(¿Cuál será el motivo de tanta elegancia?)
Charlotte extendió una mano para recibir su cuarto
o quinto cambio de vestuario. Llevaba casi tres horas posando para fotografías.
Pese al cansancio, no podía negar que le divertía mucho actuar ante las
cámaras, en este caso de fotos. "Poderosa y sensual al mismo tiempo",
"calculadora y avasallante", esas eran todas las instrucciones que
necesitaba para desenvolverse cómodamente en el set.
Luego de dos cambios más y un montón de
fotografías, por fin dieron por terminado el trabajo. Charlotte notó que ya
había caído la noche, así que, vistiendo sus propias ropas, decidió ponerse en
marcha hasta el edificio. A la salida camarín la estaban esperando: encontró a
Ximena parada frente a la puerta, llevando unas bolsas en una mano y un papel
en la otra.
Ximena: (a nuestra pelirroja protagonista, cuando
esta sale del camarín) Lo hiciste muy bien, Charlotte. (Extiende el cheque que
llevaba en una mano) Este es tu pago inicial. Cuando salga la campaña recibirás
otro igual.
Charlotte: (acepta el cheque y lo guarda en su
bolsillo) Eso figura en el contrato. Yo... tengo que irme.
X: Muy bien. Pero antes de que te vayas (le entrega
las bolsas), toma. Es un regalo de la marca. Si vas a ser una de las caras de
la campaña, no es bueno que vayas por ahí sin lucir los productos.
Ch: (acepta las bolsas y revisa su contenido)
Wow... Es fabuloso. (Piensa bien lo que va a decir antes de hablar) ¿Creés que
todavía puedo conseguir la revista que me mostraste?
X: No... Pero, si la querés, podes llevarte la que
tenemos aquí. Para nosotros es noticia vieja, así que a nadie va a importarle.
(Indica hacia el final del pasillo) Está en el vestíbulo, en el mueble donde
guardamos las revistas.
Ch: (mira hacia esa dirección y luego se vuelve
hacia Ximena) Bueno. Gracias... ¿Agarro la revista y me voy así nomás?
X: (casi riendo) ¿Querés un beso de despedida?
Ch: (lo primero que le viene a la mente es el beso
que esta mujer dio a Akihide frente a todos) No... No, te agradezco mucho...
X: (entre risas) Oh, ¡qué linda! No voy a saludar
así a una mujer. No te preocupes.
Ch: Que bueno. (Evidentemente incómoda) Sayonara
(se va).
X: Adiós. (Aunque dice esto, no se mueve del lugar
y sigue a la pelirroja con la vista)
Nuestra protagonista siente esa mirada como si
fuese un puñal. Ximena, hasta ese momento, se había portado muy bien con ella,
pero algo que no podía explicar le gritaba que no confiara en esta mujer, que
se mantenga alerta. La pelirroja no sabía si esto era debido a que se trataba
de una ex de Akihide (y a los celos que sintió cuando lo besó) o si en verdad
tenía un mal presentimiento.
En fin. Con la revista en sus manos, Charlotte
partió hacia ZR con dos objetivos: comprobar si Selenia volvió a escapar a este
lugar y ver a Akihide. Si, verlo aunque él, durante toda la semana no pregunto
por ella ni intentó encontrarla siquiera. Debía estar molesta, sabía que tenía
ese derecho, pero le pareció más importante mostrar las fotos que publicaron en
esa revista del corazón.
¿Confundidas/os? Les explicaré, antes de avanzar
con los sucesos que ocurrieron en este capítulo. Ximena fue a buscar a
Charlotte para hacerle una propuesta de trabajo, ya que ella es empleada en una
marca europea con sede en Japón y cuando su jefe vio a la pelirroja, le pareció
adecuada para participar de la campaña primavera verano como una nueva cara. A
nuestra protagonista no le agradó mucho la idea de ser modelo, pero... el
cheque de pago resultaba demasiado tentador... así que decidió aceptar. Por
ello, el lunes pidió permiso en su trabajo para poder ir.
En cuanto a Selenia cuando Ximena abandonó el
edificio para llevar una respuesta positiva a su jefe, esta salió sin decir
adonde y regresó dos horas después, un poco indispuesta. El domingo estaba
afiebrada y casi no podía moverse. Sentía dolor hasta en el cabello, por eso
llamaron al médico, pero la terca morocha no permitió que la examinaran. De
nada sirvió pedir permiso en su trabajo para que no fuese el lunes, ya que
ella, de todas formas, escapó esa tarde a ZR sin dejar rastro, aprovechando la distracción
de las demás muchachas. Con estos colores pintó el fin de semana.
Cuando Charlotte llegó a ZR, encontró a Akihide
cerca de la entrada, visiblemente nervioso, caminando de un lado a otro. Todo
estaba demasiado quieto a su alrededor, cosa que le causaba mucha gracia.
Decidió acercarse a él, movida por la curiosidad.
Ch: ¿Akihide? Konbanwa.
Akihide: (se detiene al oírla y vuelve la vista
hacia ella, visiblemente alterado) Cha... Charotte-san, konbanwa.
Ch: Te ves muy alterado. ¿Estás bien?
Ak: Vi algo... Acabo de ver algo perturbador. No sé
si debería decírtelo.
Ch: (asustada) Pero... ¿qué pasa?
Ak: Se-chan... Se-chan... (Cubre su rostro con
ambas manos) Oh, por Dios...
Ch: No me asustes, Akihide. ¿Qué pasó con Selenia?
Ak: Ella... Estaba en la oficina... Encerrada con
Daigo.
Ch: ¿Pelearon otra vez?
Ak: No... Él... ¡Él estaba quitándole la ropa!
Ch: (no cabe en sí del asombro) ¡¿Qué?!
Ak: Y ella no oponía resistencia.
Ch: (incrédula) No... Seguramente te confundiste.
Eso no puede ser.
Ak: No es mentira. Yo los vi. No estoy imaginando
cosas.
Charlotte se muestra incrédula. No puede creer lo
que escucha... ¡Selenia no podía ser tan estúpida! Seguramente todo era un
simple malentendido... pero Akihide afirmaba haberlos visto... ¿Qué estaba
pasando? Entre idea e idea, la pelirroja levantó la vista y reconoció en una
persona que abandonaba ZR a la protagonista del suceso que comenzaba a
preocuparla: Selenia, quien caminaba con una rapidez muy sospechosa. Su amiga casi
corrió tras ella para pedirle dos explicaciones: ¿por qué fue a trabajar en
lugar de ir al médico? y ¿qué fue lo que pasó en la oficina? Inmediatamente
alcanzó a la morocha, vio salir a Daigo Naito, y no supo a cuál de los dos
increpar con preguntas así que condujo a Selenia hasta donde estaba el líder de
Breakerz, exigiendo a este que se detenga.
Ch: (imponente. Sujeta con fuerza el brazo de
Selenia y habla a Daigo en voz alta) ¡Alto ahí, pervertido!
Daigo: (ofendido) ¿Estás hablando de mí? ¿Cómo te
atreves a decirme eso, estúpida?
Ch: ¡Claro que sos un pervertido! ¡Y a mí no me
llames estúpida, pedazo de sinvergüenza!
Selenia: (extrañada) ¿De qué me perdí?
D: (a Charlotte) A mí no me hables así. No seas
igualada.
Ch: (cerca de la furia) Se lo que hicieron en la
oficina (Selenia la mira como preguntado de qué carajo habla y Daigo,
visiblemente molesto, dirige la vista hacia Akihide. Charlotte continua hablando al líder de
Breakerz) Parece que te gusta la idea de ser toro, porque... ¿sos vos quien
dice que Selenia es una… ushi, no?
D: (se dirige Akihide) Me sorprende que creas que
tengo mal gusto...
S: (ofendida) ¿Perdón? Mal gusto las bolas.
D: (casi gritando, a la pelirroja y el guitarrista)
¿Se puede saber qué clase de basura piensan ustedes? Sus mentes están sucias...
¿y el pervertido soy yo?
Ak: Pero... yo vi que estabas desvistiendo a
Se-chan. ¿Lo negas?
D: No... Porque es cierto. Pero lo hice para
ayudarla. El cierre de su campera se atoró con el resto de ropa... Y la bruta
casi destroza la oficina por su terquedad.
S: (bajo, en actitud de puchero) ¿Por qué siempre
me insulta?
Ch: Entonces... tenías las manos en su ropa
porque... querías desatascar el cierre... No para desvestirla.
D: (con sarcasmo) Qué brillante deducción.
Charlotte y Akihide comparten una mirada llena de
vergüenza, pues tremendo papelón estaban haciendo en plena vía pública. Aunque
sabían que debían pedir disculpas, algo que el guitarrista hizo de inmediato
sin mayor problema, la pelirroja detestaba admitir que cometió un error ante
las personas que le desagradaban y Daigo le resultaba muy antipático, así que
decidió no hacerlo, pese a que el vocalista no la dejaba en paz exigiendo que
le pida perdón. Como ella no daba su brazo a torcer, Selenia, para no perder el
tiempo, con una educada reverencia, ofreció disculpas en su lugar.
S: (Parándose entre Daigo y su amiga, habla al
vocalista) Charlotte seguramente no está de buen humor. Pido disculpas por su
conducta de hace un momento.
D: Es ella quien debería disculparse.
Ch: (a Selenia. En español) Yo no voy a pedirle
perdón a este idiota, pero no quiero que lo hagas vos en mi lugar.
S: Yo también estoy ofendida, ¿eh? ¿Por qué
pensaste tan mal de mí?
Ch: (apenada) Es que... Akihide me asustó. Lo
siento.
S: (alto, a Daigo. En japonés) En español, pero lo
dijo. Pidió disculpas. Ahora podemos irnos, porque va a comenzar el dorama.
(Comienza a caminar, casi arrastrando a Charlotte, pero esta se resiste)
Ch: ¿Cómo pudiste manipularme de esa forma? No
puedo irme aún. Tengo que mostrarle algo a Akihide.
S: (con terquedad) Charlotte… Va a empezar el
dorama.
Ch: Entonces anda yendo.
S: Pero no voy a dejar que vuelvas sola… Ni
pensarlo. Ya que viniste hasta acá… Vamos (intenta agarrar a su amiga por un
brazo, pero esta no lo permite).
Ch: (mira para todos lados hasta que observa al
guitarrista de Breakerz, quien hablaba pesadamente con Daigo) Akihide puede
acompañarme a casa.
Ak: (desde donde está) ¿Hablaron de mí?
Ch: Si. Como Selenia está apurada por ver su
dorama, le dije que vaya sola. ¿Vos podés acompañarme? Tengo algo que decirte…
Algo que mostrarte.
Ak: (Parece meditar) Entiendo. (A Selenia, haciendo
una breve reverencia) Yo acompañaré a Charotte-san. Podes ir tranquila.
S: (no muy convencida) Ok. Ok. Voy rapidito.
D: (apresuradamente, sujeta el brazo de Selenia)
Llegaras más rápido si vas en coche. Yo te llevo.
S: (resistiéndose) No. Llegaré rápido si corro.
D: (sujeta a Selenia por el hombro derecho… y con
esto, de una manera extraña logra doblegarla y que no se resista) Si te digo
que yo te llevo, te llevo. Dejá de ser terca.
S: (quejándose) ¡No me agarres de ahí! ¡Todavía me
duele!
D: Veni. Vamos. (Continúa sujetándola del hombro
derecho y la lleva)
S: Esperá un momento… (A Charlotte) No me dejes
sola con él.
Ambos sin entender lo que sucedía, muy sorprendidos
por lo que vieron, Charlotte y Akihide compartieron una mirada de incredulidad.
Como Selenia en un momento dejó de resistirse, la pelirroja pensó que su amiga
estaba bromeando, así que no tardó mucho en restarle importancia, mientras que
el guitarrista, todavía a penado por el papelón que se armó por su “culpa”
(indiscreción, realmente), decidió no volver a entrometerse. Lo único que
podían hacer era ir hasta el edificio.
Akihide pone en marcha el automóvil y lleva a
Charlotte de regreso. En el camino a casa, la pelirroja intenta romper el hielo
hablando de algo con él, pero no sabía bien de qué. Sentía que si iba a
enseñarle la revista, primero debía realizar una introducción, como la cita en
el museo. Tal vez sería prudente comenzar por ahí.
Ch: (intenta parecer más molesta de lo que está)
¿Por qué me hacés esto?
Ak: (extrañado) ¿Eh?
Ch: Después del museo... No intentaste comunicarte
conmigo, ni peguntaste por mí... ni nada. Deberías hacerlo, aunque sea por
cortesía.
Ak: Lo siento. Pensé varias veces en ir a verte,
pero... no sabía con qué excusa.
Ch: ¿Es necesaria la excusa? Simplemente toca el
timbre y decí: estoy buscando a Charlotte. ¿Es tan complicado?
Ak: También lo había pensado... pero... Tal vez
elegía un momento y no estabas. Realmente lo siento. Yo... Hasta ahora solo me
conformaba con preguntar a Se-chan si estabas bien. (Mira a Charlotte
rápidamente, y luego vuelve la vista hacia el frente) ¿Fue un accidente,
verdad?
Ch: (no entiende de que habla) ¿Qué cosa?
Ak: (cambia de idea) No, nada. Seguramente fue un
accidente. (Cómo ve el edificio, estaciona a un lado) Bien, ya llegamos.
Ch: (coloca la revista que llevaba en una de las
bolsas en el regazo del guitarrista) Salimos bien, ¿no?
Akihide observa la portada atónito. Esta gritaba:
Romance de Breakerz en letras grandes y llamativas; y un poco más pequeño tenía
un subtítulo: Akihide se muestra muy íntimo en una exposición de arte con la
modelo del último MV. El guitarrista no podía creer lo que veían sus ojos.
Fotografiaron casi cada momento y en todas las imágenes se apreciaba con
claridad como la pelirroja lo sujetaba del brazo y estaba cerca suyo. Si Daigo
veía esa revista... ¡Era hombre muerto!
Ak: (nervioso) No... No puede ser... Jamás creí que
me reconocerían, y menos en un museo. Si Daigo llega a enterarse, va a
enojarse... o va a matarme.
Ch: Es una revisa de la semana pasada, así que no
creo que la vea. No te preocupes.
Ak: Ah... ¿Podes prestármela? Quiero leer el
artículo.
Ch: No hay problema, pero (idea rápidamente como
volver a verlo) No es mía, así que voy a necesitar que me la devuelvas. Leela
tranquilo y después me la das. (Abre la puerta de automóvil dispuesta a
descender, pero él la detuvo sujetándole un brazo).
Ak: Charotte-san... (Traga saliva) Vos... ¿podes
acompañarme a cenar mañana? Quiero compensar mi falta de cortesía.
Ch: (sin poder ocultar la sonrisa) Me parece justo.
¿Adónde vamos a ir, o... es sorpresa? (antes de que él pueda responder) Tenés
que decirme si el lugar es elegante o no, así veo que ropa escojo.
Ak: (impresionado ante la emoción de Charlotte)
Es... Es un restaurante...
Luego de acordar la hora en la cual pasaría por
ella, Charlotte se despidió de él muy animadamente, haciendo de las suyas, es
decir, nuevamente beso el costado de la boca de Akihide y lo dejo muy
confundido; y corrío hasta la entrada del edificio, al cual ingreso con
entusiasmo. Que importaba el motivo, mientras el guitarrista se acercara a
ella, esto era suficiente para reavivar su humor. Al parecer, nuestra pelirroja
no es la única que se siente atraída, Akihide estaba dando grandes muestras de
interés.
En fin, como vio que Selenia y Tsugumi estaban
plantadas frente al televisor viendo el dorama, completamente ausentes de la
realidad espaciotemporal, Charlotte convoco a las demás, Megg, Maya y Atsuko a
una reunión en su habitación. ¿El motivo? Ayudarla a elegir un conjunto
adecuado para la noche siguiente, en la cual planeaba estrenar una de sus
nuevas adquisiciones, confeccionadas para una nueva mujer, "sensual y
poderosa".
Megg y Maya aprobaban todas y cada una de sus
combinaciones, mientras que Atsuko, completamente diferente a las dos
muchachas, encontraba peros para todo: muy atrevido, muy formal, muy sobrio,
muy llamativo, y sus elecciones no coincidían con los gustos de nuestra
protagonista... Cuando ya pensaba desistir y escoger cualquier cosa, entraron a
la habitación Selenia y Tsugumi, comentando con voz moderada lo que habían
visto en el dorama, diciendo que estaban ansiosas por que llegara la próxima
semana para ver un nuevo episodio. Al ver el estado de desorden y
disconformidad, ambas quisieron ser partícipes de lo que estaba ocurriendo. Una
vez que lo supieron, como dos niñas que vestían a una muñeca, las muchachas
probaban un modelo tras otro sobre Charlotte hasta llegar a la que consideraron
la combinación perfecta. Las demás estuvieron de acuerdo.
Maya: Charotte se ve hermosa hasta con una toalla,
no dejo de sorprenderme.
M: Es cierto... Cuando se tiene un cuerpo bonito,
cualquier ropa luce bien.
Ts: (festejando) Ya imagino la cara que pondrá
Aki-sama cuando la vea. Indirectamente voy a causarle una sonrisa.
Atsuko: (la mira por sobre el hombro) Ese
comentario es un consuelo, ¿verdad?
Ts: (triste) Si. Todavía me cuesta aceptar que la
elegida de Aki-sama es Charotte y no yo... ¿Qué hice mal?
At: ¿Tirártele encima?
S: Y mirarlo como si fuese Dios... o Buda.
M: ¿Cómo podes decir eso si ya tenés novio?
Ts: (ofendida) ¿Todas están en mi contra?
S: (rodea a Selenia con los brazos) No podríamos
estar en contra tuyo.
A: (al ver que a Tsugumi no le molesta o incomoda
el abrazo) No puedo entender aún la necesidad de andar tocando tanto a la
gente.
Ch: (no se puede decir que está molesta, pero le
desagrada aquel comentario) Atsuko, ¿qué te pasa? Desde la semana pasada que
estás muy mala onda.
S: (antes de que la muchacha japonesa pueda
contestar) Cualquiera de nosotras estaría de malas si nuestras familias tuviesen
los problemas que tiene la de Atsuko.
Las chicas observaron a Selenia y luego a Atsuko,
desconcertadas por lo que habían escuchado. Apenas se dirigieron a la esta
última, cuyo rostro reflejaba cierto enojo hacia la morocha, mezclado con
vergüenza, esta quiso marcharse de la habitación inmediatamente, pero fue
detenida por nuestra protagonista.
S: Dejaste un mail de tu mama abierto... y cuando quise
usar el navegador... (Se pone de pie para acercarse a la muchacha) Bien,
bien... Tu padre perdió su empleo y ahora tienen una deuda. Se acerca el plazo
de pago y todavía no pudieron juntar el dinero, así que es probable que ya no
puedan pagar tus estudios... ¿Por qué estuviste todo este tiempo callada,
sufriendo sola?
At: (conmocionada, comienza a llorar por la
vergüenza) ¿Quién te dio derecho a exponer mis problemas así? ¿Por qué me
humillas de esta forma? Son mis problemas... solo míos. ¿Por qué no elegiste
hablar conmigo en privado? ¿Por qué me hiciste esto?
S: ¿Qué humillación? Yo no quiero que te vayas y
dejes la universidad y el dormitorio, y estoy segura de que las chicas tampoco
lo quieren. Así que... (La apunta) Mi objetivo será el siguiente: no me voy de
Japón sin pagar esa deuda.
Todas: (miran a Selenia, extrañadas) ¿Qué?
Ch: ¿De qué estás hablando?
S: (camina hasta su cama y debajo de esta extrae
una bolsa enorme, de la cual va sacando una a una muñecas sin ojos ni bocas)
Hay doscientas. Nos pagan 250 yenes por cada muñeca pintada... Pronto será el hina
matsuri [1], así que... ¿Quién quiere que Atsuko se quede?
Ts: (levanta una mano) ¿Dónde está la pintura?
<Antes de que las muchachas, bien intencionadas,
decidieran poner manos a la obra, una de sus compañeras de edificio les avisó
que ya estaban sirviendo la cena. Al ver las muñecas, no pudo evitar la
curiosidad, y Selenia, sin pensarlo (aparentemente, ya que en verdad si lo
meditó y le pareció lo mejor), le comunicó sobre los problemas de Atsuko muy
brevemente. Esta joven ofreció su ayuda y pidió voluntarias en el comedor… En
fin, el “chisme” se expandió tan rápidamente que, al terminar la comida, todas
las chicas estaban, pincel en mano, haciendo boquitas, narices y ojitos a las
muñecas, tarea que fue completada en un santiamén gracias a tanta colaboración.
Pero, como no todo puede ser bueno, cuando las jóvenes planeaban ir a dormir,
Megg notó que Charlotte salió de la habitación sin cambiar su ropa para la cita
por una común… y la había ensuciado con pintura. Lo peor de todo es que no
sabía cómo decírselo, aunque no tuvo que pensar demasiado, ya que Tsugumi no
tuvo mayor problema en mencionarlo, embargada de horror, por lo que nuestra
protagonista comenzó a quejarse frenéticamente.
Ma: (intenta calmarla) Charotte... la manchita es
pequeña. Parece un lunar... Podemos pintar más lunares para que quede bien.
S: Nada de eso... (A Charlotte) Lo voy a tapar con
un bordado. Y quedara mejor.
Ch: (un poco más tranquila) ¿Segura?
S: Por supus. Anda a cambiarte.
Las chicas se extrañaron por la actitud de
Selenia... estaba demasiado optimista en comparación con su carácter regular.
Decidió terminar esa noche el bordado para no tener que lidiar con ello a
último momento, así que se quedó en la sala mientras las demás fueron a dormir.
La tarea comenzó a llevarle más tiempo del que hubiese esperado, se asustó al
ver como habían pasado las horas y el sueño quería cerrarle los ojos. Pero solo
faltaba un poco. Entre puntada y puntada, escuchó a su estómago exigiendo
comida... ya le resultaría muy difícil ir a descansar sin detenerse en la
cocina para tomar aunque fuese un vaso de leche. Se apresuró lo más que pudo,
aunque no fue necesario. Porque lo que pidió mentalmente llego a ella.
At: (deja un vaso de leche en una mesita) Pensé que
ya tendrías hambre. ¿Falta para que termines? Es un poco tarde.
S: (agarra el vaso) Oh... mis tripas realmente lo
deseaban (bebe rápidamente hasta la última gota, sin reparos en mostrar lo bien
que se sintió después) Ah, delicioso. Gracias Atsuko. Es un momento termino
(mientras vuelve a su labor) Mañana llevaré las muñecas... y si les gusta como
quedaron, vamos a recibir otra tanda. Juntaremos unos 150 mil yenes según mis
cálculos.
At: (apenada) Serenia... yo no sé cómo
agradecerte... lo que estás haciendo por mí. De verdad no tengo palabras.
S: Para mí no es raro hacer esta clase de cosas.
Además... no quiero que te vayas del edificio o que te mates trabajando para
pagar esa deuda. Después de las muñecas... invertiremos el dinero en el hima
matsuri... y, si todo va como espero, vamos a juntar los 2 millones de yenes
que necesitas.
At: ¿Habrá un evento el sábado?
S: Si. Conseguí participar, así que estaremos
vendiendo comida. Ya Tsugumi, Maya y Megg prometieron ayudar, y también cuento
con vos. A Charlotte no le dije todavía, pero seguramente aceptara.
At: ¿Por qué Charotte cometió el error de pintar
muñecas con esa ropa puesta (apunta la prenda que Selenia está bordando) si
mañana saldrá con ella?
S: No lo sé. Pero no vayas a preguntarle, porque
puede molestarse. (Hace una última puntada y comienza a asegurar los puntos)
Por cierto, Atsuko... Necesito pedirte un favor.
At: ¿Cuál?
S: Necesito que me prestes la peluca que te
regalaron. Es bastante bonita... y necesito usarla para el viernes.
At: Está bien... yo no la uso, así que no tengo
problema si la querés. (Se muestra extrañada) Pero... ¿Puedo saber para qué?
Mientras corroboraba que el bordado haya quedado
bien, Selenia comentó brevemente a Atsuko el motivo de ese pedido. No develó
todos los detalles y dejó guardadas varias cosas para ella. Yo no puedo
revelarles lo que sucede, no todavía, pero les dejaré una pista: Daigo Naito
está relacionado con todo esto. Si, lo sé. Eso no explica lo que sucedió en
frente a ZR. Terminemos este día para saber que ocurre en la cena, ¿sí?
Selenia casi se queda dormida varias veces, y de
hecho, como no alcanzó a terminar el desayuno, llevó una parte de él en una
bento [2] a la universidad. Pero su esfuerzo valió la pena, ya que Charlotte se
mostró muy contenta por los arreglos (sin dejar de preguntarse si este cambio
resultaría molesto a la marca, pero no tenía modo de averiguarlo...
momentáneamente)
Las chicas tuvieron una mañana tranquila, y al
regresar comieron con sus compañeras. La pelirroja intentaba mostrarse
relajada, pero le inquietaba lo lento del avance de las horas. Parecía una
eternidad a otra. Nuevamente se sentía nerviosa, ya que la vez pasada sabía
adónde iría con Akihide, pero esta vez él quiso mantener el misterio. Sumado a
esto... no sabía con exactitud que estaba pasándole. ¿Por qué solamente el
guitarrista lograba causarle nervios? Un romance en Japón durante seis meses,
sin demasiados compromisos ni ilusiones parecía realmente perfecto y... Sin
embargo... la inquietud de no saber que quería Akihide, de tenerlo lejos y a
veces cerca... Cada vez le costaba más mantener la calma. Antes podía hacerlo,
para no salir herida. Podía cortar todo y mirar hacia otro lado, pero ahora...
Quiso hacerlo luego de ver aquella escena en San Valentín pero no pudo...
En cuanto a la dorada protagonista (no voy a
dejarla de lado) en una nueva jornada, vio el tiempo pasar... y al guitarrista
de lentes completamente ausente. Ya habían pasado treinta minutos del horario
habitual en el cual el atravesaba el umbral sonriente, aparentemente buscándola
con la vista. En nuestro país eso podía suceder, pero en Japón que alguien
llegue tarde es cosa seria. Podía ser por un accidente o algo parecido.
Trascurrió una hora... hora y media y la situación no cambió. ¿Dónde estaba
Shinpei? Megg comenzaba a preguntarse si tal vez algo que dijo en una charla anterior
o lo tranquila y despreocupada que intentaba mostrarse frente a él después de
la cita del sábado lo perturbó o molestó y decidió no volver... No. ¿Cómo podía
cambiar tan repentinamente?
La respuesta llego a ella: Selenia entró al café y
se acercó hasta la barra, visiblemente cansada, para pedir dos expresos y una
moka. Mientras esperaba, ocultando un enorme bostezo tras una mano, Megg se le
acercó para hablarle y, de paso, averiguar por Shinpei. Nuestras dos
protagonistas, cuando estaban juntas, no perdían oportunidad para abrazarse,
pellizcarse (cachetes o brazos), darse golpecitos en el hombro y otras formas
que perturbaban a algunos concurrentes al café.
La muchacha morocha le contó que Shinpei había
amanecido enfermo y que no apareció por la productora. Agregó, además, que
Akihide también se tomó el día, por lo que el único que fue a trabajar y
arreglar lo que referente a los recitales de primavera fue Daigo, de hecho, él
fue quien le proporcionó esa información. Cuando Megg se mostró complacida por
"saber" que el líder de Breakerz y su amiga arreglaron sus
diferencias, Selenia detuvo su entusiasmo en seco, aclarando que estaba
parafraseando las palabras reales de él. Nuestro soberbio protagonista y la
simpática extranjera continuaban en las mismas, solo que uno disminuyó su nivel
de agresividad en relación directamente proporcional a como lo hizo el otro (si
no me insultas, no te insultare ^_^).
Si Shinpei estaba enfermo, Megg tendría que volver
sola a casa. Esto no le resultaba molesto. Durante el tiempo en el cual él se
encerró a leer, ella regresó sin mayores problemas, así que, cuando Selenia se
ofreció a acompañarla, la rubia se negó amablemente. Como el pleito con los
pandilleros concluyó, estaba segura de que nada malo ocurriría, pero se
equivocó.
Mientras se caminaba tranquilamente hasta la plaza
cercana al edificio, la cual atravesaba en diagonal para cortar el trayecto...
los vio. No estaba segura de que eran ellos, pero... cuatro jóvenes
sospechosos, reunidos en el centro de la cuadra, no le traían buenos recuerdos.
Megg estaba parada en una esquina de la plaza cuando los divisó. Tenía la
opción de no cortar el camino e ir por los bordes para poder esquivarlos. Sin
embargo, una vez que decidió ponerse en marcha, sintió un brazo rodeándole el
cuello y una voz familiar cerca de su oído... aquella que una vez dijo
"linda, te vas a arrepentir de esas palabras". El resto de la
pandilla respondió al llamado de su líder... y rápidamente la rubia se vio
rodeada por ellos.
Los pandilleros parecían alegres por verla, pero su
alegría estaba revestida de maldad. No tenían buenas intenciones y estaban los
cinco reunidos... Nuestra protagonista no sabía qué hacer para salvarse de esa
situación.
Jefe: (mira para todos lados y luego habla a Megg) El
tipo de lentes que te sigue a todos lados, ¿dónde está?
M: ¿Qué?
Jefe: Nada de qué. Estoy aburrido y quiero tener
una buena pelea.
M: Él está enfermo... reposando en su casa. Si esto
es todo lo que quieren, déjenme.
Pandillero 2: ¡Esta más linda que la última vez!
Jefe, ¿puede dejarla con nosotros un rato?
Jefe: Pero, mírenla bien. Es una perrita fina, un
caniche. (Empuja a Megg hacia los pandilleros) Vayan uno a la vez... y llévenla
a un buen lugar.
Megg se encontraba demasiado alterada como para
pensar con claridad... Si reaccionaba de forma brusca, igual que Charlotte,
podían golearla (quizás más de una vez), pero la quietud no le resultaría
favorable. ¿Qué hacer? ¿Qué podía hacer para salir de esa situación? Pensó en
llamar a la policía, pero... ¿Cómo les proporcionaría la dirección si ella no
sabía cómo se llamaba el bloque [3] o la plaza? Vio que el líder abandonaba el
lugar y la dejaba sola con los otros cuatro pandilleros, quienes intentaban
manosearla y le hablaban de forma burlona. Ellos no perdían oportunidad para
asustarla. Intentaban llevarla de allí, y cuando ella se oponía, la presionaban
con fuerza. Ya la tenían completamente agarrada y presa del pánico, hasta
derramó algunas lágrimas producto de los nervios... cuando escuchó nuevamente
una voz que detuvo el tiempo. Levantó la vista, para dar cuenta si se trataba
de Shinpei, pero no era así. Parado a algunos metros estaba un joven alto y
delgado, de tez clara, aunque no demasiado, ojos negros y cabello un poco
largo, entre el castaño y el cobrizo, bajo un sombrero... bastante particular.
Joven desconocido: Señores pandilleros, no es mi
intención inmiscuirme en asuntos ajenos, pero no me parece correcto que traten
así a una mujer. Si ella no desea acompañarlos, es de mala educación intentar
obligarla. (Hace una reverencia) Les pido amablemente que la dejen ir.
P1: ¿Y este quién carajo es?
P2: No sé, pero su modo de hablar me desespera. (Al
joven) Seguí tu camino. Este no es asunto tuyo.
JD: Sumimasen... Yo soy enemigo de la violencia,
pero... si ustedes no desisten voluntariamente, me veré obligado... a
obligarlos.
P3: Ya me canse... (Se aparta de los demás y
comienza a avanzar hasta el muchacho) No agotes mi paciencia y andate de una
vez.
JD: No puedo hacerlo, lo siento. Necesito antes que
dejen ir a esa señorita. (Saca la billetera del pantalón) Si la dejan, yo...
les invito algo. Comida o bebida... o lo que quieran.
P3: (golpea la mano del joven y este deja caer la
billetera, pero la levanta casi de inmediato. Luego lo empuja) Vamos,
obliganos.
JD: Es de mala educación rechazar así a las
personas. (Guarda la billetera nuevamente)
P3: Baka... ¡Intenta obligarme!
Ni bien grita esto último, lanza un puñetazo contra
el joven, pero este lo esquiva fácilmente y, agarrando al pandillero del brazo,
realiza sobre este una rápida torsión y luego lo lanza al suelo, todo esto en
un abrir y cerrar de ojos. Al ver lo que paso, dos patoteros se lanzan contra
él. El misterioso muchacho, casi de la misma manera derriba a uno de ellos y el
tercero exhibe su navaja, tratando de intimidarlo y consigue ponerlo nervioso.
El único pandillero que quedó sujetando a Megg, mientras esta pensaba que era
su oportunidad de escapar, detuvo a los demás, diciendo que encontraron lo que
su jefe tanto quería: un rival. Observaron fijamente al joven antes de marcharse.
JM: (pensando) "Que bueno que se fueron... las
armas me ponen nervioso" (acercándose a Megg, quien estaba muy extrañada
como para poder reaccionar rápidamente). ¿Estás bien?
M: (aun asustada) Si... sí. Yo... (Hace una breve
reverencia) Te agradezco mucho... lo que hiciste por mí. No tengo palabras para
expresar mi agradecimiento.
JM: Realmente dude por un momento si debía
intervenir, pero... no pude evitarlo. Me alegra que te encuentres bien,
Meggara-san. Ya podes ir tranquila a casa, es tarde.
M: Si... Y comienza a ponerse frío. Muchas gracias
de verdad.
Megg da media vuelta y camina con rapidez hasta el
edificio, pensando en lo que pasó hacia un momento. No podía negar que tuvo
suerte, las energías del mundo estuvieron a su favor. Shinpei y Selenia no eran
los únicos capaces de arriesgarse para ayudar a alguien. También lo hizo este
misterioso y valiente muchacho, aunque de una forma menos... ¿heroica? Es
decir, ver en acción al guitarrista de Breakerz le pareció grandioso, a
Selenia, sensacional y admirable, y a este joven... fue bueno, pero casi le
causaba gracia. Que tipo interesante, concluyo, dándose cuenta de que olvidó
preguntar su nombre... un momento... ¿Por qué el la llamó Meggara-san? ¿Acaso
lo sabía? ¿Pero cómo, si ella no recordaba haberlo conocido? Cuando miro hacia atrás, de repente, a unos
cuantos metros... ¡Estaba ese muchacho! Lo primero que vino a la mente de
nuestra rubia protagonista fue, luego de recordar lo que Selenia le contaba de Japón,
es que este joven era... ¡un pervertido, un acosador, uno de esos raros que
atormentaba chicas siguiéndolas!
La rubia comenzó a sentir miedo, así que corrió al
edificio lo más rápido que pudo. Ya frente a la puerta, se apresuró por
encontrar las llaves dentro de su bolso. Una vez que sus dedos las tocaron,
escuchó que alguien presionaba el botón del timbre. Cuando miró... ¡Allí estaba
ese muchacho, parado al lado de ella! Aprisa, introdujo la llave en la
cerradura, abrió la puerta e ingreso lo más rápido que pudo, sin permitir que
el joven pudiese acercarse si quiera. Nuevamente escuchó el timbre y se sintió
horrorizada... ¿Por qué? Ahora si sabía la dirección. ¡Era momento de llamar a
la policía!
Mientras buscaba su celular, Tsugumi se dirigía
hasta la puerta, dispuesta a abrir. Nuestra protagonista intentó impedirlo,
pero no pudo hacerlo. La joven japonesa no solo saludó al muchacho, sino que lo
invitó a pasar... ¡Y la rubia tenía ganas de salir corriendo!
Ts: (al joven) Pasa, KyunHo. Maya bajara enseguida.
KyunHo (joven desconocido): Arigatoo gozaimasu,
Tsugumi.
M: (pensando) "¿KyunHo? O sea que... no es un
pervertido. Sino que es el novio de Maya... y por eso sabe cómo me llamo.
Ahg... otra vez pienso mal de una buena persona".
Tsugumi invitó a KyunHo a pasar a la sala, igual
que a Megg, y allí charlaron un rato hasta que Maya bajó a encontrarse con él.
Nuestra protagonista intentó no meterse en la conversación, por vergüenza, pero
no pudo mantener su postura mucho tiempo. Sintió que tenía que disculparse con
el muchacho por pensar mal y tratarlo con descortesía, cerrándole la puerta en
la cara. Él le respondió que se despreocupara, que entendía perfectamente su
reacción, después de lo que le había sucedido. Como Tsugumi no estaba enterada
de ello, comenzó a hacer preguntas. Por suerte llegó Maya para poner fin al
interrogatorio.
Casi al mismo tiempo llegaron Selenia y Atsuko,
sospechosamente aliadas. Nuestra protagonista llama a Tsugumi y ambas corren a
encender el televisor para ver el otro dorama, mientras la mesera japonesa
saluda a KyunHo. De inmediato aparece Charlotte, vestida, peinada y arreglada
con sumo acierto, preguntando a los demás sobre su aspecto, por el cual recibe
un aluvión de halagos de sus amigas. La pelirroja se detiene a saludar al novio
de Maya, quien la dejó impresionada, pues no esperaba que fuese tan apesto. Él,
a su vez, expresa que se siente muy afortunado por conocer a la famosa
Charotte, pues Maya le había hablado mucho y muy bien de ella, algo que resulta
muy complaciente para la extranjera, a tal grado que decide sentarse con ellos
a conversar, pero unas luces que entran por la ventana anunciaban la llegada de
Akihide. Nuestra querida pelirroja corre a su habitación para retocarse un
poco, rociarse más perfume y... generar expectativas, obvio.
Tsugumi y Selenia aprovecharon la tanda de
comerciales para espiar al guitarrista, y comentaban con los demás cada
detalle: según lo que veían, Akihide se había cortado un poco el cabello y
tenía un aspecto muy agradable... Como decimos en mi país... ¿se puso lindo
para Charlotte? Las dos reían entre dientes y el tímido protagonista no tardó
en distinguirlas... se asustó ante la visión de la loca que se le había tirado
encima, pero casi de inmediato esa sensación desapareció cuando vio a Selenia,
quien lo saludó con una mano y comenzó a arrastrar a la muchacha japonesa hasta
el sillón, pues otro bloque había comenzado.
La pelirroja no pudo aguantar su ansiedad y salió
al encuentro de Akihide antes de que Maya lo invitara a entrar, pues tenía toda
la intención de hacerlo. Charlotte se sentía muy contenta por ver que el
guitarrista se había arreglado esmeradamente para salir con ella. ¿La llevaría
a un lugar elegante o...? Era tan agradable pensar que se había esforzado por
lucir bien en la cita, pero también sabía que esto resultaría muy ingenuo de su
parte. Aun así, quiso ver si podía ser divertido hacer un comentario al
respecto y ver la reacción del tímido guitarrista, quien respondió con un
agradecimiento a media voz y el rostro ruborizado y halagó el aspecto de ella,
dejando escapar sin querer algún que otro detalle del cual luego pretendía
esconderse. Estas reacciones siempre causaban mucha gracia a Charlotte.
En fin. Cuando llegaron al restaurante, la
pelirroja sintió una gran alegría al ver que era un lugar tradicional de comida
japonesa y muy elegante, famoso por hacer el mejor sushi, el platillo que ella
había deseado probar un principio. El guitarrista, muy acertadamente, supuso
que Charlotte aun no lo había degustado, y que mejor oportunidad que esa. De
alguna forma, el buscaba dejarla impresionada.
La joven, ya advertida sobre la no costumbre de los
japoneses, adelantó unos pasos para entrar primero y se queda parada
inmediatamente, apreciando la decoración del lugar, los paneles, las mesas y
sillas, encantada con los uniformes de los meseros, kimonos largos y elegantes,
hasta ganas tenía de comprarse uno, la aromatización y el ambiente, relajado y
al mismo tiempo con mucha categoría. Akihide había pedido un reservado cubierto
con un panel a un lado que generaba la sensación de intimidad. Antes de que
pudieran tomar asiento, Charlotte tuvo que quitarse sus altos zapatos, por lo
que disminuyó bastante su estatura (y no le resulto agradable). A la hora de ir
hasta su mesa, la pelirroja sintió un leve arrepentimiento por la ropa que
tenía, pues... si bien su vestido era muy elegante, femenino y sensual, por
supuesto, sentarse con él podía volverse muy incómodo... con un pantalón no
tendría problemas, pero con lo que llevaba puesto... tuvo que hacerlo con las
piernas a un lado, tratando de no torcer su postura.
Mientras ella degustaba por fin uno de los
platillos que más representaba la comida asiática en el mundo, las chichas en
el edificio cenaron suki yaki [4], con arroz y korokke tratando de imaginar que
estaban comiendo Charlotte y Maya (quien también salió acompañada por KyunHo),
y preparándose mentalmente para otra noche de pintura. Selenia llevó el doble
de muñecas que el día anterior y comentó con las demás su plan para juntar los
dos millones de yenes que cubrían la deuda de la familia de Atsuko para que
ella no deje la universidad. ¡Las buenas causas entusiasmaban por demás a todo
el edificio!
Cuando las muchachas terminaron su labor, pintar
ojitos y boquitas, Maya entró al edificio muy contenta y, al verlas, comenzó a
lamentar el no poder ayudarlas, pero su cita realmente valió la pena. Fueron a
la habitación de las extranjeras y, mientras Selenia revisaba las muñecas, la
recién llegada contaba los motivos de su alegría: la relación con KyunHo
marchaba tan bien que prácticamente él le propuso matrimonio... Como ella
terminaría sus estudios ese año, comenzaría a trabajar y ya podrían casarse.
Nuestras dos protagonistas se mostraron tan contentas al escucharla que
prometieron ahorrar lo suficiente como para poder asistir a la boda, y Maya
prometió esperarlas.
Ts: ¡Te felicito, amiga! Pero... ¿Ya le dijiste a
KyunHo que no sos virgen como el cree?
Ma: (mostrándose indignada) ¡No! No puedo decírselo
a estas alturas...
M: (desconcertada) Pero... si vas a casarte con
él... y el piensa que sos virgen, significa que... ¿Ustedes no...? O sea, como
decirlo...
Ma: No, porque... como a esta edad... y virgen...
él pensó que yo quería mantener esa condición hasta casarme.
S: (mirando su celular, pues había recibido un
mensaje y no lo leyó) Maldita Charlotte... (En tono de lamentación) estaba
comiendo sushi y probando sake en un restaurante elegante... ¡Yo quiero sake!
At: Yo tengo sake. Me regalaron una botella el año
pasado por el White Day... Nunca la tome.
Ts: ¡Traela! (Entusiasmada) Juguemos un rato
mientras esperamos a Charotte.
Mi medio minuto pasó cuando Atsuko regresaba a la
habitación de las extranjeras con la botella y un vaso (el único que pudo
conseguir). El juego que escogió Tsugumi fue Verdad o consecuencia. Para ello,
elegían al azar a una de las chicas para hacerle una pregunta, y si decidía no
contestar, debía beber la cantidad de Sake que colocaban en el vaso. No hubo
problemas en compartirlo, ya que estaban entre chicas. La primera en preguntar
fue la ocurrente japonesa, quien, como kamikaze, se lanzó con un "Meggara,
¿a vos te gusta Shinpei-sama?". La rubia, colorada hasta las orejas, no
supo que contestar, y como vio que las muchachas estaban por servir (y sabía
que no sería poco), decidió murmurar un "creo que si" muy tímido. Ya
que era su turno, Megg pregunto a Maya si era capaz de fingir virginidad hasta
la noche de bodas, a lo que esta respondió que tenía que pensarlo más, e
inquirió ahora a Selenia sobre sus planes para el viernes. La morocha,
acercando el vaso, dijo: "sirvan con moderación" y no dudo en beber
hasta la última gota. Así pasaron un largo rato hasta que escucharon el ruido
del automóvil, señal de que la pelirroja había regresado. Para sorpresa de las
jóvenes, Akihide tuvo que llamar a la puerta, ya que Charlotte... como
decirlo... "no se llevó bien con el sake", según palabras del guitarrista.
Al parecer, la muchacha había bebido demás, y llegaba con los zapatos en la
mano, apoyada en el hombro de él, cantando una canción que escucho en la radio
en un japonés que parecía más bien chino, interrumpiéndose con múltiples
bostezos que escondía ayudándose del pelilargo protagonista. Por eso parecía
muy alegre.
Selenia se ofreció a llevarla sobre su espalda
antes de que ocurra un sincericidio, y Megg la ayudó dándole ánimos, mientras
las demás agradecían a Akihide por tomarse la molestia de traerla hasta ahí y
le pedían perdón por el comportamiento "vergonzoso" de la pelirroja,
aunque él creía que tenía que ser quien pida disculpas por permitir que la
joven llegue a ese estado...
Necesito llegar al viernes, así que contaré muy
rápido lo que sucedió. Charlotte despertó con mucho dolor de cabeza y
sensibilidad estomacal, por lo que no fue a la universidad, comió muy liviano y
se la pasó casi toda la mañana o acostada o sentada, excepto cuando tuvo que ir
a trabajar. No recibió muchas noticias de Akihide, solo que preguntó por ella,
si se sentía bien después de... la cena. No por la pelirroja (pues no hubo
tiempo) sino por el guitarrista supo Selenia lo que allí ocurrió. Si bien había
empezado como una íntima velada, resultó muy incómoda por la aparición de
Ximena y tres amigos, entre ellos Jonathan. Con esas presencias molestas cerca,
Charlotte perdió la cuenta de cuanta bebida consumió y, para cuando se dieron
cuenta, ella estaba demasiado alegre. El muchacho argentino culpó a Akihide de
emborracharla adrede, pero Ximena lo defendió propinando al joven un golpecito
en la cabeza. Por esto, nuestra morocha protagonista lo calificó de golpeable,
y ambos comenzaron a reír. Aquel grito causó muchas murmuraciones, por lo que
el tímido protagonista pagó la cuenta y llevó a Charlotte de regreso.
En cuanto a la rubia protagonista, cuando volvió a
ver a Shinpei, se mostró muy preocupada por su salud, algo que resultó sumamente
agradable para el guitarrista de lentes. Por temor a que los pandilleros sigan
rondando por ahí, Megg lo convenció para que cambiaran de camino, diciendo que
era cada vez más divertido conversar con él, así que no habría problemas por
conversar un poquito más... ¿o sí? ¿Cómo podría Shinpei negarse a un pedido tan
dulce y encantador? Ni tuvo que pensarlo.
En cuanto a Selenia, tantos preparativos secretos
despertaron la curiosidad de sus amigas, así que se vio obligada a contar un
poco. Solo un poco. El viernes por la noche, asistiría a una cena elegante, a
la cual la habían invitado, y, preferentemente, tenía que ir un poco
disfrazada, por eso pidió a Atsuko que le prestara una peluca... No quiso decir
con quien iría, y ningún poder humano o divino la obligaría a revelar la
identidad del acompañante (por así decirlo). Las muchachas se cansaron de
insistir, y como no podían convencerla, decidieron ayudarla consiguiendo ropa
que le quedara bien y fuese elegante, ya que las combinaciones de Selenia eran
demasiado informales, además de algunos accesorios y un buen par de zapatos.
Con todas esas cosas en frente, la morocha protagonista se sintió muy
entusiasmada y encantada... pero, luego de volver del trabajo y bañarse, cuando
se vistió... comenzó a sentir inseguridad, como siempre que usaba que no
correspondía a su estilo y que le hacía sentir incomodidad. Tenía ganas de
correr hasta el ropero para cambiarse. Por suerte, las muchachas lograron
convencerla, sobre todo Megg, quien, cuando se lo proponía, podía ejercer mucha
influencia sobre la simpática extranjera. Le dijo que la Selenia que ella
conocía no le temía a un vestido y un par de zapatos, y que debía quedarse como
estaba, ir a ese evento, e impresionar a todos. Ella aceptó a cambio de que la
dejen estar sola para terminar de arreglarse y colocarse la peluca.
Un rato después, apenas unos minutos, Selenia
estaba ya en la entrada, prácticamente irreconocible, pues entre el maquillaje,
la ropa y los arreglos, perdió su aspecto rústico por uno más femenino y
refinado. Tranquilamente podía pasar por una muchacha educada y de buena
familia. Pero, con el carácter que tenía, sabían que solo bastaba con que
abriera la boca para arruinar aquella imagen tan distinguida.
At: (a Selenia, una vez que todas se preparaban
para despedirla) ¿Pasan a buscarte?
S: No voy a hacerles tan fácil averiguar quién me
invito...
Ch: Bueno... está bien. No lo contés entonces, mala
persona.
M: Aunque sea una pista.
S: No insistan. Les contaré todo cuando termine.
Ts: Ya. Dejemos que se vaya, ¿no?
Ma: ¿Quién será esa persona especial para quien
Serenia se arregló tanto a tal punto de hacer dieta y comer poquito en estos
días para cuidarse?
S: No era por dieta. Voy a ir a una cena elegante,
con delicias finas de la cocina gourmet... estuve almacenando espacio para
comer todo lo que vea.
Ch: No digas eso en la cena.
S: Yo se comportarme. No te preocupes.
M: Eso prometiste cuando viajamos para acá.
S: (después de pensar un momento, pues no recordaba
haber hecho una promesa que no fuese capaz de cumplir) Ittekimasu.
Todas: Itterashai.
Selenia salió del edificio, caminando
cuidadosamente sobre esos zapatos con taco (algo que nunca usaba), y trató de
llegar lo más rápido posible hasta el lugar en el cual acordó encontrarse con
Daigo, quien ya estaba esperándola cerca de su automóvil, contando con la
presencia indeseada de Shinpei y Akihide, quienes querían ver si la morocha
protagonista iría arreglada o no.
Daigo: (a los guitarritas, con aparente calma)
Lárguense de una vez.
Shinpei: Solo queremos ver a Se-chan y darle ánimos
por la difícil tarea que le toca. Porque... soportar una reunión con tu
familia... y fingir que es tu pareja debe ser muy duro.
D: ¿Duro? ¿Cuantas millones de muchachas quisieran
estar en su lugar?
Ak: No sé si son millones... Además, el plan es que
Se-chan les caiga mal, ¿verdad?
D: El plan es que dejen de invitarme a estas reuniones.
Por eso tengo que llevar a una chica suficientemente molesta como para que la
rechacen y la ushi es una experta en molestar.
Ak: Pero Se-chan... tengo la impresión de que solo
te molesta a vos. El resto la adora.
Sh: ¿Y si le cae bien a tu familia? Tal vez hasta
la quieran como nuera.
D: Eso es imposible. No creo que estemos hablando
de la misma persona. (Impaciente) ¿Cuánto tiempo más piensa tardar?
Los tres estiran sus cuellos lo más que pueden,
buscando a Selenia con la vista, pero no ven rastros de ella. Akihide, entre
que está pendiente, divisa a una muchacha de cabello largo y levemente ondulado
que se acerca a ellos... y la cara le resulta familiar... ¿Se-chan? La mira
fijamente, en total desconcierto, pues la chica que tiene en frente es hermosa,
muy diferente a la simpática extranjera que corretea todos los días por ZR.
Shinpei también la distingue, pero tarda un poco más en reconocerla y no cabe
en sí del asombro. El único que no se da cuenta es Daigo, quien si ve a la
joven, pero le resulta extraña y sigue buscando.
S: (cansada) Daigo sama...
D: (la mira pero no la reconoce, así que sigue
buscando con la vista, incluso le da la espalda) Creo que la escuche. ¿Dónde se
metió esta ushi?
S: (ignorada y cansada, frota una mano contra la
otra u propina una fuerte nalgada a Daigo) ¡Deja de hacerte el tonto!
D: (entre la indignación y la sorpresa) ¿Ushi? ¿Sos
vos?
S: No, si voy a ser mi hermana gemela, baka. (Hace
gestos exagerados) ¿Ves? Soy yo, Selenia. Estoy hablando con mi voz.
Sh: Se-chan, te ves fabulosa. Deberías arreglarte
así más seguido.
S: Gracias, pero me gusta más mi otro yo.
Ak: De verdad, Se-chan. Nos dejaste sorprendidos.
Serás un éxito en la reunión, ¿verdad, Daigo?
D: ¿Se puede saber por qué te disfrazaste de mujer
bonita si te dije que tenías que ser vos misma?
S: Si por esas cosas de la vida tu familia me odia
y quiere matarme o algo así, no quiero que me reconozcan.
D: (piensa) “Tiene sentido...” (A Selenia) ¿Qué
clase de da familia pensás que tengo? ¿Unos yakuzas? (Antes de que ella
conteste) Bueno, qué más da. (Apunta al automóvil) Subí. (A los guitarristas)
Ahora si pueden irse.
Sh: (ironía) Buena suerte.
D: (una vez que suben al automóvil y van en marcha
hasta el lugar de la reunión. A Selenia) ¿Recordás lo que acordamos?
S: Por supuesto. Ya preparé mi personaje. Seré una
agria futura nuera prototipo de arpía insoportable que...
D: ¡No! Te dije claramente que tenés que ser vos
misma. Relajate y actuá con total “normalidad”.
S: Pero... me pediste que sea insoportable... y yo
ni soy molesta.
Daigo nunca pensó que lamentaría esas palabras,
pero lo hizo. Para que su plan diese resultado, hubiese sido mejor dejar que
Selenia actúe como otra persona y no como ella misma. Porque, si bien al
principio sintió nervios y parecía muy tímida, poco a poco comenzó a soltarse y
comportarse con más franqueza. Ahora bien, ¿ustedes que creen?
Les explicare un poco. Daigo, todos los años, con
motivo del aniversario de casados de sus padres, asiste a una reunión con la
familia para celebrarlo. Él odia esas fiestas tan... paquetas, por así decirlo,
pero no puede negarse simplemente, ya que podrían comenzar a acosarlo. Por
esto, planeo una suerte de sabotaje: si iba acompañado de una supuesta novia
que le cayera más que mal a toda la concurrencia, pensarían seriamente si
debían volver a invitarlo al año siguiente, y optarían por no hacerlo si él
tenía intenciones de llevar la misma compañía. Aunque... ¿Dónde encontraría a
una mujer con tal "cualidad"? Mientras pensaba en esto, Selenia paso
por ahí... ¡Eureka! ¡Ya la había hallado! Sin embargo, ¿cómo lograría que
acepte? Apenas mencionó Daigo ante la muchacha que se trataba de una cena
gourmet, a ella le resultó muy interesante y decidió pensarlo. Y, ya que él
descubrió un secreto sobre nuestra protagonista con el cual podía extorsionarla
de alguna forma, no tuvo más remedio que aceptar. ¿Comprenden ahora?
En fin, nuestro soberbio protagonista confiaba en
que Selenia se sentiría incomoda o atacada por su familia y, tal como había
hecho con él, se defendería dando gritos y empujones. Aunque no calculó como
iría vestida, pues pensó que usaría una combinación informal como siempre, dejó
de darle importancia: no era importante como se vistió, sino lo que haría en la
reunión... Pero, como ustedes ya saben, Daigo pareció haber olvidado lo
simpática que era Selenia con él cuando se llevaban bien, antes de la primera
confrontación, si tenemos que recalcar algo en ella es su carisma, por el cual
siempre termina cayéndole bien a todos.
Apenas entraron, apareció su madre para
recibirlo... y... se mostró muy complacida por verlo acompañado por una
muchacha tan elegante y encantadora. Le pregunto cómo se llamaba, y ya que
Selenia no quería ser reconocida, dio un nombre falso... el primero fácil de
pronunciar por los japoneses que le vino a la mente fue Katerin
(Catherine)...Desde ese momento, Daigo comenzó a arrepentirse. Katerin era el
nombre de la actriz favorita de su madre. Esta mujer se mostró muy complacida
con nuestra protagonista y la llevo a conocer la planta baja de la casa
(tremenda mansión, glups). Él las siguió muy de cerca, pensando erróneamente
otra vez que Selenia no entendía sobre el tema… pero resultó que su hermano
estudiaba arquitectura y le había mostrado fotos y manuales ilustrados muy
interesantes, con lo cual sacó un tema de conversación de la galera. Las dos
parecían tan cómodas la una con la otra, sobre todo porque en su familia amaban
los halagos y nuestra protagonista… cuando dice verdades negativas parece una
bestia, pero en cuanto a las verdades positivas… ¡Es un encanto!
No todo estaba perdido. Selenia (o Katerin) pareció
encantadora a su madre, pero todavía faltaba el resto de la familia,
especialmente a los varones, una pandilla de intelectualoides que creían
saberlo todo y tener siempre la razón. Seguramente ellos plantearían sus
posturas de desprecio hacia los países del tercer mundo, como el de ella, y
esta no podría soportarlo en silencio… lo que resultaría perfecto… pero no…
Durante la cena, en la cual Selenia se mantuvo muy entretenida comiendo y
prefería no opinar sobre lo que no sabía (pues su orgullo de universitaria no
soportaría una contradicción). Cada vez que le preguntaban decidía contestar
con un: lo único que sé sobre eso es lo que dijo “fulano” y lo citaba. Lo peor
de todo fue que, cuando ella respordnió que era nativa de argentina… y como
ellos no sabían nada de este precioso país, apenas mencionó a Maradona, Messi y
Máxima, los presentes comenzaron a alegrarse por ello, sobre todo las mujeres
(por la princesa, actual reina de Holanda). Selenia les brindó algo de
información sobre el mercado agrario y a ellos les interesó mucho la ganadería.
Daigo se sentía desfallecer mientras los hechos sucedían, hasta que su madre
preguntó algo que podía revertir la situación: ¿qué le gustaba a Katerin de su
hijo? Nuestra extranjera no supo que contestar, y el líder de Breakerz comenzó
a sentirse confiado nuevamente. Sin embargo, su calma terminó cuando alguien
decidió exclamar: Así son las jóvenes de ahora, quieren y no saben por qué.
Una vez que dejaron de reír, la señora Naito no
desistió y enlazó la pregunta anterior a sus verdaderas intenciones: saber si
la joven estaba de acuerdo con la carrera musical de Daigo.
S: A mí no me molesta que sea cantante. Es más,
mientras más famoso y popular se vuelva, mejor para ustedes. Algún día
comenzara a arrugarse… Entonces estará listo para ser un gran político. Ya como
cantante es carismático… Por algo los romanos casi conquistan el mundo: ellos
tenían la capacidad de convertir a los enemigos en aliados, amigos y, luego, en
romanos.
La satisfacción de Daigo al escuchar esa respuesta
fue instantánea. Nada tardarían sus parientes en tratarla de ignorante por no
compartir su postura y en discutir con ella, censurando su atrevimiento. Él ya
se preparaba para una polémica… que nunca ocurrió. Por una extraña razón,
llamémosla suerte, para ellos resultó muy interesante la propuesta de utilizar
su popularidad para beneficiarse… ¡Incluso comenzaron a hacer planes!
Sra. Naito: (entusiasmada) Ella será una excelente
esposa. Daigo, hijo, ¿cuándo se casan?
D: (al borde de la indignación, intenta calmarse y
mira a su reloj) Oh… Qué tarde se hizo. Se…Katerin no puede quedarse hasta esta
hora. (Se levanta y obliga a Selenia a hacer lo mismo, aunque esta estaba muy
entretenida con su postre) La cena estuvo deliciosa. Es una lástima que
tengamos que irnos.
S: (en voz baja) No terminé mi postre, ¿por qué
tememos que…? (recordó la pregunta que hizo la madre de Daigo y que todo el
“plan” se fue al diablo. En voz alta) Es cierto. Tenemos que irnos. El lugar en
el que me hospedo tiene reglas muy estrictas. (Hace una breve reverencia)
Sumimasen.
Después de despedirse educadamente de todos, ambos
salieron de la casa acompañados hasta la entrada por la madre de Daigo, quien
pidió a Katerin que regrese un día a visitarla. Él prometió que volvería a
llevarla solo para no parecer sospechoso y se llevó a Selenia casi a rastras
sin permitirle saludar bien a la señora Naito.
Camino al edificio, nuestra protagonista ya
predecía lo que iba a ocurrir: un aluvión de quejas, retos y, seguramente,
insultos. Este mal presentimiento ya le causaba dolor de estómago, como si
tuviera miedo. Y en cierta forma así era: tenía mucho miedo de las palabras con
las que Daigo no dudaría en herirla, no quería escucharlas… porque sabía a la
perfección que no se le quedaría callada y también comenzaría a gritarle… ¿A
que los conduciría esa pelea? Durante los últimos días, ellos estaban
llevándose un poco mejor… Él la encontró y ayudo cuando perdió la pelea, se preocupó
por ella y la llevó al médico, saboreo el ramen que le regaló… incluso se
divirtieron en el bowling. Si discutían ahora, volverían a echar por tierra
todo eso. “Si de verdad existís, Dios, te pido que me vuelvas sorda” rezaba
Selenia para sus adentros, “Por favor, no quiero que me maltrate. Por favor,
que no me maltrate…”
D: Te dije que te comportes como siempre… Y fingís
ser un encanto con todos. ¿Qué parte de lo que te dije no entendiste?
S: Por eso me cree un personaje. No es culpa mía
sino tuya por… idear todo esto sin tener en cuenta que la única persona a la
que no le agrado es a vos. En verdad soy una persona simpática y agradable.
D: ¿Esto lo hiciste adrede, verdad? Solo así tiene
sentido.
S: ¿Hacer qué?
D: Te esforzaste para caer bien con mi familia. Es
obvio… ¿Y qué pasa con ellos? ¿Por qué ignoraron que sos gorda, tu voz
insoportable, tus modales bruscos, forma vulgar de hablar y apetito de bestia?
Además… ¿Qué fue todo eso? ¿Cómo se te ocurre aparecer con ese disfraz?
S: (harta de escuchar esas palabras que ya
comenzaban a afectarla) ¡Ya! Ya entendí. No debí hacerte caso. Ya entendí.
Ahora déjame en paz.
D: Es fácil decir eso ahora.
S: Si tanto te molesta ir a esas reuniones y
encontrarte con tu familia, ¿por qué lo haces? Deberías decirles que te
desagrada verlos y dejar de ir a sus reuniones en vez de hacer planes e
involucrar gente.
D: Es cierto. Es mi culpa. No debí confiar para
esto en la persona más estúpida que pude encontrar…
Tal vez él continuó diciendo cosas horribles con el
único propósito de herirla, pero Selenia, acurrucándose a un lado, bien cerca
de la ventanilla, se perdió en el paisaje urbano y dejó de escucharlo. No
quería saber de sus reproches o reclamos porque sabía que en cualquier momento
la rabia la haría llorar. Casi sentía unas lágrimas brotar de sus ojos… ¿En qué
estaba pensando cuando aceptó participar en esa patraña? ¿Su secreto valía
tanto como para soportar tal maltrato? Pensándolo bien… ¿Para qué demonios se
molestó en ponerse bonita si él solo reparó en su aspecto de forma negativa…?
¿De qué clase de tipo… terminó enamorándose? Pero no hay mal que por bien no
venga: esto le serviría para olvidar de una buena vez ese sentimiento inútil y
platónico.
Cuando el automóvil se detuvo frente al edificio,
la morocha abrió la portezuela sin vacilar y salió como alma que lleva el
diablo. Lo único que deseaba era salir de ese aspecto y dormir, si es que la
rabia mezclada con desilusión se lo permitía. Ni por un momento pensó que Daigo
la detendría sujetándole un brazo, pero así fue. Durante la parte del trayecto
en la que ella desvió su atención hacia la cuidad, él guardó silencio y… de
forma inexplicable, comenzó a sentir un peso en el corazón. Como si la tristeza
a Selenia lo hubiese contagiado. En verdad si era su culpa. Ella tenía todas
las intenciones de ayudarlo creando un personaje y él la detuvo, creyendo que
su “plan” funcionaria mejor. Parecían lejanos los días en los que la simpática
extranjera le rsultaba agradable… antes de que viese en ella algo que no
existía: el espíritu de Anna.
D: (sujetando el brazo e Selenia) Ushi, esperá.
S: (se mantiene quieta, pero no dirige la mirada
hacia él) Ya tuve que soportar suficiente.
D: Gomen [5]… (Levemente, la muchacha voltea a
verlo) Si, admito que fue mi culpa. Pero tengo mis motivos para actuar como lo
hago. Sin embargo, eso no justifica que me desquite con vos. Gomen.
S: (siente que su ira disminuye, pero no es
suficiente. Finge indiferencia) No tengo algo que perdonar. También es mi culpa
por aceptar participar de esta tontería. (Se suelta) Sayonara.
D: (rápidamente, se para frente a ella) Es todo lo
que vas a decir.
S: No tengo nada más que hablar. Así que déjame ir
a dormir.
D: Por lo menos decime porque cuando mi madre
pregunto qué te gustaba de mí, decidiste quedarte callada. Eso fue muy
sospechoso.
S: (con sarcasmo) ¿Olvide mencionar tu bondad y
humildad, cierto? (seriamente) Por favor. No iba a mentir diciendo que hay algo
que me gusta de vos.
D: (con sarcasmo) ¿Yo no te gusto? No me digas… (Ni
bien dice esto sujeta el rostro de Selenia con una mano y, aunque ella intenta
resistirse, él comienza a acerca su cara. Como la muchacha lo ve demasiado
cercano e inevitable, cierra los ojos de forma inconsciente. Pero Daigo le besa
la frente y la libera, riendo para sus adentros) Mentirosa.
S: (lo mira, anonadada) ¿Por qué hiciste eso?
D: Para ver la cara de estúpida que tenés ahora.
(Ríe y comienza a acercarse a su automóvil) No es cierto que yo no te gusto,
eso sí, vos a mí no me gustas para nada.
S: (víctima de una ataque de orgullo) ¿En serio? A
mí me parece que tenés complejo de “Toro” (se acerca minuciosamente a él).
Daigo lanza una carcajada liviana y planea abrir la
portezuela del vehículo cuando siente la presencia tras él y da media vuelta.
Se inmediato, Selenia lo obliga a agacharse un poco sujetándolo por un hombro,
y con la otra mano se apodera de su nuca, consiguiendo que el cantante acerque
su rostro. Pero, como a ella no le gustan las cosas a medias, no duda en hacer
que los labios del cantante se junten con los suyos… y de este modo lo
aprisiona completamente. Si bien él quisiera resistirse o por lo menos
mostrarse indiferente, ni bien se siente apremiado por ese beso, sus brazos
rodean a la muchacha. En este momento, Selenia retrocede un paso, desconcertada
y sorprendida por lo que hizo, mientras su corazón todavía late
desaforadamente, igual que el de Daigo. Con velocidad ella arrastra una mano
sobre su boca, como si quisiera quitar hasta el último rastro de ese beso, y
con ello intenta mostrar una actitud de desprecio.
S: ¿Quién tiene cara de estúpido ahora… baka?
Ni bien termina de hablar, entra al edificio y
cierra la puerta, apoya la espalda contra esta, invadida por el
arrepentimiento. Más de una vez se pregunta ¿qué hizo?, agarrándose de la
cabeza. Incluso da un cabezazo a la pared y retrocede adolorida, gimoteando
copiosamente. A los pocos segundos bajan las muchachas japonesas, inquietas por
los ruidos que escucharon, y tras ellas, Megg y Charlotte… con extrañas
expresiones en sus rostros… expresión de desconcierto una y de poder la otra… A
través de la ventana… ¡Lo habían visto todo!
Aclaraciones:
1 Fiesta de las niñas o día de las niñas.
2 Las bento u obento son una vianda que preparan
para comer afuera. Generalmente la llevan los estudiantes al colegio.
3 Las direcciones en Japón se organizan por
bloques, cada uno con un número.
4 El suki yaki es un estofado de carne con verduras.
5 Gomen es la manera más informal de pedir perdón.
Que buen capituloo!!
ResponderBorrarMmmm esa Ximena me da mala espina a mi tambien ¬¬, seguro que algo trama!
Pobre akihide espero que Daigo no se entere sobre la noticia de la revista y lo mate seria feo un personaje menos en el fic jajaja
Me encanta el malentendido que armo akihide, y como se saco charlotte jajjaja pobre Daigo una vez que ayuda a Selenia lo tratan de pervertido xD
Pobre Atsuko ahora entiendo xq estaba tan molesta, yo creia que era mala onda de por si, que bueno que todas aceptaron ayudarla!
Otra vez los pandilleros! :O pobre Megg lindo susto le hicieron pegar, ya me dan ganas de ir a cagarlos a piñas a mi tambien ¬¬ , encima esta vez no estaba shimpei para ayudarla, tuvo suerte que aparecio el novio de maya... Megg va a tener que aprender defensa personal me parece xD podria entrenarla shimpi! jajajaj
Otra cita de aki y charlotte que lindoo lastima que no salio tan bien u.u demasiada "casualidad" que estuviera Ximena con Jonathan ¬¬
Me mato el plan de Daigo ajjaja es un trucho! Y me dio mucha lastima Se-chan todos los preparativos que hizo y como se arreglo para ayudarlo y el la trata asi! Ademas que fue su culpa que no saliera bien aki tiene razon a todos les cae bien Se-chan, a mi tambien!! ajaja
Ese besoo :O me sorprendioo!! Que genia, ahora no se como va a hacer Daigo para disimular que le gusto! XD
Saludos :D
Hola, Nadia!! Gracias por tu super extenso comentario! Ni un solo detalle librado. Que lindo! ^^
BorrarAntes que nada, gracias por seguir esta historia y que bueno que te gusto el capítulo :-)
Mnnn sospechas de Ximena? Jejeh, vas por buen camino.
Y Daigo no ayudo a Selenia por bueno, sino por conveniencia. Y lo del cierre es una mentira para encubrir algo mas garve...
El regreso de los pandilleros anuncia algo... y Megg tiene un nuevo heroe... se repetira la historia? Jep (soy muy intrigosa)
En cuanto al engaño, que bueno que logre mi cometido ^^ Sera que Daigo se venga despues?
Espero que te siga gustando la historia. Deje un apartado para que conozcan a KyunHo, Orochi y Oiwa. Te invito a pasar por ahi. Para los argentinos tendran que esperarme.
Saludos :-D
Jajah, quise poner grave y salio garve
BorrarMe quedo bastante largo jaja pero pasaron tantas cosas en el capitulo que era dificil resumir :P
ResponderBorraraaa tiene que ver con lo que descubrio de Selenia?? yo me habia creido lo del cierre :O me engaño a mi tambien Daigo jajaja
jajja pero esta bien la intriga hace que uno espere el proximo cap con mas ansias!
Ahora paso a ver el apatado con los personajes :3
No hay problema con los cometarios largos ^^ me agradan.
BorrarEntre los dos proximos capitulos se sabra la verdad sobre el secreto entre Selenia y Daigo. Les pido paciencia porque todavia lo estoy escribiendo.
Espero poder hacer la presentación del personaje Shinpei, hasta ahora el mas popular, jep, lo mas prontito posible.
Impresionante capitulo ni un momento de qietud... me causo mucha gracia el enfrentamiento de kyunho con los patoteros y como volvio charlote al edificio, no lo esperaba.
ResponderBorrarHa sido una delisia el final y las actitudes de sechan. Estrañaba que meta en problemas esa tia loca. Muero por saber que hara daigo... porqe no dejara pasar ese beso, o si
Me parece bien que megg proteja a shimpei.
Este episodio esta de maravilla
Saludos
Que mala espina me da esa Ximenaaaaaaaa ! y bueno nada, pobre charlotte! Ame la parte en q llega borracha con akihide cantando una cancion japonesa que sonaba mas a china, me lo re imagino xDDD
ResponderBorrarY bueno, Kyunho es todo un caballero y es muy apuesto u.u Maya deberia ser sincera con él :/ y que bueno que se aclaro la mala onda de Atsuko ^^ esperemos que las chicas puedan ayudarla a pagar la deuda! :)
Pero sobre todo, lo mejor de este capitulo fue el final :D La cosa mas inesperada y esperada paso: El beso de Daigo y Se-chan y no estuvo nada mal. Uffff que fuerte madre mia xDD
Haces bien en desconfiar, jep
BorrarMuchas escenas fueron pensadas para que se rían, así que... que bueno ^_^!
Pronto dirá la verdad, y sera muy interesante!! Esperen y veran!
Que bueno que te gusto el final. Una parte de mi temia que no gustara...
Espero seguir a este nivel!!
Me encantooooooo ! Ya veremos como opinan las chicas (Megg y Charlotte) con todo esto. Estoy asiosa por saberlo!!! Te leo en la próxima, besos ;)
ResponderBorrarPronto subire el nuevo capitulo!!
BorrarLa aparición de KyunHo es muuy buena y para mi q pasó algo más la noche de la cena entre Akihide y Charlotte.
ResponderBorrarEse plan de Daigo jajajaj xD con su "sé vos misma". Pero el hecho de que le haya salido todo mal no le da derecho de gritarle así a Selenia, que insoportable, insoportable. Nooo y esa ultima parte estuvo mortal... Muy buen capitulo espero el próximo. Ariana
No paso nada entre ellos, no seas mal pensada... ¬¬ Con KyunHo llegaran cosas muy interesantes en la historia. Estate atenta!!
BorrarQue bueno que gustó el final!! Espero poder seguir contando con tu apoyo!!!