domingo, 3 de marzo de 2013

Capítulo 8: Noches de miedo.




(Les dejo un buen tema!! Uh, y esa foto? Algo pondrá furiosos a nuestros protagonistas)
La suerte hace cosas extrañas por uno, a veces. Cuando pensamos que es mala, por otro lado, resulta benéfica. Esto es lo que ocurrió con una de nuestras protagonistas, me refiero a la rubia mesera. Antes de llegar al día en el cual ocurrieron las acciones, el viernes de esa semana, voy a resumir lo que sucedió en los otros días.
Nuestras muchachas, ya comenzaban a organizar el material y el plan para la tesis, consultando a algunos profesores. Megg adelantó toda la lectura que podía, luchando con las traducciones en inglés, pues durante dos días la cafetería estuvo cerrada por unas reparaciones, en los cuales contó con la ayuda de Atsuko, quien también tenía tiempo libre. Mientras, Selenia y Charlotte avanzaron un poco menos, pues estuvieron ocupadas con la filmación del videoclip. La pelirroja no imaginó que fuese tan difícil el rodaje de tres minutos y medio. Pero, además de las inseguridades en el resultado de cada toma por parte del director de los cambios de vestuario, los errores y las muchas veces que Akihide (por una razón que ella no comprendía) parecía temerle y huir de ella. Al parecer, él todavía no había olvidado lo que pasó en el camarín. Aún sentía vergüenza por ello y las severas miradas que le dirigía la joven no ayudaban mucho.
Selenia se mantenía lo más alejada de Daigo que le era posible, siempre temiendo alguna confrontación. Y si tenía que hacerlo, no hablaba o respondía con monosílabos simulando la mayor seriedad posible.
No todos los días tenían clases, sino solo martes y miércoles, pero solían ir hasta el sábado por la mañana para hacer consultas y buscar bibliografía virtual y en los libros. La universidad era tranquila para ellas, y menos difícil de lo que imaginaban. Estaban avanzando bastante con sus conversaciones, aunque todavía no entendían los kanjis (siempre tenebrosos).
Por fin llego el viernes, en el cual ocurren los acontecimientos que voy a contarles. La cafetería abría nuevamente. No olvido lo que les deje dicho antes: unos muchachos estaban muy interesados en que esto ocurriera, pero no tenían buenas intenciones, a diferencia de Shinpei. Él, con tanto trabajo, apenas tenía tiempo de ir al gimnasio y no podía pasar por Ao Ringo. Ya extrañaba ver a su linda mesera, escucharla hablar y cantar, aunque por otra parte un poco de distancia resultaría efectivo para que ella lo extrañara (y no sabía ni suponía que lo poco que le gustaba a Megg de esos días libres era no verlo).
El tiempo en el videoclip apremiaba. Faltaban unas pocas escenas, en las cuales los protagonistas estaban más cercanos (y que antes Akihide no se atrevía a filmar). Tanto Charlotte como todo ZR querían terminar por fin con la filmación. Ella necesitaba buscar otro empleo y los demás tenían que preparar presentaciones en programas de televisión y en vivo.
Bastante desesperados por la situación, dejaron todo el set preparado y pidieron a Charlotte que, ya que había calmado su enojo, hablara con Akihide en los mejores términos. Así que ella, muy a su pesar, apenas llegó a la productora y fue arreglada, se sentó al lado del tímido guitarrista, dejando a un lado su apatía, y trató de conversar con él.
Charlotte: (piensa) “Un tema que no tenga que ver con lo que pasó en el camarín…” (A Akihide) ¿Puedo preguntarte algo?
Akihide: (extrañado) ¿Eh? (se siente presionado por la mirada de Charlotte, que busca una respuesta) Konnichiwa, Charotte-san. Podes preguntarme lo que quieras.
Ch: (apenada por olvidar el saludo) Este… No sé si te diste cuenta, pero Selenia y Daigo ni se hablan. Yo pensé que se llevaban bien.
Ak: Eh… Creo que sí. No sé los detalles, pero  en un momento Se-chan le gritó que la llamara Serenia-san. ¿Qué le habrá hecho Daigo?
Ch: Es raro que ella pelee con él. Yo creí que lo admiraba.
Ak: Es mejor para ella.
Ch: (extrañada) ¿Por qué?
Ak: Porque ella es… o era su fan.
Ch: (levemente irritada) ¿Y qué tenés en contra de la cercanía entre una estrella y su fan? Te aseguro que nadie es más incondicional.
Ak: (apenado) Tengo… Tengo mis motivos para pensar así. Las fans quieren mucho a sus artistas, y nosotros estamos muy agradecidos por eso.
Ch: ¿Entonces?
Ak: Entonces… Pueden pasar dos cosas: el fan se obsesiona… o se decepciona. Yo creo que Se-chan se dio cuenta de lo soberbio que puede ser Daigo.
Ch: Ah… (Al no saber cómo continuar la charla, decide despejar sus dudas) Aki-san, ¿por qué te quedaste mirándome en el camarín?
Ak: ¿Eh? (no sabe cómo contestar) Cha… Charotte-san, te pedí disculpas sinceramente por eso. Yo primero abrí la puerta y te vi, pero pensé que estaba alucinando, así que cerré y volví a abrir...y todo estaba igual.
Ch: (con sarcasmo) ¿Y por qué no entraste a tantear, para asegurarte?
Ak: (avergonzado) ¡No! Nunca lo haría. Cuando abrí la puerta por segunda vez y estabas ahí, creí que me volvía loco.
Ch: (sigue el sarcasmo) ¿Soles imaginar chicas en ropa interior? O sea, la verdad es que  lo que decís suena increíble. Por lo menos decime que algo de lo que viste te gustó y por eso te quedaste mirando.
Akihide se queda mirando s Charlotte como si tuviera miedo de contestarle, y ella no sabía si sentir babia o vergüenza. ¿Qué le respondería?
Ak: (tímidamente) Eh… Sólo vi que tenías un tatuaje en la zona lumbar en hebreo. Eso fue todo lo que vi.
Ch: (casi indignada) ¿Te quedaste mirando mi tatuaje?
Ak: Apenas lo vi.
Ch: ¿Y cómo sabes que está en hebreo?
Ak: Porque me pareció. ¿Es hebreo de verdad? ¿Qué dice?
Ch: No es hebreo, es sanscrito. Es una frase obscena que no te voy a decir.
Ak: Ah… creí que era hebreo. ¿Por qué te tatuaste una frase obscena?
Ch: (irónicamente) Todos tenemos adolescencia… hasta los diecinueve años. Vos te habrás echo alguno, ¿no? Los rockeros siempre tienen tatuajes, piercings [extra] y esas cosas.
Ak: (extrañado) No sé en qué clase de rockeros estás pensando…
Ch: En todos los que conozco.
Ak: ¿En los de Heavy Metal? No pareces una chica a la que le guste el metal.
Ch: (entre molesta y dolida) ¿Parezco una latina fácil que escucha reggaetón?
Ak: (apenado por lo que dijo, ya que recordó lo que ella le confesó en la cafetería) Gomennasai, Charotte-san. Me pareces de las chicas que escuchan Asian Kung-Fu Generation.
Charlotte quiere parecer aliviada, pero no puede. Aun le duele  recordar  lo que ocurrió en el centro recreativo. No puede olvidar los insultos que recibió de ese hombre que ni siquiera la conocía. Creyó que ya se había acostumbrado a que los idiotas que apenas sabía sobre ella la llamaran perra y la juzgaran mal porque no entendían sus acciones, pero jamás pensó que en otros lugares ocurriría lo mismo. ¿Estaba condenada a que nadie la viera más allá de lo que supuestamente aparentaba y nunca pudiese alguien tomarla enserio?
Ch: (pensando en voz alta) ¿Qué nadie puede ver en mi más que una cara bonita?
Ak: (apoya una mano sobre el hombro de Charlotte) Hace unos quince años, me volví un fanático de la guitarra. Quise empezar en el negocio de la música cuando creí estar preparado, pero nadie confiaba en mí. Fue muy difícil abrirme paso, y una vez que lo logré, no era más que un soporte. No era parte de nada, sólo un auxilio. Llegué a  conformarme con eso, ya que por más que intentaba demostrar que podía hacer algo mejor, mis esfuerzos fracasaban. Todos se dejaban llevar por lo que veían en el exterior… Hasta que trabajé con Daigo Stardust. Él, creo que pudo verlo, y cuando se reunió con Shinpei para formar una banda, la primera persona en quien pensó fue en mí. Me dijo “definitivamente necesito tu talento”. Por fin yo era parte de una banda, por fin pude ser Akihide y no uno más. Gracias a eso, ya nadie me vio sólo como un guitarrista bajo e insignificante. (La mira a los ojos con una expresión que roza la confianza) Vos y yo no somos tan diferentes. La apariencia impide que vean lo que hay en nosotros. Pero seguramente vas a encontrar alguien que perciba quien sos y que no solo te vea.
Ch: (conmovida por sus palabras, la agarra las manos. Él queda impresionado y un poco asustado) Y vos… ¿Qué ves en mí?
Ak: ¿Eh?
Ch: ¿Ves en mi algo más que una cara bonita?
Ak: (sin pensar lo que dice) Una personalidad profunda y fuerte, pero cálida a la vez, misteriosa y también magnética.
Ch: ¿Magnética? Querés decir que, además  de la apariencia, tengo una personalidad atractiva?
Ak: (ruborizado) Si…
Ch: (lo abraza en un impulso de emoción) Arigatoo gozaimasu! Es lo más lindo que me dijeron. Arigatoo.
Akihide se siente mareado y confundido por la sorpresiva reacción de Charlotte, pero también está contento. Aunque no tenía demasiada lógica, le producía una extraña alegría saber que entre él y ella había algo común, además de verla aliviada, lo que desaparecía sus pesares. Resultaba curioso pensar cómo casi cada vez que se veían había un abrazo y un agradecimiento de por medio.
Ak: (una vez que deshacen el abrazo) Ya… deberíamos volver al ensayo, ¿no?
Ch: Ensayamos mucho. Es hora de filmar. (Sonríe) Y no te avergüences. (Se va)
A: (piensa en voz alta) Esta chica quiere volverme loco. Es simpática, parece que le agrado, luego es fría y me trata como a un pervertido. (Suspira) Va a volverme loco. (También camina hacia el set. Ya era hora de terminar el ensayo y el videoclip incluso. Hubo muchos retrasos por su irrefrenable timidez, pero, por fin, como Charlotte ya no lo veía con apatía,  se sentía más tranquilo y seguro).
Nuevamente en el ruedo, el director insistió en ignorar el ensayo y prefirió pasar directamente a la acción. Como ya les dije, solo faltaban unas escenas entre Charlotte y Akihide, así que Daigo y Shinpei observaban burlonamente haciendo algunas bromas a nuestro tímido protagonista hasta que los hacían callar (o sentar). Impresionaba cómo la pelirroja manejaba el juego de seducción, algo tan natural en ella, y como el guitarrista dominaba su excesivo pudor, logrando así permanecer en el set sin sentirse intimidado.
Luego de una horas, casi al final de la jornada: llegó la última escena: en ella, la protagonista se acercaba coquetamente al muchacho, quien, ya harto de sus juegos, la sujeta de los hombros contra la pared, se acerca hasta besarle la boca y la dejaba parada y desconcertada, añorándolo. Para alguien como Shinpei o Daigo no resultaba difícil actuar esa clase de situaciones, pero... Akihide era diferente... Necesitaba bastante concentración por varias razones: la primera era que una instancia así, con Charlotte justamente... lo intimidaba. Además, no le agradaba la idea de un beso de ficción con ella, ya que no la veía como una mujer sin honor a la que podía besar e irse como si nada. Sin embargo no podía decir que le gustara, aunque se quedara mirándola sin darse cuenta no solo por bonita, sino que le parecía una obra de arte viviente.
Director: Aki-san, ¿Charotte-san, están listos?
Charlotte, luego de que le retocaran el maquillaje, se ubicó en la escenografía esperando a Akihide, quien, presa de los nervios, terminaba un té relajante, mentalizando que a la chica a quien tenía que besar no era a la pelirroja, sino otra a la que jamás volvería a ver. Sin embargo, él no era el único nervioso. Nuestra protagonista también lo estaba, aunque no fuera muy evidente. Sentía un nudo en el estómago. Nunca hubiera esperado que las cosas se dieran de esa forma, de una manera ficticia... ¿Y qué más da? En sus clases de teatro tuvo que hacer cosas peores, más osadas incluso. Un beso (al estilo japonés: soso y casto) era casi nada, como besar una mejilla, la frente, una mano. Eso era... o por lo menos ella se lo repetía constantemente.
Selenia: (después de arreglarle el cuello de la ropa a Akihide, quien lo había desordenado por los nervios) Aki-san, terminen esta escena de una vez así nos vamos.
Ak: (aferrándose al brazo de ella) Se-chan, estoy muy nervioso, ¿qué puedo hacer?
S: (extrañada) ¿Estás más nervioso que en la escena final de Real Love?
Ak: (desconcertado) ¿Eh? Creo... creo que sí.
S: Entonces imaginate que Charlotte es Daigo-Sama.
Ak: (con desagrado) No creo que eso ayude.
S: Pero si lo hacen en cada show... No entiendo cuál es tu problema. ¿Tenés miedo de qué? Para un heterosexual debe ser más fácil besar a una chica que... Bueno. (Lo mira con curiosidad) A menos que...
Ak: ¡No! Eso ni de broma. El problema es que...
S: ¿Qué?
Ak: (avergonzado) Lo que te diga, ¿Queda entre nosotros?
S: (molesta) ¿Me estas tratando de chismosa? (apenas él abre la boca para responder) No me contestes. Sí, soy chismosa. Pero tratare tu secreto como si fuera mío.
Ak: (más tranquilo, pero sonrojándose) Creo que... (Traga saliva) Creo que me siento atraído por Charotte-san. (Se mira) Pero yo no podría gustarle.
S: A que sí. Hagamos una cosa, Aki-san, porque no tengo toda la noche. Cerrá los ojos e imagina que estas en un campo de flores.
Al (con los ojos abiertos) ¿Qué?
S: Haceme caso. Cerrá los ojos e imagina que estas en un campo de flores.
Ak: (con los ojos cerrados) ¿Qué flores?
S: Flores, solo flores. Pero vos no sos Akihide Satoo. Sos un gallo.
Ak: (con los ojos cerrados) ¿Un gallo?
S: Si, un gallo hijo de gallina ponedora. Y de pronto... ¡Oh, una gallina rosada! Qué bonita gallina, la más linda del campo.
Ak: ¿Hasta dónde querés llegar?
S: Yo te avisare. En fin, la gallina bonita se llama Charlotte. Gallo (le da una palmada suave en el hombro), esa es tu gallina. Comele el pico. Mostrale que vos sos su gallo.
Ak: (abre los ojos) Ah... Eh... Bueno.
S: (tapándole los ojos) No vaciles, gallo. Si lo haces, vendrán por tu gallina. Y esta bonita es tuya, anda para allá (retira su mano).
Ak: (entusiasmado porque por fin entiende las intenciones de Selenia) Sí, ¡No vacilaré!
S: Ese es mi gallo. ¡Vaya por su gallina!
Ak: Voy. (Comienza a caminar)
S: (también entusiasmada, cuando él pasa le propina una nalgada amistosa, no muy fuerte, que lo deja paralizado y desconcertado. Akihide la mira y ella levanta un puño) ¡Faito [1]!
Ak: (sorprendido) ¿Qué hiciste?
S: (extrañada) Eso es lo que hacen los capitanes con sus compañeros de equipo para darles ánimos.
Ak: (avergonzados) Ah... ¿Gracias? (Se va)
Listos los actores, comienza el rodaje. Todo marcha bien, hasta el momento del beso. Akihide, sin saber porque, no puede quitarse de la cabeza las ridículas palabras de Selenia sobre el gallo y la gallina, pero esto le permite tomar la escena con más naturalidad. Charlotte ya está de espalda contra la pared, sujetada de los hombros por él, mirándolo a los ojos tal como estipulada el guión, preparada para recibir sobre sus labios los del guitarrista, aunque este hace un cambio. No la besa, sino que, con su boca, roza la de ella, lo que produce un leve escalofrío a la joven. Él voltea el rostro hacia un lado, y desde allí clava sus ojos oscuros en los de la pelirroja. La suelta y se va. Ella lo sigue con la vista, recordando aquella última mirada (si, al diablo el guión ^_^), bajo la cual se sintió invadida, explorada, abarcada desde todos los ángulos, y a la vez provocada, como si le dijera seguime.
Dtr: ¡Corte! (Entusiasmado) Excelente, muchachos. No fue un beso de verdad, pero ese cambio quedó muy bien. Tal vez mucho mejor.
Ak: Arigatoo gozaimasu. Estoy muy agradecido por la paciencia que tuvieron conmigo.
Dtr: (revisando la escena desde la cámara) Ustedes dos hacen una bonita pareja. Se les ve muy bien juntos.
Ak: (colorado) ¿Eh? No... Una chica como Charotte-san no quedaría bien conmigo (se va).
Mientras, Selenia felicitaba a Charlotte por su excelente actuación. Le comentó que si no hubiese visto la escenografía y las cámaras, ni escuchado música de fondo, juraría que todo era verdad. Estaba tan maravillada que su amiga no quería pincharle el globo: a pesar de todo: lo que había mencionado, su reacción y sensaciones fueron absolutamente reales. Aquella mirada de Akihide... no podía sacarla de su mente. ¿Cómo podía corresponderse esa mirada profunda y seductora con el muchacho que hablaba tímidamente y se disculpaba con demasiada frecuencia?
Daigo: (aparece de repente, tirando una ropa sobre la cabeza de Selenia) Ushi, lo arreglaste mal.
S: (paralizada, tratando de contener su furia y no saltarle a cachetazos, mientras Charlotte la mira impresionada, pues nunca vio que las manos le temblaran tanto porque no podían apretar el cuello de Daigo) No me digas Ushi. ¿Qué parte de esto está mal arreglado?
D: Bueno... Serenia-baka. Tenías que achicarla, pero todavía me queda grande.
S: Porque sos tan flaco.
D: Que vos seas una vaca no me convierte a mí en flaco.
S: ¡Yo no soy gorda! Solo... (Piensa una excusa) Solo es que uso ropa holgada.
D: Porque sos gorda.
S: (piensa) "Maldito... No tengo con que retrucarle... La verdad es que si estoy un poco pachoncita [2], pero ni loca lo admito delante de este" (a Daigo) Cerca tuyo, cualquiera es gordo.
Ch: (salta a defender a su amiga. Por lo que entendió estaba siendo tratada de gorda. Habla en inglés) Selenia usa ropa holgada porque es generosa.
S: Eso, eso justamente. (A Charlotte, en español) ¿Y por qué sería generosa?
D: (a Charlotte, también en inglés) ¿Generosa por qué? ¿No quiere molestar a la gente que la vea?
Ch: (molesta, casi levanta la voz) No quiere andar excitando tipos con sus curvas peligrosas.
D: (entre risas) ¡No había escuchado un mejor chiste! (A Selenia) A ver, Ushi-san, ¿así que te ves gorda por la ropa?
S: (insegura) Si... ¡Dejá de reírte!
D: Entonces, sacate la ropa y mostranos tu cuerpazo, si es que lo tenés (sigue riendo).
S: (en un ataque de orgullo) Claro que lo tengo. Ya vas a ver. (Empieza a quitarse la campera de canguro, bajo la cual llevaba una camisa de viyela que, por sus movimientos bruscos se desabotona y exhibe una parte del corpiño, que Charlotte cubre rápidamente)
Ch: (en español) Tarada, ¿te vas a poner en bolas frente a todos?
S: (recapacitando) Tenés razón. (A Daigo, en japonés) Oíme bien.  Charlotte es testigo de que yo a un chico en Argentina le partí la mandíbula de una patada. Si volvés a decirme gorda, esa misma patada la vas a recibir vos, pero en tus hijos (le apunta la entre pierna) ¿Entendido?
D: (adolorido de solo pensarlo) ¿Eso me pasaría si te digo gorda?
S: Si.
D: (más relajado) Ah, pero eso se soluciona fácilmente. (Con seriedad) Arregla lo que te dije en media hora, Ushi. (Se va)
S:(casi gritando) Pero que hijo de pu... ¡Lo odio!
Ch: (asustada) ¿Qué no te gustaba mucho? ¿Por qué ahora se tratan tan mal?
S: (un poco más tranquila) No todo lo que brilla es oro... (Ve entrar a Shinpei desalineado, aparentemente maltratado y hasta un poco sucio) Shinpei-san (corre hasta donde está el) ¿Qué te pasó?
Shinpei: Eh... No te puedo decir el verdadero motivo, pero… digamos que tuve un inconveniente.
S: ¿Qué es eso del verdadero motivo?
Sh: No importa. (Mirando a su alrededor) ¿Ya terminó la grabación? (saluda a Charlotte, quien lo mira desde donde está parada, a unos metros)
S: Si, hace un rato. (Mira la hora desde su nuevo móvil) ¡Qué tarde es! (Corre hasta donde está Charlotte) Hey, tengo que ir a la estación a encontrarme con Tsugumi.
Ch: Apurate. Yo te cubro.
S: Gracias. (Se abrazan)
Ch: Que tengas un buen viaje.
Selenia, luego de despedirse de su amiga y de todos los presentes, corre hasta la estación de trenes, donde la esperan Tsugumi, Maya y Atsuko. Estas dos últimas las despiden, deseando que tengan buen viaje hasta Gunma. Sorprendió a todas que Megg no estuviera allí, pues ella había prometido ir, pero pensaron que tal vez se quedó trabajando un poco más. No sabían lo que ocurrió en verdad, que es lo que voy a contar a continuación. No era una simple coincidencia que Shinpei estuviese maltratado y la rubia, ausente.
Shinpei, ya aburrido de los retrasos en la filmación, y los preparativos para una presentación en televisión, decidió dar un paseo. Calculó que era tarde para pasar por  el café. Seguramente su mesera favorita estaba por terminar su turno. Qué triste le resultaba no poder verla. Por lo menos, era posible ir “casualmente” por esos lados para encontrarse con ella. Justo cuando estaba cerca, vio salir a la rubia, quien ni se percató de su presencia. Ella se marchaba sin el uniforma, con un atuendo casual, que según él la hacía más bonita. Le hubiera gustado acercarse, casi le nació ese impulso, pero como la joven no lo notó, decidió que era mejor regresar… hasta que distinguió algo sospechoso: un grupo de tres muchachos, quienes también observaban a Megg desde la esquina de enfrente, comenzaron a seguirla. Parecían pandilleros, algo le decía que no tenían buenas intenciones, y él, como buen caballero, no dejaría a su dama sola, así que fue tras ellos, a una prudente distancia. Esto no perdían ni una pisada de nuestra protagonista, que no se daba cuenta de lo que sucedía hasta que, cruzando la plaza, un cuarto muchacho se interpone en su camino, parándose a algunos metros.
Es en ese momento cuando ella nota a los otros tres… y comienza a sentir miedo, pero no deja que este la paralice. El tipo que se le atravesó  le pide que lo acompañe por la buenas… o por las malas. Los que venían atrás se le acercan. La única salida que ve la rubia es echarse a correr a prisa, esquivando al cuarto pandillero. Ellos la siguen y, una vez que se acercan, estiran una parte de su tapado, por lo que Megg tropieza y cae arrastrándose casi medio metro. Esta caía le golpea la cara, una de sus rodillas y hace que sienta un dolor espantoso, pues es invierno los golpes duelen más, que casi la deja inconsciente. Nuevamente agarrando su abrigo, la voltean de cara al cielo y se burlan del miedo que se apodera de ella.
Pandillero 1: (en tono de burla) ¿Por qué corrés, linda? Si no tenemos malas intenciones… a menos que vos quieras.
Pandillero 2: (tocando sus piernas por encima de las bucaneras) Con estas lindas piernas corriste muy rápido.
Megg: (temblando y jadeando) Déjenme.
P1: Tiene calor. ¿Y si le quitamos el tapado?
Pandillero 3: (arrancándole un largo mechón de pelo) buena idea.
Comienzan a desprender el tapado, burlándose de las súplicas  de Megg, quien no tiene manos suficientes para detenerlos. Además, entre el miedo y el dolor, se encuentra abrumada. No sabía qué hacer. Se creía perdida hasta que escucha una voz que parece detener el tiempo: la de Shinpei, quien exige que la dejen inmediatamente, y no contento con esto, levanta a uno de los pandilleros y lo arroja lo más lejos que puede. Los demás reaccionan contra él, pero nuestro protagonista, poseído por la ira, los golpea fuertemente uno a uno, aunque lo ataquen por la espalda. Está tan enajenado que no siente los golpes que recibe y no se detiene hasta que  los ve emprender la retirada. Ganas no le faltan de seguirlos, sin embargo no lo hace. Prefiere prestar atención a la joven herida y asustada que intenta ponerse de pie, ayudada por su nuevo héroe. Como ve que ella no puede detener sus temblores, la levanta en brazos, llevándola hasta el banco más cercano, en el cual deposita a la muchacha. Hasta ese momento, Megg no mencionó palabra, ya que estaba demasiado impresionada cómo para poder hacerlo, y mayor fue su asombro cuando  él se arrodilla delante suyo y examina su rodilla lastimada. Del bolso que lleva en un brazo, el mismo que lo acompaña a la cafetería y al gimnasio, extrae una botella de agua mineral, una toalla, alcohol y gasas.
Sh: (con voz suave, inclinando la cabeza educadamente) Sumimasen. (Tratando de no tocarle la pierna, retira la bucanera rota despacio, hasta dejar expuesta la rodilla herida. Por fin Megg puede verla: con razón le dolía tanto, estaba casi en carne, bañada de sangre)
Shinpei moja la toalla con el agua y con esta lava la rodilla de Megg. Luego, casi de la misma forma, limpia la lesión con alcohol, cuidando que la rubia no sienta el ardor que este produce soplando suavemente sobre ella. Nuestra protagonista observa todo esto  presa de la conmoción. Jamás había sido tratada con tanta dulzura y tantas atenciones como en ese momento, y aunque todavía le duele el cuerpo entero por la caída, pesan más en su corazón los sentimientos de culpa, por pensar mal de una persona tan buena, dulce y noble como Shinpei, y agradecimiento por ayudarle y cuidarla. El temor había desaparecido gracias a él.
Desde ese momento, Megg comienza a mirar a Shinpei con otros ojos.
Sh: (mientras le venda la rodilla con las gasas) Ya está. (la mira) ¿Estás bien, pretty girl?
M: (asintiendo) Si… Te… Te agradezco mucho lo que hiciste por mí, pero no era necesario que me curaras. No debiste molestarte.
Sh: (sonríe) No podía dejarte ir herida y asustada. Además (guarda sus cosas), hace poco empecé clases de boxeo y solía lastimarme al principio, así que llevo esto por costumbre. Si lo tengo, ¿por qué no usarlo?
Megg lo mira sin saber que decir. En un lugar en el cual ella vio a una multitud observar tranquilamente como cinco patoteros golpeaban a dos jóvenes, que un solo hombre enfrente a cuatro tipos para defenderla… Realmente no sabía cómo expresar su agradecimiento, sentía que las palabras solas no bastaban.
M: ¿Puedo preguntarte algo?
Sh: Si, no hay problema. Sólo lanzalo.
M: (aclarándose la garganta) ¿Cómo llegaste hasta acá?
Sh: Pasé por el café cuando te ibas y vi a estos tipos perseguirte. Los seguí porque no estaba seguro si era una casualidad o estaba pasando algo malo. Casi los pierdo de vista cuando escuché tus gritos.
M: Ya veo (intenta levantarse, pero le duele demasiado la rodilla como para que pueda hacerlo y vuelva a tomar asiento). ¡Ay! ¿Cómo voy a regresar a casa así?
Sh: (alarmado) Tranquila, pretty girl. (Vuelve a arrodillarse delante de ella, pero esta vez dándole la espalda) Yo te llevo.
M: No... No quiero molestarte. Tal vez no puedes aguantar mi peso.
Sh: No te preocupes. Subí a mí a mi espalda. Ya pude llevarte en brazos, sos liviana como un saco de azúcar.
M: No sé en qué sacos estarás pensando.
Sh: No seas tan terca y dejate ayudar.
Sin más objeciones, Megg rodea los hombros de Shinpei con los brazos, él le sujeta las piernas y se incorpora en toda su estatura, llevando a la joven sobre su espalda.
Sh: ¿Estás cómoda?
M: (disfrutando del calor y comodidad de su espalda) Si, estoy bien.
Sh: Entonces... ¿Por dónde tengo que ir para legar a tu casa, pretty girl?
M: (indica con una mano) Por aquí derecho se llega al edificio. (Cuando el comienza a caminar) Pero no me llames pretty girl. Mi nombre es Meggara, aunque mis amigas me llaman Megg. Vos podes decirme Meggara-san, como en el edificio y la universidad.
Sh: Que bonito nombre... Meggara... ¿Puedo llamarte Meggu-chan? Me gusta como suena.
M: Prefiero que le llames Meggara-san.
Sh: (como si no la hubiese escuchado) Meggu-chan, ¿el edificio está lejos de aquí?
M: Ah... No, falta poquito... Te dije que me llames Meggara-san. O Meggara.
Sh: Meggara es muy serio. Para una chica tan kawaii, está mejor Meggu-chan.
M: Bueno... Pero frente a otras personas decime Meggara.
Sh: Hare lo que pueda. Por cierto, ya que me dijiste tu nombre, yo debería decirte el mío.
M: Sé que te llamás Shinpei. Me lo dijo Selenia.
Sh: Pero podes decirme Shimi. Ya que voy a llamarte Meggu-chan.
M: Prefiero decirte Shinpei-san, no importa que tan cute suene Shimi.
Sh: (sonríe) Me tocará convencerte para que cambies de opinión.
M: (asustada) ¿Convencerme?
Sh: ¡Sí! Shinpei-san es más largo. Se pierden valiosos segundos, que se van acumulando, y cuando te des cuenta, habrás perdido horas por una ridícula formalidad.
M: (más tranquila) ¿Shinpei a secas está bien?
Sh: (contento) Wow, ¿puedo ser tan convincente?
Entre estos y otros comentarios, preguntas sobre ella (claro), llegaron hasta el edificio. Megg se sorprendió de que Shinpei haya aguantado todo el trayecto hasta allí llevándola sobre su espalda. Evidentemente, debajo de todos esos abrigos, si estaba el físico que Selenia le mostró... Maldita sea, había  recordado apenas aquella fotografía y esto era suficiente para ruborizarle la cara y llenarla de vergüenza. ¿En qué estaba pensando? Por suerte. No tenía la sensación de verlo así, y para no hacerlo intentaba distraerse tratando de entender su corte de cabello...
Sh: ¿Meggu-chan, este es el edificio?
M: Si. Ya podés bajarme.
Sh: Qué lástima. Se sentía muy bien escucharte tan cerca. (Se agacha un poco y suelta las piernas de Megg para que ella descienda con más comodidad y cuidado. Cuando los brazos de la joven ya no rodean sus hombros, él vuelve a incorporarse y gira media vuelta para verla) ¿Podés caminar sola?
M: (observa su rodilla) Creo que sí. (Hace una breve reverencia) Shinpei... No tengo palabras para expresarte mi agradecimiento... ni para pedirte disculpas.
Sh: ¿Por qué tendrías que pedirme disculpas?
M: (apenada) Yo... siempre te traté muy fríamente porque creí que tenías malas intenciones, pero me equivoqué.
Sh: No te disculpes. Se-chan me explicó que en tu país el contacto visual es importante [3]. Pero por un contrato sobre mi imagen debo usar estos lentes. Y en cuanto al agradecimiento, podrías hacerme un favor.
M: (curiosa). Siempre que sea algo decente, puedo hacerlo. ¿De qué se trata?
Sh: (amablemente) En verdad me sentiría más tranquilo si puedo acompañarte del trabajo hasta acá todos los días.
M: (con seriedad) No puedo aceptar eso, Shinpei. Ustedes deben tener mucho trabajo. Además, no parece un favor para vos, sino lo contrario.
Sh: Dijiste que podrías hacerlo si era algo decente y esto lo es. Acompañándote estaré seguro de que algo como lo de hoy no se repita... y podemos tratarnos más.
M: (extrañada) ¿Esa es tu intención oculta?
Sh: (con simpatía) Yo no tengo intenciones ocultas. Lo que digo es absolutamente sincero. Pero ya, decime si aceptas.
Selenia, días atrás, le había advertido que algo así podía pasar: si Shinpei obtenía un poco de espacio, ambicionaría más. Megg sabía que lo más razonable que podía hacer era negarse y dejar todo como estaba, pero algo que no llegaba a entender le impedía rechazarlo. Él se había portado con ella de una manera tan dulce, amable y desinteresada (incluso le pidió poco a cambio de todo lo que hizo por ella) y lo menos que merecía era aceptar el "favor"... aunque tal vez un día pudiera arrepentirse.
M: (intenta sonreír) Está bien. Siempre que te sea posible, estaré encantada de que me acompañes hasta aquí.
Sh: (super sonriente) Si no es posible, yo hare que lo sea. Pero te acompañare, Meggu-chan (mira su reloj). Oh, es tarde y tengo que volver (hace una breve reverencia) Sayonara, Meggu-chan. (Da media vuelta)
 M: Shinpei, esperá (él se detiene y vuelve a verla) De verdad tengo que agradecerte, pero no creo que algo que yo pueda hacer sea suficiente. Lo único que se me ocurre es esto (sujeta un de los hombros de Shinpei, logrando que se incline un poco, y le estampa un beso en cada mejilla).
Shinpei parece mirarla tras sus lentes, mientras palpa una de sus mejillas con una mano y sonríe como un niño en navidad o el día de su cumpleaños. Esa sonrisa tan pura y exenta de soberbia y confianza se contagia a Megg.
M: (sonriente) Arigatoo gozaimasu. (Abre la puerta) Sayonara.
Shinpei espera a que Megg entre al edificio para irse, mientras ella, antes de ingresar, quiere echar el último vistazo mientras él se va, pero ninguno de los dos se mueve.
M: Ya deberías irte.
Sh: (reacciona) Cierto... Nos vemos. (Da media vuelta para irse sin prestar atención al resto)
M: Nos vemos. Tené cuidado con el pos... (Ve que Shinpei, distraído, se golpea contra un poste de luz) te... ¿Estás bien?
Sh: (está tan feliz que ni sintió lo que le pasó) Si, si, Meggu-chan. Nos vemos (agita la mano saludándola mientras se aleja).
Megg corresponde a su saludo entre risas y entra al edificio, preguntándose de que fabrica de dulces salió Shinpei. Una vez adentro, se lamentó por no poder ir a despedir a Selenia en la estación. Ya era muy tarde, y todavía sentía dolor en la rodilla, por lo que caminaba con lentitud y cuidado. Cuando atravesó la entrada, y fue vista por sus compañeras de edificio. Estas se acercaron preocupadas. Les sorprendió que su ropa estuviese sucia y rasgada, los raspones en la cara y el pelo desordenado. Llenaron a la joven extranjera de preguntas que le resultaban difíciles de responder, entre tantas terminó mareada, así que tuvieron que ayudarla a subir a su habitación. Algunas se quedaron con ella hasta que llegaron Atsuko, Maya y después Charlotte.
La pelirroja sospechaba que algo así había pasado, aunque no lo creyó tan grave. Verán, cuando Charlotte terminó de ordenar unas cosas, cubriendo a Selenia, decidió que era hora de regresar al edificio. Se despidió de las personas que tenía a su alrededor antes de partir, pero la detuvieron cuando se marchaba. ¿Quién? No se trataba de Akihide, sino de Shinpei.
Sh: Charotte-san, espera un momento.
Ch: ¿Qué pasa?
Sh: (todo el tiempo sonríe sin darse) Quería preguntarte si ya te vas. Deberías ir acompañada ya que Se-chan no está.
Ch: (extrañada pero despreocupada) Antes volvía sola y todo estaba muy tranquilo. ¿Por qué lo decís?
Sh: Se dé una buena fuente que ese lugar puede resultar  peligroso, así que…
Ch: (lo interrumpe con un gesto de la mano) ¿Me parece a mí… o me estas ofreciendo… tu ayuda o algo así?
Sh: Estoy recomendándote que no regreses sola.
Ch: Shinpei-san, si querés decir algo, no des vueltas.
Sh: Ya dije lo que tenía que decir. No es prudente que vayas sola por ahí. Deberías tomar un taxi.
Ch: No queda tan lejos el edificio. Además, no tengo suficiente dinero para una taxi (decide irse de todas formas). No sé cómo podes decirme todo eso con una cara tan sonriente. ¿Tratas de hacerme una broma?
Sh: (la sigue) No. Te estoy hablando enserio. Si sonrío es porque me pasó algo muy especial, pero no tiene que ver con vos.
Ch: (parada en la vereda, da media vuelta para verlo) Me alegro por vos, pero se me hace raro que de repente te preocupes por alguien a quien no conoces.
Sh: ¿Ustedes en su país son tan desconfiados?
Ch: Lo siento, pero sí. Y disculpame, pero tengo prisa (da media vuelta para irse, pero tropieza con alguien: Akihide, quien estaba parado en medio de la vereda mirando al cielo). ¡Ay!
Ak: (asustado) ¿Eh? ¿Charotte-san?
Ch: (apenada) Aki-san… ¿Estás bien?
Ak: Eh… Si… Lo… lo siento.
Sh: ¿Qué hacías parado en la vereda?
Ak: (apuntando al cielo) La luna.
Sh: (mira hacia arriba, igual que Charlotte) ¿Qué tiene? Hay luna llena. (Se le acerca) Lo del hombre lobo el 28 de diciembre fue broma.
Ak: (molesto) Lo sé. Y nunca voy a perdonarlos.
Sh: ¿Entonces?
Ch: (maravillada) La luna está hermosa.
Ak: (parándose a su lado) ¡Sí, está bellísima!
Ch: Me encantaría pintarla.
Shinpei no los entiende, por lo que estira el cuello y mira al cielo nuevamente. La luna tiene un tono azul celeste,  y una sombra en medio que parece una pupila recordándole los ojos de Megg. Esa noche él pudo verlos más de cerca, además de oír su voz y sentir su aroma próximo a su persona. Es cierto, la luna estaba maravillosa.
D: (aparece tras ellos y se sorprende al verlos mirando hacia el cielo. Habla con voz seria) ¿Qué hacen?
Sh: Estamos mirando la luna.
Ak: Está hermosa.
Ch: Es una luna romántica.
D: (extrañado) ¿Eh? (piensa) ¿Cuál será el número del sanatorio? (revisa sus bolsillos)
Ak: ¿Qué sanatorio?
D: Para enfermos mentales. Yo lo tenía encima.
Sh: (le estira un brazo) Mirá la luna.
D: (observa el cielo)  ¿Qué tiene? Solo es la luna. Redonda… como un queso. Es solo la luna.
Sh: Por cierto, Daigo, ¿podrías llevar a Charotte hasta su casa?
D: (sorprendido) ¿Por qué tendría que hacerlo?
Corre fuerte viento casi constantemente, que les revuelve el pelo y parte de la ropa.
Sh: Porque te lo pido. Akihide y yo no podemos hacerlo.
D: ¿Y? Aunque me lo pidan mil veces voy a decir que no.
Ak: No seas malo. Es tarde y puede resultar peligroso que regrese sola a su casa.
Corre viento con más fuerza, llevando al pasar el sombrero de Charlotte, quien intenta buscarlo (vociferando insultos en español) pero no encuentra rastros de él.
Ak: Oh, acaba de perder su sombrero (mira a Daigo con expresión suplicante y junta las manos frente a su rostro).
Sh: Y es muy cruel dejar a una chica andar por ahí sola y sin sombrero (hace lo mismo que Akihide).
D: (saturado) Bueno, bueno. (A ella) Charotte, vamos a acercarte hasta tu casa.
Ak: ¿Vamos?
D: Si, ustedes vienen conmigo.
Todos juntos van al automóvil de Daigo (que dejó impresionada a Charlotte). Primero, por pedido de Shinpei, pararon en una farmacia, pues este compró una pomada cicatrizante para Megg y se la entrega a su amiga. Luego llegan al edificio, donde dejan a la pelirroja y prosiguen el camino a casa, preguntando infinidad de cosas al protagonista de lentes, quien no se guarda ni un detalle, feliz de la vida como quien gana la lotería, hasta que Daigo y Akihide se cansan de oírlo, pero él no de hablar.
Charlotte, una vez en el edificio, se enteró por incontables voces lo que había sucedido a Megg, pero no pudo escuchar la historia de su amiga, pues por el cansancio se quedó dormida, después de que le llevaron una cena ligera al cuarto, para evitarle la molestia de bajar. Quienes pudieron darle más detalles fueron Atsuko y Maya, ya que ellas supieron del suceso por su protagonista.
Atsuko: (mirando a Megg mientras duerme) A pesar de lo que pasó, nos contó todo con una sonrisa.
Maya: En especial cuando habló de Shinpei... (Apoya las manos en sus mejillas) ¡Ah! (Separa las manos y se abanica la cara con ellas) Dios, si a mí me pasaba eso me moriría de amor.
Ch: (meditando) Con razón Shinpei-san insistió en que no venga sola. Antes me parecía raro, pero... Creo ahora que es una gran persona.
At: ¿Shinpei-san te acompaño hasta aquí?
Ch: No quiero presumir, pero... Los tres de Breakerz me trajeron hasta acá en automóvil.
Ma: ¿Pudiste compartir el vehículo con ese Aki-san?
Ch: También cambié lo que pensaba de él. Creo que en verdad fue un accidente. Él es un buen tipo... pero, el único que empeoró su imagen fue ese Daigo. Es un imbécil.
At: ¿De verdad? Con todo lo que hizo por Selenia-san, parecía una buena persona.
Ma: Sospechaba yo que no lo es.
Ch: No sé si decir mal tipo, pero es un imbécil seguro.
At: Cambiando de tema... (Vuelve la vista hacia Megg, quien continúa dormida. Luego se dirige a las chicas) Creo que esto no fue un ataque al azar. Piénsenlo bien: si siguieron a Meggara-san desde el café y un cómplice los esperaba en la plaza que está cerca de aquí... No puedo creer que sea una coincidencia.
Ma: Pero es espantoso pensar que a Meggara-san a propósito.
Ch: No lo había pensado como vos, Atsuko-san. Creo que tenés razón. Aunque no imagino a Megg con enemigos.
At: Tal vez no eran enemigos de ella. Solos se me ocurre que fueron los pandilleros con los que peleó Serenia-san.
Ch: (meditando) Puede ser... ¿Entonces, hacen todo esto buscando a Selenia?
At: No. Quieren vengarse de ella a través de sus amigas. Será mejor que tengas cuidado, Charotte-san.
Ma: (alarmada) ¡Es cierto! Chicas como Tsugumi, Atsuko y yo hay en todas partes, ya que estamos en Japón. Pero… debe ser fácil ubicar a una rubia y una pelirroja.
Ch: (intranquila) ¡Ah! No sé qué querían hacer con Megg… ¿Y si me encuentran? ¡Chicas, tengo miedo!
Ma: Yo también.
At: (intenta conservar la calma) Tranquilas, por favor. Hagamos esto: vamos a dormir todas juntas, ¿sí? Maya y yo vendremos a esta habitación para que no te sientas sola, Charotte-san.
Ch: Les agradecería mucho que hagan eso.
Un rato después, las chicas estaban en su habitación, una colocó un futón en el piso, cerca de la cama de Charlotte, y la otra ocupó la de Selenia, cuyo colchón le pareció muy suave y cómodo. Comentaron alguna que otra tontería para distraerse antes de poder dormir. El sueño pesado tardó en llegar. Al principio, imágenes y ensoñaciones terribles las acosaban, sobre todo a la pelirroja. Pero cuando esta pudo descansar, su sopor la llevó hasta un lugar que desconocía. Aquello que la confundía comenzaba a tomar forma. Ella estaba en una habitación, sola, pero se sentía observada. Había una cama preparada para un encuentro pasional.  Aun en sueños, Charlotte temía que aquello fuese una advertencia de lo que podían hacerle, pero no. Su inconsciente tenía otros planes.
Estaban la habitación, la cama, una melodía suave en su mente y una voz que susurra su nombre. Charlotte dio media vuelta y encontró a Akihide: sí, no había pandilleros, solo estaban los dos. Ella se muestra extrañada, quiere hacerle preguntas, pero él no lo permite. Rápidamente la atrae, acaricia sus labios con las yemas de los dedos, lo que le produce estremecimiento, y la besa en la boca (como no había sucedido en el videoclip), aprisionándola entre sus brazos. La joven no sabía porque, pero ella solo se dejó llevar, una y otra vez lo miró a los ojos, descubriendo aquella mirada cautivadora que él le mostró en la escena final, una mirada que no abandonaba sus pensamientos. De esta forma la escrutaba el guitarrista, en sus sueños, mientras, a fuerza de besos y caricias, parecía fundirse con ella. La pelirroja ya no aguantaba su propio cuerpo, invadida por las sensaciones de realidad. Inesperadamente sintió la blandura del colchón bajo su espalada, pero esto no le gustó, así que dio vuelta la situación. Pareció que Akihide quería mantener el control, así que hizo lo mismo que ella…. Y ya deja de sentir blandura, sino la nada. Como un abismo del cual cae hasta una superficie dura y fría. ¡Qué dolor! ¡Qué oscuridad espantosa! Charlotte deja escapar un grito.  De pronto se hace la luz y de la oscuridad emerge el rostro de Atsuko, quien la queda mirando seriamente desde la cama, casi con ganas de preguntar “¿Qué mierda te pasa?”. Del otro lado escucha la vos de Maya, preocupada. Con esto por fin cae en cuenta de que su sueño apasionado (y extraño) ha terminado… y que ella aterrizó en el piso.
Se disculpa con las muchachas, muy apenada, pero en parte, riendo porque ni con todo el escándalo Megg despertó. Nuevamente deciden dormir, y Charlotte ya no piensa en ataques ni patoteros, sino que se pregunta si volverá a soñar con el Akihide decidido de mirada provocativa que solo pudo ver una vez, y que no salía de su cabeza.
Al día siguiente, Megg despertó como si nada hubiese pasado, solo con la herida en la rodilla vendada y los raspones. Recibió muy gustosa la pomada que le envió Shinpei, sonriendo para sí: definitivamente él era demasiado bueno para ser real. Por esto, tuvo que aguantar varias bromas de parte de sus amigas, casi hasta la hora de ir a las tutorías, llevando los poemas y cuentos que Selenia tradujo. Cuando buscó a Charlotte, esta había desaparecido, dejando una nota en la cual avisaba que se fue a ver un trabajo de fin de semana, pero que seguramente regresaría temprano.
Aunque no le gustaba la idea de volver a ser promotora, como el trabajo duraba solo sábado y domingo (tenía que comenzar esa misma tarde), terminó aceptando. También se sintió cómoda con la atención que recibió, muy cordial y simpática, al igual que el uniforme, más tranquilo que el anterior, incluso más bonito. Así que regresó al edificio contenta, tratando de no ponerse de mal humor por las preguntas con intención de regaño que le hicieron Maya y Atsuko. Por suerte, un llamado de Selenia la salvo de tener que aguantarlas. Ella le contó que estaba bien, en casa de la familia de Tsugumi, que sus padres eran muy amables, que pasaron buena noche y que a la tarde continuarían el viaje hasta Gunma para el recital. Regresarían el domingo a la noche a más tardar. Le dijo, además, que los trenes eran muy cómodos, hasta que pudo dormir viajando, cosa que siempre resultaba imposible. Cuando les preguntó cómo estaba todo por allá. Ninguna tuvo valor para revelar lo que ocurrió con Megg, conociéndola, era capaz de volver de inmediato. Solo le comentaron que ya la extrañaban, porque solo había tranquilidad. Se despidieron amistosamente, antes de colgar, deseándoles un feliz viaje y que disfruten del recital (Megg le pidió especialmente fotos).
Luego de un delicioso almuerzo de Kushiyaki con Omu-Raisu y Tofu Agedashi [4], para Charlotte llegó la tarde de trabajo. El ambiente de San Valentín ya se respiraba en la cuidad. Infinidad de muchachas iban de aquí para allá comprando chocolates o bombones, observando precios, indagando sobre ellos. Había otros que no tenían a alguien especial para pasar el día, y en algo como eso tenía que ocuparse nuestra protagonista: tanto muchachos como señoritas eran invitados por ella para ingresar sus datos en la computadora que buscaba armar una pareja perfecta, como plan de cita a ciegas para el día de los enamorados, fecha en la cual se encontrarían dichas parejas. Una suerte de solos y solas, llamado el festival del amor.
A Charlotte se le ocurrió una buena idea para llamar a la gente, especialmente a los hombres: cuando alguno dudaba, ella le comentaba (de mentira) que también ingresó sus datos para encontrar pareja, así que ellos, entusiasmados, no se negaban. La cantidad de personas que quería participar (incluso hacían fila) la sorprendió más. ¿Cuánta gente había en Tokio? ¿Realmente les importaba tanto el día de los enamorados?
Luego de un par de horas se vio solitaria, sin gente alrededor, y pudo relajarse un poco. Como debía dar a cada persona una calcomanía, casi no le quedaban, pero aún sin agotarlas se sentía satisfecha. Tantos datos y letras japonesas la dejaron mareada. Esperaba solo a que terminara el turno para irse. También estaba cansada de los comentarios por su apariencia o los que no entendía. Al observar que durante un rato estuvo sola, decidió finalizar, cuando de pronto alguien se para frente a ella: se trataba del hombre de su sueño (sí), Akihide.
Ch: (alterada) Akihi... no. Aki-san, ¿qué hacés aquí?
Ak: (con una breve reverencia) Konnichiwa, Charotte-san.
Ch: (apenada, inclina la cabeza) Konnichiwa. (Piensa) ¿No me digas que también buscas pareja?
Ak: No. Yo pasé por aquí casualmente y pensé en saludarte.
Ch: Ah... (Con toda intención) Por un momento pensé que no tenías con quien pasar San Valentín.
Ak: Siempre recibo chocolates y tarjetas de las fans. Me lleva mucho tiempo leerlas todas.
Ch: ¡Ah! ¿Entonces viniste a verme?
Ak: (avergonzado) Oh, no. ZR está cerca de aquí y soy yo el único a quien falta la prueba de vestuario para la presentación. Daigo insistió en que vayamos disfrazados y hagamos una especie de Show.
Ch: (sorprendida) ¿Disfrazados?
Ak: Si. Ahora tengo que ir a probarme el disfraz. No puedo demorar mucho.
Ch: (en broma) Cuando tengas el traje puesto, ¿podés pasar por aquí? Me gustaría ver cómo te queda.
Ak: (perplejo) Eh... Bueno. Creo que puedo. (Breve reverencia) Nos vemos. (Se va)
Charlotte, mientras lo ve partir, se pregunta su habría entendido la broma o si la creyó. Pero no puede pensarlo mucho, ya que llegan más personas. En busca de pareja, por lo que debe quedarse trabajando una hora más.
Cuando no ve más gene y las calcomanías se le habían agotado, nuevamente decide irse. Su trabajo terminó. Pero, en el momento en el cual preparaba las cosas para marcharse, aparecen tres muchachos que le hablan directamente.
Pandillero 2: ¿Ya se va? Nosotros queremos ingresar nuestros datos.
Ch: (amablemente, sin prestarles atención) Lo lamento, pero mi turno terminó. Regresen mañana.
Aunque lo tipos no se marchan, ella planea hacerlo. Una vez que pasa por al lado de ellos, la empujan contra la pared y uno le enseña una navaja.
Pandillero 3: Te vas cuando nosotros queramos.
Pandillero 1: (entre risas burlonas) Estas extranjeras... Una más linda que la otra.
Ch: (asustada) ¿Ustedes son los que atacaron anoche a mi amiga?
P1: Si, bonita. Pero como el tipo raro de lentes se nos interpuso, tuvimos que dejarla.
P2: Pero vos estas solita.
P3: (acercando la navaja a una oreja de Charlotte) Entonces... ¿Venís con nosotros, bonita? ¿O tenemos que obligarte? (Le corta un rulo que escondía tras el pabellón, su rulo favorito)
Ch: (paralizada del susto) ¿Qué quieren hacer conmigo?
P2: Uy, yo haría de todo. Estás preciosa.
P1: Pero todo depende de lo que diga el jefe.
P3: No te preocupes, linda. Te vamos a tratar bien si sos obediente (acerca la navaja para acariciarle la cara, y Charlotte se aparta, por lo que se ríen de ella).
P2: (agarrándole un brazo) Vení. Vas a ver que te gusta.
P3: (hace lo mismo) Dale, linda.
Ch: (sin saber qué hacer. A los gritos) ¡Ahh! Alguien ayúdeme.
P2: (intenta taparle la boca y para ello le suelta un brazo) Callate (no puede hacelo, pues ella comienza a zamarrease).
P3: (le propina un golpe en la cara que la tira al suelo) Callate, estúpida. (Ve que ella intenta huir, así que la agarra del cabello y exhibe la navaja frente a sus ojos) Te dije que te portes bien, pero parece que querés las cosan por las malas (le suelta la cabeza de forma brusca).
Charlotte no sabe qué hacer. Tiene demasiado miedo para intentar escapar nuevamente, pero no quiere irse con esos tipos, menos después de que la golpearon y ahora veía como gotas de sangre caían al piso.
Policía: (aparece de repente, dando gritos y con una pistola en la mano) ¡Alto ahí! ¿Qué están haciendo con esta señorita?
Los pandilleros, al ver el arma: se asustan y emprenden la retirada, dejando en el suelo a una Charlotte presa del pánico. El policía se arrodilla a su lado para ayudarla y le habla amablemente.
Pol: ¿Charotte-san, estás bien?
Ch: (aún asustada) Sí, sí. Muc... (Piensa) ¿Cómo sabe usted que...? (Le mira la cara y se sorprende al ver que quien la salvo no es otro más que Akihide) Aki-san... ¿qué...?
Ak: (enseña dos dedos de una mano en señal de victoria) ¿Te gusta mi disfraz? (Le muestra la pistola) Es falsa.
Charlotte continua mirándolo pasmada. El disfraz para la presentación era de policía, y gracias a la broma que él no entendió como tal pudo llegar a tiempo para salvarla. Pero no era la única vez: Akihide evitó que cayera al piso bruscamente en la cafetería, le recordó el cumpleaños de Selenia, la abrazó cuando lo necesitaba, la escuchó sin juzgarla y le habló amablemente, le confesó que veía en ella algo que los demás no notaban... desde el principio siempre tuvo que agradecerle algo, y cada vez sumaban más cosas. Con un Gracias no bastaba.
Ch: (estrechando a Akihide entre sus brazos) Gracias, Akihide. No sé qué hubiese sido de mí si no aparecías... (Se separa de él) Ah, perdón, Aki-san.
Ak: Si tanto te cuesta acostumbrarte, decime Akihide. (Le ayuda a ponerse de pie y con un pañuelo de tela. Le limpia el costado de la boca, donde le golpearon) ¿Quiénes eran esos tipos?
Ch: (tiene ganas de agarrarle las manos, pero se contiene. Ya tendría muchos tintes románticos) No lo sé.
Ak: (con seriedad) Shinpei me contó que anoche atacaron a tu amiga rubia, y hoy a vos. Esto se ha vuelto muy extraño. Tal vez también vayan por Se-chan.
Ch: Eso es lo que me preocupa.
Charlotte permaneció allí, aguardando un momento a que Akihide regresara, vestido normalmente, ya que él se ofreció a acompañarla. Una vez que se reunieron, fueron en taxi hasta el edificio. Durante el camino, ella no habló demasiado, pues le dolía bastante la parte de la cara en donde le golpearon. Seguramente para mañana estaría morado. Él tampoco, pues era hombre de pocas palabras. Lo dominaba la preocupación y una indignación moderada. Se daba cuenta de que las extranjeras estaban solas, en un país extraño y lejano, que comenzaba a mostrarles lo peor de él. El sueño se transformaba en pesadilla. Al ver a Charlotte en el suelo, llena de miedo, herida, sintió una horrible punzada en el corazón, más fuerte que cuando la encontró llorando... consolar a alguien en una situación así no era suficiente.
Una vez que llegaron al edificio, él se despidió de ella y siguió su camino prometiendo que intentaría protegerla para no ver la angustia en sus ojos que le producía tanto pesar.
Cuando Charlotte entró al edificio tuvo que explicar qué le paso en la cara. Esto alarmó a las muchachas, aunque no imaginaban ni por asomo las calamidades que aún las esperaban.
[Esta charla tuvo lugar en la guarida, lugar donde se reunieron los indeseables pandilleros.]
Jefe: (rellena un sobre con una foto marcada y dos mechones de cabello, uno largo y rubio, y otro rizado y colorado. Habla a los demás) Redacten lo que les voy a dictar.
P1: (con hoja y birome) Bien, jefe.
J: (comienza en dictado) Si querés que esto termine, te esperamos a las diez en el lugar donde empezó todo esto. Será mejor para ellas que vengas.
P1: Bien, jefe. (Le pasa la nota. Esta es guardada en un sobre con las otras cosas)
J: (extiende dos sobres. Primero uno más grande) Bien, escúchenme todos (se reúnen a su alrededor) este sobre grande lo entregan en ZR el lunes por la tarde. (Extiende el otro, un poco más pequeño) Y a la misma hora, dejen este otro en el edificio que les dije.
P2: ¿Los dos para Serenia?
J: No. En el edificio... Digan que es para Tsugumi Saotome.


Aclaraciones:
Extra: no sé si se escribe así. :p
1. Faito!! Si vieron algún animé o dorama japonés donde usan este gesto, seguramente no necesitan esta aclaración, pero para los que no, es una adaptación fonética y silábica de Fighting, que se traduce como ánimo.
2. Pachoncita: no es sinónimo de gorda. Selenia lo usa con la connotación de gruesa. Popularmente se dice panchonchita/o, como reemplazo de panzón/a.
3. Para los japoneses es incómodo que los miren fijamente a los ojos en una conversación.
4. Kushiyaki son brochetas de carne y verduras, Omu-Raisu es un sándwich de arroz frito con sabor a kétchup y un fino revuelto de huevo (o una simple tortilla de huevo, ñam ñam). Y como complemento, Tofu Agedashi, que consiste en cubos fritos de tofu suave servidos en caldo caliente.

24 comentarios:

  1. Lo voy leyendo por parteeeeesssssss :D

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  2. Yo ya lei todo! es bastante atrapante!! Pobres las chicas!

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    1. ^^ todavía falta, eh! Los problemas con estos indeseablles pandilleros no terminan.
      Habrá mas acción. Y llega el turno de Selenia...

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  3. Mato la parte del gallo y la gallina! me mate de risa

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    1. Las imaginaciones de Selenia son cosa seria, jajajah ^_^
      Que bueno que te hayas divertido. El proximo capítulo no será tan gracioso... (y tardaré bastante más en subirlo)

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  4. Me encanta el fic! Es genial
    Las personalidades de akihide y shimpei son muy parecidas a como yo me los imagino xD
    me gustan las peleas de selenia y daigo y ame la parte de aki-gallo jaja

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    1. Así también los imagine yo, pero luego de ver entrevistas y unos cuantos videos, creo que son un poco diferentes.
      Las peleas entre Daigo y Selenia siempre estaran a la orden del día, y seran muy humorísticas, claro. Hasta ahora, aki-gallo es muy gustado, que bueno, porque lo escribí para que se rían.
      Muchas gracias por leer este capítulo. Te invito a que leas el próximo, donde habrá mas acción y emociones.

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    2. Es verdad a mi me desconcierta un poco akihide, lo ves en los lives y parece de una determinada forma, pero lo ves en las entrevistas y es otro y ni hablar en los making of de los pv cuando boludea con daigo jaja es dificil imaginarselo se una determinada forma aunq a mi me encanta siempre creo q reaccionaria igual que Tsugumi si lo conociera XD
      Claro, voy a estar esperado el proximo capitulo!

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    3. Akihide es el que más muta. Yo lo veo ahora como un hombre serio y profesional (hasta cuando tiene que hacer tonterías). Los otros dos parecen siempre los mismos en cada video que vi.
      Últimamente me baso en eso también para escribir los capítulos, y su habilidad para mutar de actitud provocará muchos enredos.
      También te invito a pasar por la parte del Free talk, para proponer algun tema nuevo.
      Espero poder subir pronto el nuevo capítulo.

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    4. Si me imagino que esos cambios van a desconcertar un poco a charlotte, ya lo esta haciendo.
      Mmm un tema para el free talk? voy a tratar de que se me ocurra algo ^_^

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    5. Ya habras notado que ella no se queda atras...
      Ya subi un nuevo tema para el Free talk, asi que tienen mas tiempo para pensar con calma que les gusaria saber
      ^_^

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  5. S: Entonces imaginate que Charlotte es Daigo-Sama." Jajajajah ;)
    S: Si, un gallo hijo de gallina ponedora." jajajah, esta tia loka :p
    "esa misma patada la vas a recibir vos, pero en tus hijos" Joder, como intimidó a Daigo, esta tía me mata, es fantastica. siempre me hace reir :D
    Yendo a lo serio, pobres niñas. qedaria muy mal si selena se los carga a todos...
    el sueño de Charlotte me dejo los pelos de punta...
    sigue así, hasta ahora me fascina tu fanfic ;)

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    1. Que lindo ver que con las escritura se pueden movilizar tantas emociones (hoy estoy muy poetica). Gracias por reirte y sorprederte con esta historia, estimada/o anonimo.
      En el próximo capítulo se verá si Selenia puede contra ellos o no.
      Todo puede suceder.

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  6. MUY LAARGO DESPUES LO LEO!!

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  7. Hola!!! Me encanto la charla de Akihide y Charlotte, as{i se habla Aki-san :)

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  8. Se-chan no le podes decir eso a Akihide....
    Estas ocurrencias de Selenia jajajja
    Aaaah y Selenia por lo de panchonchita me hace acordar a mi jajaja ¬¬ esta bien comenzare a correr u_u y Charlotte que linda , como la defiende, yo quiero una amiga así. Por esa pelea odieo a Daigo.. Ari

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  9. Super Shinpei al rescate.. Y naaah pobre se mató con ese poste pobreeee... (me encanta Shinpei) la mejor escena ^_^.
    Aaaah y el rescate a Charlotte ni ahi que me imagine que era Akihide :P
    Hasta ahora, me encanta Shinpei, admiro a Aki-san y odio a Naito XP
    Ari

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  10. SOBRE EL VIDEO CLIP... otra vez una rubia??? xq siempre son rubias? estos asiáticos y su fijación por las europeas... ya entiendo tu bronca Caro...
    1:39... Diago tiene el Energy Meter de vegeta!! jajaja q copado
    1:44... nooo...! es la tipica cata de los buscapleitos japoneses. me hizo reír tanto jajajaj me acorde del dorama Gokusen :'D
    SOBRE EL CAPITULO... Dios santo...es un fan fic de accion??? ya veo q Selenia sabe kung fu...ahi los acaba! Me encanta como de esos asaltos, tanto Megg como Charlotte sacaron algo bueno.

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  11. Hay clips con chicas morochas, como... Grand finale, sekai wa odoru, Shurenka, overwritting, y... otros que no recuerdo.
    En cuanto al fanfic... Es una comedia romantica con escenas de acción y aventuras!!! Tiene de todo (?!)
    Mmmm, y para averiguar si Selenia gana o pierde, lee el proximo episodio, que pronto estará listo!!

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  12. este es por ahora mi capitulo favoritoo! mucha intriga y ademas es bien atrapante. Me mate de risa con la parte en que estan mirando la luna los chicos y daigo pregunta por el telefono del sanatorio para enfermos mentales jajaja , insensible daigo xD!

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    1. Bien ahí!!! Solo te falta el 9no!!! Todos estaba enamorados esa noche, menos Daigo, jajah Espero que te haya gustado la acción que se desarrolló ^_^ La historia te seguirá atrapando!! Lo garantizo!!

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  13. Chaa!! que tierno fue el momento de Akihide y Charlotte! me gusto mucho, como se dice nunca hay que juzgar un libro por su portada, no se porque cuando leía esa parte la frace me salto a la cabeza... uy y me quedo la intriga sobre aquellos matones queriendo ir tras Selenia ¿que pasará?! (aunque creó que van a sufrir si lo intentan... solo un presentimiento, je) ¡muy bueno estuvo tú capitulo! ahora voy con ansias al siguiente (y de paso me actualizo ^^) un besito!

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    1. Pase tranquila, nomas (me extraña, por cierto, que no pusiste nada de Akigallo)

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