miércoles, 22 de mayo de 2013

Personajes que no conocían!!!

Goo KyunHo:
Bajo la imagen del actor, cantante, modelo y ect. surcoreano Kim Jun.

Kendi Orochi:
Bajo la imagen del cantante Ryuichi Ogata.

Kaoru Oiwa:
 Bajo la imagen del actor y cantante Takahisa Masuda




Capítulo 12: Cena en secreto.

(¿Cuál será el motivo de tanta elegancia?)


Charlotte extendió una mano para recibir su cuarto o quinto cambio de vestuario. Llevaba casi tres horas posando para fotografías. Pese al cansancio, no podía negar que le divertía mucho actuar ante las cámaras, en este caso de fotos. "Poderosa y sensual al mismo tiempo", "calculadora y avasallante", esas eran todas las instrucciones que necesitaba para desenvolverse cómodamente en el set.
Luego de dos cambios más y un montón de fotografías, por fin dieron por terminado el trabajo. Charlotte notó que ya había caído la noche, así que, vistiendo sus propias ropas, decidió ponerse en marcha hasta el edificio. A la salida camarín la estaban esperando: encontró a Ximena parada frente a la puerta, llevando unas bolsas en una mano y un papel en la otra.
Ximena: (a nuestra pelirroja protagonista, cuando esta sale del camarín) Lo hiciste muy bien, Charlotte. (Extiende el cheque que llevaba en una mano) Este es tu pago inicial. Cuando salga la campaña recibirás otro igual.
Charlotte: (acepta el cheque y lo guarda en su bolsillo) Eso figura en el contrato. Yo... tengo que irme.
X: Muy bien. Pero antes de que te vayas (le entrega las bolsas), toma. Es un regalo de la marca. Si vas a ser una de las caras de la campaña, no es bueno que vayas por ahí sin lucir los productos.
Ch: (acepta las bolsas y revisa su contenido) Wow... Es fabuloso. (Piensa bien lo que va a decir antes de hablar) ¿Creés que todavía puedo conseguir la revista que me mostraste?
X: No... Pero, si la querés, podes llevarte la que tenemos aquí. Para nosotros es noticia vieja, así que a nadie va a importarle. (Indica hacia el final del pasillo) Está en el vestíbulo, en el mueble donde guardamos las revistas.
Ch: (mira hacia esa dirección y luego se vuelve hacia Ximena) Bueno. Gracias... ¿Agarro la revista y me voy así nomás?
X: (casi riendo) ¿Querés un beso de despedida?
Ch: (lo primero que le viene a la mente es el beso que esta mujer dio a Akihide frente a todos) No... No, te agradezco mucho...
X: (entre risas) Oh, ¡qué linda! No voy a saludar así a una mujer. No te preocupes.
Ch: Que bueno. (Evidentemente incómoda) Sayonara (se va).
X: Adiós. (Aunque dice esto, no se mueve del lugar y sigue a la pelirroja con la vista)
Nuestra protagonista siente esa mirada como si fuese un puñal. Ximena, hasta ese momento, se había portado muy bien con ella, pero algo que no podía explicar le gritaba que no confiara en esta mujer, que se mantenga alerta. La pelirroja no sabía si esto era debido a que se trataba de una ex de Akihide (y a los celos que sintió cuando lo besó) o si en verdad tenía un mal presentimiento.
En fin. Con la revista en sus manos, Charlotte partió hacia ZR con dos objetivos: comprobar si Selenia volvió a escapar a este lugar y ver a Akihide. Si, verlo aunque él, durante toda la semana no pregunto por ella ni intentó encontrarla siquiera. Debía estar molesta, sabía que tenía ese derecho, pero le pareció más importante mostrar las fotos que publicaron en esa revista del corazón.
¿Confundidas/os? Les explicaré, antes de avanzar con los sucesos que ocurrieron en este capítulo. Ximena fue a buscar a Charlotte para hacerle una propuesta de trabajo, ya que ella es empleada en una marca europea con sede en Japón y cuando su jefe vio a la pelirroja, le pareció adecuada para participar de la campaña primavera verano como una nueva cara. A nuestra protagonista no le agradó mucho la idea de ser modelo, pero... el cheque de pago resultaba demasiado tentador... así que decidió aceptar. Por ello, el lunes pidió permiso en su trabajo para poder ir.
En cuanto a Selenia cuando Ximena abandonó el edificio para llevar una respuesta positiva a su jefe, esta salió sin decir adonde y regresó dos horas después, un poco indispuesta. El domingo estaba afiebrada y casi no podía moverse. Sentía dolor hasta en el cabello, por eso llamaron al médico, pero la terca morocha no permitió que la examinaran. De nada sirvió pedir permiso en su trabajo para que no fuese el lunes, ya que ella, de todas formas, escapó esa tarde a ZR sin dejar rastro, aprovechando la distracción de las demás muchachas. Con estos colores pintó el fin de semana.
Cuando Charlotte llegó a ZR, encontró a Akihide cerca de la entrada, visiblemente nervioso, caminando de un lado a otro. Todo estaba demasiado quieto a su alrededor, cosa que le causaba mucha gracia. Decidió acercarse a él, movida por la curiosidad.
Ch: ¿Akihide? Konbanwa.
Akihide: (se detiene al oírla y vuelve la vista hacia ella, visiblemente alterado) Cha... Charotte-san, konbanwa.
Ch: Te ves muy alterado. ¿Estás bien?
Ak: Vi algo... Acabo de ver algo perturbador. No sé si debería decírtelo.
Ch: (asustada) Pero... ¿qué pasa?
Ak: Se-chan... Se-chan... (Cubre su rostro con ambas manos) Oh, por Dios...
Ch: No me asustes, Akihide. ¿Qué pasó con Selenia?
Ak: Ella... Estaba en la oficina... Encerrada con Daigo.
Ch: ¿Pelearon otra vez?
Ak: No... Él... ¡Él estaba quitándole la ropa!
Ch: (no cabe en sí del asombro) ¡¿Qué?!
Ak: Y ella no oponía resistencia.
Ch: (incrédula) No... Seguramente te confundiste. Eso no puede ser.
Ak: No es mentira. Yo los vi. No estoy imaginando cosas.
Charlotte se muestra incrédula. No puede creer lo que escucha... ¡Selenia no podía ser tan estúpida! Seguramente todo era un simple malentendido... pero Akihide afirmaba haberlos visto... ¿Qué estaba pasando? Entre idea e idea, la pelirroja levantó la vista y reconoció en una persona que abandonaba ZR a la protagonista del suceso que comenzaba a preocuparla: Selenia, quien caminaba con una rapidez muy sospechosa. Su amiga casi corrió tras ella para pedirle dos explicaciones: ¿por qué fue a trabajar en lugar de ir al médico? y ¿qué fue lo que pasó en la oficina? Inmediatamente alcanzó a la morocha, vio salir a Daigo Naito, y no supo a cuál de los dos increpar con preguntas así que condujo a Selenia hasta donde estaba el líder de Breakerz, exigiendo a este que se detenga.
Ch: (imponente. Sujeta con fuerza el brazo de Selenia y habla a Daigo en voz alta) ¡Alto ahí, pervertido!
Daigo: (ofendido) ¿Estás hablando de mí? ¿Cómo te atreves a decirme eso, estúpida?
Ch: ¡Claro que sos un pervertido! ¡Y a mí no me llames estúpida, pedazo de sinvergüenza!
Selenia: (extrañada) ¿De qué me perdí?
D: (a Charlotte) A mí no me hables así. No seas igualada.
Ch: (cerca de la furia) Se lo que hicieron en la oficina (Selenia la mira como preguntado de qué carajo habla y Daigo, visiblemente molesto, dirige la vista hacia Akihide.  Charlotte continua hablando al líder de Breakerz) Parece que te gusta la idea de ser toro, porque... ¿sos vos quien dice que Selenia es una… ushi, no?
D: (se dirige Akihide) Me sorprende que creas que tengo mal gusto...
S: (ofendida) ¿Perdón? Mal gusto las bolas.
D: (casi gritando, a la pelirroja y el guitarrista) ¿Se puede saber qué clase de basura piensan ustedes? Sus mentes están sucias... ¿y el pervertido soy yo?
Ak: Pero... yo vi que estabas desvistiendo a Se-chan. ¿Lo negas?
D: No... Porque es cierto. Pero lo hice para ayudarla. El cierre de su campera se atoró con el resto de ropa... Y la bruta casi destroza la oficina por su terquedad.
S: (bajo, en actitud de puchero) ¿Por qué siempre me insulta?
Ch: Entonces... tenías las manos en su ropa porque... querías desatascar el cierre... No para desvestirla.
D: (con sarcasmo) Qué brillante deducción.
Charlotte y Akihide comparten una mirada llena de vergüenza, pues tremendo papelón estaban haciendo en plena vía pública. Aunque sabían que debían pedir disculpas, algo que el guitarrista hizo de inmediato sin mayor problema, la pelirroja detestaba admitir que cometió un error ante las personas que le desagradaban y Daigo le resultaba muy antipático, así que decidió no hacerlo, pese a que el vocalista no la dejaba en paz exigiendo que le pida perdón. Como ella no daba su brazo a torcer, Selenia, para no perder el tiempo, con una educada reverencia, ofreció disculpas en su lugar.
S: (Parándose entre Daigo y su amiga, habla al vocalista) Charlotte seguramente no está de buen humor. Pido disculpas por su conducta de hace un momento.
D: Es ella quien debería disculparse.
Ch: (a Selenia. En español) Yo no voy a pedirle perdón a este idiota, pero no quiero que lo hagas vos en mi lugar.
S: Yo también estoy ofendida, ¿eh? ¿Por qué pensaste tan mal de mí?
Ch: (apenada) Es que... Akihide me asustó. Lo siento.
S: (alto, a Daigo. En japonés) En español, pero lo dijo. Pidió disculpas. Ahora podemos irnos, porque va a comenzar el dorama. (Comienza a caminar, casi arrastrando a Charlotte, pero esta se resiste)
Ch: ¿Cómo pudiste manipularme de esa forma? No puedo irme aún. Tengo que mostrarle algo a Akihide.
S: (con terquedad) Charlotte… Va a empezar el dorama.
Ch: Entonces anda yendo.
S: Pero no voy a dejar que vuelvas sola… Ni pensarlo. Ya que viniste hasta acá… Vamos (intenta agarrar a su amiga por un brazo, pero esta no lo permite).
Ch: (mira para todos lados hasta que observa al guitarrista de Breakerz, quien hablaba pesadamente con Daigo) Akihide puede acompañarme a casa.
Ak: (desde donde está) ¿Hablaron de mí?
Ch: Si. Como Selenia está apurada por ver su dorama, le dije que vaya sola. ¿Vos podés acompañarme? Tengo algo que decirte… Algo que mostrarte.
Ak: (Parece meditar) Entiendo. (A Selenia, haciendo una breve reverencia) Yo acompañaré a Charotte-san. Podes ir tranquila.
S: (no muy convencida) Ok. Ok. Voy rapidito.
D: (apresuradamente, sujeta el brazo de Selenia) Llegaras más rápido si vas en coche. Yo te llevo.
S: (resistiéndose) No. Llegaré rápido si corro.
D: (sujeta a Selenia por el hombro derecho… y con esto, de una manera extraña logra doblegarla y que no se resista) Si te digo que yo te llevo, te llevo. Dejá de ser terca.
S: (quejándose) ¡No me agarres de ahí! ¡Todavía me duele!
D: Veni. Vamos. (Continúa sujetándola del hombro derecho y la lleva)
S: Esperá un momento… (A Charlotte) No me dejes sola con él.
Ambos sin entender lo que sucedía, muy sorprendidos por lo que vieron, Charlotte y Akihide compartieron una mirada de incredulidad. Como Selenia en un momento dejó de resistirse, la pelirroja pensó que su amiga estaba bromeando, así que no tardó mucho en restarle importancia, mientras que el guitarrista, todavía a penado por el papelón que se armó por su “culpa” (indiscreción, realmente), decidió no volver a entrometerse. Lo único que podían hacer era ir hasta el edificio.
Akihide pone en marcha el automóvil y lleva a Charlotte de regreso. En el camino a casa, la pelirroja intenta romper el hielo hablando de algo con él, pero no sabía bien de qué. Sentía que si iba a enseñarle la revista, primero debía realizar una introducción, como la cita en el museo. Tal vez sería prudente comenzar por ahí.
Ch: (intenta parecer más molesta de lo que está) ¿Por qué me hacés esto?
Ak: (extrañado) ¿Eh?
Ch: Después del museo... No intentaste comunicarte conmigo, ni peguntaste por mí... ni nada. Deberías hacerlo, aunque sea por cortesía.
Ak: Lo siento. Pensé varias veces en ir a verte, pero... no sabía con qué excusa.
Ch: ¿Es necesaria la excusa? Simplemente toca el timbre y decí: estoy buscando a Charlotte. ¿Es tan complicado?
Ak: También lo había pensado... pero... Tal vez elegía un momento y no estabas. Realmente lo siento. Yo... Hasta ahora solo me conformaba con preguntar a Se-chan si estabas bien. (Mira a Charlotte rápidamente, y luego vuelve la vista hacia el frente) ¿Fue un accidente, verdad?
Ch: (no entiende de que habla) ¿Qué cosa?
Ak: (cambia de idea) No, nada. Seguramente fue un accidente. (Cómo ve el edificio, estaciona a un lado) Bien, ya llegamos.
Ch: (coloca la revista que llevaba en una de las bolsas en el regazo del guitarrista) Salimos bien, ¿no?
Akihide observa la portada atónito. Esta gritaba: Romance de Breakerz en letras grandes y llamativas; y un poco más pequeño tenía un subtítulo: Akihide se muestra muy íntimo en una exposición de arte con la modelo del último MV. El guitarrista no podía creer lo que veían sus ojos. Fotografiaron casi cada momento y en todas las imágenes se apreciaba con claridad como la pelirroja lo sujetaba del brazo y estaba cerca suyo. Si Daigo veía esa revista... ¡Era hombre muerto!
Ak: (nervioso) No... No puede ser... Jamás creí que me reconocerían, y menos en un museo. Si Daigo llega a enterarse, va a enojarse... o va a matarme.
Ch: Es una revisa de la semana pasada, así que no creo que la vea. No te preocupes.
Ak: Ah... ¿Podes prestármela? Quiero leer el artículo.
Ch: No hay problema, pero (idea rápidamente como volver a verlo) No es mía, así que voy a necesitar que me la devuelvas. Leela tranquilo y después me la das. (Abre la puerta de automóvil dispuesta a descender, pero él la detuvo sujetándole un brazo).
Ak: Charotte-san... (Traga saliva) Vos... ¿podes acompañarme a cenar mañana? Quiero compensar mi falta de cortesía.
Ch: (sin poder ocultar la sonrisa) Me parece justo. ¿Adónde vamos a ir, o... es sorpresa? (antes de que él pueda responder) Tenés que decirme si el lugar es elegante o no, así veo que ropa escojo.
Ak: (impresionado ante la emoción de Charlotte) Es... Es un restaurante...
Luego de acordar la hora en la cual pasaría por ella, Charlotte se despidió de él muy animadamente, haciendo de las suyas, es decir, nuevamente beso el costado de la boca de Akihide y lo dejo muy confundido; y corrío hasta la entrada del edificio, al cual ingreso con entusiasmo. Que importaba el motivo, mientras el guitarrista se acercara a ella, esto era suficiente para reavivar su humor. Al parecer, nuestra pelirroja no es la única que se siente atraída, Akihide estaba dando grandes muestras de interés.
En fin, como vio que Selenia y Tsugumi estaban plantadas frente al televisor viendo el dorama, completamente ausentes de la realidad espaciotemporal, Charlotte convoco a las demás, Megg, Maya y Atsuko a una reunión en su habitación. ¿El motivo? Ayudarla a elegir un conjunto adecuado para la noche siguiente, en la cual planeaba estrenar una de sus nuevas adquisiciones, confeccionadas para una nueva mujer, "sensual y poderosa".
Megg y Maya aprobaban todas y cada una de sus combinaciones, mientras que Atsuko, completamente diferente a las dos muchachas, encontraba peros para todo: muy atrevido, muy formal, muy sobrio, muy llamativo, y sus elecciones no coincidían con los gustos de nuestra protagonista... Cuando ya pensaba desistir y escoger cualquier cosa, entraron a la habitación Selenia y Tsugumi, comentando con voz moderada lo que habían visto en el dorama, diciendo que estaban ansiosas por que llegara la próxima semana para ver un nuevo episodio. Al ver el estado de desorden y disconformidad, ambas quisieron ser partícipes de lo que estaba ocurriendo. Una vez que lo supieron, como dos niñas que vestían a una muñeca, las muchachas probaban un modelo tras otro sobre Charlotte hasta llegar a la que consideraron la combinación perfecta. Las demás estuvieron de acuerdo.
Maya: Charotte se ve hermosa hasta con una toalla, no dejo de sorprenderme.
M: Es cierto... Cuando se tiene un cuerpo bonito, cualquier ropa luce bien.
Ts: (festejando) Ya imagino la cara que pondrá Aki-sama cuando la vea. Indirectamente voy a causarle una sonrisa.
Atsuko: (la mira por sobre el hombro) Ese comentario es un consuelo, ¿verdad?
Ts: (triste) Si. Todavía me cuesta aceptar que la elegida de Aki-sama es Charotte y no yo... ¿Qué hice mal?
At: ¿Tirártele encima?
S: Y mirarlo como si fuese Dios... o Buda.
M: ¿Cómo podes decir eso si ya tenés novio?
Ts: (ofendida) ¿Todas están en mi contra?
S: (rodea a Selenia con los brazos) No podríamos estar en contra tuyo.
A: (al ver que a Tsugumi no le molesta o incomoda el abrazo) No puedo entender aún la necesidad de andar tocando tanto a la gente.
Ch: (no se puede decir que está molesta, pero le desagrada aquel comentario) Atsuko, ¿qué te pasa? Desde la semana pasada que estás muy mala onda.
S: (antes de que la muchacha japonesa pueda contestar) Cualquiera de nosotras estaría de malas si nuestras familias tuviesen los problemas que tiene la de Atsuko.
Las chicas observaron a Selenia y luego a Atsuko, desconcertadas por lo que habían escuchado. Apenas se dirigieron a la esta última, cuyo rostro reflejaba cierto enojo hacia la morocha, mezclado con vergüenza, esta quiso marcharse de la habitación inmediatamente, pero fue detenida por nuestra protagonista.
S: Dejaste un mail de tu mama abierto... y cuando quise usar el navegador... (Se pone de pie para acercarse a la muchacha) Bien, bien... Tu padre perdió su empleo y ahora tienen una deuda. Se acerca el plazo de pago y todavía no pudieron juntar el dinero, así que es probable que ya no puedan pagar tus estudios... ¿Por qué estuviste todo este tiempo callada, sufriendo sola?
At: (conmocionada, comienza a llorar por la vergüenza) ¿Quién te dio derecho a exponer mis problemas así? ¿Por qué me humillas de esta forma? Son mis problemas... solo míos. ¿Por qué no elegiste hablar conmigo en privado? ¿Por qué me hiciste esto?
S: ¿Qué humillación? Yo no quiero que te vayas y dejes la universidad y el dormitorio, y estoy segura de que las chicas tampoco lo quieren. Así que... (La apunta) Mi objetivo será el siguiente: no me voy de Japón sin pagar esa deuda.
Todas: (miran a Selenia, extrañadas) ¿Qué?
Ch: ¿De qué estás hablando?
S: (camina hasta su cama y debajo de esta extrae una bolsa enorme, de la cual va sacando una a una muñecas sin ojos ni bocas) Hay doscientas. Nos pagan 250 yenes por cada muñeca pintada... Pronto será el hina matsuri [1], así que... ¿Quién quiere que Atsuko se quede?
Ts: (levanta una mano) ¿Dónde está la pintura?
<Antes de que las muchachas, bien intencionadas, decidieran poner manos a la obra, una de sus compañeras de edificio les avisó que ya estaban sirviendo la cena. Al ver las muñecas, no pudo evitar la curiosidad, y Selenia, sin pensarlo (aparentemente, ya que en verdad si lo meditó y le pareció lo mejor), le comunicó sobre los problemas de Atsuko muy brevemente. Esta joven ofreció su ayuda y pidió voluntarias en el comedor… En fin, el “chisme” se expandió tan rápidamente que, al terminar la comida, todas las chicas estaban, pincel en mano, haciendo boquitas, narices y ojitos a las muñecas, tarea que fue completada en un santiamén gracias a tanta colaboración. Pero, como no todo puede ser bueno, cuando las jóvenes planeaban ir a dormir, Megg notó que Charlotte salió de la habitación sin cambiar su ropa para la cita por una común… y la había ensuciado con pintura. Lo peor de todo es que no sabía cómo decírselo, aunque no tuvo que pensar demasiado, ya que Tsugumi no tuvo mayor problema en mencionarlo, embargada de horror, por lo que nuestra protagonista comenzó a quejarse frenéticamente.
Ma: (intenta calmarla) Charotte... la manchita es pequeña. Parece un lunar... Podemos pintar más lunares para que quede bien.
S: Nada de eso... (A Charlotte) Lo voy a tapar con un bordado. Y quedara mejor.
Ch: (un poco más tranquila) ¿Segura?
S: Por supus. Anda a cambiarte.
Las chicas se extrañaron por la actitud de Selenia... estaba demasiado optimista en comparación con su carácter regular. Decidió terminar esa noche el bordado para no tener que lidiar con ello a último momento, así que se quedó en la sala mientras las demás fueron a dormir. La tarea comenzó a llevarle más tiempo del que hubiese esperado, se asustó al ver como habían pasado las horas y el sueño quería cerrarle los ojos. Pero solo faltaba un poco. Entre puntada y puntada, escuchó a su estómago exigiendo comida... ya le resultaría muy difícil ir a descansar sin detenerse en la cocina para tomar aunque fuese un vaso de leche. Se apresuró lo más que pudo, aunque no fue necesario. Porque lo que pidió mentalmente llego a ella.
At: (deja un vaso de leche en una mesita) Pensé que ya tendrías hambre. ¿Falta para que termines? Es un poco tarde.
S: (agarra el vaso) Oh... mis tripas realmente lo deseaban (bebe rápidamente hasta la última gota, sin reparos en mostrar lo bien que se sintió después) Ah, delicioso. Gracias Atsuko. Es un momento termino (mientras vuelve a su labor) Mañana llevaré las muñecas... y si les gusta como quedaron, vamos a recibir otra tanda. Juntaremos unos 150 mil yenes según mis cálculos.
At: (apenada) Serenia... yo no sé cómo agradecerte... lo que estás haciendo por mí. De verdad no tengo palabras.
S: Para mí no es raro hacer esta clase de cosas. Además... no quiero que te vayas del edificio o que te mates trabajando para pagar esa deuda. Después de las muñecas... invertiremos el dinero en el hima matsuri... y, si todo va como espero, vamos a juntar los 2 millones de yenes que necesitas.
At: ¿Habrá un evento el sábado?
S: Si. Conseguí participar, así que estaremos vendiendo comida. Ya Tsugumi, Maya y Megg prometieron ayudar, y también cuento con vos. A Charlotte no le dije todavía, pero seguramente aceptara.
At: ¿Por qué Charotte cometió el error de pintar muñecas con esa ropa puesta (apunta la prenda que Selenia está bordando) si mañana saldrá con ella?
S: No lo sé. Pero no vayas a preguntarle, porque puede molestarse. (Hace una última puntada y comienza a asegurar los puntos) Por cierto, Atsuko... Necesito pedirte un favor.
At: ¿Cuál?
S: Necesito que me prestes la peluca que te regalaron. Es bastante bonita... y necesito usarla para el viernes.
At: Está bien... yo no la uso, así que no tengo problema si la querés. (Se muestra extrañada) Pero... ¿Puedo saber para qué?
Mientras corroboraba que el bordado haya quedado bien, Selenia comentó brevemente a Atsuko el motivo de ese pedido. No develó todos los detalles y dejó guardadas varias cosas para ella. Yo no puedo revelarles lo que sucede, no todavía, pero les dejaré una pista: Daigo Naito está relacionado con todo esto. Si, lo sé. Eso no explica lo que sucedió en frente a ZR. Terminemos este día para saber que ocurre en la cena, ¿sí?
Selenia casi se queda dormida varias veces, y de hecho, como no alcanzó a terminar el desayuno, llevó una parte de él en una bento [2] a la universidad. Pero su esfuerzo valió la pena, ya que Charlotte se mostró muy contenta por los arreglos (sin dejar de preguntarse si este cambio resultaría molesto a la marca, pero no tenía modo de averiguarlo... momentáneamente)
Las chicas tuvieron una mañana tranquila, y al regresar comieron con sus compañeras. La pelirroja intentaba mostrarse relajada, pero le inquietaba lo lento del avance de las horas. Parecía una eternidad a otra. Nuevamente se sentía nerviosa, ya que la vez pasada sabía adónde iría con Akihide, pero esta vez él quiso mantener el misterio. Sumado a esto... no sabía con exactitud que estaba pasándole. ¿Por qué solamente el guitarrista lograba causarle nervios? Un romance en Japón durante seis meses, sin demasiados compromisos ni ilusiones parecía realmente perfecto y... Sin embargo... la inquietud de no saber que quería Akihide, de tenerlo lejos y a veces cerca... Cada vez le costaba más mantener la calma. Antes podía hacerlo, para no salir herida. Podía cortar todo y mirar hacia otro lado, pero ahora... Quiso hacerlo luego de ver aquella escena en San Valentín pero no pudo...
En cuanto a la dorada protagonista (no voy a dejarla de lado) en una nueva jornada, vio el tiempo pasar... y al guitarrista de lentes completamente ausente. Ya habían pasado treinta minutos del horario habitual en el cual el atravesaba el umbral sonriente, aparentemente buscándola con la vista. En nuestro país eso podía suceder, pero en Japón que alguien llegue tarde es cosa seria. Podía ser por un accidente o algo parecido. Trascurrió una hora... hora y media y la situación no cambió. ¿Dónde estaba Shinpei? Megg comenzaba a preguntarse si tal vez algo que dijo en una charla anterior o lo tranquila y despreocupada que intentaba mostrarse frente a él después de la cita del sábado lo perturbó o molestó y decidió no volver... No. ¿Cómo podía cambiar tan repentinamente?
La respuesta llego a ella: Selenia entró al café y se acercó hasta la barra, visiblemente cansada, para pedir dos expresos y una moka. Mientras esperaba, ocultando un enorme bostezo tras una mano, Megg se le acercó para hablarle y, de paso, averiguar por Shinpei. Nuestras dos protagonistas, cuando estaban juntas, no perdían oportunidad para abrazarse, pellizcarse (cachetes o brazos), darse golpecitos en el hombro y otras formas que perturbaban a algunos concurrentes al café.
La muchacha morocha le contó que Shinpei había amanecido enfermo y que no apareció por la productora. Agregó, además, que Akihide también se tomó el día, por lo que el único que fue a trabajar y arreglar lo que referente a los recitales de primavera fue Daigo, de hecho, él fue quien le proporcionó esa información. Cuando Megg se mostró complacida por "saber" que el líder de Breakerz y su amiga arreglaron sus diferencias, Selenia detuvo su entusiasmo en seco, aclarando que estaba parafraseando las palabras reales de él. Nuestro soberbio protagonista y la simpática extranjera continuaban en las mismas, solo que uno disminuyó su nivel de agresividad en relación directamente proporcional a como lo hizo el otro (si no me insultas, no te insultare ^_^).
Si Shinpei estaba enfermo, Megg tendría que volver sola a casa. Esto no le resultaba molesto. Durante el tiempo en el cual él se encerró a leer, ella regresó sin mayores problemas, así que, cuando Selenia se ofreció a acompañarla, la rubia se negó amablemente. Como el pleito con los pandilleros concluyó, estaba segura de que nada malo ocurriría, pero se equivocó.
Mientras se caminaba tranquilamente hasta la plaza cercana al edificio, la cual atravesaba en diagonal para cortar el trayecto... los vio. No estaba segura de que eran ellos, pero... cuatro jóvenes sospechosos, reunidos en el centro de la cuadra, no le traían buenos recuerdos. Megg estaba parada en una esquina de la plaza cuando los divisó. Tenía la opción de no cortar el camino e ir por los bordes para poder esquivarlos. Sin embargo, una vez que decidió ponerse en marcha, sintió un brazo rodeándole el cuello y una voz familiar cerca de su oído... aquella que una vez dijo "linda, te vas a arrepentir de esas palabras". El resto de la pandilla respondió al llamado de su líder... y rápidamente la rubia se vio rodeada por ellos.
Los pandilleros parecían alegres por verla, pero su alegría estaba revestida de maldad. No tenían buenas intenciones y estaban los cinco reunidos... Nuestra protagonista no sabía qué hacer para salvarse de esa situación.
Jefe: (mira para todos lados y luego habla a Megg) El tipo de lentes que te sigue a todos lados, ¿dónde está?
M: ¿Qué?
Jefe: Nada de qué. Estoy aburrido y quiero tener una buena pelea.
M: Él está enfermo... reposando en su casa. Si esto es todo lo que quieren, déjenme.
Pandillero 2: ¡Esta más linda que la última vez! Jefe, ¿puede dejarla con nosotros un rato?
Jefe: Pero, mírenla bien. Es una perrita fina, un caniche. (Empuja a Megg hacia los pandilleros) Vayan uno a la vez... y llévenla a un buen lugar.
Megg se encontraba demasiado alterada como para pensar con claridad... Si reaccionaba de forma brusca, igual que Charlotte, podían golearla (quizás más de una vez), pero la quietud no le resultaría favorable. ¿Qué hacer? ¿Qué podía hacer para salir de esa situación? Pensó en llamar a la policía, pero... ¿Cómo les proporcionaría la dirección si ella no sabía cómo se llamaba el bloque [3] o la plaza? Vio que el líder abandonaba el lugar y la dejaba sola con los otros cuatro pandilleros, quienes intentaban manosearla y le hablaban de forma burlona. Ellos no perdían oportunidad para asustarla. Intentaban llevarla de allí, y cuando ella se oponía, la presionaban con fuerza. Ya la tenían completamente agarrada y presa del pánico, hasta derramó algunas lágrimas producto de los nervios... cuando escuchó nuevamente una voz que detuvo el tiempo. Levantó la vista, para dar cuenta si se trataba de Shinpei, pero no era así. Parado a algunos metros estaba un joven alto y delgado, de tez clara, aunque no demasiado, ojos negros y cabello un poco largo, entre el castaño y el cobrizo, bajo un sombrero... bastante particular.
Joven desconocido: Señores pandilleros, no es mi intención inmiscuirme en asuntos ajenos, pero no me parece correcto que traten así a una mujer. Si ella no desea acompañarlos, es de mala educación intentar obligarla. (Hace una reverencia) Les pido amablemente que la dejen ir.
P1: ¿Y este quién carajo es?
P2: No sé, pero su modo de hablar me desespera. (Al joven) Seguí tu camino. Este no es asunto tuyo.
JD: Sumimasen... Yo soy enemigo de la violencia, pero... si ustedes no desisten voluntariamente, me veré obligado... a obligarlos.
P3: Ya me canse... (Se aparta de los demás y comienza a avanzar hasta el muchacho) No agotes mi paciencia y andate de una vez.
JD: No puedo hacerlo, lo siento. Necesito antes que dejen ir a esa señorita. (Saca la billetera del pantalón) Si la dejan, yo... les invito algo. Comida o bebida... o lo que quieran.
P3: (golpea la mano del joven y este deja caer la billetera, pero la levanta casi de inmediato. Luego lo empuja) Vamos, obliganos.
JD: Es de mala educación rechazar así a las personas. (Guarda la billetera nuevamente)
P3: Baka... ¡Intenta obligarme!
Ni bien grita esto último, lanza un puñetazo contra el joven, pero este lo esquiva fácilmente y, agarrando al pandillero del brazo, realiza sobre este una rápida torsión y luego lo lanza al suelo, todo esto en un abrir y cerrar de ojos. Al ver lo que paso, dos patoteros se lanzan contra él. El misterioso muchacho, casi de la misma manera derriba a uno de ellos y el tercero exhibe su navaja, tratando de intimidarlo y consigue ponerlo nervioso. El único pandillero que quedó sujetando a Megg, mientras esta pensaba que era su oportunidad de escapar, detuvo a los demás, diciendo que encontraron lo que su jefe tanto quería: un rival. Observaron fijamente al joven antes de marcharse.
JM: (pensando) "Que bueno que se fueron... las armas me ponen nervioso" (acercándose a Megg, quien estaba muy extrañada como para poder reaccionar rápidamente). ¿Estás bien?
M: (aun asustada) Si... sí. Yo... (Hace una breve reverencia) Te agradezco mucho... lo que hiciste por mí. No tengo palabras para expresar mi agradecimiento.
JM: Realmente dude por un momento si debía intervenir, pero... no pude evitarlo. Me alegra que te encuentres bien, Meggara-san. Ya podes ir tranquila a casa, es tarde.
M: Si... Y comienza a ponerse frío. Muchas gracias de verdad.
Megg da media vuelta y camina con rapidez hasta el edificio, pensando en lo que pasó hacia un momento. No podía negar que tuvo suerte, las energías del mundo estuvieron a su favor. Shinpei y Selenia no eran los únicos capaces de arriesgarse para ayudar a alguien. También lo hizo este misterioso y valiente muchacho, aunque de una forma menos... ¿heroica? Es decir, ver en acción al guitarrista de Breakerz le pareció grandioso, a Selenia, sensacional y admirable, y a este joven... fue bueno, pero casi le causaba gracia. Que tipo interesante, concluyo, dándose cuenta de que olvidó preguntar su nombre... un momento... ¿Por qué el la llamó Meggara-san? ¿Acaso lo sabía? ¿Pero cómo, si ella no recordaba haberlo conocido?  Cuando miro hacia atrás, de repente, a unos cuantos metros... ¡Estaba ese muchacho! Lo primero que vino a la mente de nuestra rubia protagonista fue, luego de recordar lo que Selenia le contaba de Japón, es que este joven era... ¡un pervertido, un acosador, uno de esos raros que atormentaba chicas siguiéndolas!
La rubia comenzó a sentir miedo, así que corrió al edificio lo más rápido que pudo. Ya frente a la puerta, se apresuró por encontrar las llaves dentro de su bolso. Una vez que sus dedos las tocaron, escuchó que alguien presionaba el botón del timbre. Cuando miró... ¡Allí estaba ese muchacho, parado al lado de ella! Aprisa, introdujo la llave en la cerradura, abrió la puerta e ingreso lo más rápido que pudo, sin permitir que el joven pudiese acercarse si quiera. Nuevamente escuchó el timbre y se sintió horrorizada... ¿Por qué? Ahora si sabía la dirección. ¡Era momento de llamar a la policía!
Mientras buscaba su celular, Tsugumi se dirigía hasta la puerta, dispuesta a abrir. Nuestra protagonista intentó impedirlo, pero no pudo hacerlo. La joven japonesa no solo saludó al muchacho, sino que lo invitó a pasar... ¡Y la rubia tenía ganas de salir corriendo!
Ts: (al joven) Pasa, KyunHo. Maya bajara enseguida.
KyunHo (joven desconocido): Arigatoo gozaimasu, Tsugumi.
M: (pensando) "¿KyunHo? O sea que... no es un pervertido. Sino que es el novio de Maya... y por eso sabe cómo me llamo. Ahg... otra vez pienso mal de una buena persona".
Tsugumi invitó a KyunHo a pasar a la sala, igual que a Megg, y allí charlaron un rato hasta que Maya bajó a encontrarse con él. Nuestra protagonista intentó no meterse en la conversación, por vergüenza, pero no pudo mantener su postura mucho tiempo. Sintió que tenía que disculparse con el muchacho por pensar mal y tratarlo con descortesía, cerrándole la puerta en la cara. Él le respondió que se despreocupara, que entendía perfectamente su reacción, después de lo que le había sucedido. Como Tsugumi no estaba enterada de ello, comenzó a hacer preguntas. Por suerte llegó Maya para poner fin al interrogatorio.
Casi al mismo tiempo llegaron Selenia y Atsuko, sospechosamente aliadas. Nuestra protagonista llama a Tsugumi y ambas corren a encender el televisor para ver el otro dorama, mientras la mesera japonesa saluda a KyunHo. De inmediato aparece Charlotte, vestida, peinada y arreglada con sumo acierto, preguntando a los demás sobre su aspecto, por el cual recibe un aluvión de halagos de sus amigas. La pelirroja se detiene a saludar al novio de Maya, quien la dejó impresionada, pues no esperaba que fuese tan apesto. Él, a su vez, expresa que se siente muy afortunado por conocer a la famosa Charotte, pues Maya le había hablado mucho y muy bien de ella, algo que resulta muy complaciente para la extranjera, a tal grado que decide sentarse con ellos a conversar, pero unas luces que entran por la ventana anunciaban la llegada de Akihide. Nuestra querida pelirroja corre a su habitación para retocarse un poco, rociarse más perfume y... generar expectativas, obvio.
Tsugumi y Selenia aprovecharon la tanda de comerciales para espiar al guitarrista, y comentaban con los demás cada detalle: según lo que veían, Akihide se había cortado un poco el cabello y tenía un aspecto muy agradable... Como decimos en mi país... ¿se puso lindo para Charlotte? Las dos reían entre dientes y el tímido protagonista no tardó en distinguirlas... se asustó ante la visión de la loca que se le había tirado encima, pero casi de inmediato esa sensación desapareció cuando vio a Selenia, quien lo saludó con una mano y comenzó a arrastrar a la muchacha japonesa hasta el sillón, pues otro bloque había comenzado.
La pelirroja no pudo aguantar su ansiedad y salió al encuentro de Akihide antes de que Maya lo invitara a entrar, pues tenía toda la intención de hacerlo. Charlotte se sentía muy contenta por ver que el guitarrista se había arreglado esmeradamente para salir con ella. ¿La llevaría a un lugar elegante o...? Era tan agradable pensar que se había esforzado por lucir bien en la cita, pero también sabía que esto resultaría muy ingenuo de su parte. Aun así, quiso ver si podía ser divertido hacer un comentario al respecto y ver la reacción del tímido guitarrista, quien respondió con un agradecimiento a media voz y el rostro ruborizado y halagó el aspecto de ella, dejando escapar sin querer algún que otro detalle del cual luego pretendía esconderse. Estas reacciones siempre causaban mucha gracia a Charlotte.
En fin. Cuando llegaron al restaurante, la pelirroja sintió una gran alegría al ver que era un lugar tradicional de comida japonesa y muy elegante, famoso por hacer el mejor sushi, el platillo que ella había deseado probar un principio. El guitarrista, muy acertadamente, supuso que Charlotte aun no lo había degustado, y que mejor oportunidad que esa. De alguna forma, el buscaba dejarla impresionada.
La joven, ya advertida sobre la no costumbre de los japoneses, adelantó unos pasos para entrar primero y se queda parada inmediatamente, apreciando la decoración del lugar, los paneles, las mesas y sillas, encantada con los uniformes de los meseros, kimonos largos y elegantes, hasta ganas tenía de comprarse uno, la aromatización y el ambiente, relajado y al mismo tiempo con mucha categoría. Akihide había pedido un reservado cubierto con un panel a un lado que generaba la sensación de intimidad. Antes de que pudieran tomar asiento, Charlotte tuvo que quitarse sus altos zapatos, por lo que disminuyó bastante su estatura (y no le resulto agradable). A la hora de ir hasta su mesa, la pelirroja sintió un leve arrepentimiento por la ropa que tenía, pues... si bien su vestido era muy elegante, femenino y sensual, por supuesto, sentarse con él podía volverse muy incómodo... con un pantalón no tendría problemas, pero con lo que llevaba puesto... tuvo que hacerlo con las piernas a un lado, tratando de no torcer su postura.
Mientras ella degustaba por fin uno de los platillos que más representaba la comida asiática en el mundo, las chichas en el edificio cenaron suki yaki [4], con arroz y korokke tratando de imaginar que estaban comiendo Charlotte y Maya (quien también salió acompañada por KyunHo), y preparándose mentalmente para otra noche de pintura. Selenia llevó el doble de muñecas que el día anterior y comentó con las demás su plan para juntar los dos millones de yenes que cubrían la deuda de la familia de Atsuko para que ella no deje la universidad. ¡Las buenas causas entusiasmaban por demás a todo el edificio!
Cuando las muchachas terminaron su labor, pintar ojitos y boquitas, Maya entró al edificio muy contenta y, al verlas, comenzó a lamentar el no poder ayudarlas, pero su cita realmente valió la pena. Fueron a la habitación de las extranjeras y, mientras Selenia revisaba las muñecas, la recién llegada contaba los motivos de su alegría: la relación con KyunHo marchaba tan bien que prácticamente él le propuso matrimonio... Como ella terminaría sus estudios ese año, comenzaría a trabajar y ya podrían casarse. Nuestras dos protagonistas se mostraron tan contentas al escucharla que prometieron ahorrar lo suficiente como para poder asistir a la boda, y Maya prometió esperarlas.
Ts: ¡Te felicito, amiga! Pero... ¿Ya le dijiste a KyunHo que no sos virgen como el cree?
Ma: (mostrándose indignada) ¡No! No puedo decírselo a estas alturas...
M: (desconcertada) Pero... si vas a casarte con él... y el piensa que sos virgen, significa que... ¿Ustedes no...? O sea, como decirlo...
Ma: No, porque... como a esta edad... y virgen... él pensó que yo quería mantener esa condición hasta casarme.
S: (mirando su celular, pues había recibido un mensaje y no lo leyó) Maldita Charlotte... (En tono de lamentación) estaba comiendo sushi y probando sake en un restaurante elegante... ¡Yo quiero sake!
At: Yo tengo sake. Me regalaron una botella el año pasado por el White Day... Nunca la tome.
Ts: ¡Traela! (Entusiasmada) Juguemos un rato mientras esperamos a Charotte.
Mi medio minuto pasó cuando Atsuko regresaba a la habitación de las extranjeras con la botella y un vaso (el único que pudo conseguir). El juego que escogió Tsugumi fue Verdad o consecuencia. Para ello, elegían al azar a una de las chicas para hacerle una pregunta, y si decidía no contestar, debía beber la cantidad de Sake que colocaban en el vaso. No hubo problemas en compartirlo, ya que estaban entre chicas. La primera en preguntar fue la ocurrente japonesa, quien, como kamikaze, se lanzó con un "Meggara, ¿a vos te gusta Shinpei-sama?". La rubia, colorada hasta las orejas, no supo que contestar, y como vio que las muchachas estaban por servir (y sabía que no sería poco), decidió murmurar un "creo que si" muy tímido. Ya que era su turno, Megg pregunto a Maya si era capaz de fingir virginidad hasta la noche de bodas, a lo que esta respondió que tenía que pensarlo más, e inquirió ahora a Selenia sobre sus planes para el viernes. La morocha, acercando el vaso, dijo: "sirvan con moderación" y no dudo en beber hasta la última gota. Así pasaron un largo rato hasta que escucharon el ruido del automóvil, señal de que la pelirroja había regresado. Para sorpresa de las jóvenes, Akihide tuvo que llamar a la puerta, ya que Charlotte... como decirlo... "no se llevó bien con el sake", según palabras del guitarrista. Al parecer, la muchacha había bebido demás, y llegaba con los zapatos en la mano, apoyada en el hombro de él, cantando una canción que escucho en la radio en un japonés que parecía más bien chino, interrumpiéndose con múltiples bostezos que escondía ayudándose del pelilargo protagonista. Por eso parecía muy alegre.
Selenia se ofreció a llevarla sobre su espalda antes de que ocurra un sincericidio, y Megg la ayudó dándole ánimos, mientras las demás agradecían a Akihide por tomarse la molestia de traerla hasta ahí y le pedían perdón por el comportamiento "vergonzoso" de la pelirroja, aunque él creía que tenía que ser quien pida disculpas por permitir que la joven llegue a ese estado...

Necesito llegar al viernes, así que contaré muy rápido lo que sucedió. Charlotte despertó con mucho dolor de cabeza y sensibilidad estomacal, por lo que no fue a la universidad, comió muy liviano y se la pasó casi toda la mañana o acostada o sentada, excepto cuando tuvo que ir a trabajar. No recibió muchas noticias de Akihide, solo que preguntó por ella, si se sentía bien después de... la cena. No por la pelirroja (pues no hubo tiempo) sino por el guitarrista supo Selenia lo que allí ocurrió. Si bien había empezado como una íntima velada, resultó muy incómoda por la aparición de Ximena y tres amigos, entre ellos Jonathan. Con esas presencias molestas cerca, Charlotte perdió la cuenta de cuanta bebida consumió y, para cuando se dieron cuenta, ella estaba demasiado alegre. El muchacho argentino culpó a Akihide de emborracharla adrede, pero Ximena lo defendió propinando al joven un golpecito en la cabeza. Por esto, nuestra morocha protagonista lo calificó de golpeable, y ambos comenzaron a reír. Aquel grito causó muchas murmuraciones, por lo que el tímido protagonista pagó la cuenta y llevó a Charlotte de regreso.
En cuanto a la rubia protagonista, cuando volvió a ver a Shinpei, se mostró muy preocupada por su salud, algo que resultó sumamente agradable para el guitarrista de lentes. Por temor a que los pandilleros sigan rondando por ahí, Megg lo convenció para que cambiaran de camino, diciendo que era cada vez más divertido conversar con él, así que no habría problemas por conversar un poquito más... ¿o sí? ¿Cómo podría Shinpei negarse a un pedido tan dulce y encantador? Ni tuvo que pensarlo.
En cuanto a Selenia, tantos preparativos secretos despertaron la curiosidad de sus amigas, así que se vio obligada a contar un poco. Solo un poco. El viernes por la noche, asistiría a una cena elegante, a la cual la habían invitado, y, preferentemente, tenía que ir un poco disfrazada, por eso pidió a Atsuko que le prestara una peluca... No quiso decir con quien iría, y ningún poder humano o divino la obligaría a revelar la identidad del acompañante (por así decirlo). Las muchachas se cansaron de insistir, y como no podían convencerla, decidieron ayudarla consiguiendo ropa que le quedara bien y fuese elegante, ya que las combinaciones de Selenia eran demasiado informales, además de algunos accesorios y un buen par de zapatos. Con todas esas cosas en frente, la morocha protagonista se sintió muy entusiasmada y encantada... pero, luego de volver del trabajo y bañarse, cuando se vistió... comenzó a sentir inseguridad, como siempre que usaba que no correspondía a su estilo y que le hacía sentir incomodidad. Tenía ganas de correr hasta el ropero para cambiarse. Por suerte, las muchachas lograron convencerla, sobre todo Megg, quien, cuando se lo proponía, podía ejercer mucha influencia sobre la simpática extranjera. Le dijo que la Selenia que ella conocía no le temía a un vestido y un par de zapatos, y que debía quedarse como estaba, ir a ese evento, e impresionar a todos. Ella aceptó a cambio de que la dejen estar sola para terminar de arreglarse y colocarse la peluca.
Un rato después, apenas unos minutos, Selenia estaba ya en la entrada, prácticamente irreconocible, pues entre el maquillaje, la ropa y los arreglos, perdió su aspecto rústico por uno más femenino y refinado. Tranquilamente podía pasar por una muchacha educada y de buena familia. Pero, con el carácter que tenía, sabían que solo bastaba con que abriera la boca para arruinar aquella imagen tan distinguida.
At: (a Selenia, una vez que todas se preparaban para despedirla) ¿Pasan a buscarte?
S: No voy a hacerles tan fácil averiguar quién me invito...
Ch: Bueno... está bien. No lo contés entonces, mala persona.
M: Aunque sea una pista.
S: No insistan. Les contaré todo cuando termine.
Ts: Ya. Dejemos que se vaya, ¿no?
Ma: ¿Quién será esa persona especial para quien Serenia se arregló tanto a tal punto de hacer dieta y comer poquito en estos días para cuidarse?
S: No era por dieta. Voy a ir a una cena elegante, con delicias finas de la cocina gourmet... estuve almacenando espacio para comer todo lo que vea.
Ch: No digas eso en la cena.
S: Yo se comportarme. No te preocupes.
M: Eso prometiste cuando viajamos para acá.
S: (después de pensar un momento, pues no recordaba haber hecho una promesa que no fuese capaz de cumplir) Ittekimasu.
Todas: Itterashai.
Selenia salió del edificio, caminando cuidadosamente sobre esos zapatos con taco (algo que nunca usaba), y trató de llegar lo más rápido posible hasta el lugar en el cual acordó encontrarse con Daigo, quien ya estaba esperándola cerca de su automóvil, contando con la presencia indeseada de Shinpei y Akihide, quienes querían ver si la morocha protagonista iría arreglada o no.
Daigo: (a los guitarritas, con aparente calma) Lárguense de una vez.
Shinpei: Solo queremos ver a Se-chan y darle ánimos por la difícil tarea que le toca. Porque... soportar una reunión con tu familia... y fingir que es tu pareja debe ser muy duro.
D: ¿Duro? ¿Cuantas millones de muchachas quisieran estar en su lugar?
Ak: No sé si son millones... Además, el plan es que Se-chan les caiga mal, ¿verdad?
D: El plan es que dejen de invitarme a estas reuniones. Por eso tengo que llevar a una chica suficientemente molesta como para que la rechacen y la ushi es una experta en molestar.
Ak: Pero Se-chan... tengo la impresión de que solo te molesta a vos. El resto la adora.
Sh: ¿Y si le cae bien a tu familia? Tal vez hasta la quieran como nuera.
D: Eso es imposible. No creo que estemos hablando de la misma persona. (Impaciente) ¿Cuánto tiempo más piensa tardar?
Los tres estiran sus cuellos lo más que pueden, buscando a Selenia con la vista, pero no ven rastros de ella. Akihide, entre que está pendiente, divisa a una muchacha de cabello largo y levemente ondulado que se acerca a ellos... y la cara le resulta familiar... ¿Se-chan? La mira fijamente, en total desconcierto, pues la chica que tiene en frente es hermosa, muy diferente a la simpática extranjera que corretea todos los días por ZR. Shinpei también la distingue, pero tarda un poco más en reconocerla y no cabe en sí del asombro. El único que no se da cuenta es Daigo, quien si ve a la joven, pero le resulta extraña y sigue buscando.
S: (cansada) Daigo sama...
D: (la mira pero no la reconoce, así que sigue buscando con la vista, incluso le da la espalda) Creo que la escuche. ¿Dónde se metió esta ushi?
S: (ignorada y cansada, frota una mano contra la otra u propina una fuerte nalgada a Daigo) ¡Deja de hacerte el tonto!
D: (entre la indignación y la sorpresa) ¿Ushi? ¿Sos vos?
S: No, si voy a ser mi hermana gemela, baka. (Hace gestos exagerados) ¿Ves? Soy yo, Selenia. Estoy hablando con mi voz.
Sh: Se-chan, te ves fabulosa. Deberías arreglarte así más seguido.
S: Gracias, pero me gusta más mi otro yo.
Ak: De verdad, Se-chan. Nos dejaste sorprendidos. Serás un éxito en la reunión, ¿verdad, Daigo?
D: ¿Se puede saber por qué te disfrazaste de mujer bonita si te dije que tenías que ser vos misma?
S: Si por esas cosas de la vida tu familia me odia y quiere matarme o algo así, no quiero que me reconozcan.
D: (piensa) “Tiene sentido...” (A Selenia) ¿Qué clase de da familia pensás que tengo? ¿Unos yakuzas? (Antes de que ella conteste) Bueno, qué más da. (Apunta al automóvil) Subí. (A los guitarristas) Ahora si pueden irse.
Sh: (ironía) Buena suerte.
D: (una vez que suben al automóvil y van en marcha hasta el lugar de la reunión. A Selenia) ¿Recordás lo que acordamos?
S: Por supuesto. Ya preparé mi personaje. Seré una agria futura nuera prototipo de arpía insoportable que...
D: ¡No! Te dije claramente que tenés que ser vos misma. Relajate y actuá con total “normalidad”.
S: Pero... me pediste que sea insoportable... y yo ni soy molesta.
Daigo nunca pensó que lamentaría esas palabras, pero lo hizo. Para que su plan diese resultado, hubiese sido mejor dejar que Selenia actúe como otra persona y no como ella misma. Porque, si bien al principio sintió nervios y parecía muy tímida, poco a poco comenzó a soltarse y comportarse con más franqueza. Ahora bien, ¿ustedes que creen?
Les explicare un poco. Daigo, todos los años, con motivo del aniversario de casados de sus padres, asiste a una reunión con la familia para celebrarlo. Él odia esas fiestas tan... paquetas, por así decirlo, pero no puede negarse simplemente, ya que podrían comenzar a acosarlo. Por esto, planeo una suerte de sabotaje: si iba acompañado de una supuesta novia que le cayera más que mal a toda la concurrencia, pensarían seriamente si debían volver a invitarlo al año siguiente, y optarían por no hacerlo si él tenía intenciones de llevar la misma compañía. Aunque... ¿Dónde encontraría a una mujer con tal "cualidad"? Mientras pensaba en esto, Selenia paso por ahí... ¡Eureka! ¡Ya la había hallado! Sin embargo, ¿cómo lograría que acepte? Apenas mencionó Daigo ante la muchacha que se trataba de una cena gourmet, a ella le resultó muy interesante y decidió pensarlo. Y, ya que él descubrió un secreto sobre nuestra protagonista con el cual podía extorsionarla de alguna forma, no tuvo más remedio que aceptar. ¿Comprenden ahora?
En fin, nuestro soberbio protagonista confiaba en que Selenia se sentiría incomoda o atacada por su familia y, tal como había hecho con él, se defendería dando gritos y empujones. Aunque no calculó como iría vestida, pues pensó que usaría una combinación informal como siempre, dejó de darle importancia: no era importante como se vistió, sino lo que haría en la reunión... Pero, como ustedes ya saben, Daigo pareció haber olvidado lo simpática que era Selenia con él cuando se llevaban bien, antes de la primera confrontación, si tenemos que recalcar algo en ella es su carisma, por el cual siempre termina cayéndole bien a todos.
Apenas entraron, apareció su madre para recibirlo... y... se mostró muy complacida por verlo acompañado por una muchacha tan elegante y encantadora. Le pregunto cómo se llamaba, y ya que Selenia no quería ser reconocida, dio un nombre falso... el primero fácil de pronunciar por los japoneses que le vino a la mente fue Katerin (Catherine)...Desde ese momento, Daigo comenzó a arrepentirse. Katerin era el nombre de la actriz favorita de su madre. Esta mujer se mostró muy complacida con nuestra protagonista y la llevo a conocer la planta baja de la casa (tremenda mansión, glups). Él las siguió muy de cerca, pensando erróneamente otra vez que Selenia no entendía sobre el tema… pero resultó que su hermano estudiaba arquitectura y le había mostrado fotos y manuales ilustrados muy interesantes, con lo cual sacó un tema de conversación de la galera. Las dos parecían tan cómodas la una con la otra, sobre todo porque en su familia amaban los halagos y nuestra protagonista… cuando dice verdades negativas parece una bestia, pero en cuanto a las verdades positivas… ¡Es un encanto!
No todo estaba perdido. Selenia (o Katerin) pareció encantadora a su madre, pero todavía faltaba el resto de la familia, especialmente a los varones, una pandilla de intelectualoides que creían saberlo todo y tener siempre la razón. Seguramente ellos plantearían sus posturas de desprecio hacia los países del tercer mundo, como el de ella, y esta no podría soportarlo en silencio… lo que resultaría perfecto… pero no… Durante la cena, en la cual Selenia se mantuvo muy entretenida comiendo y prefería no opinar sobre lo que no sabía (pues su orgullo de universitaria no soportaría una contradicción). Cada vez que le preguntaban decidía contestar con un: lo único que sé sobre eso es lo que dijo “fulano” y lo citaba. Lo peor de todo fue que, cuando ella respordnió que era nativa de argentina… y como ellos no sabían nada de este precioso país, apenas mencionó a Maradona, Messi y Máxima, los presentes comenzaron a alegrarse por ello, sobre todo las mujeres (por la princesa, actual reina de Holanda). Selenia les brindó algo de información sobre el mercado agrario y a ellos les interesó mucho la ganadería. Daigo se sentía desfallecer mientras los hechos sucedían, hasta que su madre preguntó algo que podía revertir la situación: ¿qué le gustaba a Katerin de su hijo? Nuestra extranjera no supo que contestar, y el líder de Breakerz comenzó a sentirse confiado nuevamente. Sin embargo, su calma terminó cuando alguien decidió exclamar: Así son las jóvenes de ahora, quieren y no saben por qué.
Una vez que dejaron de reír, la señora Naito no desistió y enlazó la pregunta anterior a sus verdaderas intenciones: saber si la joven estaba de acuerdo con la carrera musical de Daigo.
S: A mí no me molesta que sea cantante. Es más, mientras más famoso y popular se vuelva, mejor para ustedes. Algún día comenzara a arrugarse… Entonces estará listo para ser un gran político. Ya como cantante es carismático… Por algo los romanos casi conquistan el mundo: ellos tenían la capacidad de convertir a los enemigos en aliados, amigos y, luego, en romanos.
La satisfacción de Daigo al escuchar esa respuesta fue instantánea. Nada tardarían sus parientes en tratarla de ignorante por no compartir su postura y en discutir con ella, censurando su atrevimiento. Él ya se preparaba para una polémica… que nunca ocurrió. Por una extraña razón, llamémosla suerte, para ellos resultó muy interesante la propuesta de utilizar su popularidad para beneficiarse… ¡Incluso comenzaron a hacer planes!
Sra. Naito: (entusiasmada) Ella será una excelente esposa. Daigo, hijo, ¿cuándo se casan?
D: (al borde de la indignación, intenta calmarse y mira a su reloj) Oh… Qué tarde se hizo. Se…Katerin no puede quedarse hasta esta hora. (Se levanta y obliga a Selenia a hacer lo mismo, aunque esta estaba muy entretenida con su postre) La cena estuvo deliciosa. Es una lástima que tengamos que irnos.
S: (en voz baja) No terminé mi postre, ¿por qué tememos que…? (recordó la pregunta que hizo la madre de Daigo y que todo el “plan” se fue al diablo. En voz alta) Es cierto. Tenemos que irnos. El lugar en el que me hospedo tiene reglas muy estrictas. (Hace una breve reverencia) Sumimasen.
Después de despedirse educadamente de todos, ambos salieron de la casa acompañados hasta la entrada por la madre de Daigo, quien pidió a Katerin que regrese un día a visitarla. Él prometió que volvería a llevarla solo para no parecer sospechoso y se llevó a Selenia casi a rastras sin permitirle saludar bien a la señora Naito.
Camino al edificio, nuestra protagonista ya predecía lo que iba a ocurrir: un aluvión de quejas, retos y, seguramente, insultos. Este mal presentimiento ya le causaba dolor de estómago, como si tuviera miedo. Y en cierta forma así era: tenía mucho miedo de las palabras con las que Daigo no dudaría en herirla, no quería escucharlas… porque sabía a la perfección que no se le quedaría callada y también comenzaría a gritarle… ¿A que los conduciría esa pelea? Durante los últimos días, ellos estaban llevándose un poco mejor… Él la encontró y ayudo cuando perdió la pelea, se preocupó por ella y la llevó al médico, saboreo el ramen que le regaló… incluso se divirtieron en el bowling. Si discutían ahora, volverían a echar por tierra todo eso. “Si de verdad existís, Dios, te pido que me vuelvas sorda” rezaba Selenia para sus adentros, “Por favor, no quiero que me maltrate. Por favor, que no me maltrate…”
D: Te dije que te comportes como siempre… Y fingís ser un encanto con todos. ¿Qué parte de lo que te dije no entendiste?
S: Por eso me cree un personaje. No es culpa mía sino tuya por… idear todo esto sin tener en cuenta que la única persona a la que no le agrado es a vos. En verdad soy una persona simpática y agradable.
D: ¿Esto lo hiciste adrede, verdad? Solo así tiene sentido.
S: ¿Hacer qué?
D: Te esforzaste para caer bien con mi familia. Es obvio… ¿Y qué pasa con ellos? ¿Por qué ignoraron que sos gorda, tu voz insoportable, tus modales bruscos, forma vulgar de hablar y apetito de bestia? Además… ¿Qué fue todo eso? ¿Cómo se te ocurre aparecer con ese disfraz?
S: (harta de escuchar esas palabras que ya comenzaban a afectarla) ¡Ya! Ya entendí. No debí hacerte caso. Ya entendí. Ahora déjame en paz.
D: Es fácil decir eso ahora.
S: Si tanto te molesta ir a esas reuniones y encontrarte con tu familia, ¿por qué lo haces? Deberías decirles que te desagrada verlos y dejar de ir a sus reuniones en vez de hacer planes e involucrar gente.
D: Es cierto. Es mi culpa. No debí confiar para esto en la persona más estúpida que pude encontrar…
Tal vez él continuó diciendo cosas horribles con el único propósito de herirla, pero Selenia, acurrucándose a un lado, bien cerca de la ventanilla, se perdió en el paisaje urbano y dejó de escucharlo. No quería saber de sus reproches o reclamos porque sabía que en cualquier momento la rabia la haría llorar. Casi sentía unas lágrimas brotar de sus ojos… ¿En qué estaba pensando cuando aceptó participar en esa patraña? ¿Su secreto valía tanto como para soportar tal maltrato? Pensándolo bien… ¿Para qué demonios se molestó en ponerse bonita si él solo reparó en su aspecto de forma negativa…? ¿De qué clase de tipo… terminó enamorándose? Pero no hay mal que por bien no venga: esto le serviría para olvidar de una buena vez ese sentimiento inútil y platónico.
Cuando el automóvil se detuvo frente al edificio, la morocha abrió la portezuela sin vacilar y salió como alma que lleva el diablo. Lo único que deseaba era salir de ese aspecto y dormir, si es que la rabia mezclada con desilusión se lo permitía. Ni por un momento pensó que Daigo la detendría sujetándole un brazo, pero así fue. Durante la parte del trayecto en la que ella desvió su atención hacia la cuidad, él guardó silencio y… de forma inexplicable, comenzó a sentir un peso en el corazón. Como si la tristeza a Selenia lo hubiese contagiado. En verdad si era su culpa. Ella tenía todas las intenciones de ayudarlo creando un personaje y él la detuvo, creyendo que su “plan” funcionaria mejor. Parecían lejanos los días en los que la simpática extranjera le rsultaba agradable… antes de que viese en ella algo que no existía: el espíritu de Anna.
D: (sujetando el brazo e Selenia) Ushi, esperá.
S: (se mantiene quieta, pero no dirige la mirada hacia él) Ya tuve que soportar suficiente.
D: Gomen [5]… (Levemente, la muchacha voltea a verlo) Si, admito que fue mi culpa. Pero tengo mis motivos para actuar como lo hago. Sin embargo, eso no justifica que me desquite con vos. Gomen.
S: (siente que su ira disminuye, pero no es suficiente. Finge indiferencia) No tengo algo que perdonar. También es mi culpa por aceptar participar de esta tontería. (Se suelta) Sayonara.
D: (rápidamente, se para frente a ella) Es todo lo que vas a decir.
S: No tengo nada más que hablar. Así que déjame ir a dormir.
D: Por lo menos decime porque cuando mi madre pregunto qué te gustaba de mí, decidiste quedarte callada. Eso fue muy sospechoso.
S: (con sarcasmo) ¿Olvide mencionar tu bondad y humildad, cierto? (seriamente) Por favor. No iba a mentir diciendo que hay algo que me gusta de vos.
D: (con sarcasmo) ¿Yo no te gusto? No me digas… (Ni bien dice esto sujeta el rostro de Selenia con una mano y, aunque ella intenta resistirse, él comienza a acerca su cara. Como la muchacha lo ve demasiado cercano e inevitable, cierra los ojos de forma inconsciente. Pero Daigo le besa la frente y la libera, riendo para sus adentros) Mentirosa.
S: (lo mira, anonadada) ¿Por qué hiciste eso?
D: Para ver la cara de estúpida que tenés ahora. (Ríe y comienza a acercarse a su automóvil) No es cierto que yo no te gusto, eso sí, vos a mí no me gustas para nada.
S: (víctima de una ataque de orgullo) ¿En serio? A mí me parece que tenés complejo de “Toro” (se acerca minuciosamente a él).
Daigo lanza una carcajada liviana y planea abrir la portezuela del vehículo cuando siente la presencia tras él y da media vuelta. Se inmediato, Selenia lo obliga a agacharse un poco sujetándolo por un hombro, y con la otra mano se apodera de su nuca, consiguiendo que el cantante acerque su rostro. Pero, como a ella no le gustan las cosas a medias, no duda en hacer que los labios del cantante se junten con los suyos… y de este modo lo aprisiona completamente. Si bien él quisiera resistirse o por lo menos mostrarse indiferente, ni bien se siente apremiado por ese beso, sus brazos rodean a la muchacha. En este momento, Selenia retrocede un paso, desconcertada y sorprendida por lo que hizo, mientras su corazón todavía late desaforadamente, igual que el de Daigo. Con velocidad ella arrastra una mano sobre su boca, como si quisiera quitar hasta el último rastro de ese beso, y con ello intenta mostrar una actitud de desprecio.
S: ¿Quién tiene cara de estúpido ahora… baka?
Ni bien termina de hablar, entra al edificio y cierra la puerta, apoya la espalda contra esta, invadida por el arrepentimiento. Más de una vez se pregunta ¿qué hizo?, agarrándose de la cabeza. Incluso da un cabezazo a la pared y retrocede adolorida, gimoteando copiosamente. A los pocos segundos bajan las muchachas japonesas, inquietas por los ruidos que escucharon, y tras ellas, Megg y Charlotte… con extrañas expresiones en sus rostros… expresión de desconcierto una y de poder la otra… A través de la ventana… ¡Lo habían visto todo!

Aclaraciones:
1 Fiesta de las niñas o día de las niñas.
2 Las bento u obento son una vianda que preparan para comer afuera. Generalmente la llevan los estudiantes al colegio.
3 Las direcciones en Japón se organizan por bloques, cada uno con un número.
4 El suki yaki es un estofado de carne con verduras.
5 Gomen es la manera más informal de pedir perdón.