónita. Selenia, con una mueca y sin hablar, preguntó a la rubia qué pasaba, y ella, se valió de mudos gestos para responder que ya la vio así desde que llegó. Nuestra simpática protagonista le invitó alguna cosa de su plato, a lo que su amiga asiente, y la pelirroja levanta la vista y una mano, indicando que ella también quería comer. Selenia se acercó, ofreciendo algún bocado y las tres se sentaron una al lado de la otra, en completo silencio.
S: (Luego de un rato) Que tontas somos…
Ch: ¿Por?
S: (en voz alta) ¡Tsugumi!
M: (extrañada) ¿Para qué la llamás?
S: Como fan de Akihide, ella debe saber quién es la brasuca [1] esa.
Ch: (con la mirada iluminada) Tenés razón.
Poco después, tanto Tsugumi como Maya y Atsuko, las dos últimas movidas por la curiosidad, entran a las habitación y se sentaron frente a las muchachas.
Ts: (ansiosa) ¿Ocurre algo?
M: (seria) Contanos todo lo que sepas sobre la tal Ximena.
Ts: (adoptando aquella pose seria y profesional que antes tanto las había sorprendido) Ximena… fue novia de Akihide hace casi dos años. Salieron unos meses y terminaron. Tengo entendido que ella lo dejó. Pero… Si fue hasta la cafetería… (Con furia) ¡Seguro que esa descarada quiere volver con él!
Las chicas comenzaron a discutir entre ellas acerca de la última frase de Tsugumi, mientras Charlotte intentaba pensar sobre ello. Posiblemente por esa razón, Akihide recibió aquel beso con mucha sorpresa. Tal vez Ximena, quien claramente no era japonesa, regresó añorando a su ex, pero no quería pensar en eso de una forma tan romántica... Le dijo cariño y no se contuvo al saludarlo con un beso en la boca. Tsugumi tenía razón, y de seguro ella pretendía volver a ser su novia... ¿Y él que pensaba? ¿Sería capaz de volver con ella? Dios... Esa idea le producía nauseas. ¿Por qué tenía que ocurrir esto?
Charlotte sacó cuentas muy rápidamente, calculando que hacía ya un año ella no se sentía interesada en algún hombre. Tenía citas, pero no encontró a alguien que le robara la atención hasta que conoció a Akihide, a quien, aparentemente, la pelirroja no le resultaba indiferente.
Charlotte tuvo que separarse de sus pensamientos, pues las locuras que comentaban las chicas exigían su atención.
Ts: (terminando de contar la vida y obra amorosa de Akihide) Y, después de Ximena, Aki-sama salió con otra chica... pero el romance tampoco prosperó.
M: ¿De verdad Aki-san es de esas personas que sufren por amor? Yo lo veo muy serio, y no creo que sea de los que se emocionan.
S: Es una persona que guarda todo lo que siente... y lo expresa a través de la música.
Ts: (contenta) Y eso es admirable.
Maya: ¿Admirable por qué? A mí no me convencen las personalidades oscuras. No quisiera que la pobre Charlotte sufra por eso.
At: ¿Lo decís vos, que salís con KyunHo?
M: Pero él es trasparente como el agua clara.
M: (divertida, entre risas) Trasparente o no, con esa carita de bueno... con cuanta mujer salió Aki-san. Estoy impresionada. (Ríe. En español) Que wachin.
Ch: (a Maya) ¿Qué es eso de la pobre Charlotte?
Ma: Eh... (Apenada) Gomennasai. Pero, como parece que estás sufriendo por...
Ch: (incrédula) Yo no estoy sufriendo.
S: Pero parece que sí. Como que tenés los ojitos brillosos, casi parece que vas a llorar en cualquier momento.
At: Y el ceño fruncido.
Ts: Una expresión de dolor... Pero a mí también me dolería que otra se quiere llevar a Aki-sama frente a mis ojos.
Ch: (con rostro inexpresivo) ¿De verdad parezco tan idiota?
M y S: (apresuradamente) ¡No!
M: Es que... (Se detiene porque no sabe que decir).
S: Sabemos que sos fuerte, pero es normal que te deprimas cuando estás al otro lado de mundo, en situaciones que nunca te tocaron vivir.
Ch: (camina hasta el ropero y de este saca un abrigo) Creo que ustedes no me entienden... Voy a tomar un poco de aire.
Todas: (alarmada y al unísono) ¿A esta hora?
Charlotte no les presta atención y se marcha rápidamente para que no la sigan. La única que puede ir tras ella soy yo, pues tengo que contarles que hará la pelirroja, mientras las demás no saben qué hacer. No tienen deseo de discutir con ella, ya que Selenia advierte que lo mejor es dejarla sola en esos casos, pero, después de todo lo que pasó, no le parece prudente permitir que se vaya sin más.
Nuestra pelirroja protagonista, mientras avanza por las veredas desiertas, trata de pensar en sí misma pero su terca mente la lleva al mismo lugar: a la cafetería, a lo que dijo Akihide, al beso de Ximena y regresa al videoclip y el sueño... un círculo en ese orden, como una calesita que giraba cada vez más rápido. ¡Al diablo con eso! Tal vez, como hacía mucho tiempo ya que no se interesaba en un hombre, le gustó el primer japonés que vio. Si, seguramente. Ese pensamiento simplista de Selenia no le convencía... ¡Sí! Ella no debía perder el tiempo pensando en tonterías, mientras tenía mucho que leer. Aunque si su cabeza insistía con lo mismo, atiborrarla de información sería peor. El estilo de Megg tampoco le parecía.
Finalmente se sintió cansada, y decidió sentarse el en primer banco que vio, con lo que se dio cuenta de que había llegado a la plaza donde atacaron a Megg.
Ch: (piensa) "Definitivamente me gusta Akihide... y parece que no le resulto indiferente. Pero, esa tipa...Ximena..." (Cruza los antebrazos recostados sobre su regazo y allí esconde su cabeza) "De todos los hombres que puedo conocer, ¿por qué tiene que gustarme él?"
Las muchachas no podían entender lo que ocurría con la pelirroja, pues creían que la incertidumbre que reinaba en su cabeza era sufrimiento. Pero no se trataba de eso. Charlotte, simple y llanamente, no sabía qué hacer. Las dudas sobre lo que dijo Akihide en la cafetería y el beso que le dio Ximena peleaban en su mente. Sabia ella que la mejor manera de acabar con todo eso era preguntar sin titubeos... y ese no era su estilo. Ella casi nunca hablaba directamente de algo que podía dejarla en evidencia, aunque, tal vez, teniendo en cuenta lo ingenuo que era el guitarrista, no se daría cuenta de las intenciones de nuestra protagonista. Sin embargo, él también tenía otra cara, una más audaz que llegó a sorprenderla... y que podía hacerlo nuevamente.
El viento corría, moviendo sus rojos cabellos, y arrastrando hacia ella las melodías de una guitarra muy bien ejecutadas. Charlotte creyó que era una canción que se reproducía en su mente… hasta que la siente demasiado real. Levanta la cabeza, mira para todos lados y reconoce a alguien sentado cerca suyo, que es quien ejecuta la canción. Todo en orden… un momento… vuelve a ver al individuo… ¡Akihide! ¿Qué hacía allí?
Akihide: (cantando) Nee, kimi wa boku ni itta ne. Me wo hanasanai de ite. Kyou no watashi ni mou aenai kara [2] (deja de tocar y cantar). No… Daigo la canta mejor. (a Charlotte, mirándola)  Charotte-san, konbanwa.
Ch: (confundida) ¿Estoy soñando? ¿Yo también imagino cosas? (con toda intención, lleva una mano hacia el rostro de Akihide y comienza a palparlo) Creo que no estoy soñando.
Ak: (extrañado y un poco colorado) Charotte-san, no es que me moleste, pero… ¿Por qué me estás tocando?
Ch: (Aparta la mano rápidamente y finge estar molesta, pero en realidad le agrada lo que hizo) ¿Qué hacés aquí?
Ak: (sorprendido) Eh… Es un lugar público… así que… ¿puedo ir por donde quiera? No, no. (Parece seguro) ¡Puedo ir por donde quiera!
Ch: (imponente) Es la excusa más tonta que escuche en la vida.
Ak: (apenado) Gomennasai. La verdad es que no recuerdo dónde queda el edificio.
Ch: ¿Y para qué querés ir al edificio? Estas hablando del lugar en el que estoy viviendo actualmente, ¿verdad?
Ak: Si. No recuerdo dónde queda, así que di varias vueltas hasta que te vi sentada aquí… Aunque me acerqué no te diste cuenta… me senté, pero seguía todo igual. Y, como no me atrevía a hablarte directamente y parecías meditar, comencé a tocar algo por si lo necesitabas.
Ch: ¿Entonces, querías llegar hasta el edificio para verme?
Ak: Bueno… no lo sé con exactitud. Sentí que algo me pedía que venga.
Ch: (piensa) “Si… Yo” (a Akihide) ¿Algo cómo qué?
Ak: No lo sé. Siento que tengo que explicarte algo, pero no sé qué.
Ch: (piensa) “¿Es lerdo o cínico?” (A él) Qué curioso. Yo no necesito que me des explicaciones. Deberías aprovechar este tiempo para… no sé… salir a cenar con tu novia, por ejemplo.
Ak: (sorprendido. No comprende las intenciones de Charlotte) ¿Cuál novia?
Ch: La morocha que te besó en la cafetería…
Charlotte quería agregar algo más, un comentario como “hacen una bonita pareja” para mostrarse desinteresada… pero no podía decirlo ni aunque fuese mentira… Tal vez se equivocaba y Akihide no había retomado su relación con aquella mujer. Así que, al escuchar una frase como esa, él echaría por tierra a cualquier posibilidad y seguramente se alejaría. Al mismo tiempo, si lo que ella suponía era cierto, decir algo así también podía ser entendido como celos y quedaría al descubierto. Mejor era ser precavida y hablar lo justo y necesario.
Ak: (con desagrado) Ximena… Ella no tiene que ver conmigo. Solo… es que es un poco loca.
Ch: (más aliviada) ¿Y solo por eso te beso? De verdad está loca. (Se vio obligada a usar una frase que, desde que estaba en Japón, comenzó a odiar) Que actitud tan indecente. (Piensa) “Es muy cínico que yo lo diga…”
Ak: (en la misma actitud de desagrado) Sé que no parezco alguien brillante, pero tampoco voy a dejar que me pasen por encima…
Ch: (sin poder ocultar su interés) ¿Qué querés decir con eso?
Akihide no desea extender demasiado un recuerdo doloroso como el de su breve amor con Ximena, así que solo compartió con Charlotte un corto relato, muy acotado: conoció a la morocha durante una gira, ella estaba rodeada de gente y acaparaba la atención de cualquiera. Él no tenía ni la menor idea de porque ella se le acercó para decirle que de todos los presentes, era el único que le llamaba la atención. Ximena siempre estaba invitándolo a fiestas y reuniones, aunque él estaba cansado, se dejaba convencer. Toda excusa para verla era bienvenida. No recordaba con exactitud cuándo decidieron comenzar a salir, pero sabía que fue algo que surgió de los dos. Sin embargo, la dicha duró poco. Ximena era demasiado ansiosa, además de apasionada, y pretendía avanzar muy rápido, mientras que él prefería ir con pasos firmes y seguro de cada decisión. Digamos que el caballo de Akihide comenzó a cansarse, y ella no tenía la paciencia suficiente como para esperarlo...
Ak: (recordando las últimas palabras de Ximena) Antes de irse, me dijo: "Te amo, Aki. Solo dios sabe todo lo que te quiero, pero soy otro tipo de mujer... y vos no sos el hombre que pueda satisfacerme. Lo siento". Y después de eso no volví a verla hasta esa vez en el café.
La voz de Akihide suena frágil y su rostro refleja una tristeza que se contagia a Charlotte, quien deja sus celos de lado para empatizar con el guitarrista: si bien cualquier mujer entendería (erradamente) que los recuerdos aún son dolorosos porque él continua amando a Ximena, nuestra pelirroja sabe que esa clase de revelaciones, en labios de una persona querida, con el plus de que trataban de un tema tan íntimo, resultaban devastadoras.
Ch: (toma entre las suyas una mano de Akihide, quien no opone resistencia) No te puedo decir que Ximena actuó mal, porque te dijo su verdad, pero si realmente te amaba, debió cuidar sus palabras para no herirte.
Ak: Ya no sé si me dolieron sus palabras o su intención, realmente no lo sé. Algo resultó mal... y ella, ahora, no puede pretender que olvide todo...
Ch: (lo interrumpe en un ataque de ansiedad) ¿No me digas que te pidió otra oportunidad?
Ak: (algo asustado) eh... No. Pero temo que lo haga. Si fue capaz de cometer ese acto tan vergonzoso en la cafetería, es capaz de todo. Solo dijo que quería hablar conmigo... pero no nos hemos visto.
Ch: (en todo de amiga confidente, tratando de cubrir su interés) ¿Si lo hace, que vas a contestarle?
Ak: ¿Qué le contestarías vos?
Ch: (extrañada) ¿Eh...? Si un tipo llega a hacerme algo así y luego me pide una oportunidad, le contesto que soy como esos trenes que pasan solo una vez. (Con toda intención) A menos que todavía me pasen cosas con él...
Ak: (seriamente) Pero eso va contra tu honor. Perdonar a alguien que te hace sufrir así no es opción si tenés un poco de respeto por vos mismo. No existe seguridad alguna de que esa persona cambio y comprendió su error... Ni pensarlo. Yo no lo haría.
Los ojos de Charlotte brillan inevitablemente, pero ella se encuentra entre la confusión y la alegría. Por un lado, es bueno saber que Akihide no ve un futuro junto a Ximena, pero, por el otro... ¿Qué fue eso de falta de honor y respeto? ¿Qué había insinuado? ¿Qué ella no tendría honor ni auto respeto si era capaz de perdonar algo así? Eso le resultó molesto, pero se hizo a la idea de que Akihide no era tan sensible o romántico como ella...  Selenia ya le había dicho que entre los japoneses importaba mucho el qué dirán, y claramente si un hombre se deja vapulear de esa manera y luego vuelve, como si nada, levantarán comentarios impertinentes... más graves aún para alguien que tiene una imagen pública que preservar, como el guitarrista de Breakerz. Seguramente él no intentó ofenderla. Sin embargo, a ella todavía le quedaban dudas por despejar.
Ch: Pero... si aún sentís algo por ella, ¿serías realmente feliz sin amor quedándote con tu orgullo?
Ak: (con el rostro inexpresivo y tono cortante) No quiero hablar más sobre eso.
La pelirroja se sintió helada, incluso apartó la vista para no verlo. No sabía si en algún momento perdió la sutileza o si sus preguntas ya habían colmado la paciencia de Akihide. El asunto resultaba doloroso, ¿eso no quedó claro? De pronto sintió un peso en el corazón, algo como la culpa o un pesar. Se dijo que fue muy imprudente... hasta creyó mejor despedirse rápido y marcharse de allí. Pero estaba equivocada. El guitarrista no se había enojado con ella, sino que... él fue hasta allí buscándola. Lo que menos quería era hablar sobre alguna posibilidad de volver con Ximena.
 Ak: (con el mismo tono y expresión) No vine a hablar de ella. Prefiero charlar sobre algo más.
Ch: (sin poder ocultar su interés) ¿Sobre qué?
Ak: (con mejor ánimo) No voy a decirlo, como castigo a tu insistencia por hablar cosas que ya no tienen importancia. (Se pone de pie) Sera mejor que vuelvas al edificio. Está comenzando a correr viento frío y podrías enfermarte. Veo que no estás bien abrigada.
Charlotte se pone de pie, dispuesta a replicar que ella si llevaba abrigos suficientes, pero el clima la contradice, y casi vuelve a sentarse, frotando sus brazos y adopta una postura acurrucada que hace reír a (por lo bajo) Akihide.
Ak: ¿Ves? Mejor vámonos.
Nuestra pelirroja y el guitarrista marchar bajo la fría noche y el viento. Ella comienza a quejarse de esto, esperando que Akihide la abrace... Pero él primero no le presta demasiada atención y después le ofrece su sobretodo más de una vez. Sin embargo Charlotte lo rechazó, poniendo de excusa que seguramente sería él quien terminaría por enfermarse. Así que cuando divisa el edificio, comienza a acelerar el paso.
Ak: (casi como una murmuración) Charotte-san… ¿Te gustaría acompañarme a una exposición de pintura este sábado?
La joven detiene su marcha, obligando, prácticamente, a que él haga lo mismo. Ya ni necesita un abrigo, pues la sangre corriendo con rapidez por su cuerpo, a causa de los nervios, le ruboriza la cara… Ella jamás se había sentido insegura, ni ante el hombre más imponente, y el que tenía ahora en frente estaba algo lejos de serlo. ¿Por qué, entonces, estaba llena de nervios que se clavaban como puñales en su estómago?
Ch: (con nervios y voz temblorosa que trataba de controlar) ¿Por qué me preguntás eso?
Ak: (Sorprendido) ¿Eh…? Pues, pues… (Ahora se siente inseguro) Porque habrá una exposición este sábado y… como una vez dijiste que querías pintar la luna, yo supuse que te gusta la pintura… por eso te invite… Me parece que hice mal…
Ch: (atropelladamente) ¡A mí me encanta la pintura! Desde pequeña pude estudiar y ahora es algo que se me da muy bien, pero soy mejor leyendo cuadros que haciéndolos.
Ak: (tímidamente) Ah… Entonces… ¿Te interesa ir a la exposición?
Ch: (Tratando de calmar sus nervios) Si… ¿Me estás invitando para que vayamos juntos… algo como una cita?
Ak: (colorado hasta las orejas) ¿Eh? Bueno… no sé si es como una cita… Solo te invito a ver una exposición. (Piensa, tratando de no mirarla… para no aumentar sus nervios) Te… ¿Te paso a buscar en el edificio alrededor de qué hora?
Ch: No… Mejor nos reunimos en la plaza de allá (apunta al lugar del que estaban viniendo). Y… ¿A qué hora comienza la exposición?
Ak: A las tres pm.
Ch: Bueno… creo que a las cinco estará bien. (Mira hacia donde está el edificio y luego a Akihide) Yo puedo volver sola. Gracias por acompañarme hasta aquí. Sayonara. (Acompaña el saludo con un gesto de la mano)
Ak: Gracias por aceptar, Charotte-san (hace una breve reverencia). Sayonara.
Ambos van por lados contrarios, alejándose el uno del otro cada vez más, mientras pensaban en la charla que acababa de suceder. Akihide ni podía creer que pudo decirlo. Durante horas se la pasó meditando cómo invitar a Charlotte en la forma más natural posible… algo que ni siquiera tuviera apariencia de cita, pero ella se dio cuenta muy rápidamente. Por suerte pudo cubrir la invitación con otra carátula, y ya lo hecho, hecho estaba: solo faltaba que llegara el sábado a las cinco pm, unas… cuarenta y cuatro horas… Cuarenta y cuatro largas horas…
Ella, por su parte, también pensaba en el tiempo que faltaba para la cita, tiempo en el que podían ocurrir muchas cosas… pero rezaba para no tener acné, alergia a algo, menstruación, algún moretón, taco flojo o débil, o ropa sucia… ¡Ropa limpia! Lo primero que haría al llegar era revisar si tenía mucha ropa limpia. ¿Qué atuendo escogería para la cita? Durante esa época hacía mucho frío  aunque en el lugar de la exposición habría calefacción, o sea, un buen ambiente. ¿Y su pelo? Justo esa tarde vio que necesitaba un retoque en las raíces, pues su color natural comenzaba a notarse... sin embargo, eso no era todo, ya que también tenía que pensar en el peinado que llevaría, ¿o se arreglaría como siempre? Dios… Sólo había pasado un año, y ella sentía los nervios de la primera vez… Necesitaba una charla con su madre, ¿Sería prudente hacer un video llamado a esa hora? En Argentina serían las diez de la mañana, así que ella estaría ocupada en el consultorio.
Por fin llegó al edificio, y ya frente a la puerta estaban paradas Megg y Selenia, buscándola con la vista y aliviadas al verla. La morocha casi la hace entrar a empujones, mientras le pregunta insistentemente donde estaba, con quien, que hizo y otras cosas más locas que no voy a contarles, pero entre medio de ellas la rubia le pedía que se calle. Megg no hizo preguntar ni reclamos hasta que regresaron al dormitorio.
M: (con seriedad, pero no severidad, mientras las otras permanecen sentadas) Miren, chicas… Ustedes son grandes, las dos mayores que yo, pero…
S: (en tono de queja) ¿Por qué me metes en el mismo saco si yo no me fui por ahí como si nada?
Ch: (a Selenia, también como queja) Pero yo volví caminando sola, consciente y a salvo.
S: (las mira) ¿Ustedes están en mi contra, verdad? Yo fui por un asunto importante.
Ch: ¿Importante? Mira cómo te dejaron el pelo.
S: Me gusta pensar que no tendré que pelear con los peines por un buen tiempo.
M: (seria) Chicas, estoy hablando de algo importante, no se dispersen (las dos deciden poner atención). Decía: Ustedes son grandes ya, pero… ¿Se dan cuenta de dónde estamos? Somos casi tres hermanas huerfanitas en Japón, que no queda cerca de nuestro país. Si nos pasa algo malo, por más amigos que hagamos, en el fondo estamos solas. Ustedes cuentan conmigo y yo con ustedes. Dependen de mí y yo también las necesito. Selenia, Charlotte y yo somos tu responsabilidad…
S: (alterada) ¿Por qué soy la mayor?
Ch: (más calmada) No… También sos mi responsabilidad, igual que Megg. Y ella (apunta a Megg) es responsable por nosotras.
M: A eso me refiero. Somos como una familia entre las tres, y solo nosotras regresaremos de Japón. Si algo malo les pasa, yo me voy a sentir responsable... y también voy a serlo, porque seguramente sus familias me preguntaran... ¿entienden?
S: (calmadamente) Si, Megg. Entendimos.
Ch: Tratare de no preocuparlas... a ninguna de las dos.
M: (más tranquila) Chicas, yo no quiero cortarles la libertad. Pero sean precavidas... piensen un poco en los demás... Yo me moriría si algo malo les pasa.
Selenia y Charlotte primero sujetaban las manos de la rubia protagonista, pero ahora, después de escuchar aquello último, pasaron a su lado y la estrecharon entre sus brazos, pidiéndole que no se preocupe, pues verla angustiada les hacía doler el corazón. Sin embargo, después de oír las advertencias de Megg, la pelirroja olvido comentarles que el sábado tendría una cita (aunque él se rehusó a llamarla así) con Akihide. ¿Lo sabrán ellas por nuestra protagonista primero o se enterará Selenia por el involucrado al día siguiente? Todo esto y más en el proxim...
Nah, no soy una persona cruel, solo me gustan las bromas, ¿y a ustedes?
Al día siguiente, un viernes, la ansiosa pelirroja despertó con un principio de fiebre casi treinta y ocho grados y pesadez física... con los que se sentía morir. No quiso ir a la universidad, sino que pidió a sus amigas que llevaran sus traducciones. Estas pidieron a Maya, la única que se quedaba por la mañana, que vigile a la enferma, por si empeoraba, y les avisara de inmediato.
Por supuesto, los malestares de la enferma no duraron mucho: gracias a la llamada infusión milagrosa de Yamata, la cocinera, que contenía un ingrediente secreto "capaz de revivir muertos", Charlotte se levantó de la cama para media mañana, repuesta en sus cinco sentidos, así que comenzó a revisar su ropa para la cita, ayudada por Maya. Aunque ni sé si en vedad fue de ayuda, porque decía que todo le quedaba bien, ni mejor ni peor una combinación que otra. Los mismo con cualquier peinado... Realmente no pudo hacer mucho hasta que llegó Tsugumi. Al principio casi lloró cuando se enteró de la cita, pero después, unos pocos segundos, ayudó a Charlotte a lograr una combinación que seguramente dejaría impresionado al guitarrista. La muchacha era una persona libre de cualquier envidia o malos deseos, cosa que notó nuestra protagonista desde hace un tiempo, por lo que se permitió confiar en ella.
Luego llegaron nuestras otras dos protagonistas, quienes se alegraron de ver repuesta a la pelirroja, pero ni pudieron explicarle lo que les dijo el tutor, ya que el almuerzo estaba listo: como ese día resultó particularmente frío (con nieve incluida) la comida consistió en sopa curry con udon, tsukemono y Kushiage [3]. Charlotte no quiso comer mucho, no solo para cuidar la línea, sino porque, como ella tenía un estómago sensible, no quería quedar indispuesta para el sábado. Así que, esta vez Selenia tuvo mucha comida disponible para su insatisfecho estómago, pues, según sus propias palabras, tendría que reincorporarse al trabajo... y necesitaría muchas fuerzas, y seguro que Obatta le había guardado un montón de pendientes... Así que, después de descansar un buen rato, y cambiarse para ir a trabajar, las tres muchachas salieron, soberbiamente abrigadas (de hecho, Megg no podía sacar las manos de los bolsillos) y caminaron a paso lento hasta el trabajo.
En Zain Records ya sabían que, ese viernes, Selenia se reincorporaría a sus actividades. Apenas pisó la entrada, muchos de sus compañeros de trabajo se acercaron a ella para preguntarle cómo estaba, si de verdad había peleado contra unos pandilleros, entre otros chismes que llegaron a la productora. Nuestra simpática protagonista los tranquilizó rápidamente, diciendo que solo necesitaba unos días de descanso por un golpe que recibió en la cabeza, pero que ya se encontraba mejor y lista para volver a trabajar, con más ánimos.
Obatta: (aparece de repente) Me agrada escuchar eso. Porque en tres días se acumuló mucho trabajo...
S: Oba-sensee... ¿usted lo acumuló a propósito?
O: Claro. Voy a enseñarte que es mejor no pelear y comportarse como una señorita de una forma muy didáctica.
Compañero 1: Oba-san... Se-chan se está recuperando de un terrible golpe. Sea más compasivo.
O: ¡Olvídenlo y vayan a trabajar!
Compañero 2: Está bien... (A Selenia) Pero, por tu valor, ¡ahora somos tus fans! Y te preparamos y regalo de bienvenida (apunta a una pared, en la cual Selenia ve un enorme dibujo en blanco y negro, tamaño poster, de una heroica escena. Quien aparentemente era ella estaba enfrentando a cinco hombres. No parece ganar, pero su valor, tenacidad, valor y actitud aguerrida son muy evidentes... pero en cuerpo no concuerda)
S: (admirada) Oh, pero que sexy dibujo. Parezco la viuda negra.
Compañero 1: Que bueno que te gusta.
Compañeros: Se-chan, ¡faito! (Apoyan esta palabra con un gesto de brazo flexionado, la mano en un puño y un leve descenso del codo. Luego se van muy animados).
Selenia observa, sonriente, el enorme dibujo pegado en la pared, hasta que se topa con la mirada seria y severa de Obatta, que le provoca cierta incomodidad indisimulable.
O: Si te gusta esa cosa, sacala de ahí y llevala a tu casa. No voy a tolerar esas tonterías en la entrada. (Empieza a caminar hasta la oficina, pero se detiene cuando Selenia le habla)
S: Oba-sensee... ahora que me doy cuenta, Daigo-Sama y usted son muy parecidos...
O: (visiblemente molesto) Hare de cuenta que no escuche eso. Pero no vuelvas a decir una estupidez semejante. ¡A trabajar!
S: (mientras se acerca a la recepción y habla con la recepcionista) Ichiyo... No entiendo a Oba-sensee.
Ichiyo (recepcionista): Nadie lo entiende...
S: (pensativa) Parece que Daigo-sama no le agrada, pero no puede negarse a sus pedidos.
Ich: Debe ser por lo de Anna-san... (Calla al ver aparecer a Daigo detras de Selenia, y desvía la vista hacia otros papeles, para disimular)
S: (sin notar la presencia tras ella, con duda) ¿Quién es An...?
Ni puede terminar el nombre, cuando Daigo, percatándose de lo que sucedía, con una mano cubre la boca de Selenia mientras pregunta a Ichiyo qué pasaba. Nuestra protagonista intenta librarse para poder hablar, pero aquella mano parecía clavada... y, para colmo, también le cubría la nariz, por lo cual lentamente va quedándose sin oxígeno. Entre tanto, el líder de Breakerz casi discute con la recepcionista sin darse cuenta de la suplicante joven que solo quiere respirar en paz.
Ich: (asustada, viendo que Selenia está a punto de rasguñar a Daigo) Daigo-sama... vas a matar a Se-chan.
Daigo: (por fin entiende, libera a la muchacha y, mientras esta jadea y se queja en voz baja, el frota su mano contra el pantalón y luego se acomoda el cabello) Que barbaridad...
S: ¡Baka-sama! Yo entiendo que me quieras tocar, pero tratá de no matarme.
D: (ofendido) ¿Por qué querría yo tocarte a vos?
S: No sé... (animada) Por cierto... ¿te gustó el ramen?
D: (con sarcasmo) ¿De verdad pensás que yo podría comer esa cosa tan espantosa?
Shinpei: (llega y se para al lado de Daigo, pero lo ignora y empuja un poco) Se-chan, que bueno que regresaste.
S: Arigatoo, Shinpei-san... pero ¿por qué empujaste a Daigo-sama?
Sh: (rodea un hombro de Daigo, pues este intentaba irse, pero habla con Selenia) Me molesta cuando es muy egoísta... ¿Podés creer que le regalaron un ramen de chocolate que se veía bueno y no quiso compartirlo? Ni un bocado invitó...
S: (mira a Daigo sorprendida. Luego a Shinpei) ¿Lo saboreó él solo?
Sh: Si... (Ajusta más el brazo que rodea a Daigo, pues él, visiblemente avergonzado, quiere marcharse) Porque cuando uno saborea algo, lo come lentamente, no rápido. Y su cara de satisfacción era innegable. Parece que se lo regaló alguien especial.
S: (ya mira a Daigo descaradamente, mientras este casi se cubre la cara) Oh, mira vos... Seguro que se lo regaló alguien importante, ¿o no, Daigo-sama?
D: (sorprendido, no sabe que responder) ¿Eh...? Yo... No... No. Ellos ya tenían mucho chocolate, ¿por qué querían el mío?
Sh: Pero solo queríamos probar... Sos muy cruel... (A Selenia) Tal vez se lo regalo una modelo o una chica guapa de esas que le gustan...
D: (después de dar un codazo a Shinpei) Nada de eso... (A Selenia) Y vos, ¡deja de husmear en lo que no te importa!
S: Solo me sorprende que seas tan glotón, Daigo-sama.
Sh: (divertido) Si vivieras con él, no te sorprendería. Se la pasa entre a cama y la cocina.
S: (Apunta a Daigo) ¿Él, glotón? ¿En qué parte de ese físico de alambre guarda lo que come?
Sh: (ríe a carcajadas) ¡no se me había ocurrido eso! Buena pregunta.
D: (molesto) ¡No insinúes que soy un glotón!
Sh: Pero si es la verdad... Te la pasas comiendo... (Apunta al pocky [4] que Daigo justo llevó a la boca) Mira, está comiendo pockis en este momento.
D: ¿Y? No me molesten (los apunta con el extremo del pocky que antes estaba en su boca). No quiero volver a escuchar la palabra glotón sobre mi persona, ¿está claro?
S: (molesta por esta actitud, inmediatamente el pocky la apunta, lo muerde y arranca un pedazo, lo que impresiona a Daigo y casi lo deja sin palabras [5]) Ups... ¿Qué acabo de hacer?
D: (irritado, se cubre la boca con una mano) ¿Qué hiciste?
Ak: (aparece atrás de ellos, pero no ve a Selenia) ¡Muchachos! Tengo una buena noticia.
D: (cubriendo a Selenia voluntariamente) ¿Que buena noticia?
Sh: (cubriendo a Selenia involuntariamente) Si volviste con Ximena, es mala...
Ak: Nada de eso... ¡En la exposición de mañana habrá pinturas de artistas americanos! Seguramente le encantará a Charotte-san.
S: (piensa) “¿Mañana? ¿Charotte? ¿Van a salir y ella no nos dijo?”
D: ¿Y eso que tiene de buena noticia?
Ak: Eh... Pensé que les daría gusto...
Sh: Yo no entiendo, pero me alegro por vos.
D: Si. Mientras no te interese Ximena, entusiasmate con cualquiera.
Akihide se retira un momento para resolver un pendiente, mientras que Daigo y Shinpei, olvidando a Selenia, planean seguir al tímido guitarrista. Al oír esto, nuestra protagonista decide seguirlos a ellos, pendiente de que no echen a perder la cita de su amiga, aunque esta no le haya contado... cosa que le molesta, pues habían acordado no guardar secretos. Más que eso no escucha, ya que otro asunto captura su atención... Pero no tengo permiso de contarlo, por ahora.
El resto del día transcurrió tranquilamente. Lo interesante es el sábado, día de la cita de Akihide y Charlotte. Esta ya había retocado sus raíces, pero, como no consiguió turno en alguna peluquería, recibió ayuda de Maya y Tsugumi, para quienes aquella tarea parecía un juego... aunque el resultado fue muy bueno. No había quejas. Ella se preparaba con su cremas y lociones, tratando de no ensuciar su ropa: una camisa de grueso y suave algodón color blando, sobre la cual llevaba un sweater beige de manga corta, cerrado con una faja, una falda negra de corderoy y medias negras, acompañado todo esto de unos zapatos negros acordonados con taco; mientras Selenia planeaba como seguir a Daigo y a Shinpei sin que su amiga se diera cuenta, para evitar que arruinaran la cita.
Antes de partir, con tapado de pana largo puesto, Charlotte demoró un momento escuchando las advertencias y precauciones exageradas de Megg… Pero no se podía enojar con ella por eso, si lo hacía con las mejores intenciones. Cuando miró a Selenia, pensando que ella también le haría advertencias, como su clásico “andá por la sombrita”, solo escuchó un Faito bien fuerte. Eso sí, una vez en marcha…
S: (en voz alta) Andá por la sombrita.
M: (como regaño) Eich, no la molestes… (Observa bien a su amiga) ¿Por qué estás así vestida? ¿Vas a salir?
S: Sip. Se me acumuló mucho trabajo en ZR y tengo que terminarlo. (Comienza a caminar) Volveré pronto. (Saluda a lo lejos y se va)
Selenia detestaba tener que decir algo que no fuera cierto, pero la situación lo ameritaba. No sabía cómo entendería Megg que ella siga a Shinpei y Daigo, quienes a su vez iban tras Akihide… Era muy complicado y probablemente ella no lo aceptaría. Le pediría que respete la privacidad de Charlotte, cómo si aquellos dos hicieran lo mismo. Justamente esa era su misión: encargarse de que la respeten.
En cuanto a la pelirroja, ni bien llegó a la plaza, vio que Akihide la esperaba. Se preguntó brevemente si debía hacerse desear un poco, demorando algunos minutos, pero la ansiedad fue más fuerte, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba parada frente a él, saludándolo y preguntando amablemente sí estuvo esperando mucho tiempo.
Ak: Charotte-san. Konnichiwa. Llegué hace unos dos o tres minutos.
Ch: (aliviada) Que bueno… (Sin poder ocultar su ansiedad, se le prende del brazo) ¿La exposición queda lejos?
Ak: (sorprendido por el hecho de que ella lo sujete) Eh…Un poco… Pero traje el automóvil porque ya está reparado… Por eso te había preguntado si querías que te pase a buscar al edificio…
Ch: (sintiéndose un poco tonta, le suelta el brazo) Tendrías que haberme avisado…
Ak: Gomennasai, Charotte-san.
Ch: ¡Ah! No me hagás caso. (Nuevamente se le prende el brazo) ¿Dónde está tu vehículo?
Akihide guió a la ansiosa pelirroja hasta su automóvil, el cual la dejó impresionada: era una tremenda máquina negra, digna de un jefe yakuza [6], cuyo brillo no era blanco, sino que parecía de otro color... el diseño era magnifico, poderoso y elegante a la vez.
Él no abrió la portezuela para que ella entrara, sino que simplemente le indicó que suba, algo que no simpatizó mucho a nuestra protagonista... ¿Ella se mostraba tan autosuficiente como para no merecer esa clase de atención? En fin. Ya dentro del vehículo, se sorprendió también por el tapizado de cuero reluciente, que le producían el deseo de tocarlo más de una vez.
Llegaron al museo en el cual se realizaba la exposición, ambos emocionados y ansiosos. Cuando Akihide fue a abrir la puerta de entrada en un ángulo bastante generoso, sin darse cuenta, Charlotte entiende que le estaba cediendo el paso y se apresuró a entrar. Esto dejó perplejo al guitarrista y víctima de las miradas indiscretas y nada positivas de los demás presentes.
Ak: (para sí. Avergonzado) Tal vez en su país los hombres abren las puertas… todo está bien.
Había tanto para ver en la exposición, y a la vez tanta gente, que Charlotte se la pasó prendida del brazo de Akihide todo el tiempo, mientras este le contaba un poco sobre los artistas japoneses cuyas obras estaban expuestas. Ella estaba maravillada con cada cuadro y siempre ofrecía su punto de vista, que representaba para él una posibilidad inexplorada: parecía tener un don para ello. Comenzó a pensar que por eso la pelirroja le parecía una obra de arte, como una pintura sobre un lienzo producto de alguna vanguardia: verla solo desde la superficie era muy ingenuo e incompleto, y una observación profunda, una contemplación interpretativa no era suficiente para comprender todo lo que era y todo lo que sería ella. Justamente esto resultaba magnético y fascinante.
Después de pasar por el arte africana, donde Charlotte se entretuvo demasiado tiempo para gusto de Akihide, fueron a la cafetería el museo, algo cansados. Mientras bebían un café cada uno, se dieron cuenta de que eran los únicos de cita en ese lugar. En el resto de los presentes había estudiantes, curiosos, compañeros de trabajo, grupos de amigos, algún que otro solitarios y fanáticos del arte, pero ninguna parejita. No podían ocultar la risa por ello.
En un momento, Charlotte notó que el guitarrista estaba tenso y aparentemente nervioso.
Ch: (preocupada) Akihide, genki desu ka [7].
Ak: Desde hace tiempo tengo la sensación de que nos están siguiendo… (Se acerca un poco para hablarle confidencialmente) Y creo que en un par de mesas atrás de vos están Daigo y Shinpei.
Ch: (extrae de su bolso una polvera y, fingiendo revisar su maquillaje, espía tras ella, distinguiendo a un tipo con boina y lentes de sol… no hay que ser genio para adivinar de quien se trata… y a otro con gorro y barbijo, que seguramente era Daigo. Pero… un momento… tras ellos, alguien estaba mirándolos con mucha atención: Selenia. ¿Qué hacía ella ahí? No parecía perseguirla a ella, sino a los otros dos, probablemente para impedir que arruinen su cita con Akihide… Eso era muy típico en la morocha.) Perece que tenemos más compañía…Selenia viene siguiendo a ese par.
Ak: (algo alarmado) ¿A ellos y no a nosotros?
Ch: Selenia sabe de sobra que no tiene que meterse en mis asuntos sin mi autorización. Y como ella no puede hacerlo, tampoco dejara que otros lo hagan. Ese es su estilo: Ley pareja y nadie se queja.
Ak: Entonces… ¿Sería como un guardaespaldas? (apenado) Charotte-san, gomennasai. Por mi culpa tenés que aguantar gente que te esté siguiendo.
Ch: (después de beber el último trago de café) Creo que sos vos el seguido, no yo.
Mientras recorrían el resto de la exposición, cuyo público iba decreciendo poco a poco, estaban pendientes de sus seguidores, y de quien seguía a estos a su vez, pero esto los distraía a la hora de admirar las pinturas, así que, para acabar con la persecución de una buena vez, fueron hasta el ala del museo que estaba más deshabitada, pues todos los curiosos ya saciaron sus ansias de ver las pinturas de allí: la parte de pintores americanos. Ahora los papeles se invirtieron: era Charlotte quien le ofrecía información sobre los artistas y Akihide, maravillado con las obras, proponía interpretaciones novedosas sobre las que ella no había pensado. Llegaron a entretenerse tanto con esto que no olvidaron a los entrometidos. Para cuando se dieron vuelta a descubrirlos, los vieron parados frente a uno de los cuadros, al parecer estaban pensativos tratando de develar su significaron. Fueron acercándose lentamente a ellos para escuchar los que decían:
Sh: (a Daigo) Yo solo veo una flor, nada más.
D: (ya sin barbijo) Para mí es algo más… pero no estoy muy seguro de qué es.
Sh: Una flor (apunta una parte del cuadro) Esto es un pétalo. Es una flor.
D: Sé que es un pétalo, pero representa algo que no es una flor.
Sh: No. El material es la pintura y lo que está representado es la flor.
D: (cansado de intentar) ¿Qué puede entender de pintura tu cerebro de simio?
Ch: (no puede evitar hablar por fin) Es una flor que representa otra cosa.
Los dos entrometidos protagonistas se sorprenden al ver a la pelirroja al lado de ellos, luciendo una sonrisa de victoria que decía “sí, ya los vimos”, pues ambos creyeron que habían pasado desapercibidos.
Ch: (continua explicando) Este es un cuadro de Georgia O’Keeffe, una artista estadounidense de la época del por art.
D: (como si nada hubiese pasado) ¿Y eso que tiene que ver con lo que el cuadro representa?
Ak: (observando el cuadro. Traga saliva) Esto… ¿Es lo que yo creo que es?
Sh: Si, es una flor.
Voz tras una maceta: ¡Es una concha [8]!
Shinpei va a revisar y encuentra allí a la espía que faltaba en la reunión: Selenia. Nadie más que Charlotte y Akihide puede indignarse por su presencia en el museo, así que los otros dos no abren la boca.
S: (acercándose al cuadro) Esto es una concha, por más flor que parezca.
D: (extrañado) Otro cerebro de mono. Ahí no hay un solo molusco.
Ch: (cubriéndose la cara de vergüenza. No entendió lo que dijo Selenia, pero con la respuesta de Daigo fue más que suficiente para saber) Por dios…No es una… eso.
Ak: Representa… eh… La intimidad de una mujer es delicada como una flor.
Sh: Pero… (mira el cuadro, y luego a los demás) ¿Eso que tiene que ver con los moluscos?
D: ¿Ignoras, acaso, que la ushi es una baka?
S: (molesta se acerca al líder de Breakerz) Daigo-sama, ¿te gustaría darle un beso a la flor de Georgia? (acompañado de esta frase, empuja la cabeza de Daigo hacia el cuadro)
D: (zafándose, mientras los demás se ríen) ¡Baka! (acto seguido hace lo mismo que ella, pero con más fuerza, por lo que la cabeza de Selenia golpea el marco del cuadro y este cae al piso provocando un gran estruendo, que no pasa desapercibido por los guardias…)
Unos minutos después, los cinco protagonistas están fuera del museo, enojados por lo sucedido (aunque Akihide se alegra de que no les hayan prohibido la entrada), sobre todo Charlotte, pues lamenta haber hecho caso a los entrometidos en vez de marcharse a un lugar más tranquilo para proseguir con la cita, y culpa a Daigo (increíblemente, no a Selenia) de arruinar la salida. Por esta razón, y porque no está satisfecha aún, convence a Akihide para que se escabullan por otro lado, dejando a los otros tres solos, mientras ellos critican la exposición.
Akihide lleva a la pellirroja hasta el edificio, y allí baja para despedirla. La cita no pudo durar más que eso, pues el humor de Charlotte no era el mejor, pero, aun así podría hacer de las suyas.
Ak: (apenado) Charotte-san… Lamento todo lo que pasó.
Ch: La culpa es de Daigo, no tuya.
Ak: (intenta hacer un comentario agradable) En el ala de artistas americanos te noté muy entusiasmada. Me alegra mucho que hayas disfrutado la exposición.
Ch: (con una simpática sonrisa) Claro que lo disfrute. Te agradezco mucho que me hayas invitado… (Piensa) Me gustó la parte americana porque me recordó bastante a... bueno, a mi país.
Ak: ¿Lo extrañas?
Ch: (pensando en una forma de hacer de las suyas) La verdad que comienzo a extrañarlo… siento mucha nostalgia… Extraño hasta los saludos. (Ríe)
Ak: (nuevamente apenado) Sumimasen… Me gustaría mucho poder ayudarte.
Ch: (satisfecha, pues Akihide cayó en su red…) Entonces… para despedirme… ¿Puedo saludarte como en Argentina?
Akihide, pensando que entre hombres y mujeres se saludan con apretón de manos, acepta. Pero obviamente estaba equivocado. Ella apoya las manos en los hombros de él y acerca su rostro… Podría hacer lo mismo que Ximena, sin embargo, ese no era su estilo. Tampoco pesaba darle un inocente beso en la mejilla. Con rapidez, apoyo sus labios en el costado de la boca del guitarrista, llegó a sentir un leve y tímido estremecimiento, y, ya satisfecha, se alejó lentamente, mirándolo de una forma muy similar a la expresión que él había hecho en la penúltima escena del videoclip, por lo que Akihide quedó perplejo.
Ch: Sayonara (comienza a caminar hacia el edificio, pero se vuelve a verlo). Si sabés de otra exposición, avisame. (Entra)
Akihide ni siquiera puede reaccionar por la impresión… solo se palpa la boca atónito. Luego se dirige hasta su automóvil, y a allí hasta su casa, en completo silencio, pensando en ese beso y esa mirada, terriblemente desconcertantes para él… Ella era como ese cuadro… como las flores de Georgia.

[Mientras tanto, en la salida del museo]
Selenia: (aburrida) ¡Qué más da! Voy a ir a causar problemas al bowling.
Shinpei: Suena divertido, vamos. (Comienzan a caminar, pero notan que Daigo no los acompaña, así que lo miran de forma sentenciosa)
Daigo: No pienso ir con ustedes.
Sh: Claro que sí. (Se acerca a él y le sujeta un brazo. Selenia hace lo mismo con el otro)
D: (quejándose mientras es arrastrado) No… otra vez no…


Aclaraciones:
1. Brasuca es una forma vulgar de referirse a las personas provenientes de Brasil.
2. Primer fragmento de la canción Overwriting de Breakerz.
3. Udon es un fideo de trigo bien grueso, tsuke mono son verduras en adobo y kushiage es una bochete de queso, generalmente.
4. Pocky es un snack japonés muy popular, que consiste es una suerte de palito fino como un cable de galletita y puede estar cubierto de distintos sabores, el más conocido es de chocolate.
5. Es como un beso indirecto. Esto ya lo explique en el free talk 3 (pasen por ahí ^_^).
6. Los yakuzas con la mafia japonesa.
7. Genki desu ka es la pregunta pasa algo. También tiene valor de Cómo estás, pero este no es el caso.
8. Modo vulgar de referirse a la entrepierna femenina.